El diario de Alicia (1)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por ViejoPervertido69.
–Todo comenzó un viernes, habían pasado casi dos meses desde que mi esposa comenzó a trabajar, como todos los días regresaba muy temprano del trabajo, se duchaba y dormía hasta pasado el mediodía o al menos eso me hacía creer ya que desde hace un mes ansiosa esperaba a que mi cuñado rolando llegara con sus hijo, mandara a mi suegra por las cosas de la comida y yo me fuera a buscar trabajo para que rolando le reventara todos sus ojetes como la putita caliente que era, pero a partir de ese día las cosas cambiarían, últimamente ya me había aburrido de verlos coger así que había estado buscando trabajo de verdad y no lo que venía haciendo las últimas semanas que básicamente consistía en salir esperar un rato y caminar de regreso hasta la casa para ver como mi cuñado montaba salvajemente a mi adorada esposa.
Días atrás había mandado varias solicitudes por internet y hoy tenía una inesperada cita de trabajo bastante prometedora, al fin después de meses de no conseguir nada había una esperanza, si todo salía bien Alicia podría dejar de trabajar, retomaría mi vida y dejaríamos de vivir con mi suegra así que emocionado me prepare esperando que como de costumbre llegara rolando a dejar a sus hijos y mandara a mi suegra por el mandado.
–Antes de irme conociendo obviamente la respuesta le pregunte a rolando si no tenía problema con cuidar al niño en lo que yo salía a una entrevista y como de costumbre me decía encantado que sí, había subido rápido a nuestra habitación por los papeles para la entrevista y a despedirme de Alicia que se encontraba recostada de lado con un diminuto short y una toalla cubriendo el resto de su escultural cuerpo, sus inmensas nalgas se veían increíbles enfundadas en esa pequeña prenda que le marcaba a la perfección los labios vaginales haciendo imposible para cualquier hombre verla así y que no se le parara, camine lentamente a ella contemplándola, posando una mano en ese firme culo la masajeaba con ternura haciendo que despertara casi al instante.
¿Quién está masajeando tan rico mi colita? preguntaba coquetamente.
– ¿Quien más si no yo amor? Solo te quería avisar que ya me voy a una entrevista de trabajo pero no me resistí te veías muy hermosa con tu rabito en esa posición,
– ¡umm! este cuerpecito es todo tuyo papi, me decía con su voz cachonda.
–Rolando se ofreció a cuidar al niño en lo que mi suegra llega del mercado con las cosas para la comida, espero llegar a tiempo para acompañarte al trabajo y platicar quizás te tenga muy buenas noticias a mi regreso.
–Si papito, ¡mucha suerte! ojalá y esta vez sí consigas trabajo.
Voy a dormir un ratito más en lo que esta la comida.
–Si amor, tu descansa, con lo mucho que trabajas tienes que recuperar fuerzas.
– Si papito.
–Con un beso me despedía levantándome de la cama y saliendo de la habitación cerraba la puerta tras de mí.
Evidentemente mi suegra había salido por el mandado minutos atrás ya que rolando me esperaba en las escaleras y se veía ya bastante impaciente.
–Ramón.
¿Ya te vas? Mi suegra acaba de salir por las cosas del mandado hace un momento.
–Ya se le comenzaba a notar un bulto al muy maldito, para desesperarlo un poco más le dije que si mi suegra recién había salido igual y me esperaba unos minutos más para no cruzarnos a lo que de inmediato un fuerte Noooo!!! Salió de su boca ya con bastante angustia.
Vete de una vez no sea que no llegues por esperar más tiempo, ahora solo buscan cualquier excusa en las entrevistas además se vería mal si llegaras tarde.
–Me quede pensando unos segundos que por su rostro le parecieron eternos pero decidí seguirle la corriente despidiéndome, ni adiós me dijo en su lugar salió corriendo a nuestra habitación con la excusa de ir a ver a sus hijo que como de costumbre dormía la siesta en una cama extra que teníamos en la habitación aunque yo sabía que se moría por poseer a mi esposa, comerle esos deliciosos cantaros de carne hundirle la verga en su mojado coño y darle de comer la lechita que tanto le encantaba a mi amada Alicia.
–Antes de dirigirme a la entrevista no estaría mal dar una miradita en mi habitación, pensé, dando la vuelta hasta el jardín y con total sigilo coloque la escalera pegada a un lado de la ventana de nuestro cuarto, no habían pasado ni cinco minutos y mi cuñado ya estaba completamente desnudo sobre mi esposa que se encontraba acostada boca abajo con la cara hundida en la almohada y su increíble culo levantado en todo su esplendor resistiendo las fuertes embestidas que le propinaba, se escuchaban los gemidos ahogados de Alicia por la almohada ahh.
ahh.
aaahhhh.
No había más juegos entre ambos solo había sexo sucio y salvaje en la habitación, al poco cambiaron de posición ahora ella estaba montándolo rotando sus nalgas en círculos como desesperada mientras le daba de comer sus deliciosos cantaros de carne que ni lento ni perezoso se llevaba a la boca chupándolos fascinado, se veía que Alicia intentaba inútilmente contener sus gemidos cerrando la boca y echando por momentos la cabeza hacia atrás.
Cuñadito verdad que mi sosa hermana no te hace disfrutar tanto como yo, le preguntaba cachonda mientras se dejaba caer con más fuerza en su entrepierna escuchándose el característico sonido chac…chac…chac…chac ¡dilo! Le pedía Alicia.
–No metas a tu hermana en esto, tu eres una puta por naturaleza y mi esposa no, pero si te hace sentir bien es cierto ella no me hace sentir igual, eres una autentica diosa en la cama, ahora ¡cállate! le ordeno mientras bruscamente la tiraba al suelo, poniéndose de pie metía su tiesa verga en la boca de mi esposa, una frenética mamada comenzaba por parte de Alicia que sacaba todo su garrote masturbándolo con ritmo mientras sus labios chupaban y lambian su glande.
A los pocos segundos rolando la sujetaba de la nuca y le hundía su aparato empezando un mete y saca violento follándole la boca, en ese momento recordé la entrevista y los deje seguir en lo suyo, esa entrevista en verdad sería importante así que decidí irme y llegar temprano como me sugirieron.
–Al poco rato llegue a las oficinas, pase directo al área ejecutiva y espere, después de rato me llamo una señorita que debo decir era bastante atractiva, era alta, pelirroja y de ojos verdes además de muy bien dotada resaltando sus curvas con un micro vestido gris claro súper pegadito y escote bastante generoso aunque yo por mi naturaleza cobarde no me atreví a mirarla más de la cuenta.
–Tímidamente la saludaba diciéndole que venía a una entrevista con el Licenciado robledo, enseguida me pregunto mi nombre reviso su agenda y muy amablemente me pidió que la siguiera a la oficina del licenciado para la entrevista, cuando entramos a la habitación la secretaria me anuncio y se acercó al licenciado un hombre de unos sesenta y tantos años blanco, calvo con lentes y bastante gordo entregándole un par de papeles a firmar.
–Sin ningún tipo de vergüenza al terminar de firmar los papeles el licenciado le propinaba una nalgada seguida de un gracias, con una mirada lasciva seguía el bamboleo de las caderas de la joven mujer hasta que salió de la habitación dejándonos nuevamente a solas.
–Por un momento me quede algo desconcertado con el licenciado, aunque era obvia la finta que tenía de viejo lobo, notando mi desconcierto me decía.
Ramón ¿puedo llamarte así verdad? no me gusta mucho la formalidad, si quieres me puedes llamar enrique, estuve revisando varios candidatos para el puesto y tú me pareces el indicado para el puesto pero antes de tomar una decisión necesitaba conocerte en persona y evaluarte.
