Desnudo en el jacuzzi
Tom es sorprendido mientras esta relajándose desnudo en el jacuzzi por la noche. .
Tom ha sido mi mejor amigo desde el instituto e incluso seguimos siéndolo después de que se casara y tuviera una hija. Fue a través de la mujer de Tom, Liv, que conocí a mi propia mujer, Amy. Nos hemos mantenido tan unidos a lo largo de los años que incluso nos vamos de vacaciones juntos. Este año nos habíamos ido a España.
Las vacaciones han ido muy bien hasta ahora y hemos disfrutado de la semana que hemos pasado aquí explorando y haciendo todas las cosas que uno esperaría de los turistas. Por la noche nos retirábamos a las dos cabañas contiguas que habíamos alquilado. Esta noche, sin embargo, Amy y yo habíamos decidido quedarnos fuera un poco más tarde y tomar unas copas. Toda la noche Amy se había burlado de mí, susurrándome al oído las cosas que quería que le hiciera más tarde, así que cuando salimos del bar yo estaba a punto de arrancarle la ropa y follármela delante de todo el mundo.
No puedo evitar sentirme un poco molesto mientras saco a mi ahora inconsciente esposa del taxi y la llevo a la cabaña en la que nos alojamos. La deposito suavemente en la cama y le beso la frente, pero sé que masturbarme no será suficiente para aliviarme, así que me desnudo y me dirijo al jacuzzi. He querido usar el jacuzzi desnudo desde el momento en que llegamos a las cabañas, pero con Emily, la hija adolescente de Tom, cerca me había parecido inapropiado. Es casi medianoche y todos duermen, así que creo que es el momento perfecto y espero que incluso me ayude a bajar la excitación que llevo.
Me hundo en el jacuzzi con un suave gemido mientras el agua caliente me envuelve haciendo que todos mis dolores y molestias desaparezcan. Me recuesto y me relajo, pero, aunque me siento relajado, sigo sintiéndome sexualmente frustrado. Considero la posibilidad de masturbarme en el jacuzzi, pero luego pienso en cómo mi semen terminaría arremolinándose en el agua conmigo y decido no hacerlo, un momento después me alegro aún más de mi decisión.
– ¿Tío Dean?
Una suave voz femenina me pregunta desde unos metros detrás de mí y al instante sé quién es, porque no tengo hermanos, sólo una persona en el mundo me llama tío y es Emily.
– ¿Qué haces aquí pequeña? – pregunto llamándola por el apodo que le tengo desde que era un bebé, pero al mismo tiempo maldigo en silencio porque esta es exactamente la situación que había querido evitar.
– No podía dormir. Y ya no soy pequeña. – me dice poniendo voz de enfado fingido y haciéndome un mohín con los labios carnosos.
Mirando a Emily, estoy de acuerdo con ella en que ya no es exactamente pequeña con su casi metro setenta de estatura y, como no lleva nada más que un escaso bikini azul, puedo ver otras formas en las que ha madurado. Sus pechos aún se están desarrollando, pero su forma y sus pezones dentro de la parte superior del bikini son evidentes, y no puedo evitar fijarme en su culo tonificado cuando pasa junto a mí hacia el otro lado del jacuzzi.
– Sí, ya no eres pequeña.
Me arrepiento al instante cuando oigo el tono ronco de mi voz que nace de una mezcla de mi excitación y el hecho de que el bikini de Emily no deja nada a la imaginación, lo que se acentúa aún más cuando empieza a meterse en el jacuzzi y puedo ver la parte de abajo de su bikini aferrándose y delineando los contornos de su coño.
– ¿Dónde estás mirando, tío Dean?
Su voz es ligera y burlona y, viniendo de otra mujer pensaría que ella está coqueteando burlonamente conmigo, pero dudo que Emily haga eso, entonces ella mira hacia abajo en la bañera de hidromasaje y, no importa cuánto trato de ocultarlo, el hecho de que estoy desnudo es obvio.
– ¿Por fin se nos permite estar desnudos en el jacuzzi? – me pregunta al darse cuenta de mi desnudez.
Como no encuentro palabras para responderle, empieza a quitarse el bikini, empezando por la parte de arriba dejando al descubierto sus incipientes pechos y sus puntiagudos pezones rosas. Sin dudarlo, se quita la braguita del bikini enseñándome una pequeña mata de vello púbico.
