En el autobús
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por DC78.
Historia real
Menudo madrugón, a las 4:15 salíamos para Madrid.
Intenté escaquearme todo lo que pude y más, pero al final me tocó ir a currar tres semanas ininterrumpidas a la capital Rusa.
El vuelo salía a las 8:45 y era mi mejor combinación.
Al entrar en la estación de autobuses, muerto de sueño y medio dormido aún, vi sentada en la sala de espera a una chica morena de pelo rizado, ojos oscuros, voluptuosa y con una bonita sonrisa.
La cual me dedicó y a la que yo no di ninguna importancia.
Llegó el autobús puntual y me situé en el asiento que marcaba el billete.
Casualidades de la vida, mi asiento, estaba paralelo al de la chica de la bonita sonrisa, que la repitió de nuevo al llegar a su asiento.
Antes de tomar la autovía ya nos habíamos cruzado la mirada un par de veces más y mi mente empezó a imaginar.
En la parte trasera del autobús solo habíamos 4 personas para unos 16-18 asientos que habría a nuestro alrededor.
Era completamente de noche y en el quinto cruce de miradas no aguante más.
-Hola.
No duermes?
-No tengo sueño.
Más bien aburrida.
– Te importa que me siente a tu lado y charlemos? Yo tampoco tengo sueño.
Crucé el pasillo, y al ver la manera en la que me miraba, sabía que no iba a ser una simple charla.
Nos presentamos y al darnos los dos besos de rigor me plantó muy despacio sus labios carnosos en mis mejillas.
Sentí calor.
Por respeto a los que dormían o por premeditación hablaba muy bajito y muy despacio.
No paraba de atusarse el pelo y de mirarme con ojitos de gata desprendiendo una sensualidad brutal.
-Puedes acercarte un poco? 7 es que no te oigo bien.
-Claro.
Así me oyes mejor, dijo.
Tenerla tan cerca, tan dispuesta y oliendo tan bien era demasiado asíque le di un bocadito en el cuello.
– Que haces?
-Perdón!! Yo.
, osea.
, pensé que a lo mejor te gustaba.
-Pues claro que me gusta, lo que no me gusta es que hayas parado.
Puedes seguir si quieres.
-Si sigo no voy a parar.
-La señal de STOP, me la dejé en casa hoy.
Comenzamos a comernos la boca como si no hubiera mañana, empecé a acariciar sus muslos, subí mis manos hacia su pecho y comprobé que estaba muy bien dotada.
Una talla 100 calculé.
Llevaba un vestido estampado largo de tirantes, el típico del verano, sandalias y ropa interior.
En las dos muñecas llevaba pulseras y un colgante con un delfín le caía hasta el escote.
Generoso, pero con mucho gusto, sugiriendo sin enseñar nada.
Yo llevaba una camiseta de manga corta básica, unos vaqueros cortos rotos, boxer de color azul y zapatillas blancas de cáñamo.
Ella no perdió el tiempo y también usaba sus manos.
Las coló bajo mi camiseta para comprobar mi torso afeitado, no musculado, pero tampoco con barriga.
Seguíamos comiéndonos la boca y mis manos se adentraron bajo su vestido.
Recorrieron las piernas y agarraron con fuerza sus nalgas.
Volvieron a la cara interna de los muslos buscando su sexo y ella separó las piernas para dejarme hacer.
Estaba entregada y empapada.
Cuando conseguí apartar su tanga para acariciar su sexo completamente depilado ella ya había introducido su mano bajo mis vaqueros y acariciaba mi pene suavemente por encima del boxer.
Estaba teniendo una erección bastante importante en ese momento.
– Quieres seguir?
– Como pares antes de que me corra, te mato, cabron !!
Aquello me encendió más aún y me olvidé de donde estabamos.
Me arrodillé como pude y comencé a besar sus muslos, a rozar sus labios vaginales con mis labios, a besar suavemente su sexo, a acariciar y agarrar con fuerza su culo y por fin saque mi lengua y la saboree.
Ella se retorcía de placer, mordía los dedos de una mano para no gemir ni gritar y me tiraba y jugaba con mi pelo mientras la devoraba.
Introduje suavemente uno de mis dedos en ella mientras mi lengua bailaba con su clitorix.
Besaba, mordisqueaba, lamía y soplaba su sexo en busca de su placer a la vez que no paraba de masturbarla.
Cuando vi que su orgasmo estaba próximo introduje lentamente un dedito en su ano.
Esto no hizo más que acelerar la llegada de este.
Comenzó a temblar y no paro de hacerlo durante varios minutos.
Había tenido uno de los mejores orgasmos de su vida, me dijo.
– Ahora te vas a enterar moreno
Recupere mi asiento y comenzamos de nuevo a besarnos, más bien me comía, me devoraba, mordía mis labios y pronto buscó con sus manos mi pene.
Introdujo la mano bajo el boxer y lo sintió.
Estaba creciendo en su mano mientras no parábamos de pelear con las lenguas.
-Hay que liberarlo
Cambiamos los asientos sin hacer ruido ni que nadie nos viera.
Me tocaba ventanilla y ella se arrodilló.
Me desabrochó lentamente el cinturón, después los botones, uno por uno hasta que quedó a la vista que la cabeza de mi pene ya asomaba por encima del boxer.
Se acercó y lo mordió suave por encima del boxer.
Con los dientes fue bajando mi ropa interior a la vez que iba desnudando mi pene.
Término de bajar el boxer y empezó a masturbarme con las manos mientras me besaba los huevos.
Saco su lengua y comenzó a darme lametones en el glande que ya estaba bien duro y lubricado.
Besó, lamió y saboreó mi polla durante un buen rato.
En alguna ocasión trato de tragarla entera pero no lo consiguió.
Yo estaba muerto de placer y la cogi del pelo.
Me puse a marcar el ritmo que debía llevar para que me hiciera llegar al orgasmo.
Así fue.
Al poco tiempo comenzo una eyaculación brutal dentro de su boca.
Yo notaba que estaba expulsando muchísimo semen y ella se lo tragó todo.
No dejo ni una gota.
Siguió lamiendo y saboreando hasta que le hice ver que ya no podía más, que parase por favor.
Se levantó y nos besamos.
Continuamos charlando hasta el aeropuerto y nos despedimos muy educadamente.
– Ha sido un auténtico placer
– Lo mismo digo.
Adiós y buen viaje.
Al poco rato sonó mi móvil.
Era mi mujer preguntando si ya estaba en el aeropuerto y diciendo que ya se habían levantado los niños para ir al cole.
En ese momento me puse a pensar cuando había sido nuestra última vez.
Quizás había pasado más de un mes.
Eso explicaba algunas cosas.
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