Con la tía de mi mujer tuve la mejor experiencia sexual
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Quiero comentar que inicialmente es muy enredado todo, trataré de explicar un poco todo esto. Conocí a la tia de mi esposa, que llamaré Lissete, cuando era novio de mi actual pareja, me pareció una mujer muy atractiva, eso fue hace unos 9 años, con ojos verdes, morena clara, lindos senos prominentes y lindas piernas que lucía con faldas mini o vestidos cortos casi todo el tiempo, ella en ese momento con 25 años. La tía Lissete tenía muchos pretendientes, pero un extranjero, de origen europeo por fin la atrapó y se casaron hace unos 7 años, desde ese entonces vive en la ciudad X a donde yo iba a trabajar, ella ha mantenido comunicación con mi esposa, y al parecer la suerte le cambió totalmente a la tía, según me ha comentado mi esposa. Ella se separó de su esposo, el extranjero, dice mi esposa que durante el matrimonio el tipo la indujo a tomar drogas y alcohol y la tía Lissete se volvió adicta, ya no se controló. A raíz de eso ella perdió la custodia de su pequeña hija y ahora esta en rehabilitación. Cambió su vida radicalmente.
Siguiendo el relato, llegué a trabajar a la ciudad X, me alojé las primeras dos semanas en un hotel barato, con finalidad de salir a buscar una casa pequeña en donde pudiera vivir. Una tarde después del trabajo, decidí ir a buscar a la tía Lissete, tenía la dirección y la visité, ella me abrió la puerta y me abrazó al verme, me pasó adelante y ella me confirmó lo que mi esposa me había dicho. La tía ya no era la misma, se miraba más delgada, las líneas de expresión de su rostro eran más marcada, pero aún con sus problemas todavía era muy atractiva. Charlamos y me comentó que estaba en un grupo de rehabilitación a las drogas por orden de juez y que iba 3 veces a la semana, ya llevaba unos cinco meses sobria consecutivos, me confesó también que su esposo ya tomaba drogas antes de casarse y ella pensó que lo podía liberar de eso, pero fue ella la que cayó en ese vicio.
La casa era lo único que le había quedado, pero ella estaba muy triste por su hija. La casa era grande, asi que cuando le comenté lo de alquilar una casa pequeña para vivir en esa ciudad, ella me dijo que de ninguna manera que me quedara a vivir en su casa, que solo le diera lo de la comida y si me gustaba el ambiente pues que me quedara definitivamente mientras estuviera laborando en la ciudad X. Asi que acepté, más por las cuestiones económicas.
La tía Lissete en ocasiones no perdía la costumbre de vestirse muy sexy, pantalones apretados, faldas cortas, vestidos con amplio escote, y yo en ocasiones no podía evitar verle su todavía buen cuerpo. A mi casa iba cada dos semanas, pues el boleto era caro. Asi que compartiamos con la tía un fin de semana, con el primer pago la invité a cenar por agradecimiento, no me imaginé que la tía en ese momento se pondría un vestido que me dejó con la boca abierta y con mi pene palpitando, era un vestido azul pavo, corto arriba de las rodillas, su cabello en capas (había ido al estilista), vestido abierto de la espalda y un buen escote al frente, zapatos de tacón, con los pies delicadamente pintados. Me tomaba de la mano para caminar y todo mundo volteaba a verla, la tía a pesar de sus problemas seguía siendo muy sexy. Cenamos, yo no dejaba de admirarla. Al regresar a la casa, tenía ganas de decirle que pasaramos la noche juntos, pero no me animé, pensé que era demasiado pronto para algo con ella y que podía echarlo todo a perder. Me despedí y cada quien a su habitacion, yo me quedé aún pensando con morbo, pues esa noche ella estaba radiante y muy linda.
