Descubriendo las infidelidades de Maricucha (Relato a 4 voces) III
Al entrar a la habitación la lancé al centro de la cama, le abrí las piernas y miré su raja, abrí ligeramente con los pulgares de ambas manos y pude notar el líquido transparente de su arrechura, seguí mirando cómo un hilillo bajaba por su pierna….
Yo no dejaba de visitar el Troca, tenía allí dos cholitas que me hacían ver estrellas, en una de esas me doy la sorpresa que el tipo de la Av. Tacna estaba parado en la puerta de una Kine que se llamaba Yesenia, la última vez que me atendí traté de penetrarla por el culo, pero no se pudo a pesar que era una tipa de cuerpo grande y ya no era virgen por allí, me paré al lado del tipo y le pregunté hace cuanto estaba esperando
– Hace 10 minutos, ya sale – me dijo
– Que tal es la tipa, ¿te has atendido otras veces?
– Buena, sabe su oficio
– ¿Lo da el asterisco?
– Si, pero pide un extra
– ¿Cuanto?
– 10 soles
– Me pareces conocido, te he visto en alguna parte
– No sé, quizás
– ¿No eres amigo de Maricarmen?
Me miró sorprendido, no le dejé reflexionar
– Si, la vez pasada estabas hablando con ella y me dijo que eras un amigo
– ¿Y tú?, ¿Que eres de ella?
– Un primo, un primo de su esposo
– ¿De su esposo?, ¿tiene esposo?
– Que, ¿no sabías?
– Ella me dijo que era soltera, no sabía que era casada
Se abrió la puerta y se metió inmediatamente, para ese momento ya tenía un plan, en vez de esperar en la puerta fui rápido donde una putita con la que terminé rápido y me fui hacia la puerta de salida.
Cuando salió del cuarto le salí al encuentro
– Soy Miguel, quiero hablar contigo
– ¿Que, le vas a contar a tu prima que me viste en el chongo? – me responde
– Nada por el estilo, ¿podemos hablar un rato?, yo tomo un taxi a la Av. Faucet
– Vamos – me dice
Tomamos un taxi, yo subí primero en el asiento de atrás
– No me digas que vas a acusarme con su esposo, ¿es un chantaje?
Seguía la desconfianza en sus palabras y en su forma de actuar
– La verdad, yo no soy primo de ella ni de su esposo, ella está saliendo también conmigo, es una zorra.
Me miró sorprendido y quedó en silencio pensando.
– Y la verdad no sé con quienes más sale, estoy averiguando y estoy descubriendo lo puta que es.
Parecía no asimilar las cosas que le decía, seguía en silencio
– ¿Hace cuánto tiempo sale contigo? – le pregunto
– ¿Y por qué debo creer en ti?, ¿qué quieres que haga?
Llegamos a la Av. Faucet y tomamos hacia La Marina, hice detener al taxi frente a un restaurant.
– Vamos a tomar una gaseosa
Se bajó como un autómata, me di cuenta que le había causado una conmoción.
Entramos en el restaurante, pedí un café y él pidió una gaseosa, estaba un poco más tranquilo.
Charlamos largo rato, se llamaba Joaquín, me contó que hace como 6 meses que salían y estaba ilusionado con ella, la tomaba como su enamorada e incluso les había presentado a sus amistades, yo le conté cómo luego de tirar con ella yo le había seguido y había visto que entraban al hotel con él, llegó a un punto de indignación y pronunciaba de rato en rato! puta!, !que puta!. Luego le dije que él tampoco no era ningún ángel y no tenía por qué tenía que sentirse traicionado.
– Si te gustan las putas, aprovéchala, como lo hago yo.
Luego le confesé la razón para hablar con él, al principio creyó que podríamos vengarnos, pero yo le aclaré que no quería hacerla ningún daño, pero si ella se creía una puta, podríamos hacerla más puta todavía, al final se entusiasmó un poco, intercambiamos nuestros números de celular y quedamos en coordinar algún plan.
