El primo de mi esposo antes de irse me dejó bien cogida
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Antes de conocer a mi esposo Mateo, su primo Roberto era un protector, ya que siempre fue el primo mayor y se llevaba bien con él. Luego me hice su novia. Yo soy Doris, soy de baja estatura, apenas 1.55 mt, pero mi cuerpo siempre fue muy atractivo, mis medidas son buenas para mi talla, mis senos y mi trasero tienen buenas medias y silueta, mis amigas dicen que si hubiera crecido más hubiera sido una modelo, pues mi rostro y mi cuerpo son bonitos.
Desde que empecé a ser novia de Mateo, vi que le gustaba a Roberto, pero yo escogí a Mateo. Para mi mala suerte, Roberto ha sido exitoso en sus negocios y Mateo no, asi que Roberto debía ayudarnos económicamente con frecuencia, y nos visitaba en la casa semanalmente, siempre noté que yo seguía gustándole a Roberto, pues me comía con sus ojos, yo lo sentía.
Todo sucedió en una velada loca en nuestra casa, el único invitado era Roberto. Cenamos y luego empezamos a beber, mi esposo sacó un poco de Marihuana y empezamos también a fumarlo, a mi no me gusta mucho, pero esa noche tomando licor me puse a hacerlo, yo estaba en medio. Eso creo una atmósfera diferente. Mi esposo puso música y Roberto sacó a bailar conmigo, me abrazaba y me daba vueltas, en eso Roberto me apretó las nalgas con sus dos manos mientras bailabamos, lo hizo frente a Mateo, pensé que mi esposo se disgustaría, pero no, el se puso a reir y le decía -dale primo, yo se cuanto te ha gustado Doris!-, y Roberto me amasaba más las nalgas y me decía al oido que desde hace mucho tiempo quería hacerme eso, él primo de mi esposo no es feo, es bastante varonil, con vello en el pecho y los brazos, yo vestía una falda mini pegada a mis caderas, la confesión de Roberto él licor y la marihuana me puso cachonda esa noche, además como que mi esposo estaba muy drogado pues consentía lo que me hacía su primo, cuando lo normal es que mi esposo es muy celoso.
Luego de la tocada de nalgas que me dio Roberto, nos volvimos a sentar todos, mi esposo estaba fuera de si y subiéndome la blusa me quería mamar las tetas frente a Roberto, le decía -mira lo buena que esta mi mujercita!- y yo intentaba frenarlo, pero lejos de enojarme me reía, tal vez era el efecto de lo que estábamos tomando y fumando, asi que mi esposo puso su boca en mis senos y comenzó a chupar mi pezón, y lo peor, invitó a Roberto a mamar mi otra teta, Roberto aceptó y ahora tenía a cada uno de ellos mamando mis senos, uno por cada lado, nunca lo hubiera pensado, pero lo que es cierto es que mi vagina se fue mojando irremediablemente. Lo hicieron por unos cinco o diez minutos, yo ya estaba excitada. En eso Roberto se levantó de donde estaba sentado y se fue servir otra tanda de tragos, en eso regresó y luego de darnos nuestras bebidas, sacó de su bolsa de la camisa, unas pastillas azules y nos dijo que con eso la pasaríamos mejor, mi esposo sin preguntar mucho, la tomó y con la misma bebida se la tomó, yo fui más prudente y no la tomé solo la dejé en mi mano, Roberto se la tomó también con la misma bebida.
En quince minutos, mi esposo estaba como idiota y se puso a tocarme las piernas y a meter su mano en mi entrepierna, y también invitaba a su primo que lo hiciera, Roberto me tocaba los muslos de la otra pierna. En eso mi esposo me jaló el rostro y me dio un largo beso de lengua, su primo aprovechó esa distracción para ponerse en el piso y extraer con sus manos mi braguita, y luego con sus manos me tocaba la rajita con mucha lujuria, mi esposo que estaba como idiota ni se percató. Yo seguía besando a Mateo, cuando sentí como Roberto me abría las piernas y su boca tuvo contacto con mi rajita, su lengua pasaba por mis labios vaginales y llegaba a mi clitoris, yo con mis manos trataba de alejar a Roberto, pues no se como sería la reacción de Mateo al ver a Roberto entre mis piernas mamando mi coñito.
En eso Mateo dejó mi boca yo quise seguir para que no viera lo que pasaba, pero no lo pude evitar, mi esposo Mateo se quedó viendo como Roberto seguía pasando su lengua sobre mi rajita y mi clitoris, yo nuevamente empujaba a Roberto de mi zona íntima, miré a Mateo y el tonto se puso a reir como si le hubieran contando un chiste, luego se acomodo en el respaldo del sofá y cerró los ojos, no cabe duda que estaba drogado completamente. Al verlo me relajé y dejé seguir a Roberto quien se estaba dando un banquete con mi rajita y yo me puse a degustarlo.
Roberto al ver a mi marido completamente noqueado, me levantó las piernas y las abrió para que tuviera mejor espacio para chupar y mamar mi rajita, yo estaba mojándome en serio. Su lengua parecía tener vida propia, pues se metía en todos lados en mi rajita, sentí como la punta de su lengua pasaba varias veces por mi ano, era delicioso sentir su lengua húmeda y caliente por mi agujerito. No pude resistir correrme entre quejidos y gemidos, pensé que con eso despertaría a mi marido, pero él estaba en otro lado.
