EL SEXO VIAJA EN SILLA DE RUEDAS – Parte 1
Infidencias sobre mi vida sexual con mi esposo que esta en silla de ruedas.
Quizás este relato en primera persona no tenga al principio el condimento ideal que ustedes desearían leer, pero les aseguro que encontraran el morbo es su máxima expresión a medida que comiencen a leerlo, pero lo mas importante es que este relato es 100% real. Lo único alterado es el nombre de nosotros, los protagonistas, a los efectos para preservar su verdadera identidad
Tengo 45 años, soy una mujer quien tuvo la suerte de nacer con buena genética. No tengo un físico perfecto pero mi cuerpo conserva buenas formas quizás por no haber tenido hijos. Buenas piernas, cola bastante parada a pesar de la edad, sin panza y un lindo par de bustos redondeados, hace poco me hice cirugía de mamas para agrandarlas. Tuve una infancia dura, de familia humilde y para colmo de males fui abusada cuando tenia 14 por varios chicos del barrio durante una fiesta de cumpleaños, que no voy a detallar porque me llevó años de terapia superarlo. Nunca tuve suerte con los hombres en el sentido de poder conformar una pareja estable. Cansada de fracasos sentimentales y de ser un objeto sexual de la mayoría de los hombres que pasaron por mi vida, me refugie en las redes sociales para ver si tenia la posibilidad de conocer alguien que valga la pena para empezar una relación estable y duradera, pero fue mas de lo mismo todos querían tener solamente sexo, la mayoría eran casados o los jóvenes no tenían intención en comenzar una relación seria. Un día mirando vidrieras en un local una señora empujando una silla de ruedas con un hombre sexagenario, pero de interesantes facciones se me acerca:
Teresa: Perdón señorita ¿me haría usted el favor de cuidarlo por unos minutos?, tengo que realizar una compra en el segundo piso y la rampa esta fuera de servicio
Yo: Si no hay problema, no tengo nada que hacer y solo estaba matando el tiempo en la vidriera.
Me acerqué al señor tratando de ser amable, me daba tristeza que un hombre de mas de 60 años con ese porte, y de buen aspecto, estuviese postrado en una silla de ruedas
Alejandro: Buenas tardes, soy Alejandro, disculpa, tuvimos que molestarte, espero no hayamos interrumpido algo importante para ti
Note que la mirada de Alejandro se dirigió hacia el tajo abierto que tenía la parte delantera de mi falda tubo. Llevaba puesto un liguero y medias negras que se podían apreciar cuando el tajo de la falda se abría según la posición de mis piernas. Con tacos altos y una blusa ceñida al torso con botones desprendidos mis pechos quedaban bien subidos por el efecto push up del brasier. En realidad, ese día había salido vestida provocativamente tratando de llamar a la atención con claras intenciones de encontrar algún hombre apuesto que me llevase a la cama, tenía ganas de tener sexo ese día. Ese centro comercial era el lugar estratégico para encontrar algún hombre disponible con ganas de follar.
Yo: Me llamo Nadia, nada importante me estoy perdiendo, ¿no sabe si su esposa tardará mucho?
Alejandro: Ella no es mi esposa, es mi asistente, soy viudo, perdí a mi esposa en un accidente hace unos años y yo quedé lisiado.
Yo: Lo siento Alejandro, supuse que…. (no sabía cómo salir de esa posición)
Alejandro: Tranquila Nadia, no pasa nada, ¿quieres hacerme un favor, puedes comprar un paquete de pastillas de menta en la esquina, yo estaré bien, ya te doy el dinero
Yo: No déjelo, un paquete de pastillas es barato, yo se las compro.
No esperé que saque su billetera y me dirigí a la tienda a buscar las partillas, iba caminando meneando el culo pensando que aquel hombre discapacitado estaba observándome, además estaba consiente que la falda estaba tan ajustada que seguro se marcaba el pequeño triangulo de la tanga perdida en la raja de mi trasero. Eso me dio algo de morbo no lo voy a ocultar.
Yo: Aquí tienes tus mentas (ambos sonreímos mientras extendía mi mano para darle las pastillas).
