DE CAMPAMENTO CON LOS NIÑOS
Una salida de campamento compartida con los padres y madres de los alumnos termina en una situacion inesperada.
¡¡Vamos Horacio, daté prisa, el bus saldrá sin nosotros!!
Mientras mi esposo esperaba junto al taxi después de haber instalado las bolsas de viaje de mi Horacio y la mía, besé a mi marido aun pensando que había olvidado algo, él nos deseó feliz campamento.
Me llamo Isabel, tengo una familia de dos hijos, Andy de 15 años y Horacio de 8 años y un marido y he decidido acompañar al pequeño de mis hijos al pequeño campamento de fin de curso de viernes a domingo, es costumbre que para esa ocasión la asociación de padres y madres de los alumnos acompañemos a nuestros hijos al campamento, aunque hacemos una vida totalmente independiente en cabañas apartadas de las de ellos. Parece mentira pero ya han pasado cuatro horas desde que salimos de casa, montamos en el bus y ya hemos llegado a la sierra.
Estaba emocionada con la asistencia a este campamento, entre las madres y padres o ambos de algunos niños se encontraba Víctor, el padre de Alicia, la compañera y mejor amiga de mi hijo, desde el principio del curso hemos tenido bastante feeling, ya que se habían divorciado, Víctor se había quedado con la custodia, porque su ex esposa por temas de trabajo no vivía en la ciudad, el me hacía consultas referente a cómo hacer con su hija, e incluso alguna vez lo acompañé de compras para Alicia, después tomamos un café. Entre Víctor y yo se había creado un ambiente de complicidad.
Nos instalamos en cabañas de cuatro, Víctor y yo coincidimos en la misma, que compartíamos junto a un matrimonio padre y madre de dos mellizos algo revoltosos, la cabaña tenía dos dormitorio con literas, una sala de estar con una pequeña cocina y el baño.
La jornada fue de actividad total, la tarde la ocuparon los monitores en darle actividad y hacer grupos de trabajo, después del madrugón que se había dado y el viaje, la cena fue rápida y a la cama, despedimos a los niños y nos retiramos, el programa decía que mañana a las 8 nos levantamos y a la 9 el desayuno. Los padres nos retiramos a una zona común y ya fuera del alcance de los niños tomamos un trago, era tan agradable aquel silencio en plena naturaleza, las luces de las cabaña se fueron apagando, y nos fuimos retirando, aunque Víctor insistió en que me quedara me despedí del grupo y junto a mis compañeros de cabaña me retiré, ya acomodada en la litera de abajo después del aseo nocturno oí llegar a Víctor, se acercó a mí, y para darme las buenas noche me besó en los labios, después se fue al baño, me quedé algo sorprendida, pase mi lengua por mis labios para sentir más, me gustó aquella espontaneidad, lo vi salir del baño y subir al piso superior de la litera, me quedé despierta por un momento, el dejo caer su brazo desde arriba y me indicó que le cogiera la mano, dudé pero lo hice, nos cogimos de la mano y así estuvimos un largo rato en silencio, acariciando el uno al otro sin decir ninguna palabra, después beso su mano y la unió a la mía, de nuevo me dio las buenas noche, yo lleve de nuevo mis dedos a mis labios para sentir su beso.
La claridad de la mañana unida al bullicio de los niños anuncio que el nuevo día había llegado. Yo sentía un poco de vergüenza encontrarme cara a cara con Víctor, me había quedado dormida, eran casi las 9 de la mañana, yo salía del baño cuando el entró en la cabaña, al verme de nuevo me beso, y me dijo:
-Si vamos a vivir como pareja, tenemos que comportarnos como tal.
Me dejó descolocada, y realmente no me molestaba, vi que la pareja que eran nuestros vecinos de cabaña, rehacían la maleta, habían recibido una llamada en la noche y se tenían que marchar, sus hijos se quedaban en el campamento e intentarían, dejaron sus cosas recogidas por allí, nosotros nos encargaríamos de llevarlas de nuevo de vuelta.
