con mi jefe fue sabroso
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola Chicos y Chicas. El relato a continuación es real aunque he cambiado todos los nombres por cualquier situación embarazosa futura. Además mucha de la información es sobre mi y no quiero problemas.
Hola soy Sury, el todopoderoso me hizo muy atractiva con un cuerpo muy desarrollado desde niña, lo cual fue bueno, pero me dio un apetito sexual insaciable. A los 12 años, ya había ganado mi primer concurso de belleza a nivel local, y a los 16 ya era la señorita Provincia de… Además de una carita bonita y cabello castaño oscuro, tengo unas piernas exquisitas llenitas y torneadas, mis caderas con lindas curvas y mi prominente trasero llenito de buena forma que hace que los hombres se chupen los labios. Mis senos no son enormes, pero tienen su carnita y sus pezones grandes. Debo reconocer que desde niña soy vanidosa, me gusta vestirme y arreglarme de forma sexy y provocativa. Cuando gané el titulo de señorita Provincia de …, cuatro de los cinco jueces estaban a mi favor, aunque el triunfo era seguro, visité una noche antes a ese jurado que no me tenía primero en su papeleta, era un solteron de casi cuarenta años, reconocido y muy altruista en la ciudad, primero le di una rica mamada de verga y luego me folló de a perrito y con ello logré la corona en forma unanime. Creo que eso lo incluiré un relato aparte.
A los 13 perdí mi virginidad con el profesor de eduación física del Cole. Y a los 18 por capricho y por salir de mi pueblo natal, me casé aún contra la voluntad de mis padres. El muchacho era guapo, pero en realidad nunca estuve muy enamorada de él. A los cuatro meses de casada, tuve que empezar a trabajar, porque aveces no teníamos para pagar el alquiler del apartamento. Conseguí trabajo de secretaria, pero pensando en escalar rapidamente en esa empresa. Mi jefe era un hombre casado de unos 35, yo sabía que cuando yo me volteaba, el me miraba todo el cuerpo, a proposito yo utilizaba unas minis o vestidos cortos, con amplio escote para que le llamara la atención. El pobre no tardó en caer en mis redes. Fue un día en que me pidio que trabajara una horas extra, creo que él planeo todo eso. Nos quedamos solos en su oficina, yo estaba viendo unos archivos, parada frente un archivero, cuando sentí su cuerpo por detrás pegado al mio, su paquete estaba por reventar del pantalón, me lo puso recostado en mis nalgas.
Luego Julian (asi le llamaré), me abrazó por la cintura para restregar más su bulto de sus pantalones. –Ayy don Julian, éstese quieto!!-, pero siguió abrazandome y regocijandose con mi trasero. –Sury, me haz gustado desde que te conocí, y ya no puedo seguir fingiendo!- me dijo al oido.
Julian fue besando los hombros, luego se inclinó y fue besando todo el escote de mi espalda, sus manos se metieron debajo de mi falda y tocó mis nalgas. Por su respiración sabía que mi jefe estaba muy excitado. Bajó hasta ponerse a la altura de mis gluteos, sus manos registraban mi trasero metiendolas dentro de mis bragas. –Que gran culo tienes mujercita!!- me decía mientras tocaba, apretaba y pellizcaba mis carnes. Yo por mi parte estaba gozando todas sus caricias, mi chuchita ya estaba mojadita por dentro. De repente, con sus manos bajó mis calzones hasta mis tobillos, levantó mi falda y comenzó a darme una rica chupada de nalgas con pequeños mordiscos. Yo le ayudé a detenerme mi falda para que no se bajara, asi el podía chuparme y sus manos me acariciaban mi rajita, sus dedos eran hábiles, tocaban en el lugar correcto, entre su pulgar y su dedo indice me tomaban el clitoris y lo masajeaba. Los gemidos empezaron a llenar la pequeña oficina. Unos minutos después usó sus manos para abrirme mis dos carnes y lamer el ojito de mi culo, casi quería comerselo todo, lo hacía con un extasis enorme, yo jadeaba de placer.
Mientras me lamía el culito, uno de sus dedos se metía dentro de mi rajita para luego pajearlo adentro. A los pocos minutos, un segundo dedo entro en mi chuchita, yo estaba a punto de venirme, su lengua examinaba todo mi orto llevandome al cielo. Emití un quejido y dejé caer una buena tanda de jugos intimos a mi rajita cuando llegué a un rico orgasmo. Crei que me desmayaba de placer. Nunca mi joven esposo me había dado un tratamiento oral como ese. No cabe duda que los hombres mayores han mejorado su forma de tratar a las mujeres en el amor. –Papi que rico me lo haces!!- fue todo lo que yo decía en ese momento.
