El ángel del verano del amor (2ª parte)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por deepeyes.
Otro día de mierda en el curro y llevo una semana sin que se me quite esa imagen de la cabeza…debo olvidarla, fue un juego y nada más…¡joder que tengo 30 años, ya no soy un crió!. Llevaba toda la semana conectándome al msn deseando ver de nuevo la luz de ese ángel, pero mi fe se iba desmoronando frente a mi razón…jamás la volvería a ver.
Encendí una vez más el ordenador con la esperanza inútil del que sabe que está todo perdido, cuando de repente recibí la respuesta a mis plegarias…”Hola, perdona por lo del otro día, llego mi madre y tuve que apagar el ordenador…he estado conectándome pero no te he visto ¿Qué tal estás?”. Hacia años que no tenia esa sensación, muuuuuchos años. La misma sensación que tiene un adolescente cuando le pide salir a una chica y después de pensarlo la chica le dice que sí. La misma que se tiene en ese mágico verano del amor cuando se descubre la sexualidad…¡Joder estoy Gilipollas!.
“Muy bien Elena, me alegro mucho de volver a leerte. Creía que había sido un juego y nada mas pero me satisface saber que no es así”. “Yo también creía lo mismo hasta que te he visto conectado….jejeje pensamos lo mismo”.
Estuvimos horas hablando…la verdad no me podía creer que esto me sucediese a mí. Era perfecta, culta, amable, comprensiva y morbosa…muy morbosa. Estuvimos varios días seguidos chateando. Siempre que hablábamos sufría una erección continua aunque charláramos de nuestra comida preferida o de un grupo de rock, Estaba continuamente tentado de proponer quedar para conocernos pero mi sentido común me prevenía…¡Deja de hacer el gili…es un juego!. Mientras pensaba en ello, en una de nuestras conversaciones un mensaje me dejo sin palabras…”Me gustaría conocerte.
Cuando te viene bien”. No sabía que pensar, no sabía que decir…joder que el experimentado era yo. Sin decir nada salí disparado para ver cuando le tocaba el próximo turno de mi pareja y sin pensar en lo que hacía escribí “¿El viernes a las tres te parece bien en el caballo de la plaza mayor?. “Allí estaré…me tengo que ir…apunta mi móvil…muchos besos”.
Llegué casi media hora antes. Me había despertado ese día como se despiertan los niños el día de reyes…esperando mi regalo. La espera fue eterna…eternal mejor dicho pero 5 minutos antes de las tres apareció el ángel. Era mejor que lo que me había imaginado. Tenía la luz de la inocencia aunque sabia que esa inocencia era fachada, dentro me esperaba el pecado. “Que colonia usas”. “Ninguna, por” “Pues hueles muy bien”. “No lo se, como no sea el gel de la ducha.
Estuvimos paseando como zombis, la ciudad estaba vacía ante nosotros a pesar que miles de personas nos rodeaban. Hablamos de muchas cosas pero creo que ninguna nos importo…nuestra mente estaba solo tenía un objetivo pero claro…en ese momento solo podíamos saber lo que cada uno pensaba “¿Te apetece hacer algo?” “Pues sí, pero prefiero no decirlo Elena” “¿Por qué?” “Porque no creo que sea correcto”. “Bueno, eso lo tendré que decidir yo ¿no crees?”. Fuimos a un bar, nos pedimos unos refrescos y justo cuando nos sentamos dije “Elena, quiero serte sincero, me gustas mucho y me gustaría enrollarme contigo pero no se si es adecuado, ¿Qué opinas?”. “Yo quiero que nos liemos pero tu decides”. No lo pensé, tras salir del bar la cogí y la bese, como hacia tiempo no besaba a nadie…olía uffffffff…todavía me excita su olor…no se me olvidará. La recosté frente a una pared y estuve acariciándola de arriba abajo mientras saboreaba su boca, su saliva era el mejor manjar que había probado. “Besas muy bien…me encantan los hombres que besan bien” mientras, notaba como jadeaba dulcemente, como lo hacen las chicas hentai. “Sabes, quiero hacerlo contigo Elena” “Yo también, estoy muy cachonda”.
Mientras tanto ella me acariciaba mi paquete con sus uñas mientras mi mano se deslizaba por detrás de su pantalón hasta introducirse por la parte de atrás de sus bragas rozando con mis dedos su ano hasta llegar a su sexo mojado. Sin querer mi dedo se introdujo en su vagina como si ansiara su calor. Ella cogió mi dedo y se lo metió en su boca mientras, metía su mano por debajo del pantalón y masturbaba mi pene de manera rápida. Yo volví a hacer lo mismo mientras nuestros besos se volvían tan salvajes que nuestra saliva se deslizaba por nuestras caras.“Te voy a dejar seco, quiero chupártela y sentirla dentro de mi coño”. “No, no sigas…Quiero follarte Elena” “Sí, ¿pero donde?.
