Disfrutar consiguiendo mi ascenso
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Soy una mujer de 35 años, me case muy joven hace 17 años, profesional que deseaba ascender en mi empresa y fue hace un año que conocí a Francisco, él era el indicado para ayudarme, además no ocultaba su interés por mí, varias veces me subí a su automóvil, claro, con mis compañeras de trabajo.
Pero hubo una ocasión que fue el fin de una capacitación en mi trabajo y sabía que era mi oportunidad, si me invitaba a comer como otras veces la iba a aceptar, fácilmente urdí un plan, de tal modo que ahora ninguna compañera estuviera en ese momento.
Espere a que todas se fueran, hasta que Francisco como otras veces se acerco y me invito y esta vez como estaba enojada con mi esposo, decidí aceptarlo pensando que solo sería una cena.
Ese día llevaba una minifalda negra, una blusa suéter del mismo color, que dejaba ver mis erguidos senos, mis pantimedias finas de color natural que cubrían mis piernas y zapatillas de tacón alto, creo que me veía muy bien según pude apreciar en un espejo.
Salimos y al llegar al auto me abrió la puerta, y al sentarme se me subió la minifalda dejando ver todo, luego acomode mis piernas de modo que él se pudiera seguir deleitando con ellas y vi que en su pantalón irguió su pene, aunque el trato de esconderlo, yo sabía que lo había excitado.
Tomamos camino y en media hora estábamos en una zona de restaurantes y cabañas, al bajarnos del auto caminamos como cien metros para llegar al restaurante rodeado de cabañas.
Había varios clientes.
Nos sentamos cerca de una de las ventanas, al entrar note que no pase desapercibida a los ojos de los hombres que estaban en el lugar.
Eran las ocho de la noche cuando terminamos de cenar y Francisco pidió un vino mas, aunque ya habíamos bebido varios con la cena.
Al terminar estaba algo mareada, el me dijo que no había problema.
En eso comenzó a llover un poco y le dije que tenía que ir al tocador, pagó la cuenta y me acompaño.
Tanto licor me comenzó a excitar y quise en esos momentos cuando nos subimos al auto tomar su falo y besarlo hasta hacerlo explotar, de repente comenzó una tormenta, estábamos frente a una de las cabañas, pasó un encargado y nos dijo si deseábamos entrar porque la tormenta iba para largo y era mejor no de tomar carretera en esas condiciones, el empleado abrió y se fue corriendo.
Yo estaba muy mareada y acepte que entráramos, Francisco prendió fuego a la chimenea.
Estando solos, Francisco se acerco y sin más comenzó a acariciar mi cabello, estando detrás de mí me tomó de los hombros, me acaricio, yo no sabía qué hacer, me tomo de la mano nuevamente, se sentó en una silla, y me halo, y yo quede sentada en sus piernas, el poso su mano en mis muslos, las bajo hasta las pantorrillas, así estuvo un rato, mientras su boca buscaba mi boca y finalmente nos fundimos en un largo beso
Después sus manos, sacaban mi blusa, dejando al descubierto mis pechos, los que tanto le fascinaban y los habría mamado en su imaginación, todavía cubiertos con mi brasier de encaje, sus manos, jugaban con mis pechos, mientras mis nalgas se hallaban cerca de su falo que yo percibía muy duro, realmente me estaba gustando, tener sus manos en mis pechos y de repente también saltaban a mis muslos, hacíendo a un lado mi minifalda, hasta que llegaron a mi vagina.
Yo me estremecí al sentir su contacto y busque su boca, el metía toda su lengua en mi boca, y por fin sus manos pasaron por detrás de mi espalda para desabrochar mi brasier, dejando descubiertos mis senos.
No sé cuánto tiempo pasamos así, luego nos paramos, pero solo para que Francisco bajara el broche de mi minifalda, para despojarme de ella.
Llovía fuertemente anunciando tormenta.
Yo estaba caliente, y por vez primera desnuda ante otro hombre que no era mi marido.
Ahí estaba frente a Francisco, sólo tenía mi tanga.
Francisco besaba mi espalda, tomaba mis senos, mientras yo pasaba mis manos por atrás buscando su pene que había sentido muy duro, me di la vuelta, lo bese mientras mis manos desabotonaban su camisa, le quite la corbata, el saco, y bese su pecho lleno de bellos.
Seguí besándolo hasta que mis manos le quitaron el pantalón, dejándolo solo en bóxer, a continuación Francisco me llevo cerca de la chimenea, y fue por más licor, me sirvió, y finalmente se sentó en la silla, y ya prácticamente desnudos los dos, pues yo seguía solamente en tanga, y él con su bóxer, me senté en sus piernas y pude sentir, su verga en mis nalgas.
