EXTORSIONADA POR MIS PROFESORES A LOS 12
por estar besándome con un chico en los baños, fui presionada para tener sexo con mis profesores.
Hola a todos los lectores, soy Sandra, la Zángana, apodada así por mi tío Federico quien me inició en estas artes del sexo desde mi niñez, ya lo conté en mi relato viuda a los 12 años. Tengo 35 años, casada, sin hijos, 1,60 metros estatura, contextura delgada, tetas medianas, unas nalgas redonditas y paradas.
Hoy les contaré una historia sobre mi segundo año en el colegio, contaba ya con mis 13 años cumplidos, el primer día de clases lo primero que hice fue buscar al profesor de matemáticas, con quien había tenido una salida el año anterior, el profesor de educación física mi otro posible parejo se había ido a otro colegio, tampoco estaban mis novios Luis ni Daniel, se habían ido a Bogotá a estudiar, es decir me sentí sola nuevamente, sin amigos, pero sabía que tenía las capacidades para salir adelante, los chicos eran más adultos cada día y obviamente eso jugaba a mi favor, esta vez las cosas seguramente serían a otro precio.
Desde mi tío Federico y el profesor de matemáticas no había tenido nada grande entre mis manos, ni dentro de mí, pues en vacaciones mi familia estaba pendiente de todo, eso me estaba haciendo falta y debería conseguirlo a como diera lugar, ya tenía acceso a internet y veía películas porno, leía relatos y encontraba las revistas de mi papá las que leía plenas, aprendiendo a sentirme mojada por esas historias tan bien contadas, lujo de detalles, ocasiones especiales, todo a la perfección, eso inundaba mi mente ya perversa, me masturbaba varias veces al día, sin importar la cara de cansancio que se me notara por ese desgaste, siempre soñaba ser yo la protagonista de cada cuento.
Ese año iniciamos clases un total de 31 alumnos, contando unos chicos y chicas que llegaron de un colegio que cerró sus puertas por quiebra, 17 hombres y 14 mujeres, sus edades oscilaban entre los 11 y los 16 años, igualmente las chicas, para mi sorpresa este año los profesores eran más jóvenes que el año anterior, gente nueva y otros más mayores en otros grados más avanzados, algo me pasaba pero todos esos profesores me encantaban, me gustaba verlos caminar orgullosos de ser profesores, algunos con bigote o barba completa, juveniles, hasta parecía que jugaban con todas nosotras, o que modelaban para mí, también había cierto aire de desprecio hacia todos y todas nosotras, aquello de guardar distancias o no sé.
Mi madre aún me controlaba que llevara pantys limpios todos los días, encima una pantaloneta de lycra para que no se me viera nada, yo entraba al baño cuando no tenía el periodo y me los quitaba, me encantaba estar así, sin nada, libre, que me llegara aire a mi cosita hambrienta, eso jugó a mi favor en muchas ocasiones, ya que el descuido hacia que se me viera todo, más desde el puesto de los profesores, cada momento abría mis pernas un poco fingiendo descuido y mostrar algo al profesor, eso sí a las mujeres nada.
Para mi sorpresa este año era todo diferente, los chicos se empezaron a fijar en mí, me decían cosas, me invitaban refrescos, helados, postres, pasteles, etc, y me invitaban a jugar con ellos, era divertido para una el sentirse halagada, por tanto macho.
En la segunda semana se me acercó un chico de sexto grado, ya para graduarse de bachiller, de 16 años recién cumplidos, Fabio se llamaba, me propuso ser su novia, le dije que no, que yo era mucho menor, que no era posible, a la semana siguiente ya estábamos cuadrados, empezamos a besarnos en los baños a escondidas de todos, así seguimos viéndonos en cada rincón posible, nos escribíamos por e-mail algunas cosas bonitas de forma recíproca, como a las dos semanas de novios estábamos besándonos en el baño, a él se le ocurrió pasar sus manos por mis téticas, un poco más grandes ya, recordé a mi tío, a mis amigos Luis y Daniel, al profesor, en fin aquel momento despertó en mí un cúmulo de emociones difíciles de controlar, mi chochita se llenó de agua, pidiendo a gritos ser empalada a como diera lugar, estábamos tan exhortos en nuestro asunto que no nos percatamos que el profesor de vigilancia y control del día se acercaba, enviado por alguien o en cacería como decíamos en ese entonces, nos encontró fundidos en un beso y abrazo, caricias y toque – toque de nuestros cuerpos, el susto fue tan grande que casi me desmayo.