– Así está mucho mejor. – dice con un suave gemido que suena puramente sexual y hace que mi polla se retuerza incluso cuando intento esconderla bajo las manos.
No puedo dejar de mirarla mientras se relaja de nuevo en el jacuzzi y saca los pechos hacia mí mientras se pasa las manos por el cuerpo, lo que me hace pensar aún más que está flirteando conmigo.
– Emily, ¿qué estás haciendo? – le pregunto mientras su mano se sumerge entre sus piernas.
– ¿Qué? ¿Quieres ver mejor, tío Dean? – bromea, confirmando mi sospecha de que está flirteando conmigo cuando abre bien las piernas y me muestra su joven coño.
– ¿Qué coño estás haciendo Emily? – le pregunto manteniendo la voz baja porque no quiero despertar a sus padres o a mi mujer.
– Oh vamos tío Dean, he visto la forma en que me miras, sé que me deseas. – dice mientras se levanta y camina hacia mí poniendo su coño a la misma altura que mi cabeza. Se inclina y me susurra al oído. – Yo también te deseo.
– Creo que tienes una idea equivocada. – le digo, aunque mis palabras son mentira porque ahora mismo puedo sentir como mi polla se endurece mientras miro su cuerpo desnudo de adolescente y me pregunto cómo sería follármela y sentir su coño envolviendo mi polla.
– Sé que quieres follarme, así que ¿por qué no lo haces? Todo lo que tienes que hacer es poner esto… – dice agarrándome la polla antes de frotárla por el coño y añadir. – …aquí dentro.
Siento que mi polla se retuerce y se pone aún más dura ante sus acciones y me doy cuenta, con una especie de jodido asombro, de que no aparta su mano de mi polla mientras empieza a acariciárla lentamente. Prácticamente puedo oír cómo mi mente discute consigo misma, ya que una parte de mí no desea otra cosa que agarrar a Emily y follármela hasta correrme dentro de su coñito adolescente, mientras que la otra parte sabe que si lo hiciera podría meterme en un buen lío, perder a mis mejores amigos y a mi mujer. Todos los pensamientos sobre lo que debería o no debería hacer desaparecen de mi mente cuando Emily suelta mi polla y pasa una de sus piernas por encima de las mías, de modo que se sienta a horcajadas sobre mí y luego se pasa su largo pelo teñido de rosa por los hombros antes de inclinarse hacia delante y besarme.
No sé cómo responder a su beso, si apartarla o abrir la boca y dejar que su lengua, que siento recorrer mis labios, entre en mi boca. Mi mente me grita que la aleje y salga de esta situación lo antes posible, pero mi cuerpo parece rebelarse y mis labios se abren aceptando la lengua de Emily en mi boca. Besar a Emily es extraño, porque nunca se me ocurriría besar así a alguien de su edad, y sé que debería sentirme mal, pero, aunque me siento mal, también me siento bien, como comiéndome la fruta prohibida.
– Sabía que no serías capaz de resistirte a mí, ningún chico puede si realmente los deseo. – me informa mientras empieza a apretar su coño contra mi polla.
Sus palabras me hacen reevaluar completamente a esta chica que conozco desde el día en que nació, hace ya dieciocho años.
– Apuesto a que estás intentando adivinar a cuántos tíos me he follado. – me susurra al oído, su voz se vuelve aún más ronca por la excitación cuando añade – ¿Por qué no te añadimos a esa lista?
– No, no puedo. – le digo, pero al mismo tiempo no hago ningún movimiento para apartarla o impedir que siga rozándose. – Si tu padre se entera. – dije casi susurrando, dejando la idea en el aire como si fuera una amenaza.
– ¿Crees que papá no me ha follado ya? – gruñe empujando su coño sobre mi polla y forzándola entre mis piernas. – No pudo resistirse a mi apretado coñito.
– ¿Qué? – pregunto con la voz entrecortada por la conmoción que me producen sus palabras y la sensación de que se levanta para que mi polla vuelva a erguirse y empezar a restregar su coño a lo largo de ella de nuevo.
– A papá le encanta follarme y a ti también te encantará. – dice en voz baja mientras se inclina contra mí, presionando sus incipientes pechos contra mi pecho.
– Emily, no. Estoy casado y tú eres demasiado joven. – le digo antes de que un suave gemido escape de mis labios porque ella sigue apretando su coño contra mi polla.
