De recién casados mi esposa llevó a vivir a dos sobrinas a la casa. ERROR
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
La lección del siguiente relato es (ojo mujeres) Nunca metan otras nalgas a su Casa.
Nota: He cambiado lugares y nombres por cuestiones de discresión.
Me llamo Julio y me casé con Johana y a los seis meses de casados, ella se comprometió a recibir a dos sobrinas (una hija de su hermana y la otra hija de una prima suya) que seguirían sus estudios en la ciudad donde vivímos y mi esposa me dio la excusa de que hay que ayudar a la familia y que seria otro ingreso para la casa.
Pero olvido que las parejas necesitan su espacio y su intimidad, pues el primer año de un matrimonio casi siempre se tiene mucho sexo y lo que uno quiere como hombre es tener su casa para hacerlo donde se nos antoje.
Pues resulta que las sobrinas se instalaron, a pesar de mi inconformidad.
Saira de 15 años, es de talla pequeña, sus senos son preciosos, y ella es muy sexy, para caminar, para hablar, bueno para todo.
Por el otro lado esta Andrea de 16 años, ella es más alta, pero delgadita, sin embargo su trasero es una preciosura, bien hecho y ella lo sabe, porque lo luce con las ropa que viste.
En mi caso me casé a los 24 años, mido 1.81 mt y soy más delgado que grueso, tengo ojos café claro, mi cabello es castaño y soy muy cachondo.
La presencia de las sobrinas de mi mujer no pasó desapercibido.
Me gustaba verlas con sus uniformes de su colegio, ellas las usaban más cortas que lo normal, asi que me gustaba verles las piernas y su colita.
Como suele suceder en estos casos, me pedían apoyo en sus tareas, sobre todo de matemáticas y química.
Con la primero que tuve acercamiento y cierta atracción mutua fue con Saira, ya nos tuteabamos y nos gustaba pasar tiempo juntos platicando.
Una de las veces que mi esposa salió con sus amigas, yo la ayudaba con las tareas y ella me confesó que uno de los profesores la estaba como acosando, entonces ella me pidió consejo, yo se lo dí, y agregué en tono de broma, que si yo hubiera sido su profesor también lo haría, nos reímos juntos y luego ella se puso seria y diciendome "eres tan lindo" se me acercó y me di un beso de piquito en la boca, me le quedé viendo a los ojos y ahora yo fui quien le dio un beso, más formal, con labios y luego de lenguita.
Eso fue todo esa noche, pero fue solo el inicio.
Al dia siguiente, me pidió apoyo para sus tareas, pero ya había morbo, nos seguimos besando, ahora mucho, los dos estabamos sentados en la mesa del comedor, mi esposa estaba en el segundo nivel al igual que Andrea.
Le puse la mano en su muslo, conforme nos besabamos, la temperatura subía, mi mano subió por sus muslos la puse sobre su braguita y sobre su panochita, luego deslicé mi mano dentro de su braguita y toqué todo su bollito, ella gimió y suspiro, me dijo al oído que fuera delicado, porque aún era una niña.
Eso me puso más caliente.
Me bajé de la silla y debajo de la mesa, le saqué su braguita, le comencé a besar sus rodillas, luego los muslos, yo los besaba y los chupaba con los labios, después sentí el aroma de su sexo, pues ella estaba mojadita.
Ese olor me volvió más loco, le abrí sus piernas y me puse a darle una buena mamada de sexo, la pequeña daba varios gemidos, pero se tapaba la boca con el puño de su mano para que no fueramos oídos.
Yo le pasaba la lengua por su clitoris y se su panochita bajaba sus jugos íntimos que yo lamía como si fuera lo más delicioso.
Al principio solo tenía planeado comerle su bollito, pero la calentura me subía sin cesar, asi que salí de debajo de la mesa, la senté sobre la mesa, le desabotoné la blusa y comencé a mamar sus preciosas tetitas, después de saciarme, la acosté en la mesa, puse sus pies sobre mis hombros y colocando mi verga en su bollito, la fui penetrando, ella gritó cuando su himen se rasgó para siempre.
Me detuve mientras le pasaba la impresión y el dolor, luego besé sus senos y poco a poco la fui penetrando hasta que mi verga se metió hasta la mitad, luego comencé a bombear despacio muy despacio, metía y sacaba, metía y sacaba, el dolor debió ceder, pues ahora la pequeña Saira daba gemidos de placer.
No teniamos el tiempo del mundo, pues en cualquier momento podían bajar del segundo nivel de la casa, Andrea o mi esposa.
Asi que fui acelerando y los gemidos de Saira fueron más fuertes, yo mismo le tapé la boca, mientras se la metía y sacaba.
De pronto siento las uñas de la pequeña clavarse en mis costados, ella se estaba corriendo en ese momento.
Entonces yo aceleré y traté de llevarme al climax, le apreté los senos y la clavé duro y rápido, sentí que me empezaría a salir leche de mi verga y apenas pude retirarla de su vagina, y acabé sobre su vientre e incluso algunos chorritos cayeron en su blusa.
Yo acababa de desflorar a Saira, sobrina de mi esposa, en mi propia casa y estando mi esposa en la casa.