–En verdad… enrique le conteste, al ver que me anime a llamarlo como me pidió sonrió y comenzamos a relajarnos ya con más confianza me empezó a comentar sobre el trabajo explicándome que en papel yo era el indicado pero antes de tomar la decisión final necesitaba conocerme.
–Tras casi una hora en la entrevista me dijo que el trabajo era mío si lo quería, casi salto de alegría al escuchar eso, después de tanta mala suerte al fin comenzaba a irme bien y al parecer la suerte no terminaría ya que al final me comento que el trabajo era para dirigir una nueva planta pero que no sería aquí en Guadalajara si no en baja California, no lo podía creer la oportunidad perfecta para irnos de la casa de mi suegra, poner estados de distancia entre la familia de mi esposa y nosotros, pero me comento que debía tomar la decisión ¡ya! Porque se requería la presencia del nuevo encargado así que me trasladaría casi de inmediato para empezar a trabajar a lo que le respondí que estaba casado y antes de tomar la decisión tendría que consultarlo con mi esposa aunque aclarándole que yo estaba encantado con la idea y de ser por mi hoy mismo Salía para baja California.
–Ramón.
si quieres los dos podemos convencer a tu esposa, que te parece si los invito a cenar a ambos, llevare a mi esposa para que se sienta más cómoda, ya sabes cómo son las mujeres.
–Rápidamente lo pensé y ni loco le presentaría a mi esposa con lo que acababa de ver y su forma de ser en una simple cena se daría cuenta del carácter débil de Alicia y no quería ni pensar lo que seguramente pasaría.
Gracias enrique pero no te molestes no creo que me cueste trabajo convencerla seguramente aceptara encantada.
–Entonces si es así no tienes nada que pensar en realidad, ven el lunes de la semana que viene a firmar el contrato y el jueves o a más tardar el viernes ya debes de estar instalado para comenzar a trabajar, aprovecha estos días para arreglar los pendientes que dejas en la ciudad.
Cuando salgas dile a mi secretaria que te de un espacio el lunes por la mañana para que vengas a firmar los papeles.
–Al termina la reunión su secretaria ya me esperaba en la puerta; el licenciado me ha dicho que me diera una cita el lunes por la mañana para venir a firmar mi contrato.
–Si.
claro me decía sin mirarme a los ojos, al parecer después de todo si le daba algo de vergüenza que su jefe la nalgueara enfrente de desconocidos.
–Por cierto.
lo de hace un rato, yo bueno… me intentaba explicar visiblemente apenada.
–No tienes que explicar nada, lo que ustedes hagan es solo asunto suyo además yo no vi nada le conteste, a lo que me regreso una sonrisa dulce después me agendo para las nueve am del lunes, le di las gracias y camine rumbo al elevador.
–Por la tarde al llegar a casa estaba animado y optimista al futuro, últimamente había pensado que mi vida se reduciría a ser mantenido por mi esposa mientras ella por su naturaleza débil y caliente abría sus piernas a todo hombre que supiera calentarla sin importar que fueran sus cuñados o gente desconocida, todo aquel que supiera ponerla cachonda seguramente terminaría con el garrote clavado entre ese par de torneadas y blancas piernas, pero ahora todo parecía que podía cambiar.
–Salude a mi suegra como de costumbre y le pregunte donde estaba Alicia, respondiéndome que estaba en su cuarto, veloz subí las escaleras para contarle la feliz noticia solo que al entrar aun dormía o al menos esta vez sí parecía dormida ya que estaba boca abajo con las piernas abiertas y las manos abrazando la almohada, suavemente me senté a un lado de la cama y la contemple dormir, tenía una cara de satisfacción y tranquilidad, la debió de haber pasado a lo grande con el suertudo de mi cuñado a medio día, posando una mano en su pequeña cintura con la otra recorría con mis dedos su cabello una y otra vez haciendo que lentamente despertara, al verme sonrió y me beso.
–Papito es muy bonito despertar y verte a mi lado, te amo tanto… ¿lo sabes verdad?
–Claro corazón, yo también te amo, sabes.
aunque me encanta verte dormir ¿No es algo tarde para que aun sigas durmiendo? Ya son más de las nueve ¿No entras a las diez al trabajo?
– ¡Queee! Dios me quede dormida después de comer, estaba tan cansada.
otra vez voy a llegar tarde al trabajo.
–Bueno, por unos minutos no creo que le digan algo a su flamante encargada de relaciones públicas.
Cámbiate sirve que platicamos mientras lo haces, te tengo buenas noticias.
–Si amor, podrías alcánzame la ropa que voy a llevarme hoy, está colgada en el closet.
–Claro corazón.
–Quizás por la costumbre o alguna otra razón que no podría explicar pero ya no me sorprendía ver la ropa que usaba mi esposa.
Sobre la cama dejaba un conjunto en color azul marino el cual consistía de una minifalda tableada, un saco con los filos en el escote y los puños de color blanco y una blusa blanca transparente.
–Con su sexy andar la miraba caminar hasta el tocador abriendo su cajón de lencería pero por alguna razón se quedó parada pensando.
– ¡No puede ser! le pedí a mama que cuando estuviera mi ropa limpia la subiera, seguramente se olvidó o quizás ni siquiera la saco de la lavadora, ¿ahora qué hago? no tengo nada para ponerme y ni modo de no ponerme nada, con lo rabona que me queda la faldita voy a ir enseñando mi almejita.
– ¿No tienes algo más para ponerte? o en ultimas creo que tu hermana siempre deja una muda de ropa extra cuando se queda los fines de semana, no creo que le moleste si le tomas algo prestado.
– ¡Ni loca Papi! Mi hermana es muy mojigata, solo usa calzones de abuelita y lo mismo con sus bra, me sentiría incomoda usando eso.
–Bueno, si… pero es mejor que usar algo sucio o peor aún ¡no ponerte nada! y como dices mostrar tus encantos por la calle.
– ¡Ya se! Espera papi acabo de recordar algo.
te tenía una sorpresa, como ya se viene el fin de mes y es cuando hacemos el amor había comprado algo especial para esa noche.
–ahh… ¿sí? Aunque a decir verdad tú te ves hermosa sin importar lo que te pongas.
–Con una sonrisa pícara corrió al otro extremo de la habitación donde teníamos varias cajas apiladas pendientes de acomodar desde que nos mudamos, rebuscando en una de ellas regresaba con una bolsa negra.
–Quería que fuera una sorpresa… pero si no es así al menos que te sorprendas al vérmelo puesto así que cierra los ojos, yo te aviso cuando los abras y no hagas trampa ¡ehhh!
–Con las manos cubriendo mis ojos escuchaba a Alicia abrir la bolsa, amor ya puedo ver ándaleeeeee… le rogaba impaciente, ¡no papi! ya casi termino no seas impaciente me ordenaba en tono coqueto haciéndome esperar por lo que me pareció una eternidad.
–¡¡¡¡¡YA ABRELOS!!!!!
–Apenas mis ojos la miraron al instante mi pene reaccionaba comenzando a ponerse duro, se veía increíblemente sensual luciendo un conjunto negro, brasier de media copa con encaje en los tirantes totalmente transparente el cual apenas lograba llegar a la mitad de sus grandes y firmes senos dejando al descubierto una buena parte de las aureolas, sus pezones se marcaban y transparentaban completamente, a juego lucía una tanguita de hilo la cual resaltaba aun mas sus caderas, por delante su fino triangulo de bellos se transparentaba de la forma más erótica posible, por ultimo sus hermosas y torneadas piernas estaban enfundadas en unas medias negras con liguero, sin salir del asombro inconsciente me llevaba la mano hasta mi entrepierna sobándome la erección olvidándome por un instante que me miraba.
