En mi casa de playa 3
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por locaporpenes.
Desperté al día siguiente como a las 9am… ¡Me dolía hasta el alma debo confesar! Toda esa sesión de sexo de ayer pues me dejó destruída. Pero caigo en cuenta que mi marido no ha llegado y se suponía lo haría temprano. Cuando reviso el celular me doy cuenta que tengo varias llamadas perdidas y mensajes de él… ¡Así estaría mi alma que ni oí el teléfono! Al revisar, me dice que lamenta no poder ir hoy tampoco de vuelta a la playa ya que su Jefe se antojó de enviarlo a la capital a recibir unos clientes importantes de la empresa que llegaban al país y pues tenía que atenderlos todo el día. Quedé sorprendida ante aquella noticia y un poco molesta aunque, de no ser por esas tareas extras de mi Fabián, no hubiese tenido el chance de gozar en forma extrema el día de ayer, haha, y hoy entonces aprovecharía descansar solita. Llamé a mi esposito y me explicó con detalle el encargo del mandamás de la compañía y que no podía negarse, ya que un aumento y ascenso estaban en juego y él quería ganarse los puntos. Resignada le dije que estaba de acuerdo aunque rabiosa. Mi marido vendría entonces hasta el lunes a buscarme para regresar a nuestro hogar. Decidí divertirme lo más que pudiese ese domingo pensando en viajar en peñero hasta algún cayo, preparando luego cena ligera y leyendo un buen libro en la noche.
Repentinamente escuché afuera la bocina de un carro, me asomé y vi, sorprendida, al Jefe de mi esposo… Salí con cara de molesta, olvidando que anaba con un pequeño short y una blusita corta casi transparente, y me preguntaba qué hacía ese señor aquí? Además que no dejaba de pensar que ponía a mi maridito a trabajar como que demasiado, restándonos tiempo juntos. Así pues me llegué hasta la reja y le dije:
-Sr. Julio, y eso? Ud. por aquí?
-Caramba, y ni siquiera los buenos días me das? – ripostó el viejo. Era un señor de casi 60 años, con barriga prominente y pero bien parecido a pesar de su edad. Me caía un poco mal de paso pero tenía razón, ¡fui poco cortez y era el boss de mi Fabio!
-Ah disculpe, es que recién me levanté y lo hice de poco humor…
-Haha, ya veo… Vine a darle una vuelta a mi chalet de playa y recordé que estabas por aquí solita, Fabio me contó en la ciudad. Quizás por mi culpa no estés pasándola con él este fin de puente y bueno, pasé a visitarte para disculparme.
-Ummm, ok… Cierto, por su culpa no vino mi marido y se nos echó a perder el fin largo de paseo y relax. Pero entiendo que son responsabilidades de su cargo, no?
-Correcto… Y sí todo sale bien y se dan las cosas, pues el mes que viene tendrá un mejor cargo y sueldo, ¡es casi un hecho!
Medio sonreí, total, no me quedaba de otra. Entonces el Sr. Julio me dijo que si podía pasar, que había comprado unas empanadas, jugos y podríamos desayunar. Acepté y entramos pero le pedí disculpas por el aspecto que cargaba. El viejo me miró de arriba abajo, con sonrisa libidinosa me contestó que no debía disculparme, que era una mujer hermosa y que como fuese, hasta recién levantada y despeinada, me veía linda. Y más con ropita tan corta… Me ruboricé recordando mi aspecto, le pedí me diese unos minutos para tomar una ducha y medio arreglarme. Lo hice, me puse ahora un vestidito de flores tipo playero, corto, y mis cholas. Salí a la sala y desayunamos platicando un rato. Pero notaba la mirada deseosa del viejo, yo me hacía la boba y continuaba hablando. Al levantarnos, don Julio volvió a piropearme:
-La verdad es que ese vestido te hace ver hermosa con el bronceado que cargas…
-Gracias Sr. Julio… Es broceado de piscina ya que ni a la playa he podido acercarme.
-Y eso? Imagino que es por desánimo al no estar con Fabián… – ¡si supiera la verdad! -Y gracias a ti por compartir este rico desayuno. Voy a aprovechar para hablar un asunto de suma importancia contigo…
-Ajá? Y qué será ese asunto? – dije preocupada.
-Pues bien, me voy a sincerar… Cuando supe que estarías solita aquí, planifiqué lo de enviar a tu marido a que se encargase de los clientes. Inicialmente iba a hacerlo yo, pero implementé esa estrategia para venir hasta acá y mantener ocupado a tu esposo, sabía que no iba a negarse estando en juego subir de escalafón en la empresa.
-Qué? Y por qué hizo eso? – me sorprendió su confesión y sinceridad…
-Porque me gustas demasiado, por eso. Desde que te conocí no sabes las veces que te he soñado, eres tan hermosa, tan sensual. Tu caminar incita a la lujuria, llamas la atención de todo el mundo, ¡hombres y mujeres suspiran por ti!
-Pe.. pero señor Julio, qué dice? yo no…
-Mira, vine dispuesto a todo. Y si colaboras pues lo prometido se hará realidad tal como te conté con respecto a tu esposo. De lo contrario, una carta de despido estará sobre su escritorio el martes cuando se presente en su oficina.
