Con la misma moneda
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Quiero indicar que este encuentro no fue planeado, pero lo disfruté mucho.
Resulta que mi marido tenía como tres noches de no dormir en casa, pues habíamos peleado fuerte porque supe otra de sus infidelidades, yo lo había sacado de la casa y el ni siquiera se había comunicado conmigo.
Nosotros vivimos en un edificio de apartamentos, y en uno de ellos alquila un jugador de futbol, que fue contratado, no se el nombre del equipo de la ciudad, pues no me gusta ese deporte.
Pero el tipo de unos 30 años, es moreno casi mulato, tiene unos muslos increíbles, brazos y manos grandes, y un trasero que parece de mujer, total que mis amigas y yo no ha atraído, pero solo hacemos bromas sexuales con este tipo, que llamaré Paul.
Yo me he encontrado varias veces en su camino y solo nos saludamos, pero lo he sorprendido viéndome las ponpis y los senos, pues a mi me gusta vestir holgado y moderno.
Esa tarde, yo venía de la oficina, subí, pues vivo en el tercer piso de esos apartamentos, y resulta que cuando busqué mi llave, la había dejado adentro, no solo los problemas que tenía con mi marido y ahora esto, maldecí y golpee la puerta varias veces, incluso le di un par de patadas, no fuertes, porque llevaba sandalias.
En eso oí que alguien me decía -eyy, qué te pasa?, te puedo ayudar en algo?- yo giré la cabeza y era Paul, alli estaba con un pantalón de mezclilla, era más alto de lo que yo pensaba, yo le llegaba al hombro.
Le dije que había dejado las llaves adentro y que la señora que me lavaba la ropa no llegaría hasta dentro de dos o tres horas.
Me invitó a ir a su apartamento a esperarla, en otras condiciones, yo no habría aceptado, pero qué más da.
Me entró a su apartamento, muy bien arreglado y equipado, me invitó a sentarme en un cómodo sofá, luego alardeó un vino que un amigo suyo le había obsequiado, que costaba no se cuantos dolares la botella y me ofreció un copa de ese vino, acepté y la verdad es que el vino era delicioso, empezamos a charlar, y me preguntó que me había visto acompañada, yo le contesté que si, era mi esposo y que en ese día no estaría.
Luego el me habló de futbol, pero yo no entendía muchas cosas, en eso me dijo que era su última semana en la ciudad, porque lo habían "vendido" a otro equipo y que se iría de allí pronto.
Resultó ser un tipo educado y atento, la charla fue interesante, pero las copas de vino empezaron a consumirse, yo cuando terminé la tercera copa, me sentía descohibida, liberada y cachonda, alli estaba sola con un tipo atractivo, que me miraba las piernas a cada momento, que se le notaba un paquete inmenso entre las piernas.
En eso, creo que por efecto de los vinos, comenzamos a bromear y a cachondear con indirectas, le pregunté que a cuantas chicas había traído a su apartamento, él me contestaba, -contigo.
una- y empezabamos a reir.
Luego Paul me preguntaba, y a cuantos hombres haz seducido esta semana?, yo me puse a pensar -contigo.
uno-, de nuevo reíamos, en eso nos acercamos, era inevitable, nuestras bocas se juntaron y empezamos a besarnos, su grandes manos me tomaron de la cintura y luego bajaron a mis piernas, nuestras bocas parecían que querían devorar al otro, luego su boca buscó mis orejas, mi cuello y mis hombros, los besaba y lamía, yo me mojaba como nunca, estaba muy caliente.
Decidida, me fui subiendo sobre sus piernas hasta quedar de frente, yo motanda sobre él.
Seguimos besándonos y poco a poco me fue bajando los tirantes de mi delgado vestido, luego zafó mi sostén y mis senos quedarón a su disposición, los mamó con deseo uno por uno, chupaba y mamaba mis pezones, eso me ponía mucho más excitada, empecé a gemir de gusto, sus labios gruesos tomaban mis senos con fuerza.
Sus manos no estaban quietas, me acariciaban la espalda y luego las sentí en mis nalgas, apretándolas debajo de mi vestido, yo llevaba una braga tipo bikini, asi que me apretó lo que quiso.
Luego yo me puse como a cabalgar, a pesar que aún tenía mi braga y él su pantalón puesto, pero eso era excitante, ante eso, Paul sacó su enorme pene oscuro, era grueso y largo como ninguno que yo conociera antes, lo sacó y me hizo a un lado mi braga sin quitarmela, segui cabalgando, ahora mi chuchita se frotaba directamente, piel a piel con su vergota, estaba durisima.
Los dos estabamos demasiado excitados como para detenernos, asi que el tomó su verga con la mano y sin palabras la puso vertical, yo me levanté y me fui sentando sobre semejante pedazo de carne negra, su glande cabezón fue abriendo mi rajita de par en par, tuve que subir y bajar repetidamente para que su verga fuera entrando con dificultad, por fin su glande me penetró y yo di un gemido fuerte, luego el comenzó a moverse, su glande se fue deslizando por mi vagina lentamente con cada movimiento, luego yo comencé a ayudar, sentándome y levantándome de su verga, segundos después yo ya tenía la mitad de su verga dentro de mi, ahora si nos pusimos a besarnos de nuevo y ahora yo cabalgaba lentamente su verga entraba y salía de mi chuchita, hasta que sentí como mis labios vaginales hacían contacto con sus huevos, por fin la tenía toda dentro de mi.