Luego de eso, Julian se puso de pie, me volteo y me empezó a dar unos besos muy húmedos de lenguita, a lo cual yo respondí con lo mismo. Me bajó el cierre de mi falda y ésta cayó al piso, luego me zafó mi blusita y más tarde mi sujetador. Alli parados me comenzó a mamar las tetas, sus chupones eran solidos y profundos, se detuvo en mis pezones para apretarlos con los labios y aveces con los dientes, lo cual me produjo un sentimiento de dolor y placer que me hizo gemir de satisfacción. Me llevó a su escritorio y luego de tirar al suelo todo lo que en el había, me acostó allí, yo solo tenia puestos mis zapatos de tacón en ese momento. Me abrió las piernas y se saboreo al ver mi rajita depilada, me colocó los tobillos sobre el escritorio para tener mejor panoramica de mi bollito, luego su boca y lengua alcanzaron mi sexo con ansias, parecía un beso profundo entre sus labios bucales y mis labios vaginales, con su lengua trabajandome el orificio de mi vagina. Yo gemía y le pedía que no parara, que siguiera haciendome lo mismo. Nuevamente me mojé. Eyaculé más jugos vaginales que el recibía en su boca y garganta.
En cuestión de segundos mientras su lengua se metía por todos los lados de mi vulva, se bajó los pantalones y su calzoncillo. Luego me tomó de las piernas y mientras su boca tomaba mis tetas, su verga se fue metiendo lentamente en mi rajita lubricada, su glande abrio todo mi canalito vaginal, gemí al sentir su músculo duro y grueso, el buscó mi boca para acallar mi quejidos y para tener más espacio para meter toda su verga en mi chuchita. –Ayy papi que rico la tienes!- le dije para excitarlo más. Su cintura y caderas se movian deliciosamente, su verga entraba y salia de mi vagina mojada dándome un placer indescriptible. Ese hombre que me doblaba la edad, y me estaba cogiendo como nunca. No quería que esto terminara. Yo eyaculaba más jugos vaginales.
Sus bombeos se fueron haciendo más largos y profundos, podia sentir toda su pija dentro de mi, pronto Julian gemía también, gozando todo mi cuerpo. Nos enfrascamos en un ritmo frenético, el metiendola y yo apretando con mis piernas su cintura, pidiendole más verga dentro de mi.
En eso suena mi movil, el cual se encuentra sobre el archivero. Al principio ninguno se inmutó y seguimos cogiendo, pero volvió a sonar varias veces. Julian se zafo de mi bollito y jaló mi movil, me lo dio. Vi el número –Es mi marido!- le dije al ver el número y la identificación. –Contéstalo!- me dijo metiendo su verga en mi rajita de nuevo. –Haló!- dije. –Hola mi amor, porque no contestabas, son varias veces la que te he llamado!- me dijo mi marido. –Es que estaba archivando algunas cosas y no lo oi-, fue lo primero que se me ocurrió. En eso, Julian comenzó a moverse dentro de mi de nuevo, dandome bombeos lentos pero profundos, mientras mi marido me hablaba.
Lo que estaba sucediendo era muy excitante, mi jefe dentro de mi vagina cogiendome, mientras yo hablaba con mi pareja, al principio me puse nerviosa, pero pronto empecé a eyacular de lo excitada que me puse. Lo mismo le pasaba a Julian quien me empezó a embestir más duro, moviendome con todo el escritorio, tenía que poner la mano en el auricular para que no nos oyera gemir mi marido. En lo mejor estaba Julian cuando colgué la llamada, lo apreté con las piernas, su verga creo que se erectó al máximo porque la sentí más profunda, los dos empezamos a jadear y gritar, primero Julian y luego yo llegamos al orgasmo brutal, su leche me salía de la raja por la gran cantidad que sacó, yo lo apreté con las piernas hasta que su verga quedara seca y flácida.
-Sury!, que polvo no hemos echado!- me dijo entre respiraciones Julian.
-Ayy si que rico estuvo!- le dije alli acostada en su escritorio con las piernas abiertas, dejandole ver mi raja totalmente abierta por la dilatación.
Nos vestimos y me pasó dejando a mi casa. Ese fue el inicio. Me convertí en la amante de mi jefe, quien me enseñó lo que me faltaba en el sexo. Me insertó en el mundo del sexo anal, lo cual fue increíblemente delicioso. Yo me inventaba horas extras para que pudiera llevarme a los mejores lugares, hoteles y moteles lujosos. La hemos pasado bien estos últimos seis meses y claro he escalado algunos puestos en la empresa.
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