– ¿Si te gusta Papi? No te importa si lo uso… hoy ¿Verdad? Mañana que llegue del trabajo lo podemos estrenar, anda… di que ¡sí! prefiero traer puesto esto que los horribles calzones de mi hermana, además por tu carita veo que me queda perfecto.
–Hay amor no se.
es que está demasiado atrevido como para llevártelo al trabajo encima con la ropa que escogiste hoy seguro enseñas más de la cuenta, los clientes que vas a ver hoy te pueden ver mal o pensar mal de ti al ver que llevas ese tipo de lencería al trabajo.
–Cómo crees amor, todos los clientes con los que trato son personas distinguidas y muy educadas además… una ayudadita extra para convencerlos nunca esta demás jijiji, me decía riendo coqueta y volteando al espejo se miraba dando un par de vueltas modelando el conjunto.
–No estoy del todo convencido amor… pero si estás más cómoda está bien, quizás y como dices ni se den cuenta.
–No te preocupes.
todos en el trabajo son muy respetuosos nunca me faltarían al respeto, me intentaba tranquilizar a ver que aún no estaba del todo convencido con la idea.
–Alicia tenía un cuerpo de infarto de eso no había la menor duda era una diosa sexual y ella estaba consciente de ello, cuando termino de cambiarse la miraba con detalle, la faldita apenas y le cubría un poco más abajo de sus paradas y redondas nalgas eso sí, no podía negar que el liguero y las medias le daban una vista todavía más sensual a sus torneadas piernas, el sujetador se le veía claramente a través de la blusa la cual para colmo le cerraba a duras penas justo a la mitad de sus hermosos cantaros de carne los cuales daban la sensación que en cualquier segundo saldrían disparados por lo ajustado, si no fuera por el saco que parecía ser casi de su medida iría semi desnuda del abdomen para arriba, todo aunado a una carita de gatita golosa con esos hermosos ojos celestes.
–Al salir a la calle aún continuaba soplando algo de aire y lluvia así que tomamos un taxi hasta su trabajo, el tiempo y el clima ya no nos permitía ir a pie como normalmente nos íbamos, durante todo el camino le conté sobre la entrevista de trabajo así como de todos los beneficio que representaba el empleo además que ya era mío si lo quería solo que antes de aceptarlo quise platicarlo con ella y que los dos decidiéramos juntos.
–Amor, me alegro mucho por ti y más por todo lo que me cuentas.
es una oportunidad increíble, lo único malo es lo apresurado para tomar una decisión, tendríamos que irnos prácticamente ya, sabes que te apoyo siempre así que.
hoy mismo voy a hablar con cesar.
–Gracias amor, aun así no quería tomar ninguna decisión hasta no hablarlo contigo, ambos sabíamos que cuando nos mudamos con tu mama era temporal hasta que consiguiera trabajo pero ahora se presentó la oportunidad perfecta para retomar nuestra vida en un nuevo lugar con un trabajo casi soñado, tu dejarías de trabajar si quieres.
– “Listo señor ya llegamos” fueron las palabras que el taxista pronuncio con la voz ronca mirándonos desde el espejo sin parar de ver descaradamente las piernas y el escote de Alicia, le pague la tarifa mientras el tipo sin el más mínimo decoro por un instante abría los ojos como platos al ver que mi esposa separaba las piernas para bajar del taxi mostrándole sus encantos.
Con una mirada lujuriosa seguía el vaivén de sus caderas regresando la mirada conmigo al escuchar que le pedía esperar un minuto mientras despedía a mi esposa, encantado con mis palabras volcaba nuevamente su atención en mi esposa deleitándose con el magnífico espectáculo que su cuerpo le daba.
–Gracias por acompañarme ramón, con respecto al trabajo hoy mismo voy a hablar con cesar y mañana que regrese del trabajo te comento.
–Ring.
ring.
¿Quien?
–Don Paco, soy Alicia, puede abrir la puerta.
–Casi al instante la puerta del gran zaguán negro se abría y salía un viejo mal encarado, Alicia… ¿y Hugo?, le preguntaba extrañado de no verlo.
– ¿Quién me llama?
–De la caseta del vigilante lo miraba salir sonriendo.
Hola Hugo se me hizo raro no verte, le decía.
–Ahh.
es que estoy entrenando a mi reemplazo, en cualquier momento me mueven de área, por cierto.
que no se te olvide la salida de mañana.
–Cómo crees, tengo… más bien ¡tenemos! noticias nuevas, aunque ahora que lo pienso por fin me vas a decir a dónde vamos ¿o sigue siendo secreto? lo miraba intrigado abrazando a Alicia.
–Ahh… tu tranquilo ya verás que a los dos les gusta, no la vamos a pasar como nunca… te lo aseguro, es más tengo algo que te quiero enseñar, vamos a mi carro está aquí a la vuelta.
–Se hace tarde amor… ya voy a entrar, me decía Alicia dándome un tierno beso de despedida, dando media vuelta la miraba caminar con su sensual vaivén, observando justo cuando me daba la vuelta para alcanzar a Hugo al viejo guardia tomarla con bastante confianza de la cintura y sin recato alguno deslizaba la mano de su cintura hasta rozar las nalgas de Alicia que nerviosa intentaba subirle la mano como diciendo “aquí no”.
– ¡Apúrate! Ramón, la voz de Hugo gritando a lo lejos me forzaba a dar por completo la vuelta, caminando rápido hasta el taxista le decía que ya no requería sus servicios y enseguida corriendo intentaba alcanzar a Hugo.
–Sin poder evitarlo mi mente pensaba en lo que acababa de ver… ¿Sería posible que ese viejo desagradable se estuviera aprovechando de mi esposa? naaa… imposible, es absurdo y menos un hombre como el, panzón y desagradable, aunque.
¿De que otra forma podía explicar lo que acababa de ver? quizás solo es un viejo mañoso y Alicia no le da importancia, pensaba tratando de no hacerme telarañas en la mente aunque sin poder evitarlos por momentos la idea me provocaba cierta excitación, dándome cuenta que conforme el tiempo pasaba se volvía más fuerte mi complejo de mirón cornudo.
–Acércate Ramón, me pedía Hugo sacándome de mis pensamientos mientras abría la cajuela de su auto.
–Qué te parece… decía Hugo mostrándome trajes de neopreno y tanques de Oxígeno.
¿Buceo? Le pregunte ciertamente sorprendido con la idea.
–Así es ramón mañana que estemos todos les voy a proponer la idea a ver si aceptan.
–Qué cosas se le ocurren a ese muchacho, pensaba al recordar la idea mientras giraba la llave en la puerta de la casa, algo impaciente subía las escaleras hasta nuestra habitación sin poder sacarme de la cabeza la escena de hace un rato, en el camino pensaba y pensaba como poder saber lo que pasaba entre ese viejo guardia y mi esposa recordando que tal vez Alicia podía haber estado escribiendo todo en su diario después de todo es uno de los tesoros más privados y sagrados para una mujer y del que por supuesto tenía una copia de la llave sin siquiera imaginarme que algún día me seria de utilidad.
De inmediato comencé a buscar primero a la vista, en los cajones, bajo el colchón y cuando estaba a punto de rendirme recordé de su escondite secreto de la tarde, donde saco la bolsa con lencería, ¡éxito! El diario estaba hasta el final de una de las cajas tapado con ropa, sorpresa que me lleve al ver que era una toalla de baño y unos diminutos shorts mismos que tenía puestos a medio día solo que ahora impregnados por el característico olor del semen, seguramente no le dio tiempo de desaparecer las evidencias y solo los escondió, al menos no era tan descarada para dejarlos a la vista, tome el diario cerré la puerta con seguro y me recosté en la cama listo para un poco de lectura ligera, retirando el candado del diario note de inmediato que ya casi tenía la mitad del diario escrito con tan solo dos meses desde que se lo había dado, tantas cosas escritas sentimientos, secretos y mentiras así que comencé desde el principio…
Día 1.
