En la miel de lo infiel, mi primera vez e inolvidable
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Me llamaré Laura y debo por precaución cambiar nombres y lugares, lo que no cambiaré son los detalles de como fui infiel. Tengo 36 años, un hijo de 9 y un marido que mide 1.75 mt y pesa 220 lbs, no siempre fue un gordo, cuando eramos novios y primeros años, mi ahora esposo era un semental, tenía un cuerpo atletico y eramos muy cachondos, teníamos mucho sexo y del bueno. Me la metía tanto por delante como por detras y me hizo tener unos orgasmos que ahora son un recuerdo nada más. Luego dejó el ejercicio, se dedicó solo al trabajo y ahora resulta que desde hace unos 5 años perdió el gusto por el sexo. En mi caso todavía, a pesar que se acercan mis cuarenta, guardo mi figura con ejercicio y dieta, mis bubis son grandes y firmes y tengo unas caderas en forma de corazón y mis nalgas tiene mucha carne, que todavía los hombres jovenes me comen con la mirada en la calle.
Ahora resulta que mi marido me sale con que tengamos otros tres hijos, el quiere arruinar mi cuerpo debido a que él ya arruinó el suyo. Pienso que nos es justo, le he dicho que estoy de acuerdo con uno más, pero eso ha sido nuestra última pelea. Y a raíz de eso ahora ya no quiere tener sexo conmigo. De eso hace casi un año. Apenas me toca ahora. Asi que decidí después de pensarlo en tener sexo extramarital, como lo tienen algunas amigas mías.
Resulta que un amigo de mucho dinero, nos invitó a pasar unos días en su casa de playa, eramos varios los invitados, tal vez unos doce eramos en total, entre hombres y mujeres, no se permitía llevar niños en esa ocasión. En el primer día me puse un traje de baño muy sexy, tal vez para que mi marido viera lo que se perdía, pero él me ignoró casi por completo, en cambio dos muchachos entre 20 y 25 años, hijos de invitados, no dejaron de comerme con la vista, y los chicos no estaban nada mal, tenían cuerpos atleticos lindos, en sus trajes de baño se les dibujó un buen paquete cuando me estaban viendo. En el segundo día, mi esposo y sus amigos hombres, se sentaron desde el desayuno a beber y comer y nadie los podía levantar, yo estaba muy aburrida. De pronto los dos chicos, me invitaron a ir a la playa a bañarnos, yo les dije que lo fuerte de las olas y la arena no iban conmigo, uno de ellos que llamaré Ricardo, me dijo que conocía un lugar en donde el mar hacia como una especie de jacuzzi, sin olas y agua tibia, me animó a acompañarlos, ya que también iba Daniel, el otro muchacho lindo. Yo le dije a mi esposo que me dejara ir y él para quitarme de encima me dijo que fuera, yo antes de salir, fui a mi bungalow y me puse el traje de baño más provocativo que llevaba, que era una tanga, apenas un hilito que me tapaba apenas el ojo de culo y un top que dejaba libre más de la mitad de mis senos. Me puse una playera encima y una pantaloneta, pues no quería que mi marido me viera asi.
Me subí a un cuadrimoto que tenían los muchachos, me dijeron que el lugar estaba a 20 minutos en motocicleta. Al llegar ellos sacaron de una maleta algunas toallas, bronceador y algunas cervezas también. De la playa caminamos un minuto y alli estaba, era una pequeña alberca que hacía el mar cuando bajaba la marea, se quedaba el agua reposada. Los muchachos tiraron varias toallas a un lado, sacaron cervezas y comenzamos a beberlas. Los chicos estaban cachondos, se sentaron a mi lado y con disimulo me tocaban las piernas, me decían que para ser señora estaba muy bonita y que era muy atractiva. Yo también debo decir que no estaba timida, yo charlaba, reía con ellos y de pronto hasta nos tocabamos. Uno de ellos propuso meternos al agua, se quitaron la ropa dejando solo sus trajes de baño, ya se les marcaba su lindo paquete a cada uno, y se les pondría peor cuando vieran el traje de baño que llevaba.