No es necesario comentarles a uds, que ahora yo buscaba el momento oportuno para tener sexo con la pequeña Saira, en ocasiones la iba a recoger cuando hacía tareas con sus compañeras en la casa de alguna de ellas, la recogía y la llevaba a un camino de terracería y debajo de un gran encino, teníamos rico sexo en el sillón de atras del auto, a la pequeña Saira le gustaba mucho el sexo y aveces la saciaba con dos o más polvos.
Y como uno es hombre, cachondo, no me di por satisfecho, me cogía en ese momento a mi mujer y a Saira, y ahora quería tener algo con la otra sobrina, Andrea.
Asi que comencé a ser más cercano a ella, empecé a regalarle cositas, a ponerse mensajitos a su whatsapp, que ella me constestaba.
Debo decir que nada fue a la fuerza, ni con Saira ni con ahora con Andrea.
Ellas aceptaron todo con su propia voluntad.
A Andrea la habían invitado a una fiesta de quince años, se puso un vestido tipo strapple, cortito, estaba preciosa, yo le dije que la llevaría y le dije a mi esposa, que luego iría a ver a un amigo.
Lo había planeado todo.
Para ese momento ya entre Andrea y yo había cierta atracción, yo la besaba a escondidas de Saira y mi esposa.
Entonces le dije que quería robarmela una hora antes de llegar a la fiesta.
-A donde me quiere llevar?- me preguntó inocentemente.
Yo ya había preparado el lugar, era el apartamento de un amigo, me lo había prestado solo para ese día y noche.
La llevé, al principio ella estaba insegura, me dijo que nunca lo había hecho.
No podía creerlo yo, me senti suertudo de estar a punto de desvirgar mi segunda panocha en menos de cinco meses.
La acosté en la cama, le quité todita su ropa, la empecé a besar en la boca, ella correspondió, fueron largos y húmedos besos, luego bajé por su cuello, lo besé todo, fui bajando más hasta sus tetitas, las mamé lento y chupé sus pezones, me tomé el tiempo para disfrutarlos.
Luego bajé con lengua por su ombligo y su vientre, pude sentir en mi boca sus escasos pelitos púbicos, ella suspiraba y emitía quejidos.
Lamí alrededor de su panochita, sin tocarle todavía su bollito, ella se retorcía entre las sabanas y finalmente con los dedos abrí sus labios vaginales y pude ver la entrada de su vagina y su diminuto clitoris, empecé a chuparle y lamerle todas su partes, y su gemidos se volvieron gritos de placer de Andrea.
Me puso sus manos en mi cabeza y casi me arranca los cabellos, ella estaba super excitada y yo me iba quitando por partes la ropa.
Metí mis manos debajo de sus nalgas para alzarla, me quedó su redondo y arrugadito ojete de su culito, lo empecé a lamer y luego a pasarle la lengua en pequeños circulos alrededor, la pequeña Andrea comenzó como a llorar, pero era la enorme excitación que tenia, la cual explotó en un enorme orgasmo.
Ella parecía un animalito delicado e indefenso.
La pequeña ya no quería moverse después de su orgasmo.
Entonces solo le di la vuelta, le metí una almohada debajo de su vientre para elevar sus lindas nalgas, le abrí las piernas y me sobrepuse encima, coloqué mi verga en la entrada de su panochita y la fui ensartando lentamente, su vagina estaba muy mojada y caliente, inserté mi glande y casi me quema con el calor de su vagina.
Segui el recorrido y ella dio un grito, en ese preciso segundo dejó de ser niña y se convirtió en mujer, segui empujando y mi verga se fue deslizando lentamente en su panocha, los gritos pasaron a ser gemidos, era un alivio para mi Me puse a empujar mi verga en su vagina y luego la sacaba para volverla e meter.
La pequeña era demasiado estrecha y me costaba metersela de nuevo cada vez que la sacaba.
No quería lastimarla y me fui lentamente todo el tiempo, yo hubiera querido clavarla duro como había hecho con Saira, pero cada mujer es diferente, la fui llevando con suavidad, dándole una lluvia de besos en su espalda, hasta que la oí llegar a una nueva corrida.
Iba yo tan despació que después de su orgasmo, se me empezó a poner menos dura la verga, Asi que la saqué y la puse entre sus dos nalgas y comencé como a masturbarme con ellas, mi verga volvió a su erección y unos minutos después arroje una gran cantidad de semen en sus nalgas y en su espalda.
Salimos de allí casi en el tiempo que había pronosticado.
La llevé a la fiesta y en el camino me dijo que le dolía la panochita, le dije que era normal, porque se había abierto algo que había permanecido cerrado por muchos años.
La pequeña había salido de casa como una niña e iba a regresar como una mujer.
Asi sucedió con las sobrinas de mi esposa.
Yo tenia sexo con ambas, algunas fueron relaciones muy buenas, que aun me excita recordarlas.
Hasta que un día mi esposa salió, cometí el error de cogerme a Saira en la habitación que compartimos con mi esposa, ella regresó porque había olvidado algo y nos encontró en plena acción.
Tengo una denuncia por abuso de menores, pero el psicólogo de la fiscalía, al analizar a Saira y a Andrea, se dio cuenta que ninguna de las menores fue forzada a tener sexo conmigo.
Sin embargo tengo una restricción de cien metros en relación a las sobrinas y a mi esposa.
Y no terminó bien, pero en el fondo creo que no todo fue culpa mia.
Fue muy bueno mientras duró.
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