En pocos segundos regresa su asistente
Teresa: Muchas gracias señorita, me llamo Teresa, veo que le trajo unas mentas al señor Alejandro, hubiera esperado que yo llegue señor, me hubiese ocupado, no tenia que molestar a la señorita, ¿cómo se llama usted?
Yo: Me llamo Nadia, mucho gusto Teresa, no hay problemas yo misma me ofrecí a buscar esas mentas al señor Alejandro, no fue molestia. Bueno, mucho gusto señora, señor Alejandro seguiré mi recorrido
Alejandro: Un momento Nadia, tenemos una Van estacionada a la vuelta, ¿Por qué no te vienes a casa a merendar si es que no tienes algo mejor que hacer ahora?, Teresa y yo no recibimos visitas muy a menudo y sería un gusto que nos acompañes, ella comprò una torta deliciosa de frutillas que me gustaría pruebes, luego te pediré un taxi para que regreses a tu casa, yo invito y vería con agrado que aceptes.
Mas que ir a merendar con un discapacitado yo tenía otras intenciones más interesantes, pero hubo una voz interior que me dijo “Nadia acepta” y posterga esas ganas de follar que tienes con algún desconocido.
Yo: No es urgente lo que tenia pensado hacer, agradezco su invitación creo que me gustaría probar esa delicia de frutillas.
La cara de Alejandro se transformó, una sonrisa de triunfo se le dibujo en el rostro, note como me miraba y estaba claro que yo le despertaba deseos a ese hombre.
Alejandro: ¡¡¡Genial Nadia!!! Vámonos Teresa no hagamos esperar más a Nadia antes que se arrepienta.
Él vivía en una hermosa casa fuera de la ciudad en una zona residencial rodeado de naturaleza. Mientras Teresa manejaba, Alejandro y yo íbamos llevando una conversación típica de dos personas que empiezan a conocerse, hablamos sobre la infancia, la familia y esos temas que tienen que ver con nuestras vidas. Al sentarme el tajo de la falda se abrió en demasía y mis piernas quedaron al descubierto mostrando las tiras del liguero que ajustaban mis medias de seda negra, también la redondez de mis tetas saltaba con el movimiento del carro, Alejandro tenia su vista enfocada en esos puntos mientras íbamos hablando. A medida que transitamos el camino de entrada a la casa me di cuenta que este hombre tenía un buen pasar económico. Algo en mi interior me decía que había hecho lo correcto al aceptar la invitación. Una vez adentro de la casa Teresa trajo a la mesa la merienda mientras Alejandro y yo seguíamos hablando amenamente, él era una persona alegre, culta y parecía disfrutar con mi presencia, lo notaba en sus expresiones.
Teresa: Perdón señor, recuerda que ayer le dije me tenía que retirar temprano, ya hablé con la señora de la noche y de un momento al otro vendrá, mientras tanto usted esta bien acompañado con la señorita ¿podrá quedarse unos minutos mas querida?
Yo: Vaya tranquila Teresa, yo me quedo un rato mas hablando con el señor Alejandro, nuestra charla esta mas que interesante y da para un rato más.
Pasó una hora y el reemplazo no venía, Alejandro se mostraba nervioso y yo ya estaba resignada a que ese día no iba a poder follar. Se comunicó por teléfono con Teresa y esta con su reemplazante. Cinco minutos mas tarde llamo Teresa nuevamente y le dijo que la mujer había tenido un inconveniente familiar que no podía quedarse a cuidarlo. Mientras Alejandro se lamentaba se me ocurrió una idea que cambiaría el rumbo de mi vida.
Yo: Alejandro, yo no tengo compromisos y vivo sola, mañana tengo el día libre en mi trabajo, si tu deseas puedo quedarme a cuidarte hasta que venga Teresa mañana. Lo único que no traje pijama para la noche (mentira, no quería decirle a Alejandro que dormía solo con la tanga puesta).
Alejandro con una mezcla de sorpresa y alegría estalló en una sonrisa
Alejandro: ¿En serio lo dices Nadia, serías capaz de quedarte? Yo te pagaré y esta noche pediremos una rica cena que te guste, beberemos buen vino, charlaremos y luego a dormir, no te preocupes por mis desplazamientos, de la cintura hacia arriba puedo moverme bien, me podrás ayudar sin dificultad, yo te voy a indicar como hacerlo, además la casa esta adaptada para mis necesidades, me puedo auto sustentar solo aquí.