Me quité la playera y luego la pantaloneta, los chicos abrieron la boca cuando les pregunté si les gustaba mi traje, la verdad es que antes yo solo lo hubiera usado para mi marido, pues deja poco para la imaginación. Les modelé el traje y Ricardo con disimulo se froto el pene. Luego me metí, el agua estando de pie me llegaba a los muslos, los muchachos se metieron conmigo y comenzamos a empujarnos como jugando, era claro que los muchachos aprovechaban para tocarme mis partes íntimas sobre el traje de baño, yo los dejaba, pues desde ya imaginaba que primera infidelidad estaba por llegar y talvez por partida doble, pues los chicos estaban apuestos y cachondos al mismo tiempo.
Tomamos otra cerveza y si yo quería algo tenía que ser ya, pues el tiempo avanzaba y tendríamos que regresar, asi que empujé a Ricardo, que era el más apuesto y guapo, y luego el me empujó a mi, le eché arena y salí del agua, él me siguió y me tumbó en la arena y luego rodamos, alli fue cuando quedamos él arriba y yo abajo y nuestros rostros a centímetros, tal como yo quería, lo tomé de la cabeza y lo acerqué, nos besamos suave y rico, mi lengua se entrelazó con la suya como si fueran serpientes en celo, -por qué no vamos a las toallas!- le susurré. El entendió rápido y nos fuimos a las toallas, alli nos acostamos y seguimos besándonos, el otro chico se había quedado sin movimiento, levanté el rostro y le dije que se uniera a nosotros. Entonces Daniel se me pegó por atras, sus manos tomaron mis nalgas y las manoseaba, mientras Ricardo seguia besándome de lenguita, sentía el calor de sus dos cuerpos jóvenes, apretándome uno por delante y otro por detras, los tres estabamos acostados sobre las toallas. Los besos de Ricardo bajaron a mi cuello y luego mis hombros, para estimularlo más de lo que ya estaba, yo me bajé el top de traje de baño y le mostré mis buenas tetas, Ricardo sin perder tiempo tomó mis senos entre sus labios y los mamó frenéticamente, casi al mismo tiempo sentí como Daniel, que parecía más joven, hizo a un lado mi hilo dental y luego sentí su lengua lamiendo mi ojete del culo, tenía tiempo de no sentir esa sensación tan deliciosa, su lengua estaba caliente y me hizo temblar de gusto.
Los dos chicos se daban un festin, uno con mis senos, no dejaba de chupar mis pezones como si fuera un lactante y el otro no dejaba de lamer mi ano y le pasaba la lengua varias veces, no pude dejar de mojarme, ya me había olvidado como se siente cuando tu vagina se lubrica fuertemente, no se si era porque todo era tan sensual y excitante, porque era mi primera vez con dos hombres o porque mi cuerpo necesitaba relajarse sexualmente. Mis pezones estaban completamente erectos en la boca de Ricardo, y Daniel ya metía un dedo en mi cuquita mientras seguia comiendose mi culito, luego un segundo dedo entraba y salía de mi raja, no pude evitar correrme tempranamente, fue rico y abrumador. Ricardo se colocó de rodillas sacó su verga de su traje de baño, que bella verga tenía, hinchada y algunas venas sobresalían alrededor de ella, la puso directamente sobre mis labios y yo abrí la boca para recibirla, sentí el sabor salado de algunas gotitas de semen, pero no importaba en ese momento, la lamí como si fuera un sorbete y luego la metía en mi boca mamándola, pude ver lo ojos de gloria que tenía Ricardo. Para darle una mejor chupada de verga me fue poniendo hincada y él se puso de pie, Daniel tuvo que acomodarse a nosotros, pero siempre su objetivo era mi trasero, ahora yo hincada, sus lamidas iban desde mi culo hasta mi raja, sacándome ricos gemidos y mojándome aún más.