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-Hoy es mi primer día escribiendo en este diario, ramón me dijo que lo había recomendado una psicóloga para escribir mis vivencias de todos los días, la idea no me desagrado años atrás cuando más joven había tenido un diario así que estoy emocionada, ahora…… por donde empiezo.
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-Después de tener muy mala suerte para conseguir trabajo al fin logre encontrar uno, para una agencia de inventarios, aunque la paga no era mucha ramón y yo necesitábamos con urgencia el dinero así que de inmediato llame para preguntar si aún tenían vacantes, la persona al teléfono me pregunto si ese mismo día podía ir a la entrevista con solicitud de trabajo elaborada, desde hace semanas ya tenía todos mis papeles preparados solo para entregarlos así que emocionada subía a mi recamara donde mi cuñado rolando acostumbraba acostar a su hijo, ya que teníamos dos camas, al verlo nos saludamos y me pregunto porque tan apurada a lo que emocionada le conté que al fin había conseguido un trabajo o más bien una entrevista y tenía que ir ese mismo día, solo iba a ducharme y arreglarme para salir, sin mucho interés me felicito y salió de la habitación emparejando la puerta.
Sintiéndome sola en la habitación comencé a desnudarme quedándome solamente con mi tanguita blanca y busque una de mis batas de baño cubriendo mi semi desnudo cuerpo con ella, casi enseguida mi cuñado volvía a entrar mirándonos el uno al otro por unos segundos, podía verlo contemplar mi delineada figura con incredulidad y deseo, al darse cuenta de lo que hacía se giró pidiéndome disculpas por no haber tocado, le dije que no se preocupara amarrándome la bata tratando de ocultar mis pechos acción que parecía inútil ya que mis pezones se habían puesto duros marcándose perfectamente en la delgada tela, él era marido de mi hermana y no tenía nada de malo pensé inocentemente girándome al ropero buscando una toalla.
Podía sentir su mirada clavada en mis nalguitas contemplando mi firme culo a través de la transparente bata haciéndome sentir un rico calorcito entre mis piernas al ser observada por el esposo de mi hermana, tomando una toalla volteaba a verlo, de inmediato miro a ver a su hijo y se cubría con pena la entrepierna intentado ocultar la más que obvia carpa formada en sus pantalones, sin darle importancia caminaba rumbo a la puerta hasta salir al pasillo sintiendo aun su mirada por todo el camino hasta entrar al baño, abriendo las llaves del agua me despojaba por completo de la ropa quedando completamente desnuda, mirando por el reflejo en la puerta de la regadera veía como mi cuñado entreabría ligeramente la puerta del baño, haciéndome la desentendida lo veía torpemente escondido frotándose el bulto en sus pantalones provocando que me mordiera los labios, sin darle importancia entre a la regadera no podía distraerme, hoy era un día muy importante y tenía que llegar temprano a la entrevista pero al sentir el agua caliente cayendo por mi cuerpo y el jabón acariciando mi piel poco a poco empezaba a ponerme realmente caliente.
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-Apenas había hecho el amor con ramón así que pasarían al menos dos semana en lo que lograba convencerle de hacerlo otra vez y aunque el me complacía con sexo oral casi diario y yo me masturbaba frenéticamente a diario no era suficiente, pensando en ello instintivamente mis dos dedos comenzaban a acariciar mi rajita, en cuestión de segundos los gemidos escapaban levemente de mi boca aunque cubiertos por el ruido del agua y mi cuerpo por el vapor, curiosa gire la cabeza hacia la puerta pero mi público se había ido seguramente se le hacía tarde, con más confianza me frotaba y metía dos dedos desesperadamente en mi rajita llevando mi otra mano al pecho estrujando a mis niñas con deseo, cerrando los ojos sintiendo al cabo de varios segundos como un fuerte, violento y largo orgasmo se apoderaba de mí haciendo que casi perdiera el equilibrio, por lo general necesitaba al menos tres orgasmos para estar satisfecha pero por el corto tiempo del que disponía me conforme terminando tranquilamente de ducharme, al salir de la regadera me puse mi bata que inmediatamente se pegaba a mí, secándome el cabello ponía rumbo a mi habitación aún indecisa de que usar para la entrevista de hoy, tenía que causar una buena impresión así que al final opte por un coordinado, brasier de media copa y tanguita de hilo ambos en un tono amarillo pastel, un vestido blanco de vuelo con escote en v algo llamativo que se ajustaba perfectamente en la parte de arriba resaltando a la perfección mis pechos, me recogí el cabello y maquille a la perfección, al cabo de varios minutos tome mis cosas saliendo rumbo a la entrevista con la idea en la mente de que no importara cómo ese trabajo tenía que ser mío.
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-Al llegar a la agencia pregunte por la bacante para el área de inventarios con el recepcionista que no quitaba la vista de mi escote comentándole que hacia un par horas había hablado para preguntar por la bacante y me habían dicho que viniera para una entrevista a lo que me pidió entonces que pasara directamente al área ejecutiva con el licenciado campusano en el cuarto piso, ya que las contrataciones habían terminado y el encargado de recursos humanos se había ido.
Le di las gracias y tome el elevador hasta el cuarto piso, se podía ver al final del corredor un gran despacho con el nombre del licenciado en dorado, toque la puerta nerviosa y al mismo tiempo ilusionada, enseguida una vos mayor y ronca me pidió que entrara, un hombre de unos setenta y tantos años moreno de barba blanca y de complexión robusta apareció delante mío sentado tras un lujoso escritorio, al verme entrar por unos segundos y con una mirada de completa lujuria recorría todo mi cuerpo de punta a punta haciendo que me pusiera incomoda y nerviosa de esa mirada.
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– Por favor tome asiento señorita y dígame qué puedo hacer por usted, me decía sin quitarme la vista de encima con una vos un poco más suave.
Vengo por una bacante en el departamento de inventarios y me pidieron que pasara con usted para ser entrevistada licenciado.
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-Bueno si no estoy mal, en ese puesto ya no estamos contratando personal femenino además las contrataciones terminaron señorita, lamento no poder ayudarla.
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– La decepción era visible en mi cara todas la ilusión y esperanzas que había puesto en este trabajo se desmoronaron en un segundo dejándome con un fuerte sentimiento de llanto, me había hecho a la idea que al fin conseguiría trabajo, decepcionada le daba las gracias levantándome y caminando a la puerta al tocar la perilla me detuve regresando y sentándome de nuevo, mientras el licenciado me miraba intrigado al ver mi reacción, con un par de lágrimas que escaparon de mis ojos lo mire rogándole por una oportunidad asegurando no fallarle si me daba dicha oportunidad explicándole que mi esposo no tenía trabajo desde hace meses y en verdad necesitaba el empleo.
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-Así que es usted casada, ¿cuál es su nombre? yo me llamo Roberto.
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– Me llamo Alicia Roberto y si estoy casada, su actitud había cambiado por completo me ofreció un pañuelo mientras me miraba pensativo, al parecer había logrado hacerlo cambiar de opinión.
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– Alicia, le pido una disculpa si la puse nerviosa hace un momento, es usted una mujer muy hermosa se lo digo sin intensión de faltarle al respeto, es raro ver mujeres tan hermosas en esta oficina.