Cenamos, hablamos, bebimos, nos reímos mucho. Yo me había olvidado de mis intenciones del día y la compañía de Alejandro empezaba a gustarme, era un hombre interesante y seductor a pesar de su condición. En un momento me descuidé y sentada en un cómodo sillón había abierto demasiado las piernas y los ojos de Alejandro parecían salirse de orbita al ver la parte delantera de la tanga perderse en la raja de mi vagina. Cuando me di cuenta que podía ver por el hueco de mi falda cerré las piernas de inmediato y me sonrojé. Alejandro trató de disimular su asombro y finalmente ambos nos reímos por la situación. Como a la medianoche lo ayude a acostarse y mientras manipulaba su cuerpo él paso sus brazos por encima de mi cuello para acomodarlo bien y fue ahí donde sin querer una de mis tetas rozo su mejilla, me miro fijo y me dijo:
Alejandro: Nadia, eres una mujer hermosa, no se como agradecer este gesto, espero sea este el inicio de una buena amistad, puedes venir a visitarme cuando desees, esta es tu casa, no tengo palabras para agradecerte.
Me senté al borde de su cama y acomodando sus sabanas le dije:
Yo: Yo soy quien debe agradecerte, hacia tiempo no pasaba un momento tan agradable, tan distinto, me sentí muy cómoda hablando contigo eres un hombre excepcional y buen anfitrión. Si deseas que te asista durante la noche toca la campanilla yo vendré, voy a dejar las puertas abiertas, voy a usar la habitación de la acompañante nocturna.
Me acosté y me dormí enseguida, por suerte Alejandro no me llamo, pero a las 4 de la madrugada creí sentir un ruido y me levantè, así como estaba, semidesnuda, pensando que Alejandro podría estar en apuros. Caminé hasta la habitación con solo la tanga puesta y tapando mis senos con las manos, me asomé y vi que Alejandro roncaba. Me dormí nuevamente y comencé a soñar que él se levantaba de la cama y venía a mi habitación con la verga parada a follarme. Cuando iba a darme por el culo, practica sexual que me encanta, me desperté. Noté que estaba mojada, comencé a tocar mis senos y acariciar mi cuerpo cachondo, y una cosa trae la otra, entonces comencé a masturbarme, pero los dedos no me satisfacían, necesitaba penetración, fui al baño, observe todas las posibilidades y el único elemento fálico que había era un tarro de desodorante que lo use como dildo. Gemía y me retorcía de placer mientras me introducía el tarro adentro de la vagina. Debía tapar mi boca con la mano porque a veces me excedía con los gritos y tenia miedo que Alejandro se despertara, pero era tanta la calentura y las ganas de meterme algo que al momento de correrme no pude contenerme y exhalé un grito, por suerte Alejandro no despertó. Luego me relajé y me dormí. A la mañana siguiente alguien me despertó, era Teresa que había llegado más temprano.
Yo: ¡Hay! ¿Qué paso, está bien Alejandro? Pero que mala acompañante soy, ¿Qué hora es?
Teresa: Tranquila Nadia, el señor está bien, está esperándola en la cocina, el desayuno está listo, le pido perdón señorita cuando entré a la habitación usted estaba destapada casi desnuda y me tome el atrevimiento de cubrirla con la sabana
Yo: está bien Teresa, entiendo, gracias. Voy al baño y me acerco a la cocina.
Teresa pudo observar el envase de desodorante entre mis sabanas y que me había olvidado de regresarlo. Yo me sonrojé y creo que ella se dio cuenta el uso que le había dado. Clavó su mirada en el envase, me miró a mi y se le dibujó una sonrisa cómplice.