Al rato Daniel se unió a Ricardo, se puso de pie también, asi que un rato mamaba la pinga de Ricardo y un rato mamaba la rica verga de Daniel, primera vez que daba una mamada doble, sus vergas estaban ya listas, ahora estaba por consumar mi infidelidad. -Quiero que me cojan!- les dije, dejé sus vergas y me acosté boca arriba en la toalla, abrí las piernas para que vieran mi cuquita con sus labios mojaditos, el primero fue Ricardo, se colocó en el medio y tomando su verga la encaminó a mi raja y la empujó, su verga abrió mi cuca y se fue metiendo en mi, pujé un poco pues era bastante gruesa, pero debido a que había lubricado bastante, siguió hasta que sentí sus huevos rebotar en mi raja, Ricardo inmediatamente se puso a bombear su buena carne dura, yo empecé a gemir, pues su verga me estaba dando mucho placer. Daniel que estaba también excitado quería lo suyo, se puso a mi lado y me puso su verga en la boca y en ocasiones dejaba de darme su verga y se ponía a mamar mis tetas. Ricardo subió mis pies su pecho, besó mis pies y metió algunos de mis dedos del pie en su boca para chuparlos, pero no dejaba de meter y sacar su pene de mi cuquita.
La situación entró en una situación frenética, Ricardo se puso a darme más duro mientras decía -que buen coño tiene señora, que rico coje, le gusta asi..asii..!-, si lo dejaba un rato más me llenaría de leche y aún faltaba probar a Daniel, asi que le dije a él, -Ahora quiero coger con Daniel!-, Ricardo de la sacó, y yo levantándome me puse en cuatro poniendole enfrente mi trasero a Daniel, asi podía ver bien mi raja ya dilatada por la verga de Ricardo invitándolo a penetrarla. Daniel se puso atras en pocos segundos y poniendo su verga en mi raja me penetró, no dejó de empujarla hasta que me la metió profundamente, luego se puso a bombear mientras me manoseaba las nalgas, Ricardo no tardó en ponerse adelante y ponerme su verga para que la mamara, la cual estaba impregnada de semen y de mis propios jugos vaginales. Pero era tan caliente lo que sentía que no dudé en comermela de nuevo.
Daniel me cogía con duros empujones secos y profundos, me sacaba gemidos de placer, y me llevó a un brutal orgasmo, tanto que le daba buenos chupones a Ricardo, quien no aguantó eso y eyaculó en mi boca una parte y la otra me echó en mi rostro, su semen caliente en mis mejillas. En eso Daniel me daba soberbios bombeos en mi raja lo cual hizo que mi orgasmo se prolongara e hizo que el muchacho me llenara la raja de leche, él no intentó sacarmela, sino se puso a bombear hasta que quedo seco. Luego la sacó y se desplomó en las toallas, mi raja goteaba la leche de Daniel. Finalmente todo estaba consumado, fui infiel, pero que rico estuvo. Me la había dado con dos lindos muchachos.
Nos quedamos otros minutos metidos en el jacuzzi, yo estaba desnuda y ellos también, los dos me besaban, me mamaban los senos y tocaban con sus dedos mi cuquita, ya no cogimos, pero fueron ricos momentos, todos estabamos cachondos que pudimos haber tenido otro encuentro, pues sus vergas ya estaban casi repuestas.
Pero ya era tarde, les dije que nos fueramos de regreso, ellos al principio no querían eso, querían cogerme de nuevo, les convencí de regresar al decirles que salieramos en la noche y tuvieramos sexo debajo de la luna, pues la noche anterior había habido una luna muy bella. Ellos me hicieron casi prometerles eso.
Llegamos, mi marido me preguntó como me había ido y le dije que el paisaje era muy lindo. Aunque lo único lindo habían sido los lindos penes de los muchachos.