A los quince minutos tocaron mi puerta, era ella. Traía un frasco con aceite, me dijo que era medicinal y que ella padecía de dolores de espalda y quería que le echara y le diera un masaje a su espalda, fue la gloria para mi, era lo que faltaba.
la tía Lissete ya se había puesto su traje de dormir, flojo, sin sostén y con un diminuto bikini de ropa interior que se podía ver claramente debajo de su traje de dormir. Ella se acostó en mi cama boca abajo, se bajó el traje hasta la cintura, quedando desnuda en la parte superior de la cintura para arriba. Toqué su piel y seguía siendo tersa y suavecita. La masajee con el aceite y mi pene se erecto de inmediato, ella era una hembra muy apetitosa, no cabe duda. -Cariño masajeame la colita!- me dijo, yo tragué saliva y bajé más hasta casi tocar sus nalgas, ella cerró sus ojos y parecía degustar todo eso, mis masajes pronto se convirtieron en caricias varoniles, mi mano se metió más abajo y casi entre sus nalgas, ella no dijo nada, lo volví a hacer, subía en su espalda y luego bajaba y palpaba un poco sus nalgas, poco a poco fui bajando mis manos, ahora llegué a la mitad de su rayita, me faltaba casi nada para tocar su culito, mi verga casi reventaba mis pantalones. -te gusta asi??- le pregunté ya con voz excitada y temblorosa, la tía me dijo -que rico lo haces, me gusta asi!-, con más propiedad tomé un poco más de aceite y uno de mis dedos rozó el circulo de su ano.
Al sentir mi dedo en su esfinter, ella emitió un pequeño gemido, pero no hizo nada al respecto, al contrario abrió un poquito más sus piernas, seguí metiendo mi dedo por alli debajo de su bikini y en su rayita, mi dedo por fin acarició su arrugadito culo, que parte más excitante, luego bajé aún más pude sentir la tibieza de su rajita, en ese momento ella emitió otro quejido. Ya con propiedad deslicé primero su traje y luego su braga hasta los muslos, dejandole las nalgas al descubierto. Segui el masaje, ya mis dedos pasaban varias veces por sus nalgas y siguiendo su rayita, yo le tocaba y acariciaba su culito y luego su rajita, jugando un poco con sus labios vaginales, pude sentir que ella estaba húmeda; la tía Lissete ya emitia varios gemidos durante cada recorrido. Le acaricie un rato su rajita y su ano, sus gemidos ya eran de mucha excitación. Faltaba la parte final, con decisión me coloqué lentamente entre sus piernas aún sin tocarlas, mi rostro lo puse entre sus nalgas y mi lengua recorrió su rayita, ella movió su trasero solo por instinto, pero luego se calmó, besé y lamí sus nalgas y su rayita, puse la punta de mi lengua en la redondez de su precioso culito y lo lamí varias veces mientras ella gemía muy excitada, luego bajé a su rajita y le di el mismo tratamiento, le lamí su rajita mientras mis dedos le acariciaban sus labios vaginales y su clitoris. Ella seguía con los ojos cerrados y gimiendo mucho.
En un momento me quité toda la ropa y me fui subiendo sobre ella, puse mi verga entre sus nalgas y le froté el culo y la raja con ella, ella siguió emitiendo más gemidos, la coloqué en la entrada de su raja la fui penetrando mientras ella se quejaba de placer. No paré hasta que mi verga le entro casi completa, le besé la espalda y el cuello antes de empezar a pistonearla, luego con lentos movimientos la fui cogiendo, su rajita estaba mojadita por dentro y muy caliente, casi me quema la verga por dentro, supuse que era mucho tiempo que la tía no tenía sexo. Fui bombeando más fuerte conforme pasaban los minutos y sus gemidos ahora eran gritos de placer, a los cuales se unieron los mios, pues yo estaba muy excitado también. Hubo un momento que puse mi peso sobre el de ella y le pistoneaba la verga con fuertes embestidas, estaba a punto de eyacular, esperé a que ella se viniera primero y luego con propiedad le llené de leche la rajita, fue tal cantidad que apenas se la saqué, salió una cantidad barbara de leche de su rajita. Me quité de encima y fui a besarle el cuello y la espalda de nuevo.
Me quedé acostado, estaba agotado. Ella se fue poniendo de pie, se compuso su ropa, se acercó a mi y me dio un beso en la boca y me dijo que había estado muy rico y que debíamos repetirlo. Se marchó.