– Lo que la tía Amy no sabe no puede hacerle daño. – dice su voz en un ronroneo bajo mientras pasa sus manos por mi pecho. – Tal vez solo necesitas algo de persuasión.
Las palabras apenas han salido de la boca de Emily cuando empieza a deslizarse lentamente por mi cuerpo apretándose contra mí todo el tiempo para que pueda sentir sus pezones duros. Contemplo en trance, paralizado, cómo Emily se echa el pelo rosa por detrás de la cabeza y, mirándome con esos brillantes ojos azules, sumerge la cabeza bajo la superficie del agua y se mete mi polla en la boca. Mueve la cabeza arriba y abajo sobre mi polla y utiliza la lengua para hacerme la que, en mi opinión, es la mejor mamada de mi vida.
Una parte de mí sabe que debería pararla ahora mismo y que esto ha ido demasiado lejos, pero otra parte más grande de mí se alegra de que se esté haciendo algo con la excitación con la que me había dejado el desmayo de mi mujer cuando volvíamos a la cabaña desde el bar. La parte oscura de mí que quiere que continúe, triunfa y, aunque sé que esto está mal, no trato de detenerla porque no quiero que se detenga más. Puedo sentirme más y más excitado por segundos, especialmente cuando ella continúa chupando mi polla, a pesar de que debe estar quedándose sin aire, como si servir a mi polla fuera más importante para ella que respirar.
Empiezo a preocuparme por Emily, que sigue chupándome la polla como si su vida dependiera de ello. Me planteo sacarla del agua para que pueda respirar, pero cuando estoy a punto de meter la mano bajo el agua, siento que agacha la cabeza y se lleva la polla a la garganta, intentando meterla entera. No puedo evitar soltar un gemido cuando mi polla entra en su garganta y ella sigue bajando la cabeza empujando mi polla más y más dentro de su garganta a pesar de que debe estar estirando su pequeño cuello. Nunca antes me habían hecho una garganta profunda y no entendía muy bien el atractivo, pero ahora me doy cuenta de que me lo he estado perdiendo.
Emily deja mi polla en su garganta un momento antes de levantar la cabeza, dejando que mi polla se deslice fuera de su garganta y luego de su boca, mientras saca la cabeza fuera del agua tosiendo suavemente. Emily desliza su cuerpo por el mío y veo que sus brillantes ojos azules están teñidos de rojo por una mezcla de lágrimas mientras me hacía la garganta profunda y el cloro del agua del jacuzzi. Se detiene sentada en mi regazo, con las piernas abiertas a ambos lados de las mías y el coño apretado contra mi polla. La atraigo hacia mí y, sin dudarlo, aprieto los labios contra los suyos, besándola profundamente sin importarme el hecho de que hacía tan solo unos segundos que sus labios habían rodeado mi polla.
– ¿Vas a follarme ahora, tío Dean? – pregunta ronroneando mientras se frota contra mí haciéndome gemir suavemente y moverme con ella frotando mi polla contra su coño.
– Te voy a reventar. – gruño haciéndola sonreír de una forma tan lasciva que me provoca más ganas de estar dentro de ella.
– Sí, tío Dean, fóllame el coñito. – jadea mientras la agarro por las caderas y la levanto para poder meterle la polla. Mientras la levanto, ella se agacha alineando mi polla con su entrada, así que cuando empiezo a bajarla se va empalando con mi polla.
– Dios, estás tan apretada. – gruño mientras su coño parece resistirse a ser penetrado por mi polla, como si fuera demasiado grande para su pequeño coño adolescente.
– Joder, eres tan jodidamente grande. – gime sonando como si le doliera un poco, lo que me hace dejar de bajarla por miedo a hacerle daño de verdad a pesar de que sólo la cabeza de mi polla está dentro de ella.
– ¿Estás bien? ¿Te estoy haciendo daño? – pregunto rápidamente, un poco preocupado por ella, y queriendo saber si necesita que la saque.
– Dame un segundo. – dice jadeando, haciéndome pensar que las sensaciones son demasiado para ella, pero un segundo después vuelve a hablar. – Eres más grande que cualquiera que me haya follado antes.
– Entonces iremos poco a poco. – le digo y espero un momento antes de empezar a empujar lentamente dentro de ella. – Háblame, dime si quieres que vaya más despacio, que acelere o que me salga.
