En el Pais Vasco si se folla
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por vikingo.
He decidido escribir esta historia para romper una lanza a favor del País Vasco, que tiene fama de que aquí no se folla y de sus mujeres, que tienen fama de ser frías.
Primero me gustaría hablar un poco de mí para que me conozcan. Tengo 40 años, soy muy alto, 1.90 m, tengo el pelo negro, los ojos color miel y según dicen, a ojos de la mujeres, bastante atractivo. Estoy casado y soy padre de dos preciosas niñas. Mi mujer es tres años menor que yo, es alta, rubia y delgada, con unas buenas tetas y un culito delicioso. El problema es que aunque es muy buena en la cama, la frecuencia de nuestras relaciones sexuales son demasiado escasas para mi gusto y eso hace que alguna vez pase tal y como les voy a relatar, que lo que no tengo en casa lo encuentre fuera de ella.
Todo comenzó por culpa del trabajo, uno de mis compañeros decidió casarse y se le hizo la correspondiente despedida de soltero. Normalmente suelen ser un rollo pues nos juntamos bastante gente con la que solo se tiene en común el trabajo, aunque siempre se acaba con la gente que mas afinidad se tiene.
Cenamos, reímos, cantamos etc…., y después nos quedamos de copas por Bilbao. Entramos en algunos bares y todos nos comportábamos correctamente, demasiado correctos quizás, hasta que en el tercer o cuarto bar que entrábamos, uno de los compañeros se encontró con un grupo de mujeres conocidas y nos pusimos a hablar.
Yo hablaba con una morenita que me pareció muy guapa, era muy delgadita, tenía ojos azules y media alrededor de 1,60m. Tenía unas tetas pequeñas, muy apetecibles, y un culito redondito y respingón.
Estuvimos hablando y riendo, la hice reír mucho contándola andanzas de todo tipo. Es muy importante hacer reír a las mujeres pues las hace estar cómodas, desinhibidas y accesibles. Bueno, el caso es que la cosa comenzó a ir muy bien y ella se comenzó a insinuar. Yo no podía hacer nada delante de mis compañeros por lo que se me ocurrió quedar con ella media hora mas tarde en la puerta de un hotel cercano.
Puse la disculpa de que era tarde y que las niñas a la mañana no perdonan, me despedí de todos y me marché. Fui al hotel y cogí una habitación aunque no estaba al cien por cien seguro de que ella fuese a aparecer. A la hora fijada apareció, se había marchado con la disculpa de que se empezaba a encontrar mal.
Subimos a la habitación y sin ningún tipo de preámbulo comenzamos a besarnos y a desnudarnos mutuamente, a los dos nos apetecía mucho echar un buen polvo.
Todavía de pies, empecé a jugar con su sexo, se lo acariciaba a la vez que le introducía un dedo en su vagina. Enseguida comencé a oír unos leves gemidos y a notar como su coñito empezaba a humedecerse. Ella me cogió la polla y comenzó a sobármela, despacito, con dulzura, la tenía hinchada y dura de la excitación.
La cogí en volandas, no pesaba demasiado y la tumbé en la cama, sin más comencé a introducirle mi polla, entraba apretada pues su coño no era demasiado grande y mi polla aunque no es grande es un poco gruesa.
Comencé a bombear despacito para no hacerla daño, enseguida su húmedo coño se adaptó a mi polla y el movimiento ganó en fuerza y en intensidad. Sus gemidos se aceleraron y subieron en intensidad, su cuerpo se comenzó a tensar señalándome que iba a tener su primer orgasmo. Se corrió con un fuerte aullido a la vez que hundía su cara en mi cuello. Yo notaba como sus líquidos salían de su coño con cada una de mis embestidas y el calor de sus jugos hizo que me corriese llenando su agujero con una mezcla de los líquidos de ambos.