Al otro día en la noche, ella estaba vestido de nuevo muy bella, cenamos y vimos tv en la sala juntos, charlando. De pronto nos besamos y entre besos y tocadas nos fuimos quitamos la ropa el uno al otro, ella se montó sobre mi estando sentado y me dio una cabalgada de verga riquisima, movía su pelvis como una experta, me jalaba y apretaba la verga mientras yo me comía sus dos senos, que a pesar que no eran como antes los había visto, estaban deliciosos, su pezones estaban duritos y erectos, estando asi cada uno tuvo un orgasmo, luego nos fuimos a su recamara, la cogí en varias posiciones esa noche, le eché otros dos palos y ella se corrió como tres veces más. Estabamos tan agotados que me quedé dormido en su cama, hasta el otro día, que ella me despertó para ir a trabajar, que si no me quedó alli acostado.
Pensé que no podía mejorar mi suerte, pues la tía era muy discreta con nuestro romance, pero estaba equivocado, todavía mejoró más. Un día llegué más tarde que lo usual del trabajo y la casa estaba con las luces apagadas, excepto la habitación de la tía Lissete, me acerqué y oí gemidos, reconocí la voz de la tía, por un momento pensé que tenía a alguien metido en su habitación, fui abriendo como teniendo derecho a saber la verdad, quedé atolondrado al ver que era la tía Lissete con una su amiga, estaban desnudas teniendo un encuentro lesbico, la tía me vió se sonrió y con el dedo de forma muy sensual me dijo que me acercara, me presentó a Claudia, una amiga que conoció en los sesiones de rehabilitación a las drogas, la mujer era un poco más joven, con el cabello pintado de rubio, delgada, pequeños senos, pero de buena figura. La tía me tomó y me lanzó a la cama, alli entre las dos me desvistieron hasta dejarme en cueros, luego ambas se pusieron a comerse mi verga, por turnos se metían mi verga en la boca, luego la tía se quedó lamiendo mis cojones mientras la otra se metía mi falo en su boca, fue tremedamente rico, solo en peli porno había visto semejante cosa.
Luego la tía se sentó sobre mi rostro para que yo le chupara la rajita y le dejaba mi verga a su amiga Claudia. Le pasé la lengua por el culo y por la rajita a la tía, daba de alaridos, y Claudia me chupaba la verga. Luego ambas se cambiaron de lugar y ahora tuve el culito y rajita de Claudia a mi disposición, ella tiene casi depilada la cuca y sus labios vaginales son prominentes, igualmente le di una mamada super a ese coñito. La tía ya muy caliente, se subió a mi verga y me cabalgó la verga mientras yo me comía a Claudia. Luego se bajó de mi falo y ahora fue Claudia quien se subió a montarme, su rajita era más estrecha, pero igual de rica. Me sacó gemidos de placer la delgada de Claudia y me hizo eyacular dentro de ella. Luego me tocó a mi escoger, las puse en cuatro a ambas y las follé por turnos, cuando penetraba a alguna de ellas, a la otra le metía dos dedos en la raja, no pude aguantar una escena tan erótica y tan caliente que me corrí como un adolescente, parecía que estaba orinando, Hubiera querido que esto continuara, pero al parecer ellas ya llevaban algún tiempo haciendo el amor cuando yo llegué, y estaban un poco cansadas. Pero nos pusimos de acuerdo para el fin de semana siguiente, pues este fin que se acercaba yo viajaría a mi casa.
Pero el fin de semana siguiente, alquilamos una chalet por un día entre los tres, fue iniciativa de la tía Lissete y alli fue la mejor de las experiencias sexuales, las dos hembras estuvieron calientes toda la noche hasta el amanecer, les perfore sus cuatro ricos agujeritos, siii, me las cogí por su redondo culito a ambas, la primera vez que lo hago, antes ni a mi mujer me la había cogido por ese erótico hoyito, fue una noche lujuriosa, y me dieron aparte un espectáculo lesbico que me empaló la verga como nunca, la tenía como una piedra, es excitante ver a dos mujeres hacerse el amor en la cama, luego las follé primero una a una, luego de eso hicimos unas poses que no creí que existieran en la cama, me corri cuatro veces en la noche, en la última, apenas me salieron algunas gotitas de leche, me dejaron seco las dos hembras. Es demasiado para mi que vengo de una familia conservadora, siento que con esto iré al infierno, pero me encanta y quiero seguir teniendo sexo con ellas dos a la vez. Mi jefe me habló de una posibilidad para acercarme a mi casa, y la negué. Estoy adicto al sexo en trios en este momento.
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