Cuernos con gusto no pican
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola me llamo Pedro.
Ana, mi mujer hacia 38 años. Le quise regalar un masaje en un local que habian abierto hacia poco tiempo, del cual no se hablaba muy bien sobre todo en los sectores mas conservadores.
A Ana le encanto la idea, estaba muy tensa sobre todo desde el nacimiento de nuestra hija, hacia ahora 1 año.
La acompañe ya que ese día no trabajaba, a parte de no fiarme mucho debido a los comentarios.
Entramos y era un local muy agradable y moderno. Había una pequeña mesa donde estaba Sonia la recepcionista. Nos enseño las instalaciones e informo de los servicios que se daban.
Ana eligió el completo de la casa. A mi aparte me pregunto si quería estar presente o prefería verlo desde una habitación contigua. A mi me extraño pero decidí dejar a Ana sola para que estuviera mas relajada.
Paso a una sala donde había una camilla y una mesita con todo tipo de aceites y toallas. Sonia me llevo a una sala desde donde a través de un cristal podía ver todo lo que pasara. Sonia me dejo despidiéndose con una sonrisa picarona.
Entro Jesus que así dijo que se llamaba el masajista. Era un chico joven de unos 25 años mas o menos.
– Buenos días Ana. Quiero que te desnudes y te tumbes en la camilla, vamos a comenzar. Espero estar a la altura de tus expectativas.
Ana se quito la ropa, quedando tan solo con un minúsculo tanga y el sujetador. Se tumbo en la camilla y espero que Jesus comenzara con el majase.
– Bien lo primero que haré es quitarte el sujetador para que estés mas cómoda. Luego te daré un aceite por todo el cuerpo que quizás notes como te calienta. Es normal es una aceite afrodisíaco.
Desabrocho el sujetador y Ana se levanto un poco para que pudiera sacarlo por abajo. Comenzó a echarle aceite por toda la espalda y piernas. Después lentamente fue masajeando por todo el cuerpo. Ana estaba con los ojos cerrados esbozando una leve sonrisa de placer.
Poco a poco fue acercándose al culo que lo tiene precioso. Es un culo respingon y duro, una maravilla para hacer locuras.
– No te asustes voy a masajear tus gluteos.
Fue haciendo círculos por ellos, mientras Ana había pasado de la sonrisa a un ligero mordisco del labio inferior.
– Date la vuelta ahora toca por delante.
Ana dudo pero que podía hacer si estaba super a gusto. Se dio la vuelta y dejo ver sus pechos, unos pechos grandes talla 100, algo caidos pero todavía con consistencia. Tenia los pezones de punta, se veía que estaba disfrutando.
– Veo que te gusta lo que te estoy haciendo.
– Siii, estoy poniéndome mala.
– No te preocupes ya veremos como arreglamos eso. De momento te voy a quitar las bragas. Creo que te estan estorbando.
Ana sin decir nada levanto un poco el culo, para ayudar a quitarlas. Jesus pudo contemplar el coño totalmente depilado, con unos labios hinchados y carnosos que parecía estaban pidiendo ser comidos.
– Woow, bonito bonito.
– Gracias.
Esto no me estaba gustando ya. Ana parecía que estaba deseando que se la follaran y Jesus creo que no iba a perder la oportunidad. Iban a tener razón los comentarios que había oído sobre el local.
Ahora Jesus se echo aceite en las manos y se dispuso a masajear los pechos. Ana se retorcía de placer según le iba amasando y tirando de los pezones que iban a reventar.
Jesus se quito el albornoz que llevaba quedando en boxer y dejando a la vista un considerable bulto en el calzón.
– Abre las piernas que pueda llegar mejor a todo tu cuerpo.
Ana abrió las piernas. Se veía como tenia el coño empapado por las excitación. Jesus se puso en medio apoyando el paquete sobre el coño de Ana, la cual lo recibío con mucho gusto.
– Madre mía que cosa mas dura, quítate el calzoncillo quiero sentir tu piel.
– Jajaja, sabía que eras una cachonda nada mas verte entrar. Lo que quieres es que te follen bien follada, se ve que tu marido no te da caña.
– No no es eso pero una ocasión así no la puedo desaprovechar, no quiero follar, estoy muy enamorada de Pedro pero si pasar un buen rato contigo.
Joder con Anita, no sabia lo zorrita que podía llegar a ser. No se si estaba enfadado o no pero lo que si se es que tenia un calentón del quince.
Se quito los calzoncillos y comenzó un suave sube y baja con el cipote a lo largo de toda la raja de Ana.
– Oooohh siiiii sigueeee pasame bien ese pedazo rabo que tienes me encantaaa. aaaah aaaah, madre mia que locura si Pedro me viera me mataba con lo celoso que es.
– Calla y disfruta de una buena polla.
– aaaah aaaah me matas no puedo resistir, meteme la puntita por favor.
– Sabia que me ibas a pedir que te follara.
– Noooo follar noooo solo el capullo.
Jesus puso el capullo en la entrada y empujo despacito para que solo entrara la punta. Ana culeaba como una loca, y comenzó a tener unos espasmos que yo jamas había visto. Soltó líquidos como si tuviera un grifo. Jesus se asusto cuando vio que se le ponían los ojos en blanco y sufría un desmayo. Se retiro un poco, pero enseguida Ana volvío en si.
– Perdona no he podido resistir tanto placer, espero no haberte asustado.
– Joder me he quedado pillado total. Pero me alegro de haberte llevado hasta ese extremo.
– Anda ven no quiero dejarte así con ese calenton que llevas.
Jesus se acerco y Ana llevo su polla hasta la boca. Le hizo una mamada de campeonato. Conmigo no se deleitaba tanto joder.
Enseguida se corrió llenando la boca con su liquido, que Ana no dudo en tragárselo relamiéndose después. Yo hacia rato que me había corrido. Me hice la mejor paja de mi vida.
A los cinco minutos salió con cara de no haber roto un plato, me beso, un beso que me supo distinto, debió ser por la leche que hacía poco había contenido. Y nos marchamos a casa como si no hubiera pasado nada.
A los pocos días Ana me confesó lo que allí había pasado, llorando y pidiéndome perdón. Se quedó de piedra cuando le dije que lo había visto todo y que no había nada que perdonar, que yo disfrute tanto como ella.
Hemos vuelto al local y he de deciros que Sonia la recepcionista, da unos masajes de escándalo.
Gracias.
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