Fantasias con la amