Dana, una chica muy sensual
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
_Toc, toc, toc_ Fue el sonido que se producía en la puerta trasera de aquel negocio, quien tocaba era una bella chica de piel blanca, cabello rubio, un estupendo trasero que hacia paralizar a los hombres; enfundada en un vestidito azul que combinaba con unas zapatillas de lujo. Ella es Dana, una atractiva joven de veintidós años, quien estaba casada con Iván, cinco años mayor que ella y que ahora tocaba con insistencia y agradable coquetería la puerta del negocio de don Matías, un rudo carnicero, amigo intimo de una comadre de ella y que no perdía el mas mínimo momento de decirles palabras morbosas hacia su persona..
La puerta se abrió y en el marco de ella se vislumbró la recia figura del hombre, alto, fornido, moreno, calvo, de unos cincuenta años de edad y enfundado en unos pantalones raidos por el uso, mostrando una amplia sonrisa al ver la encantadora visita.
_Pásale Danita, pásale.
La agarró de la mano y atravesaron la oscura estancia hasta llegar a un pequeño cuartito que le servía de oficina. Él ardía de deseo ante la presencia de la agraciada chica, quien encantadora le sonreía al veterano carnicero.
_Aquí estoy don Matías, ¿para que soy buena?
Al decir lo anterior la rubia muchacha, esbozo una sonrisa llena de sensualidad, su interior palpitaba ante la presencia de don Matías, ya estaban cerca uno del otro, las manos rudas del hombre aprisionaron las blancas y delicadas manos de ella, atrayéndola hacia si.
Ya no hubo más palabras que decir, los dos permanecieron en silencio vaticinando lo que iba a ocurrir en aquella estrecha habitación. La boca de don Matías buscó afanosamente la de la chica, sus rudos brazos tenían a Dana atrapada, las lenguas se entrelazaron en un beso ardiente y salvaje, las manos recorrían anhelosas las bien formadas partes, la piel blanca y tersa era besada en forma burda por el sujeto, pero a Dana eso le excitaba, le atraía.
El claro cuello de la muchacha fue besado de manera exquisita, incansable, cada palmo de su piel fue probado por la boca de aquel sujeto, ella solo emitía algunos gemidos llenos de complacencia y gozo.
_Don Matías, ¿a eso me hizo venir?
El vestido de la chica ya había sido subido hasta la altura de sus suculentas caderas, dejando ver un minúsculo calzoncito blanco, el carnicero lo subió hasta quitarlo por completo, quedando Dana tan solo con su tanga blanca, su top del mismo color y las zapatillas; él se emocionó hasta casi producirse un orgasmo tan solo de ver aquel espectáculo glorioso, era una visión solo reservada para los dioses y ningún mortal y mucho menos si este era de las características de don Matías merecía ver.
Don Matías buscó un tapete y lo coloco en el piso, la acostó y se subió encima de ella, buscando ansiosamente su boca. Dana sintió crecer el bulto que el viejo tenia en la entrepierna y acarició la recia espalda del trabajador, dándole un beso, la lengua de ella ya estaba atrapada y a la vez ya era succionada por la hambrienta boca del viejo.
El le subió los brazos hacia arriba maravillándose con aquellas axilas blancas, limpias que emanaban un aroma dulce; goloso chupó aquellas delicias arrancando en ella clamorcitos de placer.
_Don Matías aaayy, que me hace.
Dana busco la verga del viejo, la encontró bajo el pantalón con un ademán conocedor ella bajó el zíper, saltando ante ella potente, dura y colosal.
El acarició la vagina de la muchacha encontrándola húmeda, sedienta de sexo; se quitó los viejos pantalones y sin mas se dispuso a hacerle el amor.
La verga del viejo se introdujó en la palpitante vagina, que como siempre lucia perfectamente depilada, limpia y apetitosa, una y otra vez el miembro viril se metió incansable. Ella con los ojos entrecerrados gozaba con la cogida que le estaban dando, nada le importaba, sentía un placer indescriptible.
_Mmm, don Matías, que malo es usted.
_Goza chiquita, siéntelo.