Su esposo es muy afortunado al tenerla, no solo es preciosa además es persistente, me decía el viejo ya con mucha más confianza.
Entiendo que necesite el trabajo y voy a hacer una excepción la voy a poner treinta días a prueba si los pasa quedara formalmente contratada y quizás si funciona la puedo cambiar de departamento aun que le advierto que este trabajo es sumamente cansado por esa razón dejamos de contratar personal femenino.
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-Solo le pido de favor si podría ir a los archiveros, en el último cajón hay una carpeta roja donde tengo los contratos así nada más pasa a recursos humanos a dejarlo junto con sus demás papeles, me decía el licenciado señalando un mueble metalito con tres cajones pegado a la puerta.
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-No lo podía creer había logrado conmoverlo (o al menos eso había pensado la tonta de mí), por supuesto le dije, levantándome y caminando hacia el archivero con la mirada le preguntaba si era el cajón del final pegado al piso, moviendo afirmativamente su cabeza enseguida me agachaba buscando la carpeta con ambas manos, podía sentir que estaba a punto de enseñar los bordes de mis nalguitas, no encuentro ninguna carpeta licenciado, le decía girando un poco la cabeza mientras atento el no perdía detalle alguno de lo que pasaba frente a sus ojos, sentir su mirada clavada en mí y esa sensación de exhibicionismo estaba comenzando a calentarme nuevamente, si esta Alicia… estoy seguro, revísele bien hasta el fondo del cajón, repetía insistentemente, sin pensarlo dos veces me incline completamente sintiéndome totalmente expuesta dejando al viejo con lo que debía ser una vista magnifica de mis torneadas piernas y trasero completamente al descubierto sin mencionar mi rajita cubierta solo por el delgado hilo de mi tanguita, por unos segundos lo deje contemplar a su antojo.
Tome la carpeta que hacia un instante había encontrado y me levante lentamente mientras mi vestido regresaba a su lugar, sin darle mucha importancia a lo sucedido le entregue la carpeta y me dio las gracias con una cara de excitación e incredulidad, pasando saliva saco un contrato lo firmo y me lo dio a firmar diciendo que ya solo lo presentara para que llenaran la información faltante en recursos humanos, levantándose casi de inmediato de su escritorio camino hasta ponerse detrás de mí.
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-Alicia usted no lo sabe pero soy un hombre muy solo, pasó casi todo el tiempo aquí, mi esposa falleció ya hace bastante tiempo y veo que usted sabe lo que quiere y como conseguirlo.
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-Todo eso me lo decía al mismo tiempo que me ponía sus manos en los hombros masajeándolos con firmeza.
En definitiva ya no me gustaba por donde se estaban dirigiendo las cosas, el hombre no era para nada atractivo de hecho si se miraba atentamente era realmente feo pero ese masaje el espectáculo de hace un momento y que además me había quedado caliente en la regadera me estaba poniendo mal y tenía que salir rápido de ahí, intentando acelerar todo trate de darle las gracias prometiendo no fallarle pero me detuvo al intentar levantarme, ya tenía su presa y no la dejaría ir tan fácilmente, dejo de darme ese rico masaje y camino hasta un pequeño bar regresando con una botella y dos vasos, se sentó nuevamente en su escritorio sirvió dos tragos y me dio uno.
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-Por favor Alicia me acompañaría con una copa justamente es mi descanso y no hay como brindar cuando se reciben buenas noticias además presiento que usted y yo nos llevaremos muy bien.
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– Gracias Roberto, le acepto uno solamente porque no acostumbro a tomar, aun indecisa tome el vaso y comencé a beberlo poco a poco hasta terminarlo sintiendo en el proceso como quemaba mi garganta, mientras el licenciado hacia lo mismo sin quitarme la vista como observando mis reacciones.
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-Que es esa forma de beber Alicia, me decía Roberto.
¡El tequila se toma de golpe! haber permítame…
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-Volviendo a llenar su vaso y el mío brindábamos tomándonos ambos esta vez de golpe el tequila, al ver que no me negué sonriendo empezó a llenar los vasos uno tras otro haciendo que emergiera con más fuerza ese rico calorcito entre mis piernas después de varios tragos al mismo tiempo que comenzaba a sentirme algo mareada, sonriéndole torpemente al licenciado veía con sorpresa que la botella se encontraba ya a la mitad.
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-De pronto se puso serio viéndome fijamente a los ojos, yo por el contrario me sentía más desinhibida y feliz.
–Dígame Alicia sabiendo de antemano por usted misma que no han podido encontrar ni un solo trabajo usted ni su esposo que haría si yo en este momento le digiera que el trabajo seria suyo a cambio de tener relaciones conmigo.
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-Me le quede viendo por varios segundos soltando al final una sonora carcajada, hay….
Roberto.
… que cosas dice ya se le subió el tequila seguro, claro que mi respuesta seria ¡no! soy una mujer casada ¿recuerda?
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-No es una broma Alicia me decía levantándose y caminando hacia donde estaba dejaba el bulto que se le había formado en sus pantalones a unos centímetros de mi cara haciendo que abriera los ojos completamente sorprendida no tanto de la propuesta si no al ver ese enorme bulto en su entre pierna viéndolo casi como hipnotizada.
Sin darme tiempo a reaccionar me levanto de la silla tomándome de la mano y me atrajo a él abrazándome restregando esa enorme bestia en mis piernas acercando al mismo tiempo su cara me besaba primero en la mejilla bajando lentamente hasta mi cuello haciéndome reír con cada beso, sin duda el viejo se movía rápido, ahora una de sus manos se posaba en mis nalguitas sin moverla como esperando para ver si es que entraba en razón y recriminaría su proceder más al no haber respuesta de mi parte comenzó a deslizarla frotando mi trasero por encima del vestido, mientras yo me encontraba con los ojos cerrados disfrutando de las placenteras caricias en mi cuello y culo.
No sé qué fue lo que me regreso a mis cabales en ese momento de completa excitación que lo aparte bruscamente acomodándole una sonora cachetada en su rostro.
¡¡No me toque cerdo!! ¿Qué clase de mujer cree que soy? le decía respirando ya entrecortadamente.
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– Excitado y al mismo tiempo enojado por mi reacción me volvió a sujetar esta vez toscamente.
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– No te hagas la mustia niña que veo en tu cara lo cachonda que ya estas.
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– Nuevamente intentaba zafarme de mi captor hasta que lo logre cayendo de nuevo a la silla, sin perder tiempo se abrió el cierre de su pantalón dejando una vez más a escasos centímetros de mi cara solo que al descubierto una gruesa verga morena cubierta completamente por una mata de pelos de la que emanaba un fuerte olor a macho.
Embelesada miraba ese delicioso pedazo de carne llevándome un dedo a la boca.
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-Licenciado… ¡esto está mal! usted sabe que soy una mujer casada, todo esto se lo decía mientras indecisa me acercaba aún más oliendo ese fuerte olor a macho.
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-Vamos Putita, tu sabes que quieres probar esta verga se te ve en los ojos que eres una perrita caliente, desde que entraste note algo especial en ti y era eso.
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– Mordiéndome el labio levante la mirada viéndolo a los ojos, dominada en ese momento por la calentura lentamente y sin dudas lo sujetaba de la base sintiendo lo caliente y duro de su aparato.
¡¡La tiene bien gorda licenciado!! Le dije mirándolo sorprendida.
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– Es todo tuya mi niña ¡disfrútala!