El siguiente paso era ubicar al otro pata, sólo le había visto una vez y no sabía si salía frecuentemente con ella, me puse a vigilar a Maricarmen, ubiqué la oficina donde trabajaba y me encontré con otra sorpresa. En la oficina trabajaban unas 10 personas, uno era mayor que todos y a las claras que era el jefe, era el único que abría con llave aparte del guardián, una tarde ella salió un poco temprano y casi me pesca, pero estaba tan apurada y distraída que presumí que iban en pos de una cita, la seguí hasta cerca del aeropuerto y ¡ho! sorpresa, desde lejos pude observar que la persona que la esperaba era su jefe, fueron caminando hasta un hotel y se metieron, – mierda -, ¿con cuántos está cachando esta puta?.
Un fin de semana me invitó a una pollada (para los que no son de Lima las polladas eran unas fiestas de barrio que organizaba una institución o una familia con fines benéficos, se vendía comida a base de pollo, bebidas y las fiestas duraban «hasta las últimas consecuencias»). La pollada era de su amiga para recaudar fondos pro salud, cuando llegué había bastante gente y yo estaba perdido sin conocer a nadie, cuando ya me disponía a irme ella llegó toda radiante con un vestidito negro floreado que le llegaba más arriba de las rodillas, aquellos una sola pieza cuya cintura queda casi a la altura de las axilas, estaba deliciosa y se me paró mi amigo al instante tan solo verla, me presentó a varios de sus amigos y amigas del trabajo, también me presentó a una amiga que dijo era «amiga de correrías», conversamos, bailamos, comimos y bebimos, por efecto del alcohol se la veía coqueta, con el rostro sonrosado y los ojos dilatados, a lo lejos se notaba su arrechura, a eso de las 9 de la noche la dije que nos ya nos fuéramos, me dijo que me retire disimuladamente que me daba alcance en la esquina, así lo hice y la esperé un rato en la esquina, sólo fue unos cinco minutos, al llegar me tomó del brazo y me dijo al oído.
– Llévame donde sea, estoy arrecha para ti.
Yo ya tenía una idea, había visto un hotelito en la Av. Universitaria, tomamos un taxi con esa dirección, cuando llegamos y entramos al hotel no me pude arrepentir, era adecuado, al subir y tomar el pasillo hacia la habitación, la levanté para besarla y a la vez mis manos pasearon por sus piernas, sus glúteos y sus senos, tuve la tentación de poseerla allí mismo, pero unos pasos en las escaleras me desanimaron, al entrar al cuarto, cuando estuve por abalanzarme me paró y dijo:
– Un ratito amor, no he comido nada y tengo hambre, vamos a comer algo a la esquina
En la esquina habíamos visto un restaurante, pero estábamos a media cuadra, teníamos que caminar un poco, le dije.
– Como quieras nena, pero quítate tú calzón, quiero verte semidesnuda en la calle.
Con una carita pícara, se sacó el calzón, lo olió y me lanzó a la cara, olía a hembra arrecha.
Salimos del cuarto y al bajar la escalera tenía que ajustar su minivestido al cuerpo, ya en la calle me imaginaba su chuchita al aire recibiendo la brisa de la noche, al lado del hotel había un terreno descampado, la arrimé al lado de la pared y mientras la besaba le pasé los dedos por su raja, estaba super mojada, continuamos hasta el restaurante de la esquina, las pocas personas que aún habían nos miraban con curiosidad, nos sentamos frente a frente ella mirando hacia la pared, pedimos cualquier cosa para comer, mientras esperamos los platos dije bajito.
– Abre las piernas y muéstrame tu chuchita
Había suficiente luz, ella miró primero a sus espaldas donde las pocas personas ahora estaban concentradas en sus platos o en su conversación, disimuladamente se puso a mi vista, separó las piernas y se subió la faldita dejando a mi vista su rajita afeitada, haciendo muecas obscenas con la boca, vi venir al mozo y le dije bajito.
