En la fiesta de año nuevo me estrene como amante
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Soy Maribel de 27 años, tres de casada con Juan de 30.
Desde que lo conocí mi esposo tiene por amigo a Julio de su misma edad.
Julio es un tipo fornido, se rasura la cabeza para ocultar su calvicie temprana, mide 1.85 mt y no es casado.
Pues él siempre me ha dejado ir varios piropos acerca de mi figura y alguna que otra insinuación, pues se nota que Julio es mujeriego y no sienta cabeza.
Por mi parte, no es falta de modestia, pero fui modelo de adolescente por unos tres años, hasta que entré a la universidad, tengo un cuerpo delgado, con cinturita, mis senos son pequeños pero en forma redondita, con pezones puntiagudos, mis piernas son delgadas, pero de bonita forma y mi trasero a pesar que no tengo mucha cadera, es paradito con nalgas pequeñas pero paraditas.
Me gusta el sexo y lo he practicado desde los quince años.
He tenido novios que me han hecho practicar algunas variaciones, como el sexo anal y la sumisión.
Como a los 20 empecé a trabajar en una empresa de manufactura y tuve un torrido romance con mi jefe que era casado, y alli terminé de aprender muchas cosas del sexo y de los hombres.
Pero volviendo al relato, les diré que el amigo de mi esposo, Julio, nos visitaba frecuentemente, y notaba que me miraba todo el tiempo las piernas y el trasero, ante la impasividad de mi esposo.
Y no solo eso, casi no podíamos ir a alguna fiesta o discoteca si no iba Julio.
Asi llegó la fiesta de año nuevo, habíamos planeado ir a una discoteca selecta, el ingreso con reservación era como de 150 dolares cada uno.
Yo me puse un vestido con toda la espalda descubierta, con el tirante al cuello, muy escotado, sin sostén y llegaba hasta mis muslos, color como dorado pero mate, una tanguita diminuta y tacones de punta.
Durante la fiesta hubo bar abierto y bebimos de todo un poco.
El licor fue poniendo la fiesta más alegre y libertina, pues se observaban parejas juntas haciendo cosas en casi todos los rincones.
En eso Julio me pidió por enésima vez bailar conmigo, salimos y había música tranquila, fuimos a un lugar donde dos parejas estaba comiendose a besos y algo más.
Julio me dijo al oído que como desearía que yo y él fueramos esas parejas, yo le dije que como era posible que me dijera eso si mi esposo era su mejor amigo.
El me contestó que antes de su amistad era hombre y que yo le gustaba mucho.
Seguimos bailando, reconozco que ambos estabamos tocádos por el licor consumido, ya eran como las dos de la madrugada.
En eso, las luces se oscurecieron y el disc joky dijo que las parejas aprovecharan esos minutos que apagarían las luces, la música continuaría.
En eso sentí las manos de Julio bajar de mi cintura a mis nalgas sobre el vestido, le dije que se comportara, él me dijo que por favor en estos pocos minutos de oscuridad olvidaramos que yo estaba casada y que mi esposo era su mejor amigo.
No dije nada, pero fue como decirle que estaba bien, pues metió sus manos debajo de mi vestido y cogió mis nalgas con ambas manos, las apretó y acarició, yo intenté quitarlo, pero no pude, era más fuerte que yo, sus manos era fuertes pero suaves a la vez, -que trasero más encantador tienes- me dijo al oído, ya prenderán las luces y todo volverá a la normalidad me dijo.
Yo que no era ajena a sus caricias y con el licor subido, me puse cachonda y le dije -entonces aprovechalos-, el no dudó de meter uno o dos dedos entre mi tanguita por atras, es decir que tuvo contacto con mi ano y mi panochita por detras, sus dedos acariciaron mi culito haciéndole círculos y en mi panocha, el separó mis labios vaginales y me mojé, el sacó la mano mojada por mis jugos vaginales y frente a mi los chupó como si fueran un dulce.
Lo volvío a repetir, metió sus dedos entre mis labios vaginales y sentí como la punta de uno de sus dedos intentaba meterse en mi vagina,, le retiré la mano, Julio tenía manos grandes al igual que su dedos.
Pero el volvió a insistir y ahora ya no impedí que uno de sus dedos se metiera en mi panocha.
Asi bailamos un momento con una mano en mis nalgas y la otra entre mi tanguita con uno de sus dedos en mi vagina.
En eso empezaron a prender las luces y Julio retiró sus manos de mis nalgas y mi vagina.
Nos fuimos a sentar, alli estaba mi esposo con otro amigo, que se despidió cuando llegamos.
Me dijo -como les fue?-, le dije que bien.