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-De pronto otro fugaz momento de lucidez me trajo a la realidad, estaba a punto de chupársela (en el mejor de los casos) a un completo desconocido, aterrada bruscamente lo avente a un lado y salí corriendo de su despacho rumbo a las escaleras bajándolas rápidamente con la respiración entre cortada, recuperando el aliento entre al primer baño de damas que encontré encerrándome en un apartado, las piernas me temblaban y podía escuchar el latir de mi corazón no podía permitir que las cosas pasaran así… no de nuevo, este era un nuevo comienzo.
Salí del baño a los pocos minutos intentando parecer lo más tranquila posible, tenía que ser fuerte y resistirme a mis deseos, ya en la calle y sin saber muy bien a donde ir recordé que de camino había visto un parque a dos cuadras del edificio.
Al llegar busque una banca vacía y tratando de olvidar lo que me había sucedido respiraba lentamente sacando el periódico de la mañana donde ya había seleccionado dos trabajos más que tenía como respaldo para el día de hoy.
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-El tiempo había volado podía alcanzar a ver por el cristal de la puerta de la recepción que el reloj marcaba las 4:40 pm, mis dos mejores opciones de trabajo se habían esfumado, me encontraba en la calle cansada y decepcionada, en la primera no cubría el perfil para el trabajo y en la entrevista de hace unos minutos el puesto ya había sido ocupado, comencé a caminar sin rumbo por unas cuadras deteniéndome en el primer lugar que encontré a comprar cualquier cosa para comer y continúe caminando hasta que con lo último de dinero que me quedaba pensé en tomar un taxi y regresar a casa, acercándome a la calle de inmediato se paró un taxi que conducía un joven de unos treinta y tantos años muy amable.
¿A dónde quiere ir? me preguntaba el joven dándole la dirección de mi casa, en pocos minutos comenzó a hacerme platica adulándome en un principio diciendo que era la mujer más bonita que había subido a su taxi, yo solamente le sonreía sin muchas ganas de platicar pero insistentemente ahora me preguntaba de donde venía o a que me dedicaba sin perder la oportunidad de ver con más detalle mi escote o mis piernas por el espejo cada vez que me preguntaba algo, tanta amabilidad y atención de su parte me había comenzado a poner de buenas así que empezamos a platicar, le conté que estaba buscando trabajo pero lamentablemente no había podido conseguir nada.
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-Los tiempos son difíciles señora, si se encuentra un trabajo donde no la sobreexploten o le pagaran una miseria no lo piense.
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-Por unos momentos me quede callada pensando en lo sucedido con el licenciado campusano, ese trabajo habría sido una excelente oportunidad la paga y las horas eran buenas, enojada pensaba si tan solo no me hubiera tocado un cerdo degenerado ahora estaría feliz con mi nuevo trabajo, el taxistas noto mi cara seria preguntándome en que me había quedado tan pensativa a lo que de inmediato le conteste que en la primera entrevista a la que había acudido me habían dado el trabajo pero al final no lo acepte ya que cambiaron los términos a último momento, ¡debería aceptarlo!, me dijo el taxista, si la paga es buena quizás debería pensarlo mejor.
Por supuesto no le dije que la verdadera razón de no aceptarlo era el tener que acostarme con quien sería mi nuevo jefe para obtener el empleo.
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-Pues si yo fuera usted lo pensaría mejor, me volvía a decir el taxista, quizás y aun con lo que cambio puede valer la pena.
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-Quizás… si regresaba con el licenciado campusano y hablaba con el alegando acoso, que en realidad fue mucho más que eso y que lo demandaría si no me daba el empleo había muy buenas probabilidades que me lo diera.
No era para nada mi forma de pensar pero estaba desesperada.
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– Por favor, ¿puede ir a la siguiente dirección?, me ha hecho pensarlo y tiene razón… quizás si debo aceptar el trabajo en la primera entrevista que tuve, ¡claro señora! me dijo.
En menos de veinte minutos ya estábamos enfrente del edificio así que saque mi cartera del bolso contando el dinero que me había sobrado, con algo de miedo mire el taxímetro que marcaba más de lo que tenía.
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– Me quede Aterrada por unos segundos al ver el dinero que tenía en la mano en la mano buscando en mi cartera con la inútil esperanza de encontrar más dinero del que ya había contado y recontando al menos tres veces, algo temerosa pero esperando que mi nueva y corta amistad con el joven taxista me ayudara y poniendo mi más inocente cara le decía, joven… que cree me quede con el dinero en mi otra cartera y solamente traigo esto, le decía enseñándole todo el dinero que tenía.
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-¡¡Uuuuuhhh!! Señora, aquí ya tenemos un problema ¿entonces cómo va a pagarme? decía el joven que se giró completamente a verme, le prometo que le voy a ¡pagar! temerosa lo miraba a los ojos, le doy mi dirección y puede pasar a cobrarme o me puede esperar a que salga de la entrevista llegando a mi casa le pago la diferencia más lo que se junte del otro viaje.
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-Por unos segundos se quedó pensando y mirándome fijamente, No creerá… la frecuencia con la que me pasan este tipo de cosas, evidentemente no la puedo esperar porque pierdo pasaje y tampoco le puedo regalar el viaje en cuanto a que me dé su dirección tampoco puedo aceptarlo pero le propongo el mismo trato que siempre le doy a mis desventuradas pasajeras, con una sonrisa libidinosa se quedó mirando el escote del vestido contemplado mis pechos.
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-Si me los enseña… queda saldada la diferencia me decía el taxista señalando mis dos cantaros de carne.
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– ¿está Usted loco? le decía visiblemente sorprendida y enojada por la propuesta
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– ¡No! usted lo estaría si no acepta, yo no tengo el tiempo para esperarla o si prefiere llamo a una patrulla y se arregla con ellos, lo que le propongo es un simple intercambio, no le estoy pidiendo que me la chupe o tenga sexo conmigo simplemente… la tarifa a cambio de ver esos ¡ricos melones que tiene!
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– Sentía como se endurecían mis pezones, ¡no podía creerlo! me estaba excitando la situación, el tipo me veía fijamente esperando una respuesta de mi parte y aunque por un momento pensé en decirle que se fuera al diablo y le hablara a quien quisiera, pensé en todo el tiempo que perdería y encima ya era tarde así que resignada ¡acepte!
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-Pero aquí no… dese la vuelta a ese callejón, le decía al mismo tiempo que por segunda vez en el día sentía latir mi corazón cada vez más rápido y nuevamente la picazón entre las piernas regresaba, como si se hubiera sacado la lotería arranco y dio la vuelta al callejón trasero del edificio apago el motor y se giró de nuevo completamente hacia mí.
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-Ahora es su turno, me dijo el taxista con una visible cara de ansiedad y deseo, lentamente lleve ambas manos atrás del cuello bajando lentamente la cremallera, una a una bajaba las mangas del vestido hasta dejar a su deleite mis hermosos y firmes senos cubiertos por mi sexy sujetador, el tipo parecía en transe con la boca abierta mirándolos totalmente extasiado.
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-Quítate también el sujetador… quiero verlas por completo, me pedía embelesado frotándose el bulto que se le había formado en los pantalones, bajando uno por uno los tirantes sin remedio desabrochaba por último el seguro haciendo que al instante mis senos saltaran disparados libres y majestuosos mostrándole un par de pezones duros como rocas y unas hermosas aureolas.
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-Podía escuchar la respiración agitada del taxista.
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– ¡Madre mía! nunca antes había visto unas tetas tan increíbles, son hermosas y tienes los pezones bien duritos mami.
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-Inconscientemente infle el pecho orgulloso del par de tetas que poseía.
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-El tipo comenzó a acercarse peligrosamente cada vez más así que dejando las cosas claras nuevamente le recordé que no se valía tocar solamente mirarlas pegándome al asiento y cubriéndome con ambas manos.