Aún habiéndome corrido no pare y seguí bombeando, enseguida le sobrevino un orgasmo que se mezcló con el primero haciéndola chillar como una loca, su cuerpo daba espasmos cada vez que se la introducía. Mi intención era que me recordara a mí y aquella noche, así que seguí clavándosela con más furia mientras ella se retorcía de placer y chillaba ya constantemente, no tardó mucho en volverse a correr entre chillidos y espasmos incontrolados de su cuerpo. Ya no sabía si era otro orgasmo o una prolongación del anterior, yo me corrí con ella, volví a llenar su coño con otra descarga de mi leche que se mezclaba con los fluidos de sus orgasmos.
Se llevó la mano a la cabeza, sudaba y resoplaba, su cuerpo todavía se movía, despacio, reflejo de los orgasmos que la acababa de producir. Me tumbé a su lado, sudoroso y con la respiración todavía acelerada por el esfuerzo. Nos quedamos así unos minutos, no se cuantos, ella se giró y me besó, bajo a mi pecho y me lamió los pezones alternativamente, siguió bajando por el estomago, la ingle, hasta llegar a mi pene que estaba volviéndose a armar.
Comenzó a mordisquearme el capullo, todavía pringado de nuestros jugos, para pasar después a lamerlo hasta dejarlo totalmente limpio. Comenzó a hacerme una mamada estupenda, saboreando toda la superficie de mi pene, ahora mojado de su saliva, no tardé mucho en correrme en su boca y aunque la cantidad de leche no fue mucha debido a las descargas anteriores, la tragó saboreándola como si fuese el mejor de los manjares.
Tal y como estaba se subió sobre mi polla y de un solo golpe se la clavó hasta el fondo emitiendo un gran gemido. Comenzó a follarme entre gemidos como una experta amazona, se movía arriba y abajo cada vez más rápido y más fuerte. Sus gemidos pasaron a ser chillidos cuando comenzó a corrererse, pero lejos de parar, lo que hizo fue aumentar la intensidad de sus movimientos para prolongar el orgasmo. Botaba y botada sobre mi polla, parecía que quería exprimirla, me mordía el cuello y me chupaba las tetillas, hasta que sus chillidos aumentaron en intensidad porque volvía a correrse por segunda vez sobre mi polla dejándola empapado en sus jugos al igual que mi cuerpo y la cama.
Calló rendida sobre mi cuerpo diciendo – No puedo más, estoy muerta. Ha sido maravilloso, bestial –
-Todavía no – le dije yo y quitándomela de encima la puse a cuatro patas, dejando su coño chorreando de sus jugos a mi entera disposición. Se la clavé sin ninguna dificultad y comencé a bombear, despacito, para saborearlo. Con la primera embestida comenzó a gemir, tenía el coño tan sensible debido a la cantidad de orgasmos que había tenido que cualquier roce le producía un inmenso placer. Enseguida volvió a correrse y se desplomó sobre la cama. Con la ayuda de unos cojines que coloqué debajo de su cuerpo para subirla un poco, dejé su coño más accesible para seguir con mi faena.
No sé porqué, pero tardé bastante en correrme, lo que hizo que ella empalmase un orgasmo con otro mientras su cuerpo se estremecía y daba cada vez mayores espasmos de placer acompañados por unos chillidos ahogados debido al cansancio. Me llegó el turno y una vez mas llene su coño de leche en un orgasmo que me produjo un placer tal, que me hizo pararme de golpe debido a su intensidad insoportable.
Me tumbé a su lado, sudoroso y extenuado y nos quedamos dormidos hasta bien entrada la madrugada, cuando nos despertamos estaba amaneciendo. Nos duchamos nos vestimos y cada uno se fue a su casa.
Luego por casualidades de la vida y sin ni siquiera habernos intercambiado los teléfonos, tuvimos otro par de encuentros casuales que acabaron de la misma manera, una vez en su casa y otra en la mía aprovechando que el resto de mi familia estaba de vacaciones.
Jajaja… muy buen relato, pero me partí de risa con el título. Que mala fama tienen en el PV en este tema.