cronicas cornudas, en el estacionamiento
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por sumisodeella.
Otra ocasión en que humille a Octavio, fue hace unas semanas, cuando deje que dos desconocidos me despojaran de mi ropa interior, déjenme contarles como se dieron las cosas,
Ese día habíamos ido a una plaza comercial a comprarme algo de ropa, así que dejamos el auto en un estacionamiento publico y desde que llegamos, me di cuenta que los dos chicos que nos recibieron me desnudaron con la mirada y no era para menos, ya que la minifalda que llevaba, dejaba muy poco a la imaginación, una vez que volvimos, de inmediato los dos chicos se acercaron a nosotros con el pretexto de ayudarnos con las bolsas así que abrí la cajuela y le dije a Octavio que se hiciera a un lado y los dejara meter las bolsas, Octavio de inmediato me hizo caso y dejo las bolsas en el suelo y después se metió al auto junto conmigo, espere que ambos chicos terminaran y después uno de ellos se acerco a al ventanilla y me dijo,
– lo que guste darnos damita,
– tome mi bolso y comencé a buscar dentro de el, tardándome unos minutos a propósito, para que el chico se pudiera deleitar con mis piernas y después de unos segundos tome un billete de a cincuenta y se lo extendí, el lo tomo lentamente, me dio las gracias y después dio media vuelta, así que de inmediato le dije a Octavio,
– viste como me miraba el chico,
– si cristina,
– creo que hicieron un buen trabajo, lavaron el auto y ayudaron con las bolsas, me parece que merecen algo mas que una simple propina,
Octavio bien sabía a que me refiera, pero no dijo nada, solo agacho la cabeza,
– te gustaría que los dos me vieran mas.
?? que te parecería que me dejara tocar un poco las piernas.
?? no me digas que no te gustaría.
?? es mas, pienso que lo estas deseando.
?? Quieres que esos dos chicos me manoseen un poco verdad.
?? cornudito.
– no cristina, aquí no por favor.
!!
– no tendría nada de malo, además no creo que los vuelvas a ver, rara vez venimos a esta plaza, que dices.
?? Invítalos a que me manoseen, por que si no lo haces tu yo lo voy a hacer,
Octavio mantenía la mirada viendo hacia el suelo, sabía bien que era capaz de eso y que poco serviría lo que dijera, así que después de unos segundos de insistirle con voz temblorosa me dijo,
– esta bien cristina, como tu digas,
Solté a reír, encendí el auto y avance por donde se habían ido, el lugar era algo grande, pero después de dos vueltas, los encontré sentados en unos botes, a un lado de los sanitarios, orille la camioneta a un lado de ellos, baje el vidrio y comencé a hacerles señas, para que se acercaran, uno de los muchachos me vio y se acerco rápidamente y me dijo,
– dígame damita, que se le ofrece,
– pues nada, que mi marido les quiere decir algo,
el muchacho se le quedo viendo a Octavio, pero el no decía nada, así que tuve que insistirle un poco,
– vamos Octavio, que les ibas a decir a los muchachos.
Octavio no decía nada, solo mantenía la cabeza baja y podía ver como su mandíbula se ponía tensa, así que para hacerlo sufrir mas, le dije en un tono mas fuerte,
– diles Octavio.
!!
Trago saliva, volteo ligeramente la cara y comenzó a decir,
– les gusta mi esposa.
??
el muchacho se le quedo viendo unos instantes, me miro a mi y después soltó una tremenda carajada,
– vaya señorita, tiene un tremendo idiota como esposo y si, si me gusto mucho tu esposa, si quieres lo podemos arreglar,
Octavio solo se quedo callado, lo acababan de retar y el no hizo nada, así que tome la palabra,
– déjame estacionarme y ahorita le vuelves a preguntar…jajajaja
Moví el auto y lo acomode junto a donde estaban ellos, mientras le decía a Octavio,
– tremendo cornudo eres, ahora por eso te vas a humillar frente a ellos,
Apague el auto, me baje y vi que ambos chicos ya venían hacia nosotros, me pare a un lado de Octavio y en cuanto llegaron, uno de ellos le volvió a preguntar,
– Tienes algún problema por como vemos a tu mujercita.
??