Habíamos llegado a un proceso de no retorno. Ya no cabía marcha atrás. Necesitábamos consumar esa pasión como el borracho quiere su vino. Caminamos flotando por las calles de Madrid buscando desesperadamente un nido en el que posarnos y hacer realidad nuestros deseos. Nos encontrábamos como piratas buscando un tesoro, y ese tesoro no era otro que darnos placer el uno al otro.
Tras preguntar en varios hostales por fin encontramos uno que alquilaba habitaciones por horas. No era gran cosa pero parecía limpio y discreto. No preguntamos el precio y la verdad no nos importaba. Podían habernos pedido un riñón que se lo hubiésemos dado. “Elena, si quieres me ducho, estoy sudando” “No hace falta, me gusta como hueles”…mientras ella me desnudaba rápidamente y me decía”Quiero lamértela, quiero saborearla”.
No respondí, solo note como su húmeda boca llenaba mi glande mientras su mano masturbaba mi tallo notando el roce de sus lengua en mi prepucio. No quería que parara pero también me excitaba la idea de complacerla. Así que la tumbe en la cama y la desnude. Una vez desnuda fui besándola de arriba abajo, lamí sus pechos turgentes, haciendo círculos con mi lengua haciendo que sus pezones se endurecieran como el hielo. Eso pareció excitarla, por lo que continué rozando sus pezones con mis dedos mientras mi lengua se deslizaba por su abdomen sudoroso, llenando de saliva su ombligo. “Baja, baja….quiero que me lo chupes”. Como un fiel servidor, deslice mi lengua por sus ingles, disfrutando del olor de su sexo, el olor mas hipnotizante y maravilloso del mundo. Como un vampiro mirando un cuello desnudo, así me encontraba yo, y como no podía suceder empecé a lamer los bordes de su vagina. Saboreando su esencia mientras escuchaba los leves gemidos de placer que me susurraban “No pares, lámemelo todo…quiero correrme en tu boca”. Así lo hice, presione su clítoris con mi lengua mientras la movía al principio despacio, después a ritmo regular y después rápidamente al compás del movimiento de sus caderas. Mi boca estaba inundada de su flujo, lo cual me excitaba en demasía, pero quería terminar de complacerla “Me corro…mas rápido por favor”. Mientras la masturbaba y lamía su vulva de manera desenfrenada, ella profirió un grito seco que denotaba que había alcanzado el clímax. “Ahora te toca a ti”.
Fui lanzado al medio de la cama, mientras me masturbaba lentamente mientras se posicionaba encima de mí e introducía mi pene dentro ella. Era estrecho pero calido. Como una jinete experimentada, ella me cabalgo sincronizando nuestras respiraciones jadeantes, notando como mi pene se impregnaba de su humedad caliente y fría a la vez. Mientras yo intentaba alcanzar su boca, ella me alejaba con su brazo en mi pecho y se recostaba hacia atrás con el fin de sentir mas el roce de mi pene en su clítoris. “Me voy a correr otra vez….dime que quieres que haga”. “Quiero penetrarte por detrás Elena”. “Sí, pero por el coño, aunque me puedes meter un dedo por otro lado si quieres”.
Ella se puso a cuatro patas, abriendo sus nalgas para que la penetrara mas fácilmente. Mientras guiaba con su mano mi pene a su objetivo procedí a meter un dedo en su ano, despacito, suavemente, dejando que entrara por sus propios medios. Un quejido salio de su boca mientras me imploraba “dale más fuerte, no pares, quiero correrme”. No tardo mucho en esa posición. Este orgasmo fue mas duradero pero delicioso de igual manera. No hay nada mas excitante que dar placer de una mujer.
“Dime, como quieres que te terminemos”. “Quiero que nos lamamos mudamente hasta llegar al orgasmo los dos a la vez”. “Túmbate por favor”. Como un ying yang, nuestros sexos estaban oralmente satisfechos. Ya no podía más, no quería que este momento terminara pero mi cuerpo no podía retenerlo más. Mientras juntábamos las manos mi boca lamía su sexo, su trasero…no lo se…lo ultimo que escuche entre gemidos mutuos fue…”Ya viene, dámela, la quiero toda para mí…”.
Habían pasado 20 segundos pero en mi parecieron décadas enteras. Ella relamía mi semen con su lengua mientras boca abajo su respiración iba disminuyendo su frecuencia. Entonces la vi. Vi una ángel desnudo en mi cama. Un ángel que me miraba fijamente mientras me sonreía. Era demasiado bonito como para permitir que fuese verdad…sabía que todo regalo tiene su trampa…¡No debemos pillarnos Elena! ¡Prométemelo!…seremos amigos pero no podemos hacernos daño…
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