El angel del verano del amor (1ª parte)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por deepeyes.
¡No debemos pillarnos Elena! ¡Prométemelo!…seremos amigos pero no podemos hacernos daño…
Todo comenzó un típico miércoles de marzo. Mi pareja trabajaba de noche y yo llegaba a casa tras horas de oír lo mucho que hay que hacer y el poco tiempo que queda, al ritmo de los tambores que dicta mi Jefa. Vamos, como vulgarmente se dice ¡Hasta los cojones del curro!. Tras ponerme cómodo y sentarme en el sofá, debe ser que mi mente saco su instinto de supervivencia frente al estrés y se dijo…¡Que leches, y si te tomas una cervecita fresquita y te metes en Internet y navegas a tu aire!.
Tras ese pensamiento, lo siguiente que recuerdo es estar hablando con una persona dentro de un Chat. Todavía me acuerdo de su nick, “eternal”, un nick ambiguo, un nick no definido que resulto ser un ángel terrenal, pero eso no lo sabía todavía.
No se como ocurrió. La verdad es que no nos hicimos las típicas preguntas, no nos interesaban, solo charlamos y charlamos como si ya nos conociéramos…hasta que de manera voluntaria pero inconsciente nuestras conversaciones fueron derivando de la curiosidad a la excitación.
Ninguno quería dar el primer paso, pero estaba claro que existía un deseo por satisfacer, un deseo que me produjo una dulce erección de las que se tienen cuando dicho deseo se funde con la incertidumbre. Hasta que un mensaje hizo encender una chispa. “Sabes, nunca he hecho esto antes y no se si quieres o no, pero me apetece masturbarme delante de ti. Si no te gusto dímelo y lo dejaremos ¿Qué dices?”.
El deseo se volvió excitación cuando vi a un ángel de no más de 20 años acariciandose su cuerpo. Deslizando sus dedos hasta llegar a su sexo mientras abría sus piernas con el fin de recibir instintivamente la cópula. La laca de sus uñas pintadas de negro relucían al fundirse con el flujo vaginal que impregnaban su mano. Mano que lubricaba su ano mientras con su otra mano introducía uno de sus dedos en tan pequeño orificio escuchándose un quejido de dolor placentero que hizo enloquecerme y ganas de que se transformará en mi lengua. Una vez hecho esto una voz juvenil salio por los altavoces de mi portátil “Por favor quiero correrme pero quiero que lo hagamos juntos”. “Dale por favor”. Sin sentido ninguno por aguantar el orgasmo nuestros sexos se dejaron llevar, cada vez moviéndose mas rápido, mientras entre gemidos susurraba “Eternal córrete, eres maravillosa quiero que estés aquí”. “Yo tambiénnnnnnnnn”. Nuestros orgasmos se fundieron a la vez terminando en un jadeo final mientras unos de sus dedos simulaban contener mi semen hacia su lengua húmeda y deseosa.
Estuvimos hablando durante al menos veinte minutos, conociéndonos. Eternal era Elena, era de Madrid como yo y tenia 19 años. Fueron veinte minutos pero suficientes para saber que no era cibersexo lo que había ocurrido…era algo más….y de repente…sin previo aviso mi ángel se desconecto….CONTINUARA
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