Hubieran visto como habían parejas metiendose mano, me dijo riéndose, sin imaginar que los dedos de Julio tenía el olor de mi coñito.
A cada momento yo veía a Julio oliéndose el dedo que había tenido dentro de mi y luego me miraba.
Dije que iría al baño, me fui y cuando me bajé la tanguita para orinar, me di cuenta que estaba mojada, realmente me había excitado el estar bailando con Jullo.
Al salir, vi que habían varias parejas afuera, en el corredor que lleva a los baños, algunos besándose y algunos haciendo cosas como la que hicimos con Julio en la pista de baile.
En eso sentí que me tomaban de la cintura, era Julio.
Me detuvo y tomándome me puso contra la pared y me comenzó a besar, yo todavía sorprendida.
Le dije que se detuviera, me dijo que estaba muy excitado por mi.
Yo de alguna forma también estaba excitada, comencé a corresponder besándolo también, nuestra lenguas se entrelazaron en beso sumamente húmedo.
Sentí su mano apretar mis senos sobre el vestido y luego bajar a mis piernas, volvió a subir y la metió en mi tanguita, de frente y acarició mi panochita con sus dedos, me mojé como pocas veces, el sintió eso y de nuevo me penetró uno de sus dedos y los movía mientras nos comíamos a besos.
Sentí un segundo dedo de Julio entrar en mi panocha, luego los movía en una clara masturbación, todo eso en el corredor donde pasa la gente para el baño, pero nadie se molestaba o sorprendía por eso, pues eramos una diez parejas haciendo eso.
-Julio!, para, para, por favor, me corro, me corrooo!- y le regalé mis jugos a sus dos gruesos dedos metidos en mi vagina.
Luego nos compusimos la ropa y primero yo llegué a la mesa donde estaba mi esposo que ya se notaba muy afectado por el licor, se le cerraban los ojos.
Cuando llegó Julio, le dije que Juan ya estaba muy pasado de copas, nos fuimos a la casa, manejo Julio porque mi esposo ya no daba una.
Llegamos a la casa y hubo que ayudar a Juan para bajar del auto y luego llevarlo a la recamara.
Lo colocamos alli con todo y ropa.
Lo acomodé en las sabanas, previo le quité los zapatos.
Al salir me estaba esperando Julio quien me abrazó y pegándome contra la pared me comenzó a besar, le dije que qué estaba haciendo, que mi esposo se podía despertar y darse cuenta.
El me dijo -Juan se despertará hasta dentro de varias horas, esta muy borracho-.
Asi que seguimos besándonos como en la discoteca, Julio ahora me apretaba toda, metía sus manos debajo de mi vestido y apretaba mis nalgas y su boca bajaba a mi cuello y luego bajando un poco mi vestido se apoderó de uno de mis senos y me mamó el pezón con mucho deseo.
Asi abrazados y besándonos, Julio me llevó a la otra habitación, la abrió y entramos asi abrazados y comiendonos a besos.
El se sentó en la cama y yo en sus piernas de frente a él.
Me bajé el escote para ponerle mis senos a su disposición, el los tomó con la boca y me mamaba con mucha fuerza las tetitas y chupaba mis pezones que estaba parados a reventar.
Sus manos me apretaban las nalgas.
Julio me zafó el tirante del cuello y mis senos quedaron totalmente descubiertos para que siguiera mamandolos, me tenía totalmente caliente en sus manos.
Seguimos asi por varios minutos, mis pezones me dolían porque Julio los apretaba con lujo de fuerza con sus labios.
Pero me gustaba que asi lo hiciera en ese momento.
Luego me acostó en la cama, me sacó el vestido y luego la tanguita, me quedé con solo los zapatos puestos.
El bajó a comerse mi panochita.
El tenía una técnica increible para comersela, yo sentía que su lengua se metía por todos lados incluso puedo asegurar que la metió un poco en mi vagina, me hizo gemir de placer como no lo sentía hacía mucho tiempo.
Tomó mi clitoris entre sus labios y lo masajeó con su lengua, sentí que la habitación daba vueltas a mi alrededor, grité y tuve un monumental orgasmo, lo cual Julio aumentó más metiendo dos dedos en mi vagina y masturbándome mientras se comía mi clitoris, mi orgasmo no terminaba.
Luego a horcajadas se fue subiendo encima de mi, ya sin pantalones, me puso su verga erecta en mi boca y yo comencé a mamarsela.
Su verga no era tan larga como gruesa, me costó tragarla y chuparla dentro de mi boca, luego el empezó a moverse dentro de mi boca como si me cogiera, con vaiven.
Pude sentir sus liquidos preseminales, se sentía salado.
