El amigo de mi marido 2
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Estaba haciendo un mate y sentía como me late y me duele el ano, como va saliendo su leche mojando mi bikini, pero estaba en las nubes de tanto que me hizo gozar.
Ese polvo robado, así sin haber planeado nada y de parado fue increíble.
Mientras tomábamos mate lo llaman a su celular.
«Mierda, mañana me tengo que ir», me dijo.
En eso mi marido se presenta en la cocina, mas dormido que despierto, suerte que no estábamos haciendo nada.
Eduardo le dice que mañana temprano se va, que lo llamaron.
Al otro día temprano, Eduardo se va en su tremenda moto, yo sentía como un vacío, aunque el dolor en mi ano me recordaba ese momento tan maravilloso que pase disfrutando su pija cogiendo mi cola.
Es el doble de la de mi marido y la quería volver a tener adentro, se la queria chupar, que me coja por la concha, de nuevo por la cola, quería estar desnuda en una cama con él, sentir su boca chupando mis tetas, quedé re caliente con Eduardo.
Todos los días le mandaba mensajes, cuando mi marido no estaba en casa hablábamos horas por teléfono.
Asi habremos estado dos semanas, hasta que por fín se me dio la oportunidad de ir a Montevideo a hacer unos trámites de unas tierras que mi marido y yo habíamos comprado.
Me fui bien temprano, ya le había avisado a Eduardo que iba para haya, nos encontramos y nos besamos.
con muchísima pasión.
Me acompañó a hacer todos los trámites y a las once de la mañana ya había terminado todo.
Eduardo compró comida y nos fuimos a un hotel, yo temblaba de pies a cabeza, estaba empapada.
Cuando entramos en la habitación, me colgué de su cuello besando su boca, metiendo mi lengua buscando la suya, sentía sus manos acariciando mi cuerpo por sobre mi ropa.
Lo aparte dejando de abrazarnos y muy despacio me fui desnudando ante su mirada atenta.
Cuando estuve toda desnuda, empecé a caminar delante de él moviendo mi cuerpo muy insinuante.
Eduardo se había desnudado también y me miraba tirado en la cama con su enorme pija dura.
Yo le empecé a acariciar los pies, pasaba mi lengua por sus piernas sin dejar de mirar sus ojos verdes, fui subiendo lentamente hasta que tuve su tremenda pija contra mis labios, la empecé a besar, a lamer, abrí mi boca y le empecé a chupar esa hermosa y tremenda pija que tiene.
Me la metía hasta la garganta acariciando sus huevos, sus piernas, y la seguía chupando.
Mis pezones rozaban contra sus bellos púbicos, seguí besando su cuerpo, sintiendo sus manos acariciar mis tetas, mi espalda, me subí sobre él y besando su boca, acomodo su pija con mi mano en la entrada de mi concha y gimiendo como una loca sentía como esa tremenda pija me iba entrando toda, llenando bien mi concha de carne, haciendo que mas que un gemido, fuera un grito de placer al sentir que la tenía toda adentro.
«Que buena pija que tenes, como me llenas la concha», le decía moviendo mis caderas y sintiendo como su pija se movía dentro mío.
Yo tiraba la cabeza para atras disfrutando de como me estaba cogiendo y las manos de Eduardo me estrujaban las tetas.
Me volví a acostar sobre Eduardo, besando su boca y sacando su pija de dentro mío, me baje de encima de él, acostandome boca arriba, abriendo bien mis piernas, pidiéndole con la.
voz entrecortada de lo caliente que estaba, que me siga cogiendo.
Eduardo se subió sobre mi chupando mis tetas y me hace gritar cuando me clava su pija hasta los huevos en mi concha.
«Asi mi amor, cogeme así», le decía entre gemidos de placer sintiendo como su pija entraba y salía de mi concha.
Eduardo se arrodilló sin sacar su pija y me levantó y abrió mas mis piernas.
Casi no podia hablar, solo gemia de placer al sentir lo bien que me estaba cogiendo el amigo de mi marido.
«Por la cola, cogeme la cola», le dije cuando Eduardo me empezó a chupar los pies sin dejar de cogerme.
Los gemidos que daba yo eran tremendos, nunca había gozado tanto.
Eduardo saca su pija de mi concha y me levante mas las piernas, yo paso una de mis manos por entre mis piernas agarrando su pija y la.
acomodo contra mi ojete, «empuja, metela toda, reventame la cola de nuevo», le dije, gritando cuando siento como hace fuerza y mi ano se abre y su pija empezó a entrar en mi cola.
La sentía entrar, mis gemidos eran tremendos, «toda, metela toda», le decia sin dejar de gemir.
Sentir como me estaba chupando los pies y como me estaba clavando su pija por mi ojete, me hicieron tener otro orgasmo más, hasta que siento sus huevos pegados a mi.
Me la había clavado toda, tenía toda su enorme pija bien metida en la cola «Cogeme hijo de puta, reventame bien el ojete», le decía abriendo mis nalgas, pidiendo por favor que no pare de cogerme, que me estaba matando.
Asi me estuvo cogiendo un rato, hasta que me la saca y me hace poner en cuatro patas, haciendo que mi cara quede contra las sábanas y mi.
cola bien levantada.
Siento que se sube sobre mí, y como debía de tener abierto el ojete, que me la mete de una, haciendo que muerda las sábanas para no gritar de placer.
La sacaba casi toda y me la volvía a clavar, haciendo que me tire pedos, me estaba dando una cogida tremenda por la cola ahora.
Sentía como sacaba y metía su pija fuerte en mi colaboca, hasta que me la mete bien adentro, y noto como se estaba acabando, volviendo a llenar mis intestinos de leche.
Yo estaba muerta, no se cuantas veces me había acabado, caimos rendidos los dos, nos abrazamos, yo pasaba mis pies por sus piernas, «me mataste», le dije besando sus labios, sintiendo como me palpitaban la concha y el ano, como salía su leche de mi cola.
«Tan mal te coge tú marido que le tenes que meter las guampas», me dijo lamiendo una de mis tetas, «horrible», le dije, empezando a besar su cara, con mi mano le acariciaba su pija humeda de leche, «me voy a sacar las ganas de algo», le dije siguiendo con los besos que le estaba dando, hasta que llegué a su pija y se la empecé a chupar de nuevo, sintiendo como poco a poco se iba poniendo dura en mi boca.
Yo se la chupaba, la lambia, subía y bajaba mi cabeza, haciendo que la pija de Eduardo entre y salga de mi boca.
Escuchaba los gemidos de placer de Eduardo a medida que yo se la chupaba mas fuerte, «Adri, me voy a acabar», me dijo moviendo todo su cuerpo para los costados, yo seguí chupando mas fuerte y rápido, y siento como empezaron a salir chorros de leche de su pija en mi boca y él daba fuertes gemidos de placer.
Yo seguía chupando su pija y tragando su leche hasta que terminó de acabarse en mi boca.
Le lami toda la pija, quería tragarle la leche a ese hombre que me habia vuelto tan loca como para meterle los cuernos a mi marido, que me había cogido como nadie lo había echo.
«Mi amor, me voy a bañar y me voy, que voy a llegar muy tarde a casa», le dije.
Pero habíamos quedado que cuando tengamos oportunidad siempre vamos a coger.
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