Hicimos una excursión a un lago, una caminata de una hora, hacía calor, cuando llegamos sentí ganas de tomar un baño, pero no llevaba bikini, lo mismo le ocurrió a otros componente del grupo, por lo que acabamos dándonos el baño en ropa interior, realmente era un muestrario de formas y colores, algunas en tanga otros en slip, incluso con las bromas los componente de otra cabaña que eran tres chicas y un chico decidieron estar desnudos una vez dentro del agua, mi bra de tipo deportivo no era lo más sensual del grupo, pero mis braguitas con elástico cambiado de color no pasaron desapercibidas, Víctor se acercó entre juegos y se restregó su polla por mi trasero, hice por separarme pero me sujetó diciéndome:
-“estas divina, deseo hacerte el amor aquí y ahora”
Soy una mujer casada, no puedo entregarme a él, aunque lo deseo con todas las ganas del mundo, le sonreí y el bajo el agua metió su mano entre mis piernas, yo no hice mucho por escapar, se lo puse fácil, se acercaron mas componentes del grupo y tuvimos que dejarlo, me fui a la orilla y mientras me secaba sentada en una roca una madre se acercó y me dijo:
-Alguien se va a dormir muy bien esta noche. Intente convencerla de que no ocurría nada, pero ella me insistió en que disfrutara de la ocasión, que Víctor estaba muy bien y muy necesitado de estar con una mujer.
Volvimos al campamento por la tarde, visitamos a los niños que nos contaron todas las actividades que habían hecho durante el día y nosotros a ellos, pronto tendrían la ducha y la cena, me fui a la cabaña a darme una ducha, cuando estaba bajo el agua no paraba de pensar en cómo me tocó Víctor en el lago, de nuevo apareció, esta vez no había escapatoria, me encontró desnuda en la ducha, cerro con llave la cabaña y se metió en la ducha junto a mí, me giré a modo defensivo o por mero pudor, realmente no sabía si dejarlo ahí o continuar, pero ya no estaba en mi mano decidir, él había tomado la iniciativa, me abrazó por la espalda, sentí su cuerpo junto al mío, por mi piel pasó un escalofrió una sensación de deseo y calor, me hablo al oído mientras caía el agua, realmente no lo entendí, estaba en las nubes, sentí su verga como crecía por mi trasero, entre mis piernas, me beso el cuello, me tocó como hacía tiempo que no lo hacia mi marido, lo quería todo y yo se lo iba a entregar, levantó mi pierna, yo colaboré abriendo con mis dedos los labios vaginales y sentí entrar esa verga dura llena de fuerza, yo estaba húmeda por dentro y por fuera, se abrió paso sin oposición y comenzó un mete saca sin ninguna palabra por parte de los dos, éramos como dos salvajes, solo se escuchaba gemidos y el sonido del esfuerzo, pronto me llego el primer orgasmo, me temblaban las piernas, pensaba que podía resbalar y caer, pero no tenía control sobre mi misma, él la saco y por mi cuerpo otro escalofrió que me iriso el vello, sentí como descargaba su semen caliente por mi espalda, mezclado con el confort, todo se fue por el sumidero.
Nos besamos y nos tocamos todo el cuerpo mutuamente, yo le cogía la cara con mis dos manos y el me agarraba del pelo, quería más, cogí una toalla y lo sequé, el hizo lo mismo conmigo, caímos en la cama desnudos, aun con los cuerpos húmedos, allí seguimos ese ritual de besos y tocamientos, enroscados el uno al otro como dos serpientes, su verga comenzó a ponerse dura y yo estaba de nuevo a punto para ser penetrada, pero había que esperar, teníamos que comernos el uno al otro, queríamos saber el sabor de nuestro cuerpos, abrió mis piernas y metió su boca entre ellas, mi clítoris estaba duro, como queriendo escapar, él lo tocaba con maestría mientras con la punta de la lengua me llevaba al éxtasis, no pude resistir demasiado, un nuevo orgasmo, le pedí que parara pero continuo, de nuevo otro, creo que casi perdí la conciencia, me encontré con lágrimas que caían por mi cara, el las beso y las bebió, ahora era yo la que quería llevarlo al éxtasis, mi boca engullo aquella verga que se pegaba dura a su estómago, no podía tragarla bien, me giré sobre el quedando en la postura del “69”, ahora sí, ahora podía tragarla entera, bien salivada, hasta adentro, chupando algunas veces en exceso, notaba que el sentía dolor y placer, levantaba su pelvis, continúe hasta que el desde su posición comenzó a investigar con sus dedos por allí abajo, no tardo mucho más, aun le quedaba leche y la descargo en mi boca, no podía pensar que lo que tanto le había rechazado hacer a mi marido, él lo hubiera conseguido en una sola tarde, el sabor acido, agrio, no sé, pero acabo en mi boca, parte se fue hacia adentro y otra cayó por mi cuerpo.