De noche, los libadores, en cuenta mi marido habían entrado a acostarse, pues desde la mañana estaban bebiendo, quedó como noqueado, lo cual aproveché para salir de nuevo con los muchachos y cumplir mi palabra. Nos fuimos ahora a la playa, solo que un poco lejos de donde estaba la casa de playa. Ya alli, pusimos las toallas y a Ricardo se le ocurrió que como estaba oscuro podíamos bañarnos desnudos los tres. Entre risas nos desnudamos, ellos no dejaban de ver mi cuerpo y nos fuimos abrazados desnudos al mar, estaba tranquilo el mar, las olas pequeñas y podíamos entrar bastante, apenas nos llegaba a las rodillas en ese momento. Ellos me rodearon y empezamos a cachondear, nos besamos y las manos de uno de ellos registraba el interior de mi raja, sus dedos se movían rapido y me calentó de nuevo, masturbé el pene de uno de ellos y ya estaba en su punto.
Regresamos rapidamente a las toallas decididos a follar, Daniel abrió mis piernas y fue el primero en probar la miel de mi cuquita, con lamidas largas y profundas me sacaba ricos quejidos de placer, Ricardo mamaba mis senos con fuertes chupones sobre mis pezones, de nuevo todos estabamos muy excitados y dispuestos a todo. Daniel no se como me mamaba la raja que sentí la punta de su lengua dentro de mi vagina, me hizo vibrar y me corrí diciendo muchos oprobios -por dios que mamada me estas dando muchacho!!- le dije casi gritando, me corrí una barbaridad otra vez muy rapido.
-Acuestate!- le dije a Ricardo y el me entendió muy bien, se acostó sobre las toallas y yo me fui montando sobre su verga erecta y dura, él la puso vertical y yo me senté hasta que sus huevos rebotaron en mi pelvis, luego me puse a cabalgarlo profundo y suave, Daniel se quedó a un lado jaládosela. Lo fui cabalgando rico, el me apretaba los senos con ambas manos, el aire fresco y la luna eran testigos de mi segunda vez infiel, pero me sentía bien, no había remordimientos de tener un pene que no fuera de mi marido dentro de mi, él había escogido y había preferido libar y dormirse.
La verga de Ricardo tocaba todas las fibras de mi raja por dentro, dándome un placer enorme. La excitación era máxima, no se como se me ocurrió decirle a Daniel que había un agujero libre todavía, él rapido comprendió mi ofrecimiento y poniendose detras, me moví un poco hacia adelante deteniendo mi cabalgada, Daniel se colocó en mi ano y empujando duro con la verga agarrada en su mano me penetró el culo, no era nuevo para mi, pero si que dos hombres me penetraran al mismo tiempo en cada agujero de mi cuerpo, Daniel me la metió hasta adentro y luego entre los tres nos fuimos moviendo acompasados, primero fue lento muy lento, pero conforme ibamos tomando ritmo, el movimiento se fue volviendo frenético, podía sentir bien sus vergas en mi cuerpo entrando y saliendo, todos gemíamos, era del demonio todo esto, luego los gemidos se volvieron gritos de placer y luego de varios minutos ensartada, sentí sus penes explotar dentro de mi, primero Ricardo y luego de dos o tres minutos Daniel, yo me corrí junto a él. Gritamos más y luego hubo silencio.
Quede mojada de mis dos agujeros. Luego de destrabarnos, nos fuimos de nuevo al mar a asearnos, me lavé mi raja y mi culito que aún destilaba gotas de semen. Llegó Daniel y me abrazó, luego llegó el otro muchacho y me abrazó, nos abrazamos los tres. Seguimos bañándonos hasta que nos aburrimos y nos regresamos, fue genial ser penetrada por dos hombres, creo que es lo más loco que he hecho en mi vida sexual.
Ricardo y Daniel pidieron mi número de movil y prometió visitarme. Había pasado dos meses y aún no lo hacían, hasta que lo hizo Ricardo, hablamos varios minutos y resulta que esta del otro lado de la ciudad. Compartimos ahora correos y quedamos de juntarnos un día de estos.
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