Teresa: Nadia, no se olvide de llevar ese envase al baño, es el desodorante del señor Alejandro, quizás usted no se dio cuenta que utilizó una fragancia masculina
Me guiñó un ojo y se retiró de la habitación. Luego desayunamos los tres y a partir de ese día entablé con Alejandro una amistad profunda, si bien nos comunicábamos por video llamada, de vez en cuando pasaba a visitarlo. Pasaron unos meses y me despidieron del trabajo, se me había complicado pagar la renta y estaba pasando un mal momento. Deprimida y sin saber cómo salir pensé en prostituirme, pero antes pasó algo. Fui a visitar a Alejandro y charla va, charla viene, traje a colación el tema de mi situación laboral.
Yo: La verdad Alejandro no sé qué hacer, como salir de esto
Alejandro: Yo sí sé que hacer Nadia. Mira, Teresa es una señora mayor y trabaja para mi desde hace años, quisiera darle más libertad y menos horas de dependencia pero no encontraba la persona ideal para suplantarla, que dices si vienes una horas a trabajar aquí, yo te pagare bien, mejor aún, te propongo que traigas tus cosas y no alquiles más , ven a vivir aquí y ya no tendrás esa pesada carga del alquiler, de paso si falta algunas de las empleadas estarás para reemplazarla y no tendré que buscar alguien que no conozca. Al no tener que alquilar tu vida será más fácil y el dinero te rendirá.
Yo: No se Alejandro, su oferta es tentadora y mil veces agradecida, pero venir aquí a instalarme de forma permanente, es mucho compromiso, yo estoy acostumbrada a caminar por la casa muy informalmente y esas cosas, este lugar tiene estilo y muchos lujos, no sé si me adaptaré o si usted se adaptará a mí.
Alejandro: no hay excusas Nadia, tienes el perfil ideal para cumplir es tarea, aquí puedes andar por la casa con una hoja de parra si lo deseas, acepta por favor, no creo que hoy tengas una oferta mejor, tu situación con el correr de los días será desesperante, tendrás toda la libertad del mundo, excepto solo te pido que respetes la casa, si deseas acostarte con alguien hazlo en otro lugar por favor, y disculpa esto último que dije, pero debía aclararlo.
Yo: Esta bien Alejandro, quédese tranquilo yo respetare su casa y sabré estar a la altura de las circunstancias.
Horas más tardes me mude con Alejandro quien me trataba como una más de su familia disfrutaba del lugar, mientras estaba Teresa cuidándolo me iba al jardín o salía a trotar a campo traviesa, nunca había tenido una vida con tanto disfrute. Ese verano disfrutaba de la piscina, mientras Teresa y Alejandro me observaban nadar a él se le iluminaban los ojos cada vez que salía del agua mojada con ese diminuto traje de baño que llevaba puesto. Me quedaba claro que el me deseaba. Una tarde Teresa me llamo aparte y me dijo que iba a venir alguien y que debíamos dejar al señor Alejandro en la habitación acostado y no molestarlo por dos horas hasta que se vaya esa persona. Cuando sonó la campana fui yo abrir la puerta. Ella era una hermosa mujer voluptuosa, muy sexy y provocativa, muy producida, más bien parecía una prostituta más que una terapeuta.
Mujer: ¿esta Alejandro preparado ya en su habitación, y quien eres tú?
Yo: Me llamo Nadia y vivo aquí hace poco, el señor la espera en su habitación.
Teresa: Dime Nadia ¿que deseas preguntarme?
Yo: ¿Quién es esa mujer que nunca ha venido desde que estuve aquí y por qué se encierra a solas con Alejandro, ¿es su terapeuta? No se viste como una.
Teresa: No exactamente, ella viene a complacer al señor de vez en cuando, quizás no te lo había comentado antes por pudor, pero en realidad ella es una prostituta que se especializa en personas discapacitadas. Se comenta que ni siquiera le interesa mucho el dinero, si bien cobra, ella lo hace exclusivamente por el grado de morbosidad que tiene, es más, se rumorea que ella es una arquitecta con mucho dinero que vive en otra ciudad, ¿acaso no viste que lleva peluca y usa esas gafas oscuras enormes?, nunca se muestra al natural. Es un personaje extraño.
Yo: ¡tienes razón Teresa! Hay de todo en la viña del Señor.
A las dos horas exactas la mujer abrió la puerta de la habitación mirándonos con una sonrisa socarrona acomodándose el busto y arreglando su cabello postizo.