– Sólo ve despacio, por favor. – dice en voz baja y sonando un poco preocupada, con toda la confianza arrogante de antes ahora desaparecida de su voz, dejándola sonando como la adolescente que es.
– Lo haré. – le digo antes de capturar sus labios en un beso suave pero profundo mientras empujo lentamente mis caderas hacia arriba para deslizarme más dentro de ella en lugar de bajarla sobre mi polla.
Emily emite sonidos suaves que son en parte gemidos y en parte quejidos mientras empujo lentamente mi polla más dentro de ella. Me planteo sacarla y parar por miedo a hacerle daño, pero le había dicho que me dijera que parara si eso pasaba y aún no me ha dicho que pare, así que no lo hago. Sigo empujando lentamente hasta que toco fondo dentro de ella, incapaz de encajar más de mi polla, me mantengo quieto dentro, dejando que se acostumbre a mi longitud y circunferencia mientras disfruto de la sensación de su apretado coño húmedo envolviendo firmemente mi polla.
– Ya puedes empezar a moverte. – me dice en voz ronca y baja, pero antes de que empiece a moverme me inclino hacia delante y la beso suavemente.
Mantengo mis labios pegados a los de Emily mientras empiezo a sacar lentamente mi polla de su interior hasta que sólo queda la cabeza. Rompo el beso para dejarla respirar, y ella lo hace, tragando bocanadas de aire mientras la beso suavemente por el cuello y por el pecho hasta llegar a sus pequeños pechos incipientes. Alterno la succión y la lamida de ambos pezones mientras empiezo a introducirla lentamente en su interior, con la esperanza de que el placer añadido la ayude a relajarse un poco para que pueda follarmela como es debido.
Emily emite suaves gemidos, casi quejumbrosos, cuando empiezo a sacarla de nuevo, dejándole solo la cabeza dentro. Pienso en sacar una de mis manos de debajo de ella para jugar con el pezón que no tengo en mi boca, pero decido no hacerlo por miedo a dejarla caer sobre mi polla y hacerle daño. No dejo de acariciar sus pezones con la boca mientras vuelvo a empujar dentro de ella notando que esta vez es más fácil, como si empezara a acostumbrarse a mi tamaño, lo que me hace pensar que pronto podré follármela como es debido, cosa que deseo desesperadamente.
– Más rápido. – gime suavemente tomándome por sorpresa y haciendo que me detenga con mi polla enterrada profundamente dentro de ella.
– ¿Estás segura? – pregunto mientras retiro mi boca de su pecho, estaba seguro de que iba a ser yo el que pidiera ir más rápido así que no puedo evitar la incredulidad en mi tono.
Emily asiente con la cabeza, lenta pero claramente, dándome a entender que está segura de ello. Estoy tan sorprendido y asombrado por ella que me abalanzo hacia delante y aprieto los labios con fuerza contra los suyos en un beso profundo, casi castigador, que nos hace gemir a los dos en la boca del otro. No dejo de besarla mientras empiezo a repetir mi acción de sacarle la polla casi por completo, pero esta vez lo hago un poco más deprisa y no me detengo antes de volver a introducirla con la misma velocidad, que repito una y otra vez mientras empiezo a follarla despacio y con suavidad.
– Fóllame bien. – su voz es tan autoritaria que casi la obedezco al instante, pero me detengo antes de hacerlo porque aún me preocupa hacerle daño.
– No quiero hacerte daño. – le digo suavemente preocupado por si me está diciendo que me la folle como es debido porque quiere impresionarme o porque se siente culpable de que no pueda follármela como yo quiero.
– No puedo más, necesito correrme, así que tienes que follarme. – dice con la voz áspera por la lujuria y la necesidad mientras empieza a usar sus piernas para follarse con mi polla como si yo tardara demasiado.
Sentir que Emily intenta follarse a sí misma con mi polla me hace perder hasta la última pizca de autocontrol que me queda y la embisto sacando un suave grito de dolor y placer de sus labios. Las piernas de Emily flaquean ante mi embestida y tengo que sostenerla para evitar que se caiga sobre mi regazo, pero incluso cuando lo hago su pequeño cuerpo se desploma hacia delante contra mí, de modo que su cuerpo queda apretado contra el mío. La beso para amortiguar sus gritos mientras me la follo. Intento follármela con más suavidad de la que me gustaría porque una parte de mí sigue preocupada por hacerle daño, pero la forma en que puedo sentir cada sacudida de su cuerpo y cada convulsión de su coño me hace difícil contenerme.
