Con una regia…
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Los nombres reales fueron cambiados por discreción
Esto sucedió hace un par de años en Mazatlán, Sinaloa, en un viaje corporativo, me presentaré como Enrique, 43 años, trabajo para una empresa nacional mexicana, con presencia en muchos estados de México, cada año se hace un evento tipo carnaval, en el que acuden los mejores elementos de dicha empresa, afortunadamente fui seleccionado para realizar el viaje todo pagado, el último día de evento realizan un concurso de baile coreográfico, ahí fue donde vi por primera vez a Griselda (nombre ficticio, como recordarán) una linda regiomontana, 1.
65cm de estatura, tez blanca con algunos lunares y pecas muy coquetos, cabello castaño y rizado, de cuerpo muy apetecible, brassiere talla 34-B y unas nalgas, que si bien no eran envidiables, si llamaban la atención y nadie les diría que no.
Griselda participo en uno de los bailes coreográficos, con un atuendo más que sexy, tacones plata, medias color piel semitransparentes, minifalda y top de tirantes azul turquesa, acompañado de un antifaz muy seductor, al terminar su participación y estando ella con algunas amigas decidí acercarme y felicitarla por el acto, ella agradeció amablemente y comenzamos una charla de lo más entretenida, me conto que era madre y felizmente casada, 27 años de edad, para ser madre y a su edad su cuerpo estaba en su punto.
Después de charlar toda la tarde y ya acercándose la media noche, llegaba el momento de irnos, fuimos a buscar a su compañera de habitación, la cual se encontraba con un chico, y ella decidió quedarse más tiempo, me ofrecí a llevar a Griselda a su habitación, ya que todos nos hospedábamos en el mismo hotel, al llegar y despedirnos pensé que mi oportunidad de tener algo más se desvanecía, en ese momento solo pedí verla nuevamente con su antifaz puesto, comentándole que se me hace muy coqueto, ella se lo puso de nuevo y en ese momento tomo la iniciativa de invitarme a su habitación a pasar, acepte sin objeción, lo primero que hizo fue quitarse los tacos argumentando que le mataban, me ofrecí a darle un masaje en sus pies, lo cual acepto de inmediato, se sentó en una de las camas, comencé con el masaje y ella se notaba le gustaba, al paso de unos minutos se recostó estirando los brazos, lo cual hizo que su atuendo se subiera un poco permitiéndome apreciar sus bien formadas piernas, comencé a subir por sus tobillos, pantorrillas, y a ella parecía agradarle, en ese momento se levantó argumentando que tenía que ir al baño, al paso de unos minutos regresó Griselda ya sin las medias que llevaba, permitiéndome ver como sus piernas eran de un tono muy blanco que me gustó, me comento que si aún quería seguir con el masaje, lo cual afirme, en esta ocasión se sentó sobre un sillón que estaba en la habitación, prácticamente se dejó caer sobre él, no teniendo ningún cuidado en cómo se acomodaba, y al llevar aun la minifalda, está prácticamente le cubría lo esencial.
Seguí masajeando sus pies, y nuevamente comencé a subir por los tobillos, y pantorrillas, arriesgándome subiendo un poco más hasta sus rodillas, las tome y flexione un poco, haciendo que Griselda “resbalara” un poco, esto a su vez hizo que su minifalda le terminara de jugar la mala pasada dejando al descubierto sus muslos por completo y dejando ver que por debajo, llevaba ropa interior roja, a este punto yo ya estaba muy excitado, y viendo el panorama decidí actuar, comencé a besar sus piernas, apenas arribita de sus rodillas, Griselda con una de sus manos empezó a acariciar mi cabello, fui subiendo por sus piernas y ella segura de sí misma abrió sus piernas por completo, dejándome apreciar muy bien su hermoso bikini rojo, de esa tela brillosita, comencé a besarla por dicha prenda que a decir verdad ya estaba muy húmeda, comencé a pasar mi lengua, se sentía que no se rasuraba por completo su parte, pero a mí esto me encantaba, lleve mis manos hacia sus caderas, tome los extremos de si bikini y comencé a deslizarlo, le quite por completo su bikini el cual lleve a mi bolsa del pantalón, me acerque de nuevo a su espectacular vagina, la cual era de un tono claro muy apetecible y a pesar de tener un poco de vello púbico, era espectacular, retome al natural el sexo oral que practicaba, pasaba mi lengua de arriba abajo, de un lado a otro, mientras Griselda se retorcía y tomaba mi cabello con algo de fuerza, introducía mi lengua en su rica vagina y jugaba con su escondido clítoris, así estive chupándole la vagina unos minutos, hasta que ella me detuvo, me hizo un poco hacia atrás, y se bajó del sillón hincándose, sabiendo que era lo siguiente, me puse de pie, desabotone mi pantalón y Griselda no dudo en bajarlo por ella misma, mi verga estaba ya en su punto, y pedía a gritos la liberaran del bóxer que llevaba, Griselda lo bajo y en ese momento dejo al descubierto mi trozo de carne, ella aun con el antifaz lo miró como deleitándose ante el gran platillo que tenía en frente, comenzó con besitos y una mamada algo tímida, abarcando solo la cabeza de mi verga, al cabo de unos instantes llevo el rito a un nivel mayor, lo lengüeteaba por completo, con huevos incluidos, y ahora sí, la mamaba con una intensidad, e introduciendo por completo mi verga en su boca, se veía era experta en dar mamadas, pues tenía una garganta profunda, enseguida se notó que era toda una experta mamadora, aun con mi verga en su boca yo le pregunte si había mamado muchas vergas, a lo que ella asintió con la cabeza, terminando la mamada, era el turno del plato fuerte, no aguantaba las ganas que tenia de cogérmela, se puso de pie, baje los tirantes y su blusa y note que llevaba un brassiere del mismo tono azul turquesa, hermoso, lo desabroché y deje al descubierto esas hermosas tetas, que si bien eran de un tamaño mediano/chico, eran hermosas, blanquitas, con los pezones claros escondidos, recuerdo que tenía un lunar muy sexy cerca de uno de sus pezones, comencé a chuparlos y enseguida estos se pusieron de un gran tamaño y muy duritos.