Me voltee y quedé junto a él, mirando hacia el techo de madera de la cabaña, no quería pensar, no quería que el momento se acabara, habíamos terminado y aun así seguía sintiendo placer por todo mi cuerpo, no cogimos la mano. De nuevo a la ducha, él me puso el jabón y yo a él, nos besamos y nos abrazamos, le dije:
-“Estamos locos esto no tenía por qué haber pasado”, él no contestó, siguió besándome y yo a el
Salimos a la cena, los niños ya estaban retirándose, esta noche tenían juegos nocturnos, nosotros después de la cena nos reunimos en una zona común, yo no quería mostrarme sentada junto a él, aunque lo deseaba de todo corazón, una de mis mejores amigas me pregunto si me había relajado en la ducha y sonrió de forma picaresca, intente hacer como que no me había dado por aludida, pero estaba claro que mi cuerpo estaba más que relajado con esa “ducha”. Formamos parte de los juegos de los niños y una vez terminados los acompañamos de nuevo a su cabaña, esta velada había sido más larga, por lo cual mañana el desayuno sería una hora más tarde, había sido un día agotador y nos retiramos pronto a dormir.
Ya no usamos las dos literas, nos acomodamos en la mía, desnudos, abrazados, besándonos y deseándonos, yo tomé la iniciativa, lo acaricie, y comencé a masturbarlo, el tumbado hacia arriba dejaba que yo lo tocara por todos lados, lo besé, le chupe la verga, y me monté sobre él a horcajadas, sentí como se introducía por mi cuerpo, como llegaba hacia arriba, como éramos uno solo, el sin esfuerzo comenzó a moverse, nos acompasamos, y llegó antes que yo, sentir ese líquido cálido dentro de mí me llevo de nuevo al orgasmo, nos quedamos abrazados sin movernos, no queríamos que se acabara esa unión, la mañana nos encontró abrazados.
El fin de semana había volado, ahora había que recoger y evaluar todo lo que había ocurrido, el autobús nos trasladaría a casa después de la comida de medio día, después del desayuno, mientras hacia la maleta sobre la cama, Víctor me agarró por las caderas, tiro de mi short hacia abajo llevándose mi tanga con él, sin mediar palabra me metió su verga dura entre las piernas, yo quise ser su perrita sumisa, abrí mis piernas y entro con violencia, me hacía daño, aún no estaba lo preparada y húmeda que necesitaba para esos envites, Víctor se había convertido en un ser salvaje, yo quería escapar pero no podía, le pedí que lo dejara pero insistió hasta que se vaciaba dentro de mí, abrazados como me tenía caímos a la cama, literalmente me había violado, por su cara caía una lagrima, me pidió perdón, y me dijo:
-No quiero separarme di ti, no quiero que esto termine, quiero que seas mi compañera, mi amante, te amo
Yo lo besé, nos besamos como dos locos, nos abrazamos, y le dije:
-Nunca te dejaré.
El curso próximo nuestros hijos convivían en una misma casa como hermanos, yo me había divorciado
no follaste enfrente de tu hijo de 8 años.
es una lastima. lo estuve esperando xd
buen relato igual
Gracias por tu comentario, podía haber sido interesante, aunque ahora la vida ha cambiado, pronto tendrás mas sobre este relato, un beso mi amor
Que rico tu relato cuando algo va a pasar es por que asi es el divorciado y tu sin que tu marido te meta la verga fue una buena oportunidad y no la desaprovechaste te metio la verga como nunca lo habia hecho tu marido y lo de mas para que decir se dio y listo cogiste como nunca las oportunidades no se desaprovechan continua con tu próximo relato amiga
Gracias Pedro, por tu comentario. No hay momento que perder, pronto tendrás una extensión a este relato. Un beso mi amor
Que rico
me interesa mucho charlar contigo 😉
Oh, estoy encantada, me alegra que te gusten mis relatos, también publico Mamés ( en inglés ) en sharesome.com, allí tienes un chat privado, en que país vives?