Las manos de ella acariciaba la cabeza del carnicero, mientras que sus piernas sensuales y torneadas rodeaban la cintura del viejo, éste por su parte tenia afianzada a la bella chica por los redondos glúteos, aprisionándolos, las cogidas eran intensas, sin descanso, quería acabarse de un sorbo ese apetitoso platillo que se le había servido en bandeja de plata.
El local de la carnicería era mudo testigo de la infidelidad de Dana, que parecía no importarle engañar a su marido Iván con don Matías, si él no le hacia caso, si no le dedicaba el tiempo para atenderla, ella se las ingeniaba para buscar quien la complaciera y la mimara.
Don Matías se separó de la joven, quien con un mohín de niña caprichosa, desaprobó esta acción, ya que quería que la verga estuviera todo el tiempo dentro de ella, mancillándola, haciéndola sentir extasiada.
_ ¿A donde va don Matías?
El viejo no respondió, se acomodó y ella coqueta buscó la verga con la boca, hasta encontrarla, penetrante, grande, gorda y con una cabezota brillante. La muchacha recorrió el grueso glande con su lengüita, maravillándose, regodeándose con ese instrumento de placer que ya la había hecho sentir instantes prodigiosos.
Dana gimió extasiada, la verga del viejo le producía sensaciones indescriptibles, y ahora que ya la tenia a su disposición, se sentía satisfecha, la lengua llego hasta donde se encontraban los pesados huevos que tenían un color azuláceo, cubiertos por una maraña de vellos, ella los engulló, deliciosamente, deleitándose, sin prisas chupándolos, mordisqueándolos, dedicándoles el tiempo suficiente a cada uno; por su parte el carnicero, estaba en el último reducto del universo, en su larga vida no se había encontrado con una mujer que le produjera tanto placer como el que en estos momentos estaba recibiendo, esa linda chiquilla, si que sabia, sentía felicidad de que esa hermosa chica que parecía arrancada de las revistas para caballeros, estuviera suministrándole tanta felicidad y en un lugar no tan adecuado para el amor.
Los huevos de don Matías, lucían brillantes por la saliva de la bella Dana, quien con destreza, fue recorriendo la base del grueso tronco hasta llegar de nuevo al dilatado glande donde tuvo que abrir la boca a toda su capacidad para tragarse aquel candente fierro, ella con la boquita abierta se quedo inmóvil, mientras el viejo carnicero iniciaba una sesión de mete y saca, agradable y delicioso, de vez en cuando ella aprisionaba la verga, produciéndole sensaciones inimaginables; el cuerpo de don Matías se tenso, la verga que en esos momentos estaba de nuevo cuenta dentro de la boca de Dana, se hizo mas grande, mas rígida, anunciando la salida del liquido seminal, ella cerró la boca aprisionándola, para que toda la esencia quedara en el interior. Don Matías sintió la llegada de ese momento agradable y satisfactorio y dejo escapar la leche hirviente en la cavidad bucal de la dama, quien ávida degusto de aquel néctar hasta no quedar ni una gota.
_Dana que hermosa eres, me hiciste sentir a toda madre.
La chica no contesto entretenida limpiando el garrote venudo y largo, dándole algunos besitos que eran muestra de que le había sido agradable.
Respiro una y otra vez hasta que el aire le regreso, se levantó y abrazó al viejo para decirle seductoramente al oído que le había gustado y que nunca hubiera imaginado que era poseedor de un leño de ese calibre.
Ella de manera sexy, se volvió acostar y jalando de la mano a don Matías le abrió las piernotas para que él se subiera y la penetrara de nueva cuenta, era toda una diosa del amor y la sensualidad,. Por un tiempo le dio picones y mostró rechazo a sus pretensiones, para hacerse la difícil y que él se excitará, se masturbará pensando en ella, imaginándosela, don Matías era amante de su comadre Lety, pero ahora era ella quien lo estaba disfrutando y como gozaba de las caricias del carnicero.
Los brazos fuertes de él rodearon la cinturita de Dana y poco a poco fue introduciendo la verga en su intimidad que muchas había jurado a su marido Iván que era de él y de nadie mas.