Qué hacen ustedes aquí, descarados, cochinos, los voy a llevar a rectoría, le suplicamos casi de rodillas que no lo hiciera, que no volvía a ocurrir y muchas cosas más, le dije profe yo fui la culpable, déjeme le explico si quiere, lo llevé a un lado de los baños, a la vista de todos, profe yo tenía ganas o mejor dicho tengo ganas y lo voy a seguir haciendo con quien sea, no me importa lo que pase, jamás me imaginé a mi profesor diciendo ¿y conmigo? Le dije, sería capaz si usted se queda callado y no dice nada de lo que vio con Fabio, ¿cuándo sería?? Cuadramos y cuando usted quiera profe, eso sí no dice nada a nadie, ni siquiera a Fabio, cuan equivocada estaba.
Se llegó el día de la salida con Erick, el profesor, quien no me dictaba ninguna materia a mí, nos encontramos cerca de una residencia que él conocía de antemano,< entramos a una habitación sencilla, cama, baño y televisor con película porno, Erick rondaba los 27 años, era delgado, poco atlético, ni muy musculoso, sin barba y algo frío o desabrido más bien, hizo que nos ducháramos, aquí también había jabón chiquito y toallas, eso apenas lo estaba descubriendo, jabón miniatura, me llamaba la atención eso, la cama tendida con una sábana blanca encima, dos almohadas, nada más, en la ducha me empezó a abrazar, me ayudó a enjabonar y me cogía mis nalgas y metía una falange de su dedo en mi chochita y ano, le cogí su verga un tanto flácida, no lo tenía bien parado, eso me hizo pensar que no fuera a pasar nada de nada.
Salimos de la ducha, nos tiramos a la cama, abrazados, nos besamos, muy rico besaba ese tipo, se lo empecé a mamar con hambre, se empezó a parar una verga hermosa, un tanto delgada, de unos 14 centímetros de largo, con una cabeza rosada, redondita, me hizo echar encima de su cuerpo queriendo penetrarme inmediatamente, le dije, ¿dónde están los condones?? No traje, bajó a la portería, volviendo con una caja de tres, ahora sí, más tranquilos, se lo coloqué, empezó mi faena cual puta voraz y hambrienta, me senté encima de él ya que parecía ser su posición favorita, cabalgué y cabalgué, me tiré a un medio lado, se volteó y seguimos enganchados, me puse en cuatro patas, me paré al lado de la cama agarrada de una baranda, en fin disfruté cambiando de posiciones a mi antojo, para mi sorpresa Erick, duró firme unos 45 o 50 minutos, se arrancó el condón y se pegó una venida en mi cara, que lo hizo bramar como un toro tras de una vaca, inmediatamente se le encogió, se tiró boca arriba en la cama a descansar, vaya que puta eres, eres una maestra en estas artes, tienes más experiencia y habilidad que la mayoría de mujeres con quienes he estado, nada que ver le contesté, es simple y natural para mí, le contesté.
Yo, apenas empezaba a sentirme cómoda y él quería dormir, empecé a besarlo, tocarlo por todos lados, se lo mamaba bien profundo, hasta las huevas les daba lengua, le coloqué otro condón, me hinqué en cuatro patas y con mis manos abrí mis nalgas lo más que pude, mételo pero con cuidado, le dije, recogió saliva y escupió en mi ano, comenzó a meterlo suave, despacito, hasta que empalmó completo, empezó a subir y bajar, yo sentía cómo caían gotas de sudor en mi espalda, al rato gritó, eres insaciable, ya me cansé dijo, también me acordé de unos asuntos, me tengo que ir, quédese con la caja de los condones como recuerdo, vaya recuerdo, me tocó conformarme con eso y seguir mi vida como si nada.
Seguí mi romance con Fabio, cambiamos de sitio para vernos, en un callejón a la vuelta del colegio que tenía un sitio escondido a la mirada de todos, allí nos besábamos con pasión y lujuria, ese era nuestro sitio preferido, siempre sentía su miembro duro, él me lo arrimaba sabiendo que yo lo sentía, eso me emocionaba mucho, pero en la calle aún no era mi época de hacer esas cosas. Como dato curioso, a los 20 días de haber estado con Erick, y ya para cumplir los dos primeros meses en el colegio, iban tres profesores, dos casados y un soltero, uno de ellos me dijo: saludos de Erick, le grité, na, na, na, mentiroso, los tres se burlaron riendo de mí, sin embargo sus ojos brillaban con lujuria, pensé ese maldito me acusó en rectoría, me asusté y le conté a Fabio mi novio, claro está que él no sabía que yo me había acostado con Erick, los dos pensamos, aquí nos echaron, no había otra explicación o ¿sí?