-Dios, pero don Julio, qué clase de persona es Ud? Sabe que mi marido merece su ascenso y no puede despedirlo así, sin razones de peso o faltas… o porque yo no colabrore en quién sabe qué cosa… – le dije indignada.
-Te diré qué clase de ser soy: uno que está con ganas de ti y dispuesto a hacer lo que sea por poseerte… ¡Nunca había hecho algo así pero mi deseo es más fuerte, tanto, que tramé todo esto para estar contigo aquí y ahora!
-Nooo, no puede ser… Estar conmigo? Soy la esposa de su empleado de confianza, Fabián es casi su amigo también, eso es un abuso, una grosería, ¡una locura!
-Sí, estoy conciente de todo eso pero no voy a dar marcha atrás… Eres una mujer demasiado provocativa, divina, me vuelves loco, haces que pierda todo decoro…
-Y su esposa? Ella es mi amiga… la conozco bien y…
-¡Ni hablar de ella! – me interrumpió -Ella es mi esposa y la quiero aún, pero a ti te deseo con todas mis ganas y no me importan las benditas amistades, entiendes?
Se levantó d repente y se acercó a mí, tomándome por la cintura y buscando mi boca. Lo rechacé, le decía que no, que me dejase en paz… Pero nada, ya estaba encendido el vejete. Apartó las tiras de mi vestido dejándome desnuda frente a él, se relamía los labios, sus ojos se desorbitaban y entonces comenzó a acariciarme y besarme toda, lamía mis pezones, apretaba mis nalgas, me olía:
-Aaaahhh, qué hermosa y divina estás, cómo me gustas, hueles a sexo… eres la mujer más bella que haya visto alguna vez. Sabía que desnuda eras perfecta, qué piel tan tersa…
-Súelteme por favor, ya déjeme señor Julio, nooo…
-Trata de disfrutar, piensa que es por tu marido y el futuro de ambos, es una sacrificio que traerá buenos frutos… ¡Tómalo como un negocio!
-Noo, nooo… ¡Esto no puede ser!
-Pero es y ya, así que relájate y goza, coño…
Me tumbó sobre el sofá, recorría mi cuerpo con sus dedos, con su lengua… Me recostó en el mueble empujándome con las manos hasta que se desnudó mientras yo lloraba y le suplicaba que parara. Al quedar en pelotas, observé una tranca bestial, ya botaba líquido preseminal y estaba paradísima. Usando su pene inició un recorrido por mi humanidad como un perro marcando territorio, regando su babita sobre mis pies, muslos, abdomen, senos hasta que llegó a mi cara y la frotó varias veces con su miembro.
-Uuussss ricurita, ahora bájate del sillón y arrodíllate, bombón…
Lo hice, ya estaba decidida a colaborar por mi eposo y su carrera en lo que exigiese don Julio; en eso pensaba para sacar fuerzas. Exigió que abriese la boca y se la mamara, así que me fajé a hacerlo como ya era un arte en mí, se la besaba, ponía mi lengua puntiaguda y recorría su pene por su vena principal, volvía a chupar y el viejo gozaba de aquello. Así estuve mamando hasta que el señor Julio acabó en mi boquita, tragando toda su leche y luego se lo dejé limpiecito. Estaba empezando a erizarme todo aquello:
-Cooño, qué mamada… Eres una especialista, eh? Con razón tu esposo te adora, hahaha. Ese pendejo tiene suerte nojoda… Pero esa suerte ahora es compartida, hahaha.
Me pidió luego ponerme en cuatro sobre el sofá, de cara a la ventana y con el trasero levantado. Empezó allí a chuparme, recorría desde mi ano hasta el clítoris, de vez en cuando mordía levemente mis nalgas, besaba luego mis labios vaginales y yo empecé a mojarme bárbaramente. Mi cuerpo antes que mi mente decidió gozar de aquella humillación… Quizás el hecho del riesgo que tomó el viejo Julio y lo que planificó con tal de cojerme, que me deseara tanto, influyó también en mi exitación ya que, en el fondo, toda mujer valora un macho que se arriesgue a tanto por ella, así sea tan bajo como aquello que él hacía. Entonces los quejidos correspondientes salían sin control de mi garganta, de mi vientre, ya sintiendo, ya disfrutando… Y por supuesto, me invadieron dos orgasmos y por las contracciones propias de ello, el vejete se dio cuenta:
-Ummm, lo estás gozando, verdad? Hahaha… Así mamacita, ves? Colaborar te hará bien y vas teniendo tus recompenzas, hahaha… ¡Tanto tu culo como tu vulva son una delicia! Eres toda una puta nena, qué bien…
Entonces sentí que su miembro enfiló hacia mi rajita, lo movía sin metérmelo y halaba de mis cabellos, me daba nalgadas, me insultaba. Yo empecé a moverme hacia arriba y hacia abajo y en círculos, como provocándolo:
-Perra, eres una perra… Sabía que contigo gozaría y que al final tú te entregarías al pleno goce conmigo, zorra descarada, hahaha… Qué, quieres que te lo meta?