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-Lo siento, me deje llevar es que tienes las mejores tetas que he visto, por favor déjame seguirlas viendo, me pidió, baje nuevamente mis manos a los costados he infle el pecho dejándolas otra vez a escasos centímetros de su cara por lo que me pareció una eternidad, sin darme cuenta comencé a frotar mis piernas lentamente en clara señal de excitación dejando claro que tenía que parar esto ¡ahora! ¡Es suficiente! le dije, Ya pague con creces la cantidad comenzando a vestirme de nuevo.
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-Está bien, me contesto el taxista mientras no dejaba de tocarse la entre pierna, son las mejores tetas que he visto señora su novio o esposo debe disfrutar a lo grande de ese par, me decía riendo y a la ves serio como esperando que yo le contestara algo a lo que simplemente me quede callada acomodándome el vestido de nuevo, tome mi bolso y salí del taxi moviendo las caderas con total sensualidad regalándole una última vista de mi cuerpo hasta dar la vuelta al callejón.
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– Ya Dentro del edificio el recepcionista se había ido así que seguí derecho hasta los elevadores, al llegar a la entrada del despacho por unos segundos intente calmarme y ponerme lo más seria posible, esta vez no le permitiría al viejo propasarse al contrario tenía que lucir como ¡toda una víctima! toque la puerta y de inmediato la vos ronca y de pocos amigo igual que la última vez me pedía pasar, entrando con paso firme al verme rápidamente su cara de enojo se transformó.
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– ¿Qué haces aquí niña? me pregunto, al mismo tiempo que dejaba sus archivos a un lado atento a mi respuesta, licenciado lo que usted intento hacer conmigo hace unas horas es mucho más que acoso es abuso sexual ¡yo solo quería una oportunidad! usted se aprovechó por completo de mi necesidad así que si no me da el empleo lo voy a demandar.
Para cuando termine de decir eso las piernas me temblaban y casi me había quedado sin aliento, en un intento por disimular mi miedo lo miraba seria pensando que nunca antes había tenido el valor para dirigirme a una persona de ese modo.
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– Bueno.
bueno.
bueno.
con que esas tenemos, primero que nada niña debo decirte que hay una cámara de seguridad dentro de esta oficina grabando todo el tiempo, la cinta la puedo manipular muy fácilmente para hacerte parecer a ti como una puta ofrecida queriendo chantajearme y mira que tengo muy buenas escenas así que vete sacando esa idea… ¡estúpida! de la cabeza.
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– Al decir eso toda mi confianza se había ido por el drenaje quería echar a correr de nuevo pero mis piernas estaban paralizadas, ¿Cómo fue que se me había ocurrió algo tan estúpido como esto?, el licenciado se paró de su escritorio y camino hasta la puerta pasándome de largo.
Me dio un vuelco al corazón escuchar como cerraba la puerta con seguro, podía escucharlo caminar hacia mi cada vez más cerca hasta sentir su aliento en mi nuca y sus manos apoyarse en mi cintura pegándose poco a poco a mi susurrándome al oído.
“Hoy vas a salir de esta oficina con dos cosas el empleo que tan desesperadamente deseas y mi semen… escurriendo por tus hermosas piernas” sentí un escalofrió recorrerme cuando termino de hablar y comenzó a restregar completamente su erección en mi colita al mismo tiempo que llevaba ambas manos hasta mis senos amasándolos con fuerza, solo atine a soltar un gemido y sin darme tiempo a nada me empujo salvajemente hacia adelante dejándome caer de frente en su escritorio dejando totalmente expuesto mi trasero, apoyando ambas manos en el escritorio gire la cabeza hacia atrás mirándolo intentando entender como paso todo tan rápido.
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-En la tarde me dejaste con un ¡¡terrible dolor de huevos puta!! y me lo voy a cobrar ahora mismo, desesperado lo veía desabrocharse el pantalón dejando al descubierto la misma gorda y dura verga de hace un rato que salía a escena lista para jugar.
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– ¡¡Por favor noooo Licenciado!! Fue lo único que logre decirle casi gimiendo, como si mis palabras le pidieran lo contrario desesperado subía el vestido dejando mis paradas y firmes nalgas completamente visibles cubiertas únicamente por la delgada tela de mi tanga que a duras penas cubría los labios de mí para entonces empapado coño, ¡como que no puta! me dijo, mientras me soltaba dos fuertes nalgadas en mi colita, atinando solamente a quejarme y aferrarme con más fuerza al escritorio.
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– Pero vamos mi niña no te hagas la difícil… si ya estas empapada, volvía a decirme pasando un dedo por encima de mi rajita aun cubierta por la tela y enseñándomelo mojado por mis jugos, sin esperar más corrió a un lado la húmeda prenda dejando al descubierto mis labios vaginales perfectamente depilados, hundiendo dos de sus dedos comenzaba un lento mete y saca, para ese punto era más que obvio que había perdido la batalla incluso desde el momento que entre a esa oficina, ya no me apetecía pensar en las consecuencias que seguramente tendría esto ni en la promesa que me había hecho a mí misma solo deseaba tener mi mente en blanco y ¡¡disfrutar!! esa verga jugosa que la vida me daba, mis miedos y dudas habían desaparecido, con un tierno gemido me rendí a las caricias de mi nuevo amante que al escucharme acelero el ritmo de sus dedos taladrando con fuerza mi coño logrando que el segundo orgasmo del día se acercara rápidamente hasta que comencé a tensar las piernas soltando un largo y fuerte gemido empapando la mano del licenciado, sentía como las fuerzas en los brazos me abandonaban por cuestión de segundos dejándome caer por completo en el escritorio.
Sin tregua alguna había comenzado a frotar la gorda cabeza de su viejo aparato por los jugos que mi vagina hacia un instante había soltado lubricándola completamente y tomándola de la base como si de un arma se tratase de un solo empujón lograba hundir casi toda su boa arrancándome un grito de placer y dolor.
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-Ahora si putita… ¡¡me las vas a pagar!! me decía comenzando un saca y mete violento, sentía como entraba y salía ese caliente pedazo de carne a una velocidad que me parecía sorprendente considerando su edad, tratando de aguantar las embestidas del viejo me aferraba con más fuerza al escritorio escuchando el choque de sus peludos huevos contra mis nalgas haciendo el clásico ruido chac…chac.
chac.
en un último intento de negación intentaba contener lo más que podía mis gemidos negándome mentalmente a darle la satisfacciones de escuchar lo que esa fuerte arremetida me provocaba, para ese momento si no hubiera hundía la cabeza en mi brazo tratando de ahogar los gemidos seguramente se escucharían por todo el pasillo.
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– ¡Joder! tienes el mejor coño que he probado en mi vida… nunca había sentido esta sensación al hacerlo con una mujer.
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-Sin impórtale nada empezaba una oleada de palmadas en mi colita haciendo vibra por completo los caches de mis nalgas al mismo tiempo que sacaba y metía por completo su erecto miembro una y otra vez repitiéndolo por varios minutos, para ese momento solo me aferraba con fuerza al escritorio gimiendo y retorciéndome descontrolada.
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-Pero mira… si ya comenzaste a tocarte tu solita, no me equivoque al decir que eres toda una putita.
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-Gruñendo y con la respiración entrecortada me jalaba del cabello con violencia haciéndome levantar la mirada al frente y abrir mi boca ¡auch! ahhh.
Me Quejaba del dolor sintiendo como aceleraba aún más sus embestidas sin poder retrasar más lo inevitable.
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-¡¡¡Aaahhhh!!! de mi boca escapaba un sonoro gemido anunciando la llegada de un orgasmo aún más fuerte que el último en una oleada de increíbles y placenteras sensaciones.