– Ponte la mano sobre la boca. – prácticamente se lo ordeno cuando tengo que romper el beso, porque, aunque ya no me preocupa follármela, me preocupa que sus gritos de dolor y placer despierten a sus padres o a mi mujer y no quiero que me pillen follándome a la hija adolescente de mi mejor amigo.
Emily me obedece y la aprieta contra su boca, pero sus gritos siguen escapándose y, tras solo un par de empujones, su mano se cae como si toda la fuerza se hubiera escapado de sus brazos. No quiero arriesgarme a sacar una de mis manos de debajo de ella por miedo a dejarla caer de lleno sobre mi polla y hacerle daño, pero tampoco quiero que me pillen follándomela, así que tomo una decisión y la levanto de encima de mí haciéndola gemir ante la súbita pérdida de mi polla llenándola. Pero no permanezco mucho tiempo fuera de su apretado coño, porque en cuanto la saco, cambio de posición y nos doy la vuelta para que ella esté tumbada de espaldas en el agua y yo encima de ella.
Le tapo la boca con una mano y uso la otra para guiarme dentro de ella. En cuanto la penetro, la siento gritar contra mi mano, pero no se escapa mucho sonido. La flotabilidad natural de mi cuerpo impide que todo mi peso se asiente sobre Emily, lo que me deja una mano libre con la que al principio no sé qué hacer, pero después de follármela durante unos instantes recuerdo algo de la primera vez que probé el sexo anal con mi mujer y cómo hacérselo más fácil. Me agacho con la mano que tengo libre y empiezo a rodear el clítoris de Emily con ella, esperando que tenga los mismos efectos que se supone que tiene en el sexo anal, que la ayude a relajarse y que me resulte más fácil follarla.
Mi suposición fue acertada y, mientras sigo follándola y frotándole el clítoris, noto que se afloja un poco y me resulta más fácil meterla y sacarla, pero todo se detiene cuando la oigo gritar contra mi mano. Me preocupa haberla lastimado de alguna manera, pero entonces siento que su coño se aprieta alrededor de mi polla haciéndome imposible seguir follándola y cuando su coño empieza a palpitar y ella empieza a temblar me doy cuenta de que no la he lastimado sino todo lo contrario, está experimentando un orgasmo masivo.
– ¿Te parece bien que siga? – le pregunto a Emily quitándole la mano de la boca cuando deja de temblar y su coño empieza a aflojarse alrededor de mi polla de nuevo.
– Sí, sí. – Sisea con voz ronca y llena de placer. – Quiero volver a correrme así. – me dice con una leve risita que tiembla al salir de sus labios.
La beso con fuerza y le meto la lengua en la boca mientras empiezo a follármela de nuevo con la esperanza de hacerle experimentar otro potente orgasmo antes de correrme. Rompo el beso y empiezo a frotarle el clítoris de nuevo. Le tapo la boca con la mano libre para amortiguar sus gritos mientras bajo la boca hasta los pezones duros como rocas que coronan sus pequeños pechos incipientes y chupo uno de ellos. Noto que Emily grita detrás de mi mano mientras alterno entre sus pezones, chupándoselos y lamiéndolos mientras me la follo y le froto el clítoris, puedo sentir hasta qué punto las sensaciones la están abrumando por la forma en que cada uno de sus músculos parece estar completamente rígido.
No tardo mucho en sentirla gritar y su coño empieza a palpitar alrededor de mi polla como si intentara ordeñarla y, aunque su coño se tensa como la última vez, sigo follándomela porque noto que estoy al borde de mi propio orgasmo. Todo el cuerpo de Emily se estremece al llegar al orgasmo y noto que intenta respirar hondo por la boca, así que le quito la mano de la boca el tiempo suficiente para que tome aire a bocanadas.
– Joder, voy a correrme. – gruño unos instantes después de sentir el orgasmo de Emily por segunda vez. Intento salir de ella, pero cuando lo hago me rodea con las piernas.
– Córrete dentro de mí. – dice casi gruñendo mientras aprieta las piernas a mi alrededor para que no pueda salir de ella.
