el pene de un joven y la hermosa vagina madura
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por blacksun.
La esposa de mi tío y yo:
Cuando la veo mi pene se vuelve loco al pensarla, empieza a babear y no puedo pensar en nada más que no sea en penetrar a mi tía por cualquier orificio que haya en su cuerpo.
Ella es una mujer de unos 40 años, con clase y siempre bien vestida con las mejores prendas que lógicamente paga mi tío, tiene unos preciosos y grandes senos naturales, blancos como la crema y un cabello castaño claro. Es de una parte del país donde las mujeres son particularmente hermosas y cuando veo sus grandes nalgas de igual modo lo único que pienso es en ponerme detrás de ella, recoger su largo cabello y besarle el cuello mientras la penetro.
Mi fantasía por ella empezó cuando teniendo unos 13 años y vi cómo sus pezones se marcaban por encima de una blusa morada y ajustada, ya tenía fantasías con sus senos pero el ver sus pezones marcados fue lo que provocó que mi pene deseara entrar en ella cada vez que por las noches mientras todos dormían yo me masturbara pensando en ella.
Estando una vez en su casa vi cómo su perro jugaba con una diminuta tanga negra y transparente por la parte de enfrente, y que no podía ser de nadie más sino de ella, así que sin dudarlo un poco se la quité al perro y la guardé en mi pantalón para olerla, tocarla, sentirla en mi cara, pues sabía que esa tanga era lo más cerca que tendría su vagina de mí, jamás engañaría ella a mi tío así que esa tanga aún la tengo.
Un día, teniendo yo 21 y ella 40 llegué a casa de mis tíos, debía recoger mi mochila que había olvidado un día antes.
Toqué la puerta y no tardó en abrir, por casualidad ese día se encontraba sola pues mi primo estaba de viaje, mi tío también y la servidumbre descansaba los lunes.
Abrió y se le notaban los ojos un tanto rojos, como si hubiese estado llorando, llevaba unos jeans y una blusa negra con un escote no tan grande pero excitante, podía ver una parte de sus grandes y blancos senos.
Entré y ella misma fue a traer mi mochila que se encontraba en la habitación de mi primo por lo que pude ver su excitante caminar, el vaivén de sus caderas y como recogía su cabello hacia un lado, dejando ver así su espalda. Me entregó la mochila y me ofreció algo de tomar, me excitaba la idea de estar a solas con ella así que le pedí una taza de café, eso haría estar más tiempo, disfrutando su presencia.
Después de una larga plática salió la razón por la cual lloraba: mi tío estaba engañándola con una chica de mi edad y yo no podía creerlo. Mi tía era la mujer madura más caliente que hubiera visto y la chica no estaba tan bien, yo la conocía.
Dejé mi café en la mesa y fui a sentarme en el sillón donde estaba ella y la abracé, sintiendo sus brazos desnudos pues la blusa no tenía mangas, me abrazó fuertemente y pude sentir también como sus senos se apretaban contra mi pecho. Ella lloraba y a mi pene no le importaba en lo absoluto porque comenzaba a despertarse, recordando cuántas veces me masturbé pensando en tenerla cerca y ahora lo estaba. Aunque nuestras ropas estorbaran.
Le dije que no entendía cómo mi tío había sido capaz de eso, le dije que si yo tuviera una esposa como ella sería mi mayor tesoro y jamás la dejaría por nada. Se secó las lágrimas y sonriendo me dijo que era muy amable de mi parte y volvió a abrazarme y entonces le acaricié el brazo, mi pene empezaba a latir más fuerte.
Le acaricié la mejilla y la oreja e hice lo más atrevido que pude haber hecjo considerando que aún era la esposa de mi tío y si ella decía algo estaría en un problema gravísimo. Mientras le acariciaba la mejilla acerqué su boca a la mía y la besé. Ella aceptó el beso pero se separó después, se levantó del sillón y dijo que no estaba bien.
Yo me levanté igual y le dije que lo sentía, pero siempre había pensado que mi tío sólo pensaba en dinero y no podía creer que la descuidara de tal manera y volví a abrazarla. La besé de nuevo y ésta vez se dejó.
Sus labios húmedos por fin estaban en los míos y mis manos acariciaban su espalda.
Se separó y sonriendo me dijo: "a veces me masturbaba pensando en ti mientras estaba en la bañera… pero nunca pensé que pasaría".
Le sonreí y la llevé hasta el sillón y la empujé hacia él, sus senos brindaron de tal manera que no pude evitar ir directo a ellos y lamerlos por el escote.