Ella elevó las redondas nalgas para que don Matías las pudiera agarrar una en cada mano y asi hacer mas placentera la cogida. Las duras manos se apropiaran de los carnosos glúteos, aprisionándolos, mientras que la inhiesta barra morena hacia su cometido delicioso. Ella dibujaba una sonrisa de deleite, de pleno convencimiento que aquel hombre era una maquina de placer.
El carnicero delicadamente se separó de ella, sacando aquella verga que lucia una cabeza enorme, se acomodó y agarrando con cuidado una pierna de la chica la subió a su hombro para comenzar un nuevo cogida lleno de gemidos y palabras morbosas por parte de el.
El quería seguir cogiéndosela, asi que lo hacia disfrutando milímetro a milímetro de la piel del cuerpo sutil y bello de su preciosa acompañante, de la piel húmeda y caliente que aprisionaba y quería absorber su falo.
Si en ese instante la hubiera encontrado su marido, Dana no hubiera tenido palabras que decir, pero eso que importaba cuando disfrutaba de una exquisita y arrebatadora culiada.
La linda chica se encontraba con las nalgas al aire, en la posición de perrito, su hermoso trasero lucia bello, terso y agradable. Su delicada vagina sonrosada invitaba a que la chuparan, la mamaran y su anhelante hoyito en competencia también daba voces para que lo lamieran y claro está después que le introdujeran una vergota de buen ver.; don Matías paso su rasposa lengua, haciendo que la piel de Dana se erizara, deseosa, la introdujo en la en vagina bebiendo los jugos que brotaban, ávido bebió, succiono y beso el bello sexo, hasta que la voz de la joven, lo volvió a la realidad.
_Don Matías quiero que me coja, métamela por favor.
_Si mi amor, ahora te la meto.
El viejo no obedeció, sabía que ya la tenía bajo su dominio, y que la haría sufrir un poco hasta que ella se lo pidiera de una forma más convincente. Beso los torneados muslos hundiendo la cabeza en esa intimidad suave y fresca, arrancándole gemidos cargados de placer.
_¿Qué me decías bonita?, ¿Qué es lo quieres que haga?
_Que me coja don Matías, quiero volver a sentir su cosota dentro de mi.
Don Matías volvió a darle un beso a las atractivas nalgas, se afianzo de la sexy y exquisita cintura de su nueva amante y blandió el obscuro fierro, descubriendo el glande que ya estaba otra vez hinchado y potente. Dana movió su apetitoso culito, con sensual coquetería, quería una vez mas ser culiada por el viejo.
De un solo golpe la larga daga se clavó en la panochita de la muchacha, ya no hubo preámbulos, la ardiente vagina estaba completamente húmeda y deseosa, el viejo comenzó con la culeada de forma salvaje, ya no había barreras, los sexos ya se habían conocido y ahora se disfrutaban unió del otro.
_¡Aaayy, me gusta! Sigue, sigue, que vergota don Matías.
Una de las ásperas manos del carnicero ya se había apoderado de un redondo pecho, masajeándolo, pellizcando el pezón sonrosado, excitado. Una y otra vez la verga se metía incansable: la chica ya estaba con la cabeza apoyada en los brazos, complacida, ¡que agradable! pensaba ella.
El viejo por su parte, no pensaba en nada, que podía pensar disfrutando de aquel trasero fresco, hermosísimo y que ahora era suyo., las acometidas del viejo bajaron de intensidad, la chica aprovecho para volverlo loco de nuevo, movió su apetecible culo en círculos, aprisionando con su vagina el animal que tenia adentro.
Ella gimió extasiada, sus bellos ojos azules se cerraron, sus sentidos se embotaron, un nuevo orgasmo había llegado y hacia que su escultural cuerpo disfrutara y se relajara. Don Matías estaba también a punto de desfallecer, pero dejo que Dana gozara el orgasmo, para después seguir culeándola unos minutos más, hasta que ya no pudo contenerse y vacio el contenido de sus huevos dentro de la vagina de la joven.
_¡Aay, don Matías, es incansable!.
