Cuernos y dientes.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por jgiglia.
Alejo, mi amigo desde la infancia, se tomó unos días pero al, cabo de los mismos, vino a verme y me avisó que mi esposa, Mariela, me engañaba:
-¡La verdad lo siento! Tras de llovido mojado: hace un buen tiempo que perdiste el empleo y, ahora, tu mujer te mete los cuernos, con Ricardo, su jefe. Perdoname, me lo guardé más de un mes, pero no puedo seguir ocultándotelo. –
No me enojé con él, tal vez sí lo hubiese hecho si él me ocultaba la realidad y me enteraba por otra vía.
Yo estaba desocupado y sin miras de conseguir trabajo a corto plazo, debido a mi edad (45 años), la baja demanda de mi especialización en el País y a la crisis económica que azota un poco en todo el mundo.
Mariela (38 años), mi esposa, gracias a su formación, inteligencia, muy buena presencia y una recomendación de Alejo, trabajaba desde unos 3 años atrás en la misma empresa que mi amigo. Fue progresando y ahora es asistente del gerente general (CEO), Ricardo XXXX.
Mi amigo, gerente de sistemas, de la compañía tiene acceso, a todo tipo de información procesada, entre ella, a los registros grabados de las cámaras del sistema de seguridad.
Un par de esas cámaras están instaladas en la oficina del CEO, quien tiene el control de activarlas o desactivarlas de acuerdo a su criterio.
Aclaro que en el esquema de seguridad a que me estoy refiriendo, las cámaras instaladas en las oficinas del personal superior, sólo graban en un computador, si el dirigente las mantiene habilitadas y si, además, hay movimientos en el ambiente. Las escenas no son seguidas (monitoreadas) en una pantalla, por personal de vigilancia.
Al parecer, el mencionado Ricardo es muy distraído en lo referente al manejo de las cámaras y, frecuentemente, olvida deshabilitarlas cuando no es necesario (o conveniente) que queden grabadas escenas que acontecen en su oficina. Por ese motivo, Alejo, al rastrear grabaciones de una reunión conflictiva del CEO con un político, sin querer, “tropezó” con un primer registro de las andanzas de Mariela con su jefe. Repuesto de la sorpresa siguió buscando y encontró otras, entre las cuales seleccionó las dos que traía consigo el día que vino a verme y a “avivarme”.
La cruda síntesis del contenido de ambos videos, que miré de punta a punta, cuando quedé solo, es: con el tal Ricardo, Mariela, se deja coger al derecho y al revés.
En el primero se ve a ella entrar a la oficina dentro de una minifalda sumaria, blusa ceñida. En la mirada del tipo se aprecia que la receta más antigua sigue funcionando: teta y culo (senos justos y desafiando la gravedad, nalgas redondas y firmes). Además, Mariela, descendiente de rusos, tiene casi 1,80 mts de estatura, rostro bonito, cabellos largos rubios naturales, piernas largas torneadas y suaves, en fin…una de esas mujeres contundentes para nosotros los hombres.
-Te traigo el reporte mensual de control de gestión. –
-Trabá la puerta y dejalo sobre el escritorio, después lo veo – respondió él mientras se levantó de su butaca, rodeó el escritorio y esperó que ella se acercase.
-¡Ya te dije que no es el momento, Ricky!! Vos en media hora tenes la reunión semanal de… –
-Hay tiempo….- Le tomó la cara entre las manos, le dio un beso en la boca. Pasó luego con sus labios al cuello y con sus manos al culo.
Abrazados de ese modo, alternando besos en la boca, ambas manos en las nalgas o una allí y otra en las tetas, una en las tetas la otra en la concha, murmullos en el oído, la hizo retroceder hasta situarse detrás del amplio sofá de la oficina, la hizo girar sobre si misma, le levantó la pollerita, la acostó boca abajo en el respaldo del sofá, se bajó pantalón y calzoncillo, le corrió al costado de la cola la minúscula tanga:
-Por la cola hoy no, por favor, Ricky. –
-Tranquila, va por donde más me gusta y te gusta. –
Por lo dicho la penetró por la concha y bombeó como poseído por largos minutos hasta el orgasmo. La cámara captó el rostro de Mariel con la expresión de goce genuino resaltado por los gemidos, contenidos en volumen, pero elocuentes.
Concluida la cogida, ella se incorporó y le agradeció efusivamente (varios besos) el favor recibido y se fue al toilette privado para higienizarse (el polvo fue sin preservativo por lo que, a juzgar por lo prolongado y sonoro del orgasmo del hombre, Mariela debe haber tenido la concha repleta de semen) y recomponer su aspecto.
Salió, del baño, de nuevo hecha una perfecta asistente. Tomó el teléfono y avisó que el sr. XXXXX estaba algo demorado y tardaría algunos minutos en incorporarse a la reunión.
-Agregá a la carpeta el reporte que acabo de traerte. ¿Corregiste, en tu notebook en el power point de la reunión, el detalle que mencionaste ayer? –
– Si, linda, está todo en orden –
La segunda grabación, debe haber sido a última hora o después del horario de oficina. Tenían más tiempo y lo aprovecharon “a full”. Besos, apriete, franeleo y desnudarse mutuamente. Sin ropas Mariela es lindísima, el hombre, reconozco, además de más joven que yo, tiene buen físico, atlético y buen aspecto en todo sentido. El despliegue, en el mencionado sofá, fue completo: hubo lengua en la concha, verga en la boca, misionero, cucharita, jineteadas, perrito y, en todas la variantes, suspiros, gemidos y exteriorizaciones verbales de goce.
Quedé golpeado, resentido, dolorido por la revelación y la elocuencia de las evidencias.
Ese día, ni el siguiente, ni hasta hoy, encaré a Mariela para enrostrarle su infidelidad.
Por otra parte, ella, sigue junto a mí, no me retacea su cariño ni sus favores en la cama. Hasta juraría que, entre las sábanas conmigo, despliega la mayor fogosidad en mucho tiempo. Al parecer está decidida a disfrutar del marido y del amante y la vivencia la motiva
No sé cuánto voy a tardar para enrostrarle a mi mujer sus “trastadas”. Tal vez, una vez que consiga re encauzar mi vida laboral y recobre la valoración positiva de mí mismo, me decida.
De momento me banco la situación y Mariela, sostiene el hogar.
Concuerdo con mi paisano, autor y compositor Cesar Banana Pueyrredon, que “los cuernos y los dientes duelen al salir, pero son buenos para comer.”
Alejo es el que está perplejo por mi modo de actuar. No puede asimilar que yo me pliegue a compartir mi esposa por valorar la utilidad y anteponerla a todo. Pero sigue siendo mi mejor amigo, a pesar de no “digerir” mi situación conyugal.
-¡Para que te “desayuné” de que Mariela te está “cagando”!!!! Mejor hubiese sido guardármelo y no sacar a flote tu lado calculador. En fin, ¡¡¡allá vos!!!! – fue su comentario cuando le dije que, por ahora, me haría el boludo y porque lo hacía.
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