-Sssiiii, sí, métamelo por favor, no sea malito, ya no aguanto más… quiero que me haga suya señor Julio, ande, tome lo que vino a buscar y ahora le pertenece…
El viejo metió su gran mástil de golpe arrancándome un gemido fuerte y empezó a cojerme duro. Yo ya estaba gozando de lo lindo sin importarme nada, sólo que me cojiese e hiciera sentir que era una puta:
-Aaahhggg, aaayyy seño Julio, qué riiico, cójame…. Castigue a la mujer de su empleado que es ahora su mujer también, ande, deme duro, sí? aaahhhgggg…
-Toma mi vida, toma… Esto es para ti… Serás mi hembra de ahora en adelante y te tendré cuando yo quiera…
-Ayyy sí, seré suya, su perrita… haré lo que me pida contal de tener su guevo dentro de mí, seré su esclava… Aagghhh, aahhhggg… lo buscaré y se la chuparé donde sea…
Por mis palabras la exitación del viejo Julio llegó al climax, acabando ambos simultáneamente, algo difícil de lograr pero se dio en ese momento. Se separó de mí y yo me puse de pie buscando su boca, nos fusionamos en besos apasionados, bajé recorriendo sus tetillas, su gran barrigota hasta llegar a su verga ya flácida. Se la besé, le decía que era la verga de mis sueños, que si hubiese sabido que me deseaba tanto le hubiese sido infiel a mi esposo con él desde antes. Yo estaba realmente prendida en fuego, ya la puta que era había vuelto a aflorar. Mis comentarios hicieron que el señor Julio empezara a empalmarse de nuevo, por lo que metí su pene en mi boca para chupárselo con ganas locas, sobaba sus testículos y le daba apretoncitos… Al los minutos de estar así, ya su miembro estaba erecto, dispuesto a darme más cojidas ricas:
-Siéntese don Julio, siéntese… ¡deje que yo ahora me mueva para Usted!
-Sí zorra, hazlo, entrégate a tu macho que te desea…
Metí su virilidad esta vez por mi culo, quería sentir ese guevote en mi trasero. E inicié un sube y baja despacito primero para ir aumentando la velocidad poco a poco.
-Aaahhgg, aaayyy, don Julio. Ummmm, su guevo en mi culo se siente super, aaayyy, diviiinooo coooño… – Allí nos besamos nuevamente, me agradaban los besos y el aliento del viejo.
-Eso lo imaginaba pero no sabía que podías ser tan re-caliente que te gustaba tirar tanto por el culo, hahaha, eres lo máximo en sinvergüenzura y ahora eres mia… – Inició una mamada de mis tetas que era un espectáculo, me hizo acabar de sólo chupármelas, hasta que vinieron otros orgasmos producto de la culiada que gozaba y de sentir aquel viejo cojiéndose a la esposa de su empleado, casi amigo… ¡Vaya amigo!
-Ande don Julio, aahhhggg, cójase a la esposita de su amigo Fabián… Aahhhggg, cójasela por puta…
-Hahahaha, amigo? Un cabrón resultó ser sin saberlo mi "amigo"… Toma guevo carajita, gozátelo como nunca…
-Sssii, ssiii, deme guevo, deme duro, aahhggg, aayy, aayyy… Fabián es un cabrón y me gusta más este pene que tengo dentro que el del, don Julio, aaaggghhhh…
Sin sacármelo, nos levantamos y empezamos a cojer por todos los rincones de la casa, en el baño, cocina, habitación matrimonial, la de huéspedes… Yo sufría de dolor y gozaba de placer ante aquellas arremetidas de ese falo que me penetraba sin descanso ni piedad. Así, luego de casi media hora de follar, el señor Julio descargó su semen en mi ano… ¡Qué cogida me dio, bárbaro el viejo para su edad! Nos separamos y veíamos con cierta ternura y complicidad, me senté en sus piernas y le dije, abrazándolo por el cuello:
-Seño Julio, me gustó cojer con usted pero quisiera que mi marido jamás lo sepa, sí? Ni nadie en la oficina, por favor… ¡Uy, qué pena, qué miedo, nooo! – bajaba la mirada y ponía cara de niña inocente.
-Por la forma como te comportaste pareciera que le hubieses sido infiel antes a tu esposo, y más de una vez… O serán cosas mias?
-Qué dice don Julio? Por favor, son cosas suyas… Yo había sido una mujer fiel hasta ahora, Ud. ha sido el único con quien he tenido relaciones sexuales aparte de mi esposo en el tiempo de mi matrimonio… Pero fue que me gustó mucho todito lo que me hizo, fue increíble lo que se ideó para cojerme, ¡y de qué manera tan sabrosa me dio el mejor sexo de mi vida! Muakata, muakata… – Le di unos besos mientras pensaba para mis adentros: "Si supiese todo mi historial de loba, haha".
-Hahaha, pequeña putita, entonces quédate tranquila que este será nuestro gran secreto, siempre y cuando estés para mí cuando se pueda, ok?
-¡Trato hecho! – le dije y reímos para luego besarnos suavemente mientas nos propiciábamos caricias cual enamorados (Continuará).
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