cornudo y su novia atados
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por parejaatada.
Nos escribió un chicos que nos dijo que nos proponía una tarde diferente. Es difícil quedar con la gente porque por lo general es difícil encontrar gente que buscan como nosotros bondage, por encima de todo. La mayoría de la gente va directo al sexo, y si te atan sólo te hacen un poco de muñecas, una cuerda por aquí o por allá y ya está, y para nosotros esa parte del juego de que se deleitan con las ataduras, y que te pasas media hora para atar y todo eso, es lo que buscamos.
Precisamente es lo que buscaba el chico que nos escribió. Hablamos por email, y le dijimos como siempre que no quedamos en bares ni nada. ¿Para qué? ¿Para hablar de lo que vimos por la tele, de si nos gusta el deporte, etc? Si buscáramos hablar de eso ya nos ponemos a hablar en un paseo con los abuelos. Si es bondage, es bondage, y no hace falta ni saber los nombres.
Congeniábamos en muchas cosas, así que hablamos de los límites, de lo que se podía hacer en la sesión, etc, y al final quedamos unos quince días depués del primer email. No os penséis que fue aquello de “hola, que alegría conocerte, ¿cómo te llamas, etc?”. Todo eso estropea la magia de la fantasía, y ni nosotros ni él lo hicimos. Así que, tal como a nosotros nos gusta, ya quedamos en la habitación del hotel directamente. Era un chico majo, tranquilo, que se insinuaba con erotismo, y se movía con naturalidad. Tenía una maleta abierta enorme en la habitación, y no había escondido ni había querido esconder que la tenía llena de cuerdas.
Fuimos al lavabo, a ducharnos. Yo salí primera, ya desnuda, y el chico me pidió que me pusiera de espaldas. Ccogió las cuerdas y comenzó a atarme los brazos a la espalda, empezando por las muñecas, y siguiendo por los codos. Depués pasó la cuerda de los codos por encima del cuerpo, por los pechos, apretó fuerte, pasó la cuerda por entre los brazos y más. La verdad es que me apretaban y me ataban con fuerza para no poder mover nada los brazos.
Desatate – me dijo al acabar.
Imposible. No podía. Intenté de verdad de separar mis muñecas pero los nudos estaban tan apretados que me hacía daño, también sentí mis codos atados y mis brazos bien pegados a mi cuerpo, y eso es lo que nos gusta al quedar. Es difícil que te lo hagan tan bien.
Después me pidió que abriera la boca, y al hacerlo al momento noté como una pelota redonda en mi boca, y una correa que cerró con fuerza a lo máximo que pudo detrás de mi nuca. Noté que la cubría con una cinta adhesiva pero no de plástico sino de tela. Esa misma tela la usó para vendarme los ojos, dando vueltas alrededor de mi cabeza, seis o siete veces hasta que se aseguró que no veía nada.
Después me tumbó encima de la cama, y acabó con un fuerte hogtied.
Mis tobillos hacían contacto con mis nalgas y al querer levantarlos no pasaba más de tres dedos, y rápidamente volvían a caer. Allí me dejó sola. No sé cuánto rato pasó, pero era el momento de que atara a mi novio. No podía ver nada, y no sabía que estaba haciendo, pero oía ese ruido que hacen las cuerdas, ffffsssss, cuando se rozan y se aprietan. Me estaba explicando que le hacia lo mismo que a mí, un fuerte hogtied muy fuerte apretándole los brazos, de tal forma que perdía toda la fuerza. Sentía las cuerdas, y yo seguía quieta encima de la cama, esperando. Después oí una hebilla, que me imaginé que era el bozal, escuche la misma cinta que era el ruido que hacia típico al desenredarse, y sentí la cama, de que lo tumbaba a mi lado.
•“Dile a tu novia cómo estas” – le dijo a mi novio, y cuando le escuché hacer mmpphhfh pmmprhp mmpppfff supe que estaba tan bien amordazado como yo.
En cinco minutos acabó el hogtied de mi novio, y ya con los dos atados se acercó a mi oído y me dijo:
•“Vas a disfrutar mucho” – me susurró al oído – “y te voy a estar follando sin parar hasta que estés agotada y rendida”, y primero me masturbó con los dedos, encima del clítoris y sin prisas. No paró hasta que tuve mi primer orgasmo, real, de verdad, no fingido, y cuando lo tuvo me metió un dedo por la vagina. Después dos, los movió, y yo estaba loca de excitación, gemía lo que me dejaba la mordaza mmmphhhh mmmphhhr y cuando me sacó los dedos para meterme el vibrador le hubiera dicho que estaba a su disposición para que hiciera conmigo lo que quisiera, pero la mordaza no me dejaba hablar nada.
No sé cuánto fue. Quizá media hora, pero yo no estaba cansada. Os explicaríamos el juego al detalle, pero tampoco tenemos mucho tiempo, porque además os explicaremos la segunda parte del juego. Nunca nos habían dejado atados solos en esa posición un largo rato, y nosotros habíamos pactado ese límite por Internet. Le habíamos dicho que sí, que nos lo podía hacer, pero que intentaríamos desatarnos, así que cuando acabó el juego sexual el chico nos dijo que se iba un rato. ¿Un rato? Creo que nos pasamos una hora los dos atados sin que pasara nada. Como estábamos en la cama uno al lado del otro intentamos desatarnos, pero sólo lo intentamos cinco minutos porque era imposible. Lo sabíamos. Las cuerdas nos apretaban tanto que teníamos los dedos dormidos y no teníamos movilidad en los dedos, y además había hecho nudos en todos sitios, por los codos, los tobillos, y no encontrábamos el nudo. Así que nos quedamos allí esperando, y él disfrutando de dominarnos atados.
Nos explicó que se hizo una paja antes de desatarnos, porque quería mirar. Cuando acabó miramos la hora, y había pasado desde que entramos en el hotel casi tres horas. Pero lo pasamos muy bien.
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