Me abalance a besarlo, me colgué de su cuello, estaba excitada.
De repente bebíamos más licor y él me besaba los pechos.
Yo quería que me penetrara ya, pero él iba avanzando lentamente.
Comenzamos a hablar, y de plano le dije.
– Quiero que me hagas tuya, que me cojas.
¿Quieres?
Francisco: Claro, claro, que te voy a coger, te voy a coger como nunca te lo han hecho.
El se quito el bóxer entonces dije…- Mmmmm.
, que rico falo tienes con razón tienes fama de Don Juan, que grande y grueso lo tienes, pero ahora va a ser mío.
Francisco: si va a ser tuyo, pero prométeme que tu también serás mía, sólo mía, estas hermosa, te ves mejor de lo que te imagine desnuda en mis sueños.
Muchos te deben desear, mira, que afortunado soy.
Eres una diosa, mmmmm.
me gustas mucho.
Después me llevo a la cama, y nuevamente más besos, me metía su lengua a más no poder.
Yo ardía en deseos y deseaba tener su falo dentro de mi
– Ya Francisco, si me vas a coger hazlo ya, te quiero dentro de mi vagina, quiero todo tu pene dentro, todo, todo.
Francisco miro mi concha y dijo…Mmmmm.
Qué rica esta, mira que piernas tan hermosas tienes, esos pechos paraditos, te juro que soñaba con tenerte así, hasta erecciones nocturnas tuve pensando en ti.
– Oye que grandote lo tienes, es muy grande con razón dicen que vuelves locas a las mujeres, pero ahora te prohíbo que lo entregues a otras, ya soy la dueña de este falo.
Jajaja.
Yo sabía que solo seria mio tal vez por alguna oportunidad más, porque él tenía fama de resbaladizo.
Y eso era mejor en mi condición de casada.
Aprovecharía la oportunidad y daría me un banquete.
Yo sudaba, estaba bien caliente como nunca, me movía en la cama como una loca, hicimos un 69 cambiando de posición, yo arriba y el abajo, me metía la lengua en la vagina, y yo atrapaba su pene con mi boca, lo chupaba todo, no me faltaba nada.
Que rico sabor.
No paraba de chuparlo y me posesione de él, era mío, todo mío al menos por ese día.
Cambiamos de posición y el se subió sobre mi y su falo comenzó a taladrar mi vagina, con ese tamaño tan grande sentí como se abría paso dentro de mi- OOOh, que rico, ya soy tuya, grite, méteme todo ese falo hasta el fondo, por favor, yaaaa.
siii.
, que rica verga tienes.
El me comenzó a cabalgar como un jinete y yo me movía como podía, el entraba y salía de mi con su verga.
Francisco de pronto se levanto, y me levanto, y yo seguía con su verga adentro, mis piernas se apretaban a su cuerpo, yo no quería que él se saliera de mí.
Seguimos moviéndonos hasta que yo alcance un orgasmo maravilloso y el continuo dentro de mí, yo quería más.
– Entonces le dije, no me sueltes, cojéeme más métemelo todo, no me vayas a soltar, Siiiiii.
Francisco me decía: no como crees, eres mía, mmm no te la voy a sacar, seguiré dentro de ti, que rico, te voy a reventar nenita, que rica estas, ahora serás solo mía, y yo solo te voy a compartir con mi mujer, por que no la puedo dejar, por eso serás mi amante, ahí te va todo mi semen, que rica estas, eres maravillosa, que piernas más hermosas tienes y tus concha está súper.
– Siiiií.
si seré solo tuya, seré tu amante, pero no me dejes sin tu verga, estoy gozando como nunca, mmmmm.
ya soy tuya, tú eres mío, ya soy tu amante.
Después Francisco me llevo a la cama, descansamos un rato, de costado nuevamente me metió su falo, lo guarde en mi vagina, mientras él hacia unas llamadas y luego yo hable con mi esposo diciéndole que estaba en una despedida de soltera de una amiga, mientras tanto Francisco, me bombeaba su polla.
Que rico y sabroso falo el de Francisco.
Esta aventura duro varios meses y terminamos hace poco, fue un tiempo maravilloso, donde el sólo me compartió con su esposa, además logro conseguirme el ascenso que yo tanto deseaba.
De esto mi esposo nunca se entero, sin embargo dentro de la empresa se rumoraba que mi ascenso se debía a que me había entregado a Francisco.
Eso no me importo, a fin de cuentas mejore mi ingreso y disfrute de las buenas cogidas que me dio Francisco, desde el principio sabía que esto no tenía futuro, solo sería placer e interés mutuo.
Hoy a veces extraño su falo dentro de mí, pero me conformo con la de mi esposo
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