Cuando me desperté, mi novio me dijo. Para que veas que yo no soy celoso….
Su novio la calentó y emborrachó, pero fue otro el que se la disfrutó..
Mi novio Jesús, y yo tenemos la costumbre de salir a beber todos los fines de semana, y posteriormente terminamos revolcándonos en la cama.
Pero la semana pasada, a medida que fuimos bebiendo, y conversando. Tocó el tema de los celos, y la infidelidad. Al principio no lo tomé en serio, pero como él insistió tanto en ese tema, le comenté que como yo no era celosa, me incomodaría mucho que él lo fuera.
Y así seguimos bebiendo, bailando, y charlando, sin cambiar de tema. En cierto momento me preguntó si yo podría a llegar a serle infiel, y tras pensarlo un poco le respondí que eso dependía de varios factores, como en qué estado emocional yo me encontrase, si yo supiera que él me había sido infiel, además de si estaba borracha, ya que como yo misma se o recordé, cuando bebo demasiado, hago alguna que otra locura.
Pero que, en condiciones normales, no le pondría los cuernos nunca. Además, en más de una ocasión, hemos compartido con otras parejas, y hasta hemos disfrutado de uno que otro ardiente intercambio, sin que nos llegásemos a sentirnos traicionados, o en mi caso de que me haya sentido que le haya sido infiel a Jesús.
A todas estas Jesús continuó sirviéndome trago tras trago, los que yo seguía bebiendo de lo más confiada. En eso llegó un conocido de él, a quien yo no conocía. Tras mi novio presentarme a Ricardo, este tomó asiento en nuestra mesa, y nos invitó varios tragos los que yo me tomé sin preocupación alguna.
De momento Jesús me sacó a bailar, aprovechándose de acariciar todo mi cuerpo, y de besarme de manera super excitante, yo estaba que disfrutando placenteramente de todo lo que él me estaba haciendo a medida que bailábamos, cuando me susurró al oído que si me gustaría bailar con su amigo.
No sé si fue lo mucho que yo había bebido, y riéndome maliciosamente le respondí que sí. Sin dejar de agarrarme las nalgas de manera descarada, Jesús me condujo a la mesa, y sin más ni más le dijo a Ricardo que me invitase a bailar, de inmediato el tal Ricardo se puso de pie, tomó mi mano, y me llevó a bailar.
Apenas comenzamos a bailar, me apretó sabrosamente contra su cuerpo, y a medida que fuimos bailando, fui sintiendo como sus manos fueron recorriendo lujuriosamente todo mi cuerpo, incluso comenzó a besarme sin que yo me opusiera.
Yo no lo podía creer que, frente a mi novio, su amigo se tomase esas libertades. Lo que fue produciendo en mí, un raro sentimiento de morboso placer, ya que además mi novio Jesús, nos observaba alegremente, como si eso lo divirtiera.
Apenas terminamos de bailar, y regresamos a la mesa, Jesús pagó la cuenta, y le dijo a Ricardo que nos siguiera hasta nuestro apartamento. Yo la verdad es que, aunque me pareció algo raro, no le di la menor importancia.
Además, Jesús en el auto, introdujo su mano derecha bajo mi falda, y se dio a la tarea de ir agarrando sabrosamente mi coño, a medida que conducía, hasta que llegamos al edificio donde vivimos.
Ricardo por lo visto venía tras nosotros, pisándonos los talones. En el ascensor, Jesús me siguió besando de manera ardiente, mientras que su amigo nos observaba. Yo ni atención le puse, hasta que entramos a nuestro apartamento, fue cuando en el medio de la misma sala, Jesús frente a Ricardo me quitó toda la ropa, y me condujo a nuestra habitación.
Fue en ese instante cuando yo me comencé a recostar en la cama, que Jesús me preguntó frente a su amigo que no se había separado de nosotros. “Te gustaría acostarte ahora con Ricardo.”
Yo ni lo pensé, y separando mis piernas le respondí que sí. Ricardo casi de inmediato se quitó toda la ropa, y sin más ni más se subió a la cama, colocándose sobre mí cuerpo, a medida que comenzó a besarme de manera salvaje.
Yo estaba tan deseosa de tener sexo, en esos momentos, que no opuse la menor resistencia, y fui sintiendo como su erecto miembro, se fue deslizando dentro de mi caliente y húmeda vulva.
Mientras que Jesús nos observaba de manera complaciente, lo que para mí era algo bien loco, pero que a la vez me producía un infinito placer, al ser vista por mi novio, mientras que su amigo me penetraba una y otra vez, salvajemente.
Yo gemía y movía mis caderas, restregándolas con fuerza contra su cuerpo, hasta que después de un buen rato, quizás por lo mucho que había bebido, finalmente disfruté de un tremendo orgasmo.
Pero eso no se quedó ahí. Apenas, Ricardo terminó conmigo, Jesús me puso a mamar su miembro, y al poco rato le dejó el espacio libre a Ricardo, a quien sin detenerme a pensar me dediqué a mamar su verga, hasta que se le puso nuevamente bien dura. Para luego clavármela por el culo.
Cuando me desperté al día siguiente, con la cabeza bastante adolorida por lo mucho que había bebido, Jesús me tenía preparado un buen desayuno, y antes de que yo le dijera algo, me dijo. Eso es para que veas que yo no soy celoso….
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