– Viene el mozo
Ella disimuló rápidamente y cuando se fue me dijo al oído.
– Eres un marrano, me estoy chorreando
Comimos rápidamente y la llevé del brazo por la calle solitaria por donde pasaban los vehículos de vez en cuando, al llegar al terreno descampado, nuevamente la arrimé a la pared del costado del hotel, saqué mi verga que en todo momento estaba erecto y la quise penetrar levantando ligeramente la falda de su vestido, si bien entró la cabeza de mi verga la posición era incómoda por lo que apuramos los pasos al hotel.
Al entrar a la habitación la lancé al centro de la cama, le abrí las piernas y miré su raja, abrí ligeramente con los pulgares de ambas manos y pude notar el líquido transparente de su arrechura, seguí mirando cómo un hilillo bajaba por su pierna, sin pensar en otra cosa apliqué mis labios y pasé mi lengua caliente a lo largo de su hendidura, ella gimió agarrando y presionando mi cabeza hacia su almeja, seguí saboreando esa delicia pasando mi lengua desde el clítoris hasta su culo, ella se había bajado los tirantes de su vestido hasta la cintura y se masajeaba los pezones con la palma de ambas manos, tenía los ojos cerrados y la lengua ligeramente fuera de los labios abiertos, sólo faltaron unos chuponcitos a su clítoris para venirse sonoramente, luego de algunos minutos nos desnudamos completamente, yo echado en la cama la jalé su cabeza hacia mi verga que estaba muy parado, luego nos acomodamos en un 69 por unos minutos, luego poniéndose encima mío dirigió mi verga hacia su almeja, pero en lugar de introducirlo pasaba su almeja presionando su clítoris en mi verga echada, una y otra vez, cuando al fin, por propia iniciativa mi verga se introdujo en su cueva, ella dio un suspiro y presionó para que entre hasta el fondo, luego siguió una cabalgata frenética hasta casi venirnos los dos, en un respiro, ella susurró en mis oídos:
– Métemelo por el culo
Yo, obediente, me puse detrás de ella que se puso en posición de perrito.
Con sus jugos que salían de su almeja y mi líquido pre seminal unté mi dedo índice y presioné en su agujero trasero, se notaba que no tenía mucho recorrido aun cuando yo ya la había probado antes, esto pude notar porque se resistía cuando quise meterlo dos dedos, en lugar de seguir insistiendo puse la cabeza de mi pene justo en el ojal de su culo, presioné un poquito luego la dije:
– Presiona tú misma nena, hazlo entrar tu sola
Ella empezó a mover su culo presionando contra mi verga, alejando y presionando una y otra vez, hasta que poco a poco fue cediendo su esfínter y pude notar que toda la cabeza ya estaba adentro, traté de presionar al ritmo que ella regresaba, con un poco de esfuerzo se fue metiendo hasta el fondo de su funda, luego empecé el mete saca, sacando casi totalmente y metiendo cada vez más adentro, luego seguí pero sacando completamente y metiéndolo completamente hasta chocar con sus cachetes, fue una penetración frenética hasta que ella se echó de plano en la cama, yo le seguí perforando incansablemente hasta que nos venimos casi al unísono regando su culo con mi abundante leche, luego me quedé echado totalmente sobre ella con la verga clavado en su culo hasta que se ablandó, aun así no lo saqué y seguimos pegados como diez minutos, luego del cual nos separamos, noté que la leche se derramaba por su culo abierto mojando las sábanas, luego un largo silencio ella habló.
– Que bárbaro, casi me rompes con esa tu cosota.
– No me digas que eres virgen, la vez pasada ya lo hicimos.
– La vez pasada me hiciste ver estrellas, fue la tercera vez que me lo metían por el culito.
– ¿Quién te rompió tu culito?, no creo que sea tu esposo.
– Nooo, fue mi jefe, fue hace poco.
– ¿Y por qué?, ¿tu esposo no se animaba?