Desabroché su pantalón y ella levantó las nalgas un poco para que se lo quitara. Ella llevaba una tanga azul marino muy parecida a la que le había robado al perro, podía ver entonces su vagina y su vello perfectamente depilado. Me agaché, y sin quitar la tanga acaricié su vagina, besándola.
Ella me quitó la camiseta y con una mano acarició mi pecho, mis hombros y brazos desnudos ya.
Fuimos a la recámara donde dormían mi tío y ella, era una cama grande y con sábanas suaves, no paramos de besarnos desde la sala hasta la recámara. Yo acariciaba sus nalgas porque así me lo permitía la tanga y moría por llegar a la recámara y quitarle la blusa y en cuanto llegamos lo hice. Tenía puesto in sostén del mismo color que la tanga y transparente de igual forma, sus pezones efectos y un tanto café podían notarse claramente. Los mordí delicadamente y entonces le quité el sostén para chuparlos y sus areolas también, que estaban perfectas, soltando un suspiro y gimiendo cada vez que mi húmeda lengua pasaba por ellos.
Ella me quitó el boxer y no dejaba de acariciar mis nalgas y entonces dijo que sabía que iba al gimnasio y siempre había querido saber cómo se sentiría tocarlas. Y por eso no dejaba de tocarlas.
Su tanga empezó a humedecerse y yo me agaché, y con un dedo la hice a un lado y lamí su vagina que parecía palpitar y deseando mi pene dentro de ella. Introducí mi lengua en ella y los gemidos fueron cada vez más fuertes, se retorcía y acercaba mi cabeza a su vagina con la mano.
Le quité la tanga y entonces lamí su ano, aunque honestamente eso no me gustaba tanto, sólo saber que era de ella lo seguía haciendo, mi pene estaba como loco y deseoso de atravesarla.
Se puso a cuatro patas y dándome la espalda volví a besar su vagina, mordiendo sus labios suavemente, jalándolos y entonces besé su espalda y sus nalgas, quería que ese momento durara toda la vida, que nunca terminara.
Metí entonces mi pene en si vagina que al parecer mi tío había aprovechado bien durante años porque se notaba que los años empezaban a pasar por ahí pero eso me excito aún más y la tomé por su largo cabello y lo jalaba, acariciaba sus senos que se movían vertiginosamente con cada empujón que le daba a sus nalgas blancas.
Se dio la vuelta y me pidió que me acostara boca arriba, y así lo hice. Empezó a chuparme el pene de una manera en que nadie lo había hecho y por poco me vengo en ese momento pero le pedí que parara para aguantar un poco más. Mi pene estaba lleno de sus jugos vaginales y su saliva.
Me recosté sobre ella y acariciando sus senos besé si boca y mordí su labio de abajo con tal fuerza que me dio un golpecito en los testículos para que me detuviera.
Acaricié su vagina y sentí el poco vello que tenía, me habría gustado comérmela toda.
Me senté en la orilla de la cama y ella se levantó y sacó de su buró un perfume, que roció en sus desnudos senos, lo olí y no pude dejarme ir de inmediato hacia ella a lamer sus senos y estando ambos parados y chupandolos metí mis dedos en su vagina, los saqué y chupé todo su jugo vaginal.
Ella no cabía en el placer, se retorcia y se fue a la cama de nuevo, y mientras lamía sus senos llegué hasta una de sus axilas y la chupe y besé también.
Toda ella olía delicioso.
Sentí que pronto me vendría e introduje mi pene en su vagina de nuevo, siempre uso condón pero había oído que ella se había operado hace años y sabía que podría venirme dentro de ella sin ningún problema,
Ella apretaba y aflojaba las.paredes de su vagina y yo podía sentirlo en mi pene.
El semen subí por mi pene y fue delicioso sentir que ahora estaba dentro de ella quien al parecer de igual manera le encantó porque tuvo otro orgasmo en ese momento.
Nos quedamos dormidos los dos después de terminar y yo sobre sus senos, usándolos como almohada. Con sus pezones en mi mejilla y percibiendo aún el perfume.
Cuando desperté ella se encontraba sentada en un sillón, usando sólo la tanga y los senos al descubierto. Acariciaba sus pezones mientras me veía y sonriendo se levantó y fue hacia la cama y me besó para después pedirme que me fuera de la casa porque una amiga iría a visitarla.
Me levanté y le bajé la tanga de nuevo, pero esta vez cual perritos, sólo fue un entra y sale hasta venirme, tenía que hacerlo una vez más antes de irme y así lo hice.
Me vestí y me fui de ahí.
Olvidando a lo que iba en realidad. Dejé mi mochila ahí y es que tenía pensado regresar por ella otra vez.
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