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– ¡Serás ruidosa! ¿Quieres que todo el piso escuche lo puta que eres?
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-Aun recuperándome del orgasmo sacaba su aparato y en una última estocada soltó su pene de un solo empujón logrando arrancarme un último gemido, al sacarlo nuevamente se veía completamente lubricado y brilloso por mis jugos.
Tranquilamente o veía caminar hasta un pequeño sofá junto a su escritorio y sin prisa se desnudaba por completo dejándose caer en el sofá.
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– ¡juff! Me estoy haciendo viejo, me decía el viejo haciendo cara de cansado.
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-Pero que espera para venir aquí señora Alicia, aún estamos a la mitad de su entrevista, me decía el viejo miserable mirando a una Alicia confundida con el pelo completamente despeinado y la piel brillosa por el sudor que lo veía aun intentando procesar como todo había terminado así.
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– ¡Vamos! levántate y quítate toda la ropa mami que ya hice yo la mitad del trabajo, te toca a ti la segunda mitad, ven que quiero saborear esas tetas que tienes.
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-Levantándome aun algo mareada por los últimos dos orgasmos fui hasta donde se encontraba el licenciado, ya era imposible ocultar que sus caricias y la forma animal de poseerme me habían encantado, sonriéndole empecé a quitarme el vestido muy despacio dejándolo caer hasta mis pies observando al mismo tiempo fascinada como subía y bajaba la piel de su inmenso aparato completamente erecto una y otra vez.
¿No le duele tenerla tan dura licenciado? le preguntaba con el tono más inocente sin poder dejar de ver ese espectacular garrote.
–No mi niña, esta así por ti a mi edad nunca pensé disfrutar otra vez de una hembra como tú.
–sintiéndome orgullosa de mi cuerpo y sin pensarlo más me agache quedando de rodillas enfrente de esa hermosa y reluciente polla mordiéndome el labio contemplándola.
Tomándome con ambas manos de la cabeza me guiaba hasta pegar su verga contra mis labios que cedieron tan fácilmente engulléndola hasta tener casi la mitad dentro sacándola y volviendo meter lentamente como si se tratase del más delicioso caramelo saboreándola.
Me imaginaba que ya solamente la visión de tener a una hermosa mujer de rodillas mamándosela debía ser increíble porque entre gestos y gruñidos lo veía cerrar los ojos disfrutando como nunca en su vida, pero de pronto me separaba bruscamente de su aparato dejándome confundida por un instante.
–Vamos preciosa ¡Monta al caballito! quiero volver a sentirte dentro, me ordeno.
–Desprendiéndome del resto de ropa intentaba apoyar primero un pie arriba del sofá mientras con ambos brazos lo sujetaba de los hombros apoyaba el segundo pie arriba quedando mi conejito a la altura de su cara, acercando enseguida su rostro hasta mi intimidad le daba un par de lambidas comenzando a comerme el coño lentamente saboreándolo, sentía lo rasposo de su barba alrededor mientras su lengua ejercía presión sobre mi clítoris haciendo que de mi boca escaparan tiernos gemidos, sin aguantar más la espera me separe de esa rica boca descendiendo hasta quedar a escasos centímetros de esa dura barra de carne.
Sin aviso alguno poso sus manos en mis caderas y de un solo empujón su aparato desapareció por completo en mi conchita haciendo que clavara las uñas en su espalda al sentir esa gorda verga invadirme, mientras tanto su boca hábilmente succionaba de forma desesperada uno a uno mis redondos y suculentos pechos dándole deliciosos mordiscos a cada pezón, esa brusquedad con la que se los llevaba a la boca me estaba enloqueciendo.
Lista para el castigo pasaba mis brazos por su cuello abrazándolo y empezando un lento sube y baja.
–Eres increíble niña, tus tetas saben delicioso y este coño tan apretadito se siente tan Ummm.
Le estas dando una cogida de campeonato a este pobre viejo, pero vas a tener que esforzarte para hacerme olvidar la calentada de huevos que me diste en la tarde.
–Con fuerza me sujetaba los cachetes de mi colita amasándolos a su antojo para enseguida comenzar a nalguearme con fuerza ahh… auch.
ahhh.
me quejaba dejándome caer completamente sobre el pecho y la barriga del licenciado.
Acelerando el ritmo de mis caderas que subían y bajaban con vehemencia le daba entrada a un tercer orgasmo, al ver que de nuevo me venía aceleraba a un más sus embestidas dejándome escuchar su agitada respiración dando la impresión que estaba a punto de desfallecer por tanto esfuerzo.
Sin previo aviso bruscamente me tiraba al suelo mirándome con el rostro lleno de lujuria.
–Sudando copiosamente se ponía de pie con su verga completamente empapada por mis jugos, acercando a mí cara su aparato lo tomaba de la base abofeteándome una y otra vez con su aun completamente dura verga una y otra vez dejando mis mejillas mojadas de mis propios jugos, abriendo la boca para quejarme, aunque sin tiempo para decir ni una palabra hundía su rígida verga hasta mi garganta como si estuviera esperando que hiciera eso empezando a follarme la boca lentamente.
–La sensación de tener ese pedazo de carne entrando y saliendo hasta mi garganta era totalmente exquisita así que tomándola con una mano la saque de mi boca mirando encantada lo hermosa que se veía, mientras parte de mi saliva escurría por los lados empezaba un rico masaje masturbándolo lentamente al mismo tiempo con mi otra comenzaba un delicioso y placentero masaje en mi empapada y adolorida vagina.
– ¡Así me gusta! que seas una niña buena se siente tan bien ese masajito… pero vamos ya cómetela, me ordeno, masturbándolo más rápido le daba pequeñas lamidas a esa cabeza gorda y oscura succionándola, concentrándome ahora en sus peludos huevos me metía uno a uno masajeándolos con la lengua quitándome uno que otro bello de la lengua en cada ocasión.
–Se ve que tienes bien dominada el arte de comer vergas putita y sé nota que esto no lo has aprendido con una sola verga…
–Completamente fuera de mi le decía entre lamidas, ¡sí! ¡Ummm! Con lo que me encanta chupar vergas… Lástima que mi esposo tiene un pene pequeñito y más tardo en empezar que ya se corrió.
–¡Jajaja! sabía que eras toda una zorra, pero bueno conmigo nunca te va a faltar verga, vas a disfrutar a lo grande, me decía mientras con ambas manos me tomaba de la nuca empujándome hasta dejarme pegada al lateral del escritorio empotrando de un jalón toda su gorda verga hasta mi garganta empezando a cogerme brutalmente atinando únicamente a sujetarme lo más fuerte posible de sus peludas nalgas resistía cada embestida, soltando mi cabeza y apoyándose ahora en el escritorio recargaba toda su barriga en mi cara taladrándome la boca cada vez más fuerte mientras sus pelos invadían mi nariz y ojos haciendo que ver y respirar fuera cada vez más difícil hasta que tenso las piernas soltando un fuerte gruñido al mismo tiempo que su verga palpitaba en mi boca escupiendo en segundos y a borbotones su semilla, ahogándome por la gran cantidad hacia ruidos tratando de tragarlo todo mientras le golpeaba una pierna para que me la sacara, apartándose poco a poco la sacaba logrando que recuperara el aliento mientras el líquido que no había logrado tragar escurría por la comisura de mis labios hasta derramarse en mis senos.
–Ya con algo más de aire en los pulmones el licenciado se acercó tomando su ahora flácida verga recolectando todo el líquido desperdiciado de mi cara y mis tetas llevándolo de nuevo hasta mi boca.
–Vamos putita no debes desperdiciar la lechita que tan generosamente mi verga te regalo, decía el vie
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