Termine de quitarme el pantalón y las demás prendas, mientras ella aun con la minifalda y el top bajo sus tetas se sentó en la cama, me acerque a Griselda y me hizo una pequeña mamada, se levantó, me dio un pequeño empujo hacia la cama, y comenzó a subirse, me acosté y Griselda se montó arriba de mí, con una de sus manos tomo mi verga y la llevo directo a su vagina, lo cual hizo que entrara sin problema, sin movernos y quedando en silencio entre en razón que no me había puesto el preservativo, le pedí que me dejara ir por él, a lo que ella argumento que no era necesario, ya que tomaba pastillas anticonceptivas, le pregunte si anteriormente le había sido infiel a su esposo, a lo cual ella soltó una pequeña carcajada, y me dijo “desde que éramos novios” mientras lentamente comenzó a menearse ya con mi verga dentro de ella, esto me puso más cachondo, se notaba que Griselda era toda una putita, ella me pregunto, y tú? ¿Has sido infiel? Yo respondí… “a decir verdad sí, pero no creo que tanto como tú”, de pronto comenzó a cabalgar de una manera impresionante, se daba sentones como nunca había sentido con otra mujer, sus hermosas tetas le brincoteaban de una manera espectacular, mientras ella apoyaba sus manos en mis piernas, empezó a gemir y dar unos pequeños grititos.
Después de unos minutos cabalgando se bajó de mi verga y se puso en posición de perrito, como aun traía mini, esta terminaba justo en su vagina, me acomode para metérsela y comencé a embestirla lentamente, mientras ella movía las nalgas de una manera impresionante, la tome por la cintura y acelere las embestidas, a este punto a ella ya no le importaba que la llegaran a escuchar, pues sus gritos y gemidos ya estaban muy subidos de tono, “que rico coges” me dijo, “tu más nena” respondí… “se ve que eres muy cogelona” le dije, ella entre jadeos responde “mucho” después de varios minutos de embestidas decidimos cambiar, ahora ella se recostó y abrió sus piernas para cogérmela de misionero, con sus piernas abrazaba mi cuerpo, mientras yo se la metía y sacaba con gran fuerza, Griselda no paraba de gemir, parecíamos como si tuviéramos los dos años sin coger, lo hacíamos con una fuerza e intensidad sin igual.
Se voltio nuevamente y ahora recostada boca abajo solo levanto su culito para que siguiera con la cogida, le daba con gran intensidad que mis huevos rebotaban en sus blancas nalgas con mucha fuerza, así cambiamos de posiciones varias veces, Griselda parecía no tener llenadera y yo estaba llegando al punto de terminar, realmente no es que sea muy aguantador, pero en ocasiones si he estado cerca de una hora, aunque aclaro, que no a la intensidad, con la que cogía esta vez, calculo que rondábamos los 30 minutos cuando comencé a sentir poco a poco que llegaba al clímax, al parecer Griselda ya había tenido al menos 3 orgasmos, era muy notorio, pues sentía como su vagina se contraía y parecía que atrapaba mi verga dentro, además de ver y sentir como con sus manos sujetaba y arañaba con fuerza mi cuerpo y las sabanas, la ropa que nunca se quitó, por alguna razón hacia que mi excitación no bajara, es difícil de explicar, no sé si sea alguna nueva filia o afiche que descubrí, pero el cogérmela con algunas prendas me satisfacía…
“Nena ya casi término”, expresé… “échamelos adentro, no importa” respondió Griselda, al fin llegué al clímax, comencé a eyacular dentro de ella, en mi vida había eyaculado tanto, veía como se escurría mi semen, saque mi verga de su vagina y aun con un poco de semen saliendo, frote mi verga en sus nalgas, incluso se manchó un poco su minifalda, a ella parecía no importarle, nos recostamos unos minutos, sin hablar, ella solo expreso “woow”, yo respondí “si”, tome mis cosas, y comencé a vestirme, recordé que había guardado su bikini en mi pantalón, lo saque y se lo mostré, ella me dijo, ”es tuya” la lleve a mi nariz y aún tenía ese olor a su rica vagina, volví a guardarla, ella solo se puso los tirantes de la blusa, y me acompaño a la puerta… al abrirla nos percatamos que su amiga estaba sentada afuera de la habitación, yo me puse de mil colores, ella dijo “pensé que se habían quedado dormidos después de tantos gritos” Griselda y ella se miraron y solo rieron, me despedí de ambas rumbo a mi habitación en otro piso, a la mañana siguiente los autobuses partieron temprano cada uno a su destino, intente a buscar a Griselda sin éxito, no intente contactarla ni buscarla en redes sociales, sé que ella tampoco, pues en caso contrario era fácil comunicarnos, decidí que esta experiencia seria solo para mí, hasta el día de hoy, que por casualidad llegue a una de sus redes sociales, creo que la gente merece conocer esta historia, y sé que a ella también.
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