Dejo escapar un gruñido mientras empujo mi polla profundamente dentro de Emily hasta el punto de tocar fondo dentro de ella incapaz de moverme más y, cuando lo hago, llego al orgasmo disparando chorro tras chorro de semen directamente en su vientre. En el momento en que termino de disparar mi semen dentro del vientre adolescente de Emily la culpa y el pánico empiezan a aparecer, porque si alguien se entera de lo que he hecho entonces perdería a mis mejores amigos y a mi esposa, hay una buena probabilidad de que la gente se entere sobre todo si Emily no está tomando nada.
– Mierda, por favor dime que estás tomando algún tipo de anticonceptivo. – digo con la voz temblorosa por el miedo ante la posibilidad muy real de que acabe de dejarla embarazada.
– ¿Y si te digo que no? – pregunta Emily.
Siento que toda la sangre se me escurre de la cara y la bilis me sube del estómago como si estuviera a punto de vomitar, pero entonces la oigo reír y veo la sonrisa descarada en su cara.
– Claro que lo estoy, no estoy preparada para ser madre. – me dice riendo.
– Oh, menos mal. – suspiro sintiendo un ligero alivio al saber que no acabo de dejar embarazada a la hija adolescente de mi mejor amigo, pero al mismo tiempo me preocupa que se lo cuente a la gente, así que no puedo evitar añadir. – No puedes contárselo a nadie.
– Quiero contárselo a papá para que la próxima vez que me folles pueda chupársela y luego chupártela a ti mientras él me folla a mí. – me dice pareciendo absolutamente seria y haciendo que me pregunte una vez más si Tom realmente se la habría follado.
– Estás bromeando verdad, tu padre no tuvo sexo contigo. – digo, una parte de mí espera que ella estuviera mintiendo sólo para tratar de engañarme y follármela, mientras que otra parte de mí espera que lo haya hecho sólo para no sentirme como una basura por follármela.
– Claro que lo ha hecho, como he dicho ningún tío se me resiste si de verdad quiero que me follen. – me lo dice en el mismo tono serio, pero con una sonrisa pícara pero erótica en la cara y esta vez le creo.
– Mierda. – jadeo mientras ruedo y me alejo de ella pensando en lo mal que está todo esto y preguntándome qué había hecho a Emily así y cómo no me había dado cuenta antes. Pensaba que era una dulce e inocente niña.
– Era el más grande que he tenido hasta ti. – ronronea vadeando a través del agua hacia mí con esa sonrisa todavía en su cara. – Haré un trato contigo. No le contaré a nadie lo de esta noche, pero si lo hago, tendrás que volver a follarme al menos una vez a la semana, hasta que pueda aguantar tu polla sin sentir que me desgarra. Aunque dudo que quieras dejar de follarme.
Mientras termina de hablar, Emily se pasa las manos por el cuerpo y yo la miro atónito mientras se rodea los pezones con los dedos antes de meter la mano entre las piernas. No puedo apartar los ojos de ella mientras hace un gesto de dolor al introducir los dedos en su dilatado y dolorido coño, para luego sacarlos con una mezcla de mi semen y los jugos de su coño cubriéndolos. Se lleva los dedos a la boca y saca la lengua para lamerlos antes de metérselos en la boca, chupando con avidez la mezcla de mi semen y sus jugos con un suave gemido. Mete los dedos entre las piernas y vuelve a metérselos dentro antes de sacarlos y empujarlos con fuerza entre mis labios. No puedo evitar soltar un gemido al saborear el resultado de lo que acabamos de hacer juntos.
– Ves, hasta sabemos bien juntos. – dice con una risa sensual que me hace querer empujarla y follármela otra vez, pero en vez de eso me hundo en el agua.
– Vale, lo haré. – le digo a regañadientes y veo cómo sonríe y se acerca a mí sentándose a horcajadas sobre mi regazo con las piernas a ambos lados antes de rodearme con los brazos.
– Te dije que ningún chico podría resistirse a mí, ni siquiera tú. – me dice con la misma risa antes de lanzarse hacia mí y besarme, deslizando su lengua en mi boca con una pasión casi febril. Cuando se retira del beso, me mira directamente a los ojos con esos grandes y brillantes ojos azules y me susurra. – Nos lo vamos a pasar muy bien juntos.
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