Mujer: Alejandro descansa, pidió no ser molestado por una hora, yo me retiro, el taxi ya está afuera.
Los días subsiguientes note a Alejandro un poco esquivo para hablar y cuando tuve la oportunidad le pregunté
Yo: Alejandro discúlpame, pero te veo distinto y todo pasa desde que esa mujer vino aquí ¿hay algo que desees hablar, te escucho
Alejandro: Mira Nadia , mi cuerpo esta insensible de la cintura hacia abajo, mis sentidos funcionan solo arriba, por lo tanto mi zonas erógenas se restringen a determinados lugares del cuerpo, mis labios, mis manos, mi torso hasta la zona del ombligo y en esas condiciones ninguna mujer se anima a acostarse conmigo excepto ella , la única que conseguí después de mucho tiempo de buscar infructuosamente alguien con quien pueda tener unas horas de intimidad y que se adapte a mi discapacidad, a la mayoría de las personas les da asco o pudor hacerlo con alguien así.
Una tremenda pena me invadió el cuerpo, me acerque a él y lo abrace fuerte, lloramos juntos y en medio del llanto e instintivamente lo bese en la boca, una y otra vez, mientras una mano la deslizó hacia mis tetas y deje que las manosee mientras nos besábamos, al fin y al cabo, me pareció valido devolverle con besos y caricias todo lo que él hizo por mí.
Yo: Perdón Alejandro, esto no debió pasar, soy una idiota.
Alejandro: Tus besos al menos fueron sinceros, esa mujer se ve genial desnuda y me gusta como lo hacemos, pero tu Nadia llegas a mí de manera diferente, mas genuinamente, me hace sentir de otra forma, solamente con esos besos que pueden parecer insignificantes, pero no lo son para mí.
Yo: agradezco el cumplido Alejandro, pero fue un impulso, genuino, por cierto, pero no deseo que fundemos falsas expectativas sobre nuestra relación de amistad y tu salgas lastimado de todo esto
Alejandro: Sé que tú nunca me lastimarías Nadia, lo sé.
Desde ese día me sentí liberada, el también. Siempre use faldas cortas, tengo lindas piernas y me gusta exhibirlas, ya no me cuidaba cuando me cruzaba de piernas o al agacharme que mis bragas queden expuestas a la vista de Alejandro, si era necesario y tenía que pasar delante de él en ropa interior lo hacía sin prejuicios, no necesitaba cubrir mis partes desnudas, entendí que el necesitaba verme desprejuiciada, le hacía bien. Cada vez que tomábamos algún refresco al costado de la piscina y yo estaba cerca de él con la bikini, se le iluminaban los ojos, se lo veía feliz.
Días después estando solos
Alejandro: Nadia, quiero agradecer todo lo que haces por mí, yo te di alojamiento a cambio de un sueldo y que durante algunas horas del día me asistas para aliviar el trabajo de Teresa, lo has cumplido e hiciste mas de lo que corresponde. Te di libertad para que salgas y sin embargo te quedas todo el tiempo aquí encerrada, ni siquiera has ido algún lugar de diversión estos meses, te la pasas en la piscina y recorriendo las inmediaciones realizando caminatas ¿no tienes deseos de estar con alguien, es decir…tu entiendes….
Yo: Alejandro, nunca tuve estas comodidades que tu casa ofrece, el lugar donde estamos, hay paz, hay tranquilidad, mi vida ha sido difícil y es la primera vez que estoy bien en un lugar de donde no me iría jamás, yo tendría que agradecerte.
Me acerque a el y lo bese suavemente en su boca, esta vez tome su mano y fui yo quien las llevo hasta la teta.
Yo: ¡tócala! No tengas miedo, no me voy a enojar, tócalas si te hace bien, así, así suave
Un frio recorrió mi cuerpo, meses sin follar la libido subió rápidamente, seguimos besándonos, me desprendí los botones de la camisa y saqué mis senos fuera del brasier
Yo: aquí los tienes afuera, son todos tuyos tócalos, me gustan tus manos suaves.