Dana se recostó en el tapete, mientras que el cansado carnicero lo hacia a su lado, aspiro con dificultad dándose tiempo, ella por su parte besaba el pecho musculoso del viejo mordisqueando sus tetillas, estuvo un largo rato asi hasta llegar de nuevo al lugar donde quería estar frente a la verga que ya lucia de nuevo erecta. En ese momento, don Matías, experto le sugirió a Dana que se acostara porque quería disfrutar de su bello cuerpo, a lo que ella accedió ofreciéndole sus senos que parecían dos jugosos melones y que él estaba dispuesto a sacarle hasta la ultima gota de su esencia.
La hambrienta boca del carnicero mordisqueo el sonrosado pezón, succionando hasta la aureola, alternaba los dos pechos incansable, deseoso. Fueron minutos interminables que les dedico, después fue bajando poco a poco sin prisas, besando aquel busto, el esbelto talle, deteniéndose en las carnosas y apetecibles nalgotas, la chica acariciaba extasiada la cabeza calva de su amante.
_¡Aaay, don Matías, es usted todo un hombre!
La boca del viejo se detuvo en la perfumada vagina, aspiro con deleite el aroma que provenía de aquella abertura sexy, vehemente, llena de deseo, sus gruesos labios aprisionaron aquella panochita deliciosa, propinándole una rica mamada que arrancaba a la chica esténtores de pasión. Su lengua ávida se metía una y otra vez en la fresca cavidad. El viejo sintió a la chica estremecerse y arrecio con la mamada, el premio fue una dotación de abundante liquido dulce, que provino del interior, lo mas emocionante y placentero, se limpio la boca, deleitándose todavía con los residuos ya para incorporarse le dio un besito a la intimidad lleno de morbosidad y sensualidad.
_¡Que rica mamita, que buena eres, eres una diosa!
_Sonriente, ella busco la boca del viejo y se enfrascaron en un beso pasional, atrevido, ella ya estaba complacida, el viejo había logrado el propósito para el cual tanto tiempo había insistido, pero aun faltaba lo mas importante hacer suyo ese hoyito anhelante que Dana tenia.
_Ya me canse de estar acostada en el piso_ dijo Dana con voz melosa
-Ven bonita, _ dijo don Matías mientras la condujo a un viejo sillón y ahí Dana se acomodo, inclinada sobre el respaldo mostrándole el trasero ardiente, anhelante; dispuesto a recibir ese enorme trozo de carne.
_Aaayy, con cuidado me duele.
Don Matías con maestría había introducido uno de sus gordos dedos, a la vez que lubricaba el estrecho canal con saliva, pronto Dana sintió que se introducía otro dedo, haciéndola sentir maravillada.
_Danita, pronto recibirás mi verga prepárate mamita.
La chica deseosa de sentir el grueso y largo miembro paro aun mas el trasero, pidiendo ser ya culiada en ese instante. La morena verga se introdujo hasta la mitad, ella suspiró sintiendo un dolor intenso pero a la vez le resultaba fascinante.
_Deja que tu culito se acostumbre, después ya veras que tu solita te vas a dar gusto.
_Aaayyy, don Matías su vergota me gusta.
El viejo siguió con las acometidas, mas intensas, mas placenteras, estaban por culminar esa sesión de sexo y pasión y que seguramente seria la primera de muchas otras, claro si Dana lo quería, porque él estaba dispuesto a seguir gozando ese culito jugoso y tierno.
Don Matías lanzo un grito, ella se aferro al respaldo arqueando la espalda, indudablemente lo mas sublime estaba por llegar, el orgasmo prometido anunciaba su venida, con un cúmulo de sensaciones. El cuerpo de Dana se desvaneció dejando que el viejo diera los últimos embates, para después recibir plena, deseosa la última ración de la caliente leche que inundo sus entrañas.
Por unos instantes permanecieron conectados pegados, las manos del viejo acariciaban los atractivos senos de la chica, después la incorporo y sello sus labios con un beso comprometedor.
ya no hubo mas que decir la muchacha, recogió su ropa y procedió a vestirse, cariñosa abrazó al viejo despidiéndose con un beso cargado de promesas para un futuro encuentro, del marido y de su comadre ni se acordaba.
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