Ese mismo día fui llamada a la sala de profesores, allí estaban reunidos los tres profesores del cuento, siéntese me dijeron, Erick nos contó todo, ya lo sabemos, ¿por qué lo hizo? pregunté, somos amigos me dijeron, no hay secretos entre nosotros, muy maldito y mal hecho lo que hizo, tranquila no te vamos a acusar con nadie y sí te vamos a tratar bien, vas a recibir algo de dinero y buenas notas en el colegio, solo tienes que hacer lo mismo con nosotros, ¿lo quieres hacer con los tres al tiempo??? Les dije nooo, están locos ustedes yo soy una niña, ni tanto me dijeron, con los tres al tiempo no y solo una vez, repliqué, así no, entonces, ¿uno por uno? ¿Van a seguir contando a todos? Pregunté, no, dijeron, este es nuestro círculo cerrado de amigos, nadie más puede saber, entonces sí, pero ¿qué gano yo? Buenas notas, protección, dinero, amigos, todo lo que quieras. Listos, váyase que luego cuadramos cuándo y dónde, me salí sin decir nada, pensando en esos tres aprovechados y lo que querían hacer conmigo, no me disgustaba esa idea de esa experiencia nueva, seguramente me dio miedo o no estaba lista aún.
Me fueron llevando uno a uno a la misma residencia donde Erick me llevó, primero fue el profe Carlos, de unos 40 años, de barba, apuesto, muy refinado con unos ojitos que enamoran a cualquier chica, ya bañados y tirados en la cama nos besábamos muy rico, el tipo sabía hacerlo, olía muy rico su loción, me besaba mi cuello y chupaba mis téticas que de haber podido le cabían los dos y sobraba espacio en su boca, bajo por mi ombligo, llegó a mi chochita y empezó a lamer con experiencia, esa lengua recorría desde mi culito hasta el ombligo y volvía a bajar, clavándose lo más profundo que podía entre mis labios vaginales, luego empezó a meter dos y tres de sus dedos en mi raja, con un movimiento rítmico que me transportaba, al tiempo que me lamía, yo me retorcía pues me gustaba mucho ese placer que estaba recibiendo, se acercó gateando a mi cara, me puso a que se lo mamara, cosa que hice muy rápidamente, gustosa, con toda mi experiencia encima, se retorcía de placer, me decía ¿quién te enseñó a mamar?, en una película que vi, aprendes rápido me dijo, tenía una verga de un tamaño considerable, unos 16 centímetros, toda de color trigueño, llena de venas sobresalientes, gruesa y muy fuerte.
Se colocó un condón, me puso en cuatro, esperaba esa verga en mi chocha y no llegó, pero sí tocó la puerta de mi culo, siguió por entre mis esfínteres hasta que se enterró totalmente, empezó ese bombeo mete y saca, yo gemía de placer, una buena enculada sin pensar, de un tipo agradable con una verga aceptable, cuando se cansó se quitó el condón, me hizo que se la mamara nuevamente, sentía un leve olor a mierda pero no podía protestar, ya estaba en mi garganta entrando y saliendo con juicio, decidí olvidar ese detalle y seguir disfrutando, se colocó otro condón nuevo, me tumbó sobre la cama y de una me lo metió por mi rajita, me sentí plena, bien servida, bien atendida, sin tanta delicadeza, pero sin violencia, todo un macho semental, cuando se fue a venir se paró y me lo echó sobre mi pecho y téticas, yo lo extendí con mi mano, agradecida y feliz, había calmado mis ganas, por fin, un buen polvo.
Se acostó a mi lado, nos besamos como dos enamorados, me dijo eres muy buena, tú también eres bueno y sabes manejar esa herramienta, le dije, le dije y ¿tu esposa? En la casa bien, le dije no, es así buena culiando o ¿cómo es ella en la cama?, dijo, es muy fría, a veces no lo mama y no hace nada de lo que me gusta, estoy con ella por los niños, eso dicen todos le dije, ¿nos volveremos a ver? Me preguntó le dije no lo sé, el trato era solo una vez y ya, dio no, vamos a seguir y no digo nada, eso me dijo Erick le repliqué, verdad, ya veremos de todos modos, hay tiempo para todo.
Durante el resto de mi estadía en ese colegio nos veíamos ocasionalmente, me encantaba ese tipo, educado en su comportamiento, pero, muy hábil en la cama, él pagaba mi pensión, además me daba algo de dinero para mis necesidades en el colegio y cada, yo me guardaba algo de ese dinero en una cuenta de ahorros.
