Continuación: No puedo creerlo… tuve relaciones con mi suegro.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por fabiolachicasexy.
Más aún, estar ahí, desnuda frente a él, frotándome lo que quedaba de su néctar en mis tetas, me hizo pensar que tal vez esto ya no se repita.
-Ven nena, te daré lo que estabas esperando- me dijo apretándose la verga que se conservaba aun dura y palpitante.
– no puedo esperarlo- y me acomodé en el otro sillón, puse mis rodillas sobre el sillón y mis pechos contra el respaldo, algo así como estar en 4, ofreciéndole mi cuerpo a su entero gozo, mirándolo de una forma tan morbosa, pasando la lengua por mis labios y haciéndole ruiditos de gemidos.
Tan pronto como me vio en esa posición, como si fuera un resorte se paró dirigiéndose a mí, tomando su verga en su mano y frotándola de atrás hacía adelanté con calma.
Te prometo que te haré gemir tanto que no podrás hablar en varios días.
No lo diga, hágalo.
Deseo sentirme penetrada por un pedazo de carne tan suculento.
¿Qué mi hijo no te da como quieres?
Sí lo hace y muy bien, pero no tiene las dimensiones de usted, me encantan los penes gruesos, me enloquecen.
Lo que le dije lo calentó tanto que de inmediato hundió su cara entre mis carnosos glúteos, mordió mi tanga y con mucha habilidad me la bajó, sin usar ni un dedo, solo sus dientes.
La dejó a la altura de mis rodillas y con una agilidad impresionante me metió su lengua en mi conchita, sentí un hormigueo por todo mi cuerpo al sentirla dentro, hacía círculos, la movía de arriba a abajo, lo que más me prendió fue cuando puso totalmente rígida su lengua y la metía y sacaba, no miento, se sentía como si fuera un dedo.
Me arrebató varios gemidos y me sentí un poco avergonzada al tomar su cabeza con una de mis manos, apretar su cara contra mi rajita y suplicarle que me diera más, era delicioso, nunca me lo habían hecho así.
Ya no puedo, aah, aaaah, meteme la verga, ummmmmm.
De acuerdo nena, agarrate del respaldo y saca más tu precioso culo, que esto será intenso.
Lo hice y frotó mis nalgas haciéndome saber lo mucho que le encantaban.
Dirigió la punta de su verga a la entrada de mi vagina e hizo lo que prometió: hacerme gozar tanto que quise gritar del placer pero ahogando mis gemidos en una almohada para no despertar a mi novio, aunque era poco probable que lo hiciera de todos modos.
Aaaah, aaaah, aaaah, aaaah, aaaaaah, si si si si siiii, mmmmm me encanta, siii me encanta.
Aag aaag mmmm.
Estuve así sin parar de gemir como 10 minutos, no quería que dejara de cogerme nunca, me hacía sentir caliente y deseosa de más.
Y si bien, era delicioso hasta ese momento, cuando aumento el ritmo fue el total orgasmo, tanto que tuve dos casi seguidos.
Se apoyó en mi espalda hundiendo mi parte media casi pegada al sillón dejando totalmente parada mi cola, era impresionante, me daba unas embestidas tan profundas y rápidas que creí que me desmayaría del placer.
Siii amor, estás súper apretada, ummm, exprimes mi pene
Sii, quiero sacarte hasta la última gota papi, Síííííííí
Sí, dime papi, zorrita.
Ummm papi, papi, aaag metemela más.
Sí chiquita, te voy a dar toda.
Y en ese momento me liberó y pude levantar mi espalda, esto solo provocó que pudiera meter sus manos por los lados y tomarme de las tetas.
Pinches tetotas, no lo puedo creer, estás buenísima y le estoy dando una cogidota a la novia de mi hijo.
Mmmm, mmmm, mmmm.
Siii, quiero que siga cogiendome.
Me encanta su verga suegro, es enorme y gruesa.
Los gritos y penetraciones siguieron por otros 20 minutos.
No podía creer que este señor llevara 30 minutos cogiendome y no daba señales de correrse, mucho mejor para mí pues estaba en el paraíso con ese fierro dándome duro.
Aah ya casi me vuelvo a correr chiquita.
Sii suegro, quiero más semen.
Quiero dartelo cabalgandome, con tus pinches chichotas dándome en la cara.
No lo diga de nuevo.
Y como poseída me paré y quité mi tanga, se sentó y yo sobre él guiando su verga.
Al sentirla entrar me dejé caer y él soltó un gemido muy placentero.
¿Te gusta papi? Dime que te gusta.
Sí chiquita, más, brinca más.
Sus manos iban por todos lados, de apretarme las nalgas, hasta mis tetas, pasando por mi cintura y espalda.
Me lamía por donde podía y apretaba mis pezones.
Desde luego, no paramos de gemir.
Esa posición fue lo que faltaba pues su verga ya palpitaba muy seguido.
Ya viene chiquita, arrodíllate.
Lo hice, me desmonté y me fui a la alfombra.
Saqué mi lengua y apreté mis tetas hacia arriba por si algo les caiga.
Esta vez su semen no salió espeso, sino más líquido y casi transparente, pero el hecho de ser casi agua hizo que los chorros se sintieran tibios y fueran a dar mi cara a mis tetas muy rápido, apenas y pude tomar algo y llevármelo a la boca.
Aaah aaaaaag, es todo chiquita, me has dejado seco.
-Aún no- le dije y tomé su Verga y la succioné provocándole un intenso gemido, pero sí salió algo más de semen.
Satisfecha me dejé caer rendida y muy débil.
Él con mucha sorpresa me levantó y recostó en el sillón, fue por unas toallitas húmedas y me limpió tanto como pudo, la idea era quitarme el olor a semen.
Mi hijo no puede enterarse de esto nunca.
No diré nada suegro, pero fue fantástico.
Lo mismo digo muñeca, ya tenía mucho que no lo hacía de esta forma, mañana me dolerá todo jajaja.
Nos vestimos y arreglamos un poco, aunque por la borrachera no había mucho qué hacer.
Fui con mi novio y no solo dormía, parecía muerto, apenas y se le oía respirar.
Me recosté junto a él y dormí.
Mi suegro fue y nos levantó a las 7 am, apenas dormí 5 horas, pero no había caso, mi novio no podía, se quejaba y medio abría los ojos pero se rehusó a despertar, así que solo me levanté yo.
Muy amable, mi suegro preparó la regadera y me dijo que podía ducharme en lo que se lavaba y secaba mi ropa, no quería mandarme así a mi casa y quedar mal con mis papás.
Casi como un adiós, me desvestía frente a él y me fui al baño.
Me duché y salí enredada en una toalla y otra para mi cabello con la sorpresa de que ya había preparado el desayuno.
Él no podía dejar de mirarme pero no me tocó.
Sabía tanto como yo, qué tal vez ya no volvería a repetirse esa noche.
Con mi novio inconsciente aún, se lavó y secó mi ropa, mi suegro me llevó a mi casa y platicamos por el camino sin tocar el tema.
No podré olvidar nunca está placentera noche.
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