Ahora solo quedaba gozar.
Nos movimos como locos, yo lo cabalgaba y el mamaba mis tetas.
Fue un tremendo palo, yo comencé a tener un orgasmo brutal, grité y dije palabras obscenas y no suelo hacerlo muy seguido.
Luego Paúl me tiró sobre el sofá y me dijo que quería comerse mi miel, me abrió de piernas, me retiró las bragas y comenzó a mamarme la raja, sus labios gruesos y su lengua que parecía escamosa me dio un placer increíble, no tardé más de cinco minutos y volví a correrme, y su lengua parecía que atrapaba toda mi venida.
Asi también sentí al mismo tiempo, que uno de sus dedos se insertaba en mi culito, yo ya no podía detenerlo, solo quería que me gozara toda.
su lengua golpeaba mi clitoris mientras otro dedo entraba en mi ano y luego lo movía en vaivén, yo gemía y me sometía a todo lo que el quería.
Lo ví al rato quitarse toda la ropa, su verga negra estaba erguida, se fue subiendo sobre mi, me abrió las piernas y me clavó de nuevo su estilete de carne, me abracé a él mientras me fundía su verga en mi rajita, comenzamos aquel movimiento frenético que hacía rechinar ese enorme sofá, parecía que se iba a resquebrajar, sus movimientos profundos, me hacían sentir llena de su verga, no se como mi raja se tragó toda su carne dura.
Los dos gemimos y llegué a otra corrida, increible, luego sentí un flujo caliente en mi vagina, Paúl se estaba corriendo y me llenó de leche mi chuchita.
Nos quedamos un rato, asi, él encima y yo debajo, hasta que empezamos a recuperarnos de tan tremendo encuentro sexual.
El se levantó y pude ver que su verga aún estaba dura, yo quería probarla, a pesar que estaba llena de sus jugos y de los mios, pero no me importó, la tomé alli sentada en el sofá y me puse a mamarsela, se la limpié toda, la lamí de arriba a abajo incluidos sus dos grandes huevos, el gemía y hacía gestos de placer.
A los pocos minutos, me detuvo y me pidió que me pusiera en cuatro sobre el sofá, con el trasero hacia afuera, se puso atras y sentí sus labios y su lengua sobre mis nalgas, las besaba y las lamía, luego sus manos abrieron mis dos carnes y sentí ahora su lengua pasar sobre mi culito, Luego de nuevo sentí un dedo entrar en mi ano, primero ví que lo lubricó con su saliva, puso todo su dedo dentro de mi recto, luego lo movía como cogiéndome con él, sentí un nuevo dedo entrar en mi recto y de nuevo los movía a ambos al mismo tiempo.
Yo sabía lo que me haría en los próximos minutos, me iba a sodomizar, me cogería mi delicado culito con su enorme verga, y asi fue, se puso atras y yo me relajé lo más que pude, aún asi tuvo mucha dificultad para penetrarme, pero finalmente mi ano cedió y sentí como su dura carne me enganchó el culo, luego se puso a pistonearme, iba lento, a pesar de todo yo estaba gimiendo de placer.
Paúl me decía casi a gritos que mi culo estaba muy apretadito, y es que con mi marido si practico el sexo anal frecuentemente, pero nunca con una verga de ese calibre, al rato yo oía como Paúl gritaba y anunciaba su venida, no intentó sacar su verga de mi recto, al contrario, la hundió toda y luego se corrió adentro, sentí su flujo de semen bañar mis intestinos, luego al sacármela, un río de leche salió de mi ano.
Ahora si vi cansado a Paúl, quien se sentó a mi lado como desfallecido, habían sido dos polvos intensos para él.
Al rato me puse de pie, tomé mi ropa y le dije que me señalara donde estaba el tocador, me fui a cambiar y al salir todavía el estaba desnudo descansando, su enorme verga se había reducido a la mitad de su tamaño.
Le dije que tenía que irme y nos dimos un besito de despedida y salí de alli, me dolía la chuchita y tenía dilatado el ano todavía, pero estaba muy satisfecha sexualmente, fue una deliciosa cogida la que nos habíamos pegado.
Habían pasado ya dos horas desde que entré a su apartamento, caminé hacia mi apartamento, pidiendo que la señora que me lavaba la ropa hubiera llegado, y asi fue, entré a mi apartamento y me fui directo a hacerme un lavado de vagina y de culo, todavía salio de mi, alguna cantidad de leche de Paul.
A los pocos días, hice las pases con mi marido, ahora estabamos en igualdad de condiciones.
Paúl se fue a la semana siguiente, todavía quiso que nos viéramos antes de irse, pero ya no hubo ocasión.
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