Roberto se bajó los pantalones hasta las rodillas que tenía en el suelo, su verga era muy cabezona y estaba colorada, todavía hice el último esfuerzo para no ser infiel a mi marido y evitar el incesto también, me tapé la rajita con mis dos manos y le dije -no podemos hacerlo, tu eres el primo de Mateo!- le dije, entonces se acerco hasta mi rostro me dio un beso en los labios y me dijo -he deseado este momento por mucho tiempo, me gustas mucho Doris!-, diciendo eso y retiró mis manos de mi cuca y con verga parada me frotó mis labios vaginales y mi clitoris, luego la puso en la entrada de mi rajita y con un leve empujón empezó a penetrarme, yo estaba mojadisima y eso facilitó la penetración, su verga se deslizó en mi vagina y cuando me la tenía casi toda, Roberto se puso a pistonearla, su verga era por mucho más larga y gruesa que la de Mateo, me sentía llena cuando me la metía toda, comencé a gemir pues el placer iba en aumento, yo volteaba a ver al ahora cornudo de mi marido y ni siquiera se movía, a pesar que con sus pistonazos, Roberto movía el sofá donde estabamos Mateo y yo. -Qué rica estas Doris, siempre quise tenerte asi!!- me decía sin detener sus pistonazos que eran sólidos y profundos. Me llevó a otro orgasmo muy rápidamente.
Roberto se fue subiendo sobre el sofá y sobre mi cuerpo sin sacar su verga de mi rajita, buscó mis labios, en ese momento no pude negarme, me estaba dando una buena cogida y yo estaba demasiado excitada para negarme, nos besamos y nuestros cuerpos se fundieron uno al otro, su verga se movia dentro de mi vagina y él se turnaba para besarme y mamarme las tetas, no se como mi marido no se despertó pues estaba a nuestro lado. -Asi Roberto, assii, que rico lo siento!- le decía yo en la plenitud del placer. Roberto me daba fuertes pistonazos y al ver su rostro sabía que era cuestión de segundos que él llegara a su climax, y unos veinte segundos después, lo oí gemir fuerte, dio dos empellones y sentí su leche caliente en mi rajita, fueron varios latigazos de leche dentro de mi vagina.
Apenas hubo terminado, me dijo acercándose a mi oido -vamos a la recamara!-, se terminó de quitarse la ropa y me cargó en sus brazos, camino para allá me fue besando muy románticamente, cuando llegamos el me tendió en la cama, pero boca abajo, en eso sentí su cuerpo sobre el mio y me empezó a besar el cuello por detras, luego la espalda y más tarde se quedó besando y chupando mis nalgas, luego su lengua fue buscando mi agujerito negro, mi culito y lo comenzó a lamer con mucho deseo, vi que el se estaba masturbando mientras me comía el ano.
Empecé a presentir lo que venía. Roberto se fue subiendo en mi cuerpo sentí su verga contra mis nalgas, luego dirigida por una de sus manos la insertó entre mis nalgas y frotó mi ano muy enérgicamente, me abrió las piernas y fue entonces que su gruesa verga me abrió el culito, era muy gruesa para mi ano, le pedí que fuera delicado y se fuera despacio, él me dijo no te preocupes, sentí su glande entrar en mi recto y me hizo emitir un grito, luego poco a poco sentí como su verga se iba metiendo en mi estrecho culito. Roberto se movía y su verga entraba poco a poco, era casi imposible que todo eso entrara en mi recto, asi que con lo poco que me había metido, se puso a pistonear su verga, él entendió que si quería cogerme por allí, con lo que me tenía adentro, que creo era menos de la mitad, debía empezar a cogerme.
Roberto se puso a darme duro con ese pedazo de carne dura, entraba y salia de mi culito. Yo gritaba, al principio nerviosa, pero conforme pasaban los segundos yo iba también gozándola. Mi culito estrecho después de un buen rato, fue llevando a Roberto a otro climax, echó su peso totalmente sobre mi cuerpo, me tenía sumisa, y sus caderas no dejaban de mover su verga dentro de mi culito, de pronto su verga comienza a explotar dentro de mi culito, me llenó de leche ahora mi recto, los dos estabamos agotados y un poco drogados, Roberto se quedó encima de mi, creo que nos fuimos quedando dormidos, su verga fue perdiendo grosor y tamaño dentro de mi culito. Luego no sentí más.
Parecieron minutos las horas para amanecer, me desperté y alli estaba en la misma posición, desnuda sobre mi cama, me puse ropa interior y salí, Roberto ya no estaba, solo mi marido aún dormido en el sofá, recogí mi ropa interior que estaba tirada en el suelo de la sala áun. Recogí un poco el desorden, me dolía un poco mi culito, nunca había recibido un pedazo de carne como el de Roberto. Me fui a dar una ducha y preparé desayuno para mi y para Mateo. Lo desperté y le dije que ya estaba el desayuno. Mateo se levantó mareado, me preguntó que hora era y luego que no se acordaba de lo último de anoche, yo le dije que luego que él se quedó dormido, su primo Roberto se fue, omití la parte sexual entre Roberto y yo.
A la fecha, aún no sabe lo que sucedió entre su primo y yo. Roberto me llama frecuentemente y me dice que debemos repetirlo, yo aún no le digo que si.
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