Octavo se quedo de piedra, asi que tome la palabras y les dije,
– bueno chicos, pues entonces vamos a los baños y los dejare tocarme las piernas,
– claro señorita
– bueno Octavio, si quieres puedes acompañarnos o quedarte aquí, como gustes,
– voy cristina,
le dije que como quisiera y después di media vuelta y comencé a caminar hacia los baños y y una ves que los cuatro estuvimos dentro, uno de ellos cerro la puerta y yo me fui directa a los lavabos me puse de frente a ellos y les dije,
– quien va a ser el primero,
rápidamente uno de los dos se puso tras de mi, se hinco y poso ambos manos sobre mis pantorrillas y comenzó a acariciarme, sus manos las tenia bastante ásperas, pero eso no me importo y hasta me puso un poco mas caliente, podía sentir como las subía y bajaba lentamente, sobandomelas y apretándomelas, hasta que en una de esas, llego a la parte de abajo de mi falda, la tomo por los costados y comenzó a subirla hasta dejármela en la cintura, dejando al descubierto mi diminuta pantaleta transparente,
– damita, que prenda mas cachonda lleva,
– si, te gusta, al cornudo de mi esposo le fascina que otros hombres me las quiten, a ver cornudito dile al muchacho que me quite la pantaleta
– le podrías quitar la pantaleta a mi esposa,
– pero claro cornudo,
Aquel muchacho la tomo por ambos lados y comenzó a bajármela lentamente, dejando al descubierto mi vagina, ante la atónita mirada de Octavio
– damita, es usted toda una cachonda, pero mi amigo quiere participar también, lo deja.
??
me le quede viendo al otro muchacho y le dije que se acercara y una vez que lo tuve frente a mi, le baje el cierre y de inmediato salio una gran verga, la cual sujete ligeramente y comencé a masturbarlo, mientras que el otro muchacho no dejaba de acariciarme y una vez mas, mi esposo era humillado, pero ahora por dos desconocidos, pero eso a mi no me importo y deje que aquellos dos muchachos se deleitaran conmigo, el que estaba hincado aparte de acariciarme comenzó también a besarme las piernas, sus manos subían y bajaban sin control, causándome un gran placer, pero no se conformo con mis piernas ya que después de un rato llevo sus manos atrás de mi y comenzó a acariciarme las nalgas, era tanto el placer que me daban sus caricias que en un momento cerré mis ojos y me puse lo mas flojita que pude, supongo que el sintió que me relaje, ya que comenzó a meter su dedo en mi trasero, de momento lo deje y me concentre en hacer venir al que estaba masturbando, así que comencé a mover cada ves mas rápido mi mano, hasta que después de unos segundos, sentí como su verga se ponía superdura y de un momento a otro comenzó a gemir y termino viniéndose sobre mi mano llenándomela de semen por completo,
– señorita….
que buenas chaquetas hace, pero ahora quiero acariciarle un poco las piernas, le parece si cambiamos de lugar,
– claro,
Rápidamente ambos muchachos comenzaron a acomodarse y yo aproveche para ver a Octavio, y me di cuenta que el muy cornudo ya se había metido a uno de los cubiles y alcance a ver que se estaba tocando, pero decidí no ponerle atención, así que continué en lo mío, me limpie la mano en mi blusa y le baje el cierre al otro muchacho y de nuevo tenia ya otra verga en mi mano y mis piernas volvían a ser manoseadas, pero ahora este otro muchacho, me comenzó a dar ligeros mordiscos, lo que me prendió aun mas, así que de nuevo me relaje y comencé a acariciar aquella otra verga, esta era un poco mas pequeña, pero estaba mas ancha, así que me di el placer de agarrarla con mas fuerza y así poder gozar mejor de aquel pedazo de carne y comencé a mover mi mano cada vez mas y mas rápido, mientras que el otro no dejaba de darme pequeños mordiscos e inclusive hasta sentí como me pasaba su lengua por mis muslos, lo que hizo que se me pusiera la piel chinita, en verdad aquellos me estaban poniendo muy excitada, pero no quería cojermelos, solo quería humillar a mi esposo y divertirme un poco, así que después de un rato, de nuevo mi mano volvió a estar escurriendo de semen,
– mmhhh…damita…es usted todo un manjar, lastima que su esposo no la sepa aprovechar, pero queremos pedirle un ultimo favor,
– claro, el que quieran,
– nos podría dejar sus pantaletas como recuerdo,
– claro que si, pero déjenme darme el gusto de que sea mi marido quien me las quite y se las de, a ver Octavio, sal de ese baño y ven a quitarme las pantaletas,
Octavio salio lentamente de aquel cubil y comenzó a caminar hacia nosotros, con la cabeza baja, se veía bastante agitado, era obvio que esta excitado de sobremanera, cuando estuvo frente a mi se hinco y comenzó a deslizarme las pantaletas hasta quitármelas por completo, después me las quiso dar, pero de nuevo le dije,
-dáselas a ellos,
Octavio sin levantar la mirada se giro hacia uno de los muchachos y le dio la pantaleta, para después dar media vuelta y salir, después los dos muchachos e dieron las gracias diciéndome que nunca habían conocido a una mujer como yo y que si había posibilidad de repetir este encuentro, yo les dije que si y después me limpie la mano en la falda y los tres salimos del aquellos baños, cuando me subí al auto vi que Octavio respiraba agitadamente y se veía hasta como que quería llorar, así que le pregunte,
– te gusto lo que viste cornudito,
– si cristina, me gusto,
Solté una tremenda carcajada y eche a andar el auto y ya en casa me quite la falda y le dije a Octavio que la lavara y me metí a bañar,
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