Alejandro estaba excitado sus manos no dejaban de refregar mis senos que se habían hinchado a raíz de mi propia excitación. No dejábamos de besarnos y yo estaba mojando la tanga.
Yo: ¿Quieres explorar más?
Alejandro: me gustaría, si ¿Qué propones?
Me saco la camisa y el brasier quedando con el torso desnudo. Sus ojos se salen de orbita
Yo: ¿Quieres chupar mis pezones?, hazlo, me gusta que los chupen, me pone cachonda, yo te los acercaré a tu boca.
Dejé que succione mis tetas por un rato, se sentía bien.
Yo: ¿quieres que me saque la falda pervertido?
Nos reímos. El asiente.
Me dejo puesta solo la diminuta tanga que llevaba debajo de la falda. Me corro la parte delantera de la braga y le muestro mi raja prolijamente depilada.
Yo: mira que rica y mojada esta mi vagina, ¿te gusta observarla, deseas que me la toque?
Comencé a masturbarme y a meter mis dedos en la vagina, él miraba extasiado.
Mueve su silla de ruedas para acercarse. Abro mis piernas para que pase las suyas por debajo de las mías quedando a la altura de las rodillas, me inclino para besarlo nuevamente, con una mano manosea mis tetas, con la otra juega con sus dedos sobre la raja de mi vagina. Comienzo a gemir y a mover mi pelvis, estaba gozando increíblemente con una persona que tiene la mitad de su cuerpo paralizado, suavemente aprieta el clítoris, me hace gemir fuerte, sus dedos están haciendo estragos en mí.
Yo: mete tus dedos, penétrame, quiero sentirte, deseo correrme para ti.
Sin parar, Alejandro mientras toca mis senos y pellizca mis pezones, mete dos y hasta tres dedos dentro de mi vagina. Me muevo y gimo como loca, estoy gozando cada instante, lo beso una y otra vez. Mi boca pegada a su oído exhala con gemidos cada vez más intensos el placer que sale de mis entrañas. Estoy al límite, es difícil controlarse ante tanta excitación.
Yo: sigue, no pares, me vengo, me voy a venir no pares de meterme los dedos, sácalos y mételos rápido…aaaaahhhh…aaaaaaaaaahhhhhhhhhh………aaaaaaaaaaaaaaaaaaahhh
Mis piernas se aflojaron, el cuerpo temblaba, sus dedos salieron de mi vagina empapados de fluidos. Lo abracé fuerte, pasé mis brazos detrás de su cuello y me senté sobre sus piernas muertas, no paraba de besarlo.
Yo: ¿te gusto, lograste sentirme, pude llegar a ti?
Alejandro: No tengo palabras para describir este momento tan maravilloso y esperado, desde el primer día que te vi me gustaste, pero dada mi condición, sabia que ibas a ser runa utopía
Yo: ¡Vaya utopía!!! Me hiciste correr sin usar tu pene, logramos conectarnos muy fuerte tu y yo.
Alejandro: ¿Cómo va a seguir esto de aquí en más, lo hiciste para despedirte como regalo de despedida o qué?
Yo: Lo primero que vas hacer es llamar a esa puta perversa y dale gracias por los servicios prestados, lo segundo vamos al baño que nos vamos a bañar juntos, nos meteremos en la tina y nos quedaremos ahí relajados.
La tina de baño estaba adecuada para él, lo senté, lo sujete con un arnés que pasé por debajo de sus brazos a unos amarres de la pared para que no se resbale, yo me senté apoyando mis nalgas sobre su enorme y grueso pene fláccido, quedé estirada sobre sus piernas apoyando mi espalda sobre su torso e inclinando mi cabeza para reposar sobre uno de sus hombros.
Yo: ¿estás bien así, cómodo?
Alejandro: Ahora puedo morir tranquilo, estoy con un ángel a mi lado.
Nos besamos y el no paraba de jugar con mis senos que comenzaron a hincharse nuevamente. Tome su mano y las lleve por debajo del agua hacia mi raja, abrí levemente mis piernas para que pueda manipular sus dedos con facilidad.
Yo: eso, acaricia mis labios, que rico ufffff siiiiiii asiiiiiii sigue así por favor.
