El amigo de mi novia
Un viejo amigo le pide a mi novia quedarse en su departamento por unos días..
Me llamo Andrés, tengo 26 años y mi novia, Gabriela, 24. Llevamos unos 4 años juntos y en ese tiempo han ocurrido algunas situaciones que me dejan a mi como un «cuckold».
Comienzo por describirnos, soy alto, un poco atlético pero no mamado ni tampoco un hueso, ella es de unos 1.65 m, sus nalgas son pequeñas pero firmes, sus senos son bastante grandes pero en general es flaca. Lláma la atención por sus senos y porque a veces se viste escotada (raras veces). Ella es de Hidalgo, vino a la CDMX a estudiar y desde que la conocí es muy caliente en el tema sexual, a veces tímida pero cuando entra en confianza se desinhibe. Desde que llegó, renta un departamento cerca de su universidad, no quiso rentar con otras personas porque le es más cómodo estar sola.
La primera situación que incluyó una infidelidad fue poco después del inicio de la pandemia en 2020, acá en México se recomendaba no salir salvo a comprar suministros; escuelas, empresas y demás trabajaban de manera remota y así fue el caso de Gaby y mío (trabajo como soporte técnico de una empresa telefónica). Ella salía solo a comprar comida y el resto del tiempo lo pasaba en su depa. Estuve algunas semanas con ella pero también prefería tener mi espacio y regresaba a mi casa. Normalmente nos veíamos los fines de seamana.
Por allá de Junio del mismo año, me contó que uno de sus amigos de Hidalgo le había escrito para saber de ella, su nombre es Juan, todo normal hasta que me comentó que Juan le había pedido alojarlo donde ella para no pagar un hotel y visitar a sus familiares de acá. En general no soy celoso pero se me hacía incongruente que quisiera visitar a su familia en plena pandemia, yo supongo que él sabía que ella vivía sola y quería ver si se daba algo. Me lo comentó en tono de pregunta, como esperando mi aprobación, le dije que me parecía raro pero que al final ella era quien decidía, ese mismo día me dijo que Juan sí venía, solo estaría tres días, me contó detalles de qué haría él en esos tres días pero la verdad no los recuerdo. Llegó un viernes y nos reunimos los tres en el depa de ella. Todo tranquilo, él y yo no conectábamos mucho y el ambiente tenía cierta tensión por ratos.
Me quedé ahí esa noche y cogimos como normalmente cada finde, ella es bastante ruidosa pero ese día se contuvo, supongo que le daba pena que Juan la escuchara. El sábado por la mañana Juan se fue antes del mediodía para ver a su familia; Algo de la situación me exitaba, seguro más de uno sabe a qué me refiero, es una especie de celos con curiosidad/exitación por saber lo que ella haría con él cuando estuvieran solos, por lo que también me fui a mi casa planeando regresar más tarde y utilizar el duplicado de las llaves que tengo que tengo, mi idea era regresar en ya noche y encontrar algo. Así lo hice, mientras yo estaba en casa Gaby me avisó que Juan había regresado y saldrían a comprar botanas para después ver una película. Yo sabía perfectamente qué significaba «ver una película» así que decidí esperar hasta más noche. A eso de las 11:30 pm tomé un uber para su depa.
En su edificio vivían puros estudiantes, así que no erar raro que los viernes y sábados hubiera entradas en la noche, de hecho era normal que esos días el edificio estuviera casi vacío. Llegué como a las 12:10. Sabía como entrar no haciendo ruido. Por un lado deseaba encontrarlos viendo una película o dormidos cada quien en su cuarto, por el otro estaba ansioso de verla cogiendo con otro y vamos, la situación se prestaba para eso.
Subí a su piso, eran dos los cerrojos para abrir el depa, el primero lo abrí lento, me temblaba la mano, el segundo lo abrí aún más lento porque era el que más ruido podría hacer. Por suerte la puerta se abría sin raspar el suelo. Entré.
En la sala una laptop con una imagen pasmada, botanas en un plato y de pronto varios gemidos.
Justo cuando cerré la puerta (también con extremo cuidado) los gemidos se callaron. Ni si quiera me moví, supongo que se detuvieron a confirmar si habían escuchado algo o fue su imaginación. Los gemidos siguieron. Me quité los tenis y me dirigí al cuarto de ella. Juan no es más alto que yo, no se ve ejercitado pero sí robusto. La puerta, así como cuando ella y yo cogemos, a medio abrir. Me eché en el suelo y me arrastré para ver.
Ella encima de él, él tomaba sus pechos y los lamía. Ella se movía y gemía como loca. No sé cuanto tiempo estuvieron así, en eso él le ordenó que se acostara boca arriba, al levantarse ella pude ver que su verga era un poco más larga pero significativamente más gruesa que la mía. Quedaron de misionero. Ella lo besó como loca, le lamió la cara y eso pareció exitarlo más, él aceleró la embestida; entre jadeos se dijeron:
Gaby: Vente dentro, que me dejes llena.
Juan: Estás segura?
Gaby: Sí
Juan se detuvo, le sacó su verga y se quitó el condón. Cuando volvió a entrar lo hizo despacio, ella estaba empapada, se escuchaba el charco de sus jugos. La embistió duro, estaban vueltos locos y él comenzó a gemir más, ella solo repetía «hazme lo que quieras», de pronto el característico gemido de cuando un hombre acaba. La había llenado toda. Se besaron, él quiso salir pero ella no lo dejó (por suerte ella tiene el implante subdérmico).
En todo este tiempo yo había estado acostado en el piso, viéndolos con una erección tremenda. Me levanté, todavía se escuchaba que les faltaba el aire. Me puse los zapatos y me fui, igual de cuidado al salir que cuando entré. El domingo Gabriela me dijo que saldría con Juan a enseñarle un poco de la CDMX, mas tarde lo acompañaría a la central de autobuses para que él se fuera. El lunes, en su depa, le dije todo lo que había visto. Estaba asustada, le hice saber que yo no tenía problema con que hiciera lo que quisiera con quien quisiera siempre y cuando me dijera y se protegiera, además le pedí contarme los detalles de ella con Juan y así lo hizo pero eso y otras vivencias que hemos tenido las contaré en otro relato.
Espero que les haya gustado, espero no haber tenido errores ortográficos y no haberlos aburrido. El relato es completamente real y han ocurrido otras dos situaciones similares. Espero sus comentarios.- A
Sigue el relato
Mi novia una vez fue con su amigo «al cine» y volvió llena de leche
Estas son el tipo de historias que te hacen dar pena ajena. En vez de novia, tienes una puta y tú solo te convertiste en un cornudo consentidor.
Esto si da pena ajena, de engañado a consentidor. Con una puta pseudo novia. Que pena.