– Jajajaja, si supieras, primero mi esposo lo tiene muy chiquito y no me ha insinuado nunca, y segundo porque yo pensaba que era algo cochino, de hecho, mi jefe estaba loco por mi culito, pero yo no me dejaba, al principio no me gustaba.
– ¿y, que pasó?
– Mi amiga me fue metiendo en la cabeza, me decía que era lo más rico que había, hasta que me animé con mi jefe y dejé que me lo meta, la primera vez me dolió horrores, pero ahora ya me está gustando.
Seguimos hablando hasta tarde, en algún momento yo le dije.
– Bueno, me gustó tu conversación, ahora seguro que debes irte, tu esposo debe estar esperándote.
– No te preocupes, ya le dije que voy a quedarme a dormir donde mi amiga, así que podemos cachar toda la noche.
– Que puta eres
– Si soy una putita, una putita para ti y quiero que me comas toda la noche.
Mientras conversábamos me fui calentando nuevamente, ya tenía mis dedos en su chucha que estaba todavía mojada por la penetración y empezaba a mojarse más, mi verga se paró también, ella empezó a masturbarme y mirando a mis ojos se puso nuevamente a su boca, cogimos 4 veces, luego de la segunda faena dormimos un poco y desperté con su boca caliente en mi verga, finalmente lo hicimos a las 6 de la mañana, antes de irnos a nuestras respectivas casas.
Luego de aquella noche, seguí investigando las andanzas de Maricarmen, mi plan seguía en curso.
El jefe no entraba en mis planes, ni el esposo, dejé de seguirla y una tarde cuando la llamé y le dije si podía vernos esa tarde, me dijo que no podía, tenía que regresar a casa temprano, ¿a la casa? – veremos – me dije y la fue a vigilar nuevamente, se fue con dirección a centro, a la alameda Chabuca Granda. Era el tío de la primera vez, fueron al mismo hotel que fuimos la esa vez, le esperé hasta que saliera, la acompañó hasta la Av. Tacna, ni siquiera tuvo la decencia de enviarla en un taxi, ella se subió a un micro, yo le intercepté al pata, se llamaba Raúl, me contó sobre su relación con Maricarmen y aceptó entrar en el plan, pero me quedaba todavía una sorpresa. Por aquellos días yo fui al aeropuerto a esperar a un familiar que llegaba de afuera, cuando ya estaba por llegar en un taxi veo a Maricarmen bajar del puente peatonal hacia el Centro Aerocomercial, ella no me vio y como tenía todavía tiempo suficiente hice parar el taxi un poco más adelante y regresé vigilándola de lejos, ella entró al centro y se dirigió a una de las agencias de aduana, esperé prudentemente y luego de un cuarto de hora la vi saliendo con un pata alto y se dirigieron a una cafetería, al poco rato salieron y se despidieron, pero al despedirse movía la cabeza como aceptando algo, a la salida del centro hice como que me encontraba de casualidad, la dije que venía a recoger a un familiar y que no podía escaparme a cachar con ella en ese momento, la dije para encontrarnos a eso de las 5:50 de la tarde, hora de salida de su trabajo, me dijo que tenía que ir temprano a su casa a atender a sus hijos, lo que me hizo sospechar que tenía algo planeado para la tarde y me decidí a seguir espiándola. A la hora que sale de su trabajo, esperé y la seguí, efectivamente se fue con dirección al aeropuerto, tomé un taxi y la seguí a prudente distancia, se bajó a la dirección de Santa Rosa, cruzó la pista y efectivamente allí la esperaba el flaco de la agencia, como era de esperar se dirigieron a uno de los hoteles de la zona, yo les seguí hasta que entraron. Otro día fui al centro aerocomercial por un asunto de mi trabajo y abordé al pata, se llamaba Bruno, luego de charlar sobre asuntos de trabajo le solté el asunto de Maricarmen, me dijo que salían hacía poco y era la tercera vez que se la cogía, no se imaginaba la joyita con la que salía, luego de explicarle mi plan aceptó participar y quedó más o menos bosquejado un plan.
CONTINUARÁ…
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