Esa misma semana de encontrarme con Fabio me tocó estar con Alfredo, un moreno gigantón, daba impresión y hasta miedo mirarlo por lo fornido que era, ese me llevó en su automóvil por una carretera fuera de la ciudad, hasta un sitio desolado, detuvo su auto y empezó a besarme, jamás había sentido esa sensación de tener unas manos tan fuertes y unos labios de un negro contra los míos, era diferente, se sentía su fortaleza por todos lados, no lo discriminaba, me metió la mano, desabrochó un par de botones de mi blusa de colegio y empezó con la palma de su mano a masajear mis téticas, yo no sabía qué hacer ante eso, era nuevo para mí, se acomodó en su silla, la corrió para atrás e hizo campo a sus anchas y se abrió el pantalón y sacó una vergota de más de 25 centímetros, gruesa pero algo débil, su cabeza brillaba como de marfil, parecía torcida hacia su izquierda, era como un arco, es decir no bien dura, me agachó de mi cabeza, cogí esa serpiente entre mis manos, un escalofrío recorrió mi cuerpo, empecé a mamar esa verga que solo cabía una pequeña parte en mi boca, él me hacía fuerza para que bajara cada vez más, pero no podía por mis arcadas de vómito,
Se le empezó a poner más dura a cada momento. para mis adentros decía este tipo me va a partir, ojalá aguante y pueda seguir caminando bien despues de que me lo meta, me acomodó en mi silla de copiloto, la inclinó bien hacia atrás. Levantó mi jardinera de colegio, arrancó mis tangas, me lamió un poquito mi rajita y se me echó encima, con ropa o media ropa ambos, oh sorpresa, me empezó a meter esa vergota como en cámara lenta, despacito, suavemente, como si supiera que me podía hacer daño, la fue metiendo muy cariñosamente hasta que desapareció en mis entrañas, no lo podía creer yo, tenía enterrada esa cosa de por lo menos 25 centímetros en mi pequeña chochita, esa sin duda era mi mejor momento, placentero y rico para mi experiencia de culiar,
¿te gusta??? Me decía ese negro, claro que me gusta y me hace sentir completa, sonrió y dijo: “una mujer no está completa, hasta que un negro se la meta” cuanta verdad, así me sentía, nunca había tenido tantos orgasmos, una verga bien manejada, extremadamente larga, de buen grosor, bien templada, de repente la dejó quieta y comenzó a saltar sola como una serpiente, toda dentro de mí, se estaba viniendo, es la única vez que he visto eso, cuando la sacó el condón estaba repleto de leche, ¿quieres hacerme aseo me dijo?? Claro que sí, tan rogada yo para esos menesteres, se la empecé a chupar con gusto, agradecimiento y mucha felicidad en mi interior. Quería volverse a parar ese animal, pero, por tiempo de los dos no se podía seguir en esa faena, él seguir con sus cosas y yo llegar a casa a hacer tareas, nos besamos, regresamos a la ciudad, me dejó en mi casa con un par de buenos billetes en mi haber, de ese dinero no podía saber nadie de él, ni contar a nadie, ni mis padres podían saberlo, me estaba dando buena vida ahora sí, gracias a mi tío Federico que me enseñó desde bien niña.
Ya dos de tres profesores, ambos muy buenos en la cama o carro y de buena herramienta, faltaba Jhony el más viejo de todos, que parecía más serio, me llevó a otra residencia, diferente de la anterior con los otros profesores, cuando entramos me dijo solo quiero que me la mames hasta que me venga y listo, así lo hice sin desvestirnos ni abrazos ni besos, cuando se vino se le quedó flácida y nos fuimos a casa, que aburrido, yo esperaba más, pero con el dinero que me daba, tenía aseguradas las onces y el almuerzo en el colegio, aunque de vez en cuando pedía para el taxi u otra cosa sin necesidad, solo por sacarles dinero.
Con Jhony nunca volví a estar con él, con Carlos y Alfredo salíamos ocasionalmente y disfrutábamos una tarde de un polvo, regresaba a casa feliz, dichosa, contenta, con dinero y ganas de seguir cogiendo, aún no lo hacía con mi novio Fabio, para él solo besitos y calentadas, siempre le hacía creer que era inocente, aunque creo que sospechaba algo ya que en vacaciones me armó un plan en el que caí redondita, pero es una hueva historia que les contaré en otra oportunidad, así terminé mi segundo año de secundaria, decidí no tener más novios fijos debido a lo que me pasó con Fabio, comía y culiaba a cuanto profesor se me atravesaba, les sacaba dinero para mis útiles y gastos personales.
Espere una nueva historia real de mi vida, no soy escritora profesional, solo describo con naturalidad lo que me pasó, quiero saca eso a la luz, en espera de que te guste, también para sanar mi Alma.
Si te gustan mis relatos deja tu voto, o haz un comentario al respecto y te respondo si es oportuno. Soy Sandra la Zángana, aunque nadie me llama así, es solo un recuerdo de mi tío Federico.
muy buenos tus relatos y muy putita resultastes Sandrita jajaja!!!!
esas fueron mis enseñanzas desde bb
excelente, relato… me gustas mucho… y sabes buen trabajo hizo tu tio… jejejeje y te confiezo algo tenemos historias de vida similares porque yo tambien me culie a una prof. del colegio!! jaja
Continua con la saga de la escuela.
Hola muy bueno el relato. Lástima que soy Argentino y tu de Colombia.
Continua con el relato del colegio.
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Saludos