Mientras besaba su cuello y le pasaba la punta de la lengua por el oído el manoseaba mis tetas enjabonadas y tiesas
Yo: vamos amor, tú puedes, hazlo otra vez, ¡penétrame una vez más!
Sus dedos entraron fácilmente adentro de mi vagina dilatada, y mi cuerpo se estremecía de placer mientras él sacaba y metía sus dedos mágicos, mis gritos eran cada vez mas fuertes y los gemidos mas profundos, estuvimos varios minutos en esa posición penetrándome con sus dedos.
Yo: espera, espera, probemos algo diferente, déjame parar y poner mi vagina a la altura de tu boca quiero correrme en tu cara.
Me paro en la bañera, apoyo mis manos sobre la pared, doblo un poco las rodillas hasta poner la vagina a la altura de su cara, el estira su cabeza hacia atrás levemente, saca su lengua, me agacho un poco más y comienzo a refregar mi vagina sobre su rostro mientras la punta de la legua intenta meterse un poco adentro.
Yo: así amor, chupa, dame placer, hazme correr otra vez. Ayyyyy siiiiiiiii asiiiiiiiiiii quiero masssss
No paraba de repetir una y otra vez lo mismo mientras lamia la raja sin parar y mi vagina refregaba su cara con movimientos rápidos
Yo: ¡méteme el dedo en el culo mientras lames, vamosssss quiero que me lo metas en el culo!
Obedeciendo la orden de inmediato Alejandro mete primero uno, luego dos dedos dentro del culo mientras yo refregaba mi vagina por su cara.
Yo: que rico lo haces, sigue por favor que me estoy por venir otra vez
Los gritos de placer retumbaban en el baño, mi cuerpo estaba por estallar nuevamente
Yo: ¡sigue no pares! Me estoy por venir ya, siiii, siiiiii, vieneeeeee, aaaaahhhhhhhhhhhhh, aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh , ahhhhhhhhhhhhhhhhhh
Caí encima de él quedando reclinados frente a frente. Pasé su mano por detrás del cuello y los besé sin parar por varios minutos. Nos quedamos un rato abrazados, luego lo senté en la silla y lo sequé, mirè su pene fláccido que era enorme y me dio mucha pena que no lo pueda usar. Estábamos aun desnudos lo miré fijo, miré su pene
Yo: ¿quieres que lo intente?
Alejandro: Haz lo que desees con mi cuerpo, pero no hay caso amor, no siento nada allí.
Yo: No importa, déjame que lo chupe igual, recuerda tus viejos tiempos
Alejandro: eres lo mejor que pudo pasarme después de mi desgracia, sabes que nunca te dejare ir de aquí, espero te alcance lo que puedo ofrecerte para darte placer.
Yo: Tranquilo, me hiciste correr dos veces, no es poca cosa, no hablemos de eso ahora amor, déjame meter eso en la boca que, así como está, es una delicia.
Tomé su enorme pene muerto y me lo metí en la boca, sin una reacción positiva fue placentero para mi chuparlo un rato, mientras hacia el fellatio me tocaba los labios vaginales masturbándome rico. Meses sin follar me dieron la oportunidad de poder alcanzar el orgasmo una vez mas mientras mamaba su verga.
Yo: ¿bueno ahora si estamos completos, no amor?
Alejandro: a partir de hoy mis heridas comienzan a sanar
Meses después Alejandro me propuso casarnos, Teresa fue nuestra madrina, e hicimos una ceremonia intima con el personal que trabaja en la casa haciendo diferentes tareas. Yo logre una estabilidad emocional y económica perfecta y puede dejar atrás ese pasado tortuoso que tanto me afectaba. Nunca pensé que con una persona discapacitada podría llegar a tener ese grado de felicidad y paz conmigo misma. Finalmente, Teresa se jubiló y pudo descansar sabiendo que Alejandro estaba en buenas manos.
Pero esto no termina aquí nuestra vida después de casados tendrá otra connotación a partir de otros hechos que vendrán en poco tiempo. Si desean contactarse conmigo pueden hacerlo a través del correo: [email protected]
Muy buen relato Nadia como me gustaría que en un tiempo lograrás que su pene tenga una erección y puedas gozarlo
Saludos