Descubrí el placer de ser cornudo
Mi mujer con mi autorización tiene sexo con un conocido de ella.
La vida nos va dando experiencias que pueden resultar satisfactorias y llenas de erotismo, sucedió sin darme cuenta, pero me ha colmado de excitación, deseo y placer.
Con mi esposa llevamos casi 30 años casados, tiene 51 años, demuestra mucho menos, es delgada con lindo cuerpo, muy proporcionada y con una carita angelical que aun conserva desde su juventud, en verdad muy linda.
Desde hace algún tiempo surgió la conversación de permitirse cierta libertad sexual siempre con el acuerdo del otro, esto surgió después de ver una serie en Amazon llamada el juego de las llaves. La idea siguió rondando en mi cabeza, ¿Qué pasaría si ella quisiera tener sexo con otro hombre?, los celos surgen en forma innata en mi, no obstante, también surgió una excitación que no había sentido nunca, tanto así que comencé a fantasear con eso mientras tenía sexo con ella y la verdad es que la relación mejoró muchísimo.
Después de esa conversación nunca mas hablamos del tema, hasta que mi morbo fue mas allá y le conté que para mi sería excitante saber si ella realmente lo desea, que yo lo permitiría siempre y cuando después de hacerlo estuviera inmediatamente conmigo, no quería que hubiese una especie de relación con la otra persona, solo sexo.
Así fue que un día me hablo de un conocido de ella, un hombre mayor con el que trabaja esporádicamente y que ha intentado por años seducirla, pero siempre con mucho respeto, me dijo que era un tipo alto, macizo, no bien parecido pero muy educado, que a ella le llamaba la atención un sillón que tenía este señor en su estudio de abogado y que mas de alguna vez imaginó ella tener sexo ahí, eso le excitaba, mas que el tipo, la situación, el ambiente donde podría darse.
Acordamos hacerlo, así ella comenzó a responder los mensajes de este tipo de manera mas cordial y mas cercana, hasta llegar en algún momento a dejar seducirse, a aceptar los mensajes que de a poco fueron subiendo de tono en la medida que fue transcurriendo el tiempo, así pasaron varias semanas hasta que mi mujer aceptó con mi consentimiento ir a reunirse con el a su oficina para tener sexo ahí, con la excusa de mi mujer de no querer ir a un motel por seguridad o temor a ser descubierta.
Llegó el día, mi mujer y yo muy nerviosos y expectantes por la situación, ambos deseábamos que el momento llegara y probar que podíamos dar mas morbo a nuestra relación con esta aventura, la fui a dejar al edificio, antes de bajar de mi automóvil me preguntó si estaba seguro, que aún podía excusarse, le respondí que yo estaba seguro y le pregunté si ella lo estaba, me dijo que sí, que tenías ganas de hacerlo, me dio un beso y se fue.
Durante el tiempo que transcurrió, mi espera fue una mezcla de sentimientos extraños, celos y mucha excitación, imaginaba la escena, mi mujer es muy fogosa y el tipo era muy grande en relación a la contextura de mi mujer. Al cabo de una hora, me llama por teléfono y me dice que ya salió del edificio, que la pase a buscar, no demoré nada pues esperé en un estacionamiento cercano así es que prontamente estábamos juntos, subió al automóvil, me dio un beso y me dijo que fuéramos a casa, que quería hacer el amor conmigo.
No tardamos en llegar, estábamos muy cerca, entramos al dormitorio y sin mas nos desnudamos, inmediatamente hicimos un 69, fue algo que surgió sin siquiera conversarlo, comencé a sentir la mezcla de olores y sabores en su entrepiernas, sus jugos mezclados con semen, el olor a sexo, a sudor, me excito de sobremanera, de pronto contrajo su vagina provocando que saliera de su interior semen, no dude en tragarlo sin antes saborearlo, me gustó su sabor, me gustaba todo, me estaba haciendo un sexo oral increíble, me levanté, la tomé y comencé a penetrar en posición de misionero, nos mirábamos a los ojos con mucho amor, pasión y deseo, mientras la penetraba le preguntaba que poses habían hecho, ella comenzó a narrarme en detalle todo y mi mente imaginaba la escena, me dijo que tenía un pene grande que eso la excitó mucho, que no dudo en hacerle sexo oral, que la penetro con mucha fuerza en varias posiciones, que fue intenso, que ella sentir la penetración y el deseo de su amante la calentó mucho, que le había provocado muchos orgasmos y que en verdad lo había disfrutado mucho, le pregunté si lo volvería a hacer y me dijo que le encantaría poder hacerlo muchas veces mas con él, que fue muy caliente que le gustó mucho, todo eso provocó mayor excitación en mi lo que me hizo explotar en un orgasmo que no había experimentado nunca.
Quedamos rendidos, abrazados, amándonos, con mucho cariño y amor besándonos y abrazandonos, fue algo maravilloso que repetiríamos después y que me transformo en un hombre bisexual, pues el sabor del semen hizo que me interesara por tener sexo con hombres.
Delicioso!!!