Julio me cogió la boca por varios minutos, yo sentía su carne entrar y salir de mi boca y llegar casi a mis amigdalas, tuve que contenerme para no vomitar.
Luego, se colocó siempre sobre mi, me besó, puso su verga entre mis labios vaginales y me penetró.
Pegué un grito porque como dije su pene era bastante grueso, pude sentir como su pedazo de carne se deslizó dentro de mi vagina, hasta que sus huevos fueron los únicos que quedaron afuera.
Luego comenzó a cogerme salvajemente, con mucha fuerza me penetraba profundo y duro.
Me sacó quejidos y gemidos de placer, yo incluso le pedía que me diera más duro.
Entramos a una tremenda cogida, la cama se movía de lugar y parecía quebrarse por la fuerza que los dos le poníamos.
Luego de varios minutos Julio me llevó a otro orgasmo delicioso, los encerré entre mis piernas, pues quería sentir su leche adentro de mi.
Lo logre al poco rato, Julio emitió un desgarrador gemido y luego sentí como su esperma caliente invadía mi vagina, moví mi pelvis para sacarle hasta la última gota.
Poco a poco nuestros cuerpos dejaron de moverse.
Todavía nos besamos un rato asi como estabamos.
Pude sentir como su verga perdía dureza y volumen dentro de mi panocha.
Luego de desprendernos, me fui a ver a mi esposo, estaba roncando.
Regresé y Julio me esperaba de pie desnudo, me dijo, bañemonos juntos, yo le dije espera, me quito los zapatos.
Nos fuimos desnudos a la ducha de esa habitación.
Apenas nos pusimos debajo de la regadera, me abrazó y empezamos a besarnos y sus manos me apretaban mis paradas nalgas.
Julio me puso contra la pared y elevando una de mis piernas, me penetró de nuevo, su verga no necesitó mucho tiempo para volver a estar lista para la acción.
Me cogió de pie.
Luego me llevó a la cama y me puso en cuatro en la orilla de la cama, me puso la cabeza para abajo y con eso mi culo se elevaba un poco más.
Luego él se puso a chuparme las nalgas y mi ojete del culo, me dijo que mi colita era una preciosidad y que me la iba a romper toda.
Me puso bastante saliva en el ano, me puse nerviosa porque su verga era gruesa, mucho más que la de mi marido y de los que alguna vez me cogieron por ese agujerito.
Después me metió un dedo en el ano y me pajeo y luego un segundo dedo y me hizo lo mismo por dos o tres minutos.
Luego, sentí que puso su verga en la entrada de mi culito y comenzó a empujarla, su verga fue abriendo mi recto y no paró hasta que me la tenía casi completa dentro de mi culo.
Luego se puso a bombear, entraba y salía de mi ano.
Poco a poco el sentimiento de incomodidad fue volviéndose placer, además Julio me estimulaba el clitoris con una de sus manos.
Me cogió cada vez más duro, ahora sentía como sus huevos golpeaban mis nalgas, señal que toda su carne estaba en mis intestinos.
-que culo más rico tienes Maribel-.
a lo que contesté -ahora es todo tuyo, dame duro!-.
Y Julio arremetía con su dura verga el interior de mi recto.
No suelo correrme con las relaciones anales que había tenido, pero Julio me llevó a un orgasmo cogida por el culo, fue diferente y rico, senti que me bajaba una corriente de jugos provenientes de mi vagina.
Asi también, Julio segundos después, depositaba un buen chorro de esperma en mi recto, tanto que se rebalsó y cayó sobre la cama, los dos gemimos mucho gozando nuestras corridas, él abrazado a mi cintura y espalda.
Su verga daba latidos dentro de mi panocha.
Caímos rendidos sobre la cama.
El me preguntó si podía quedarse para lo que restaba la noche, le dije que no era lo mejor, asi que debía irse.
Se vistió y dándome un beso en la boca, me dijo que había sido la mejor noche de su vida.
Se marchó.
El problema fue que para mi también fue una de mis mejores relaciones sexuales de mi vida.
Cuando es asi la situación, es dificil poder evitar otro encuentro.
Y asi sucedió.
Esta vez mi esposo no estaba en casa, por trabajo viajó lejos de aquí.
Julio se quedó a dormir conmigo esa noche.
Incluso se tomó una pastilla de viagra, porque me dijo que no quería dormir esa noche, solo quería no dejar de cogerme.
Me clavó como de seis maneras diferentes, se corrió dos veces en mi vagina y dos en mi culito.
Me hizo casi desmayarme de placer, no había sentido eso nunca.
La habitación olía a sexo por la mañana.
Ahora Julio, el amigo de mi esposo, es mi amante.
No podemos dejar de vernos y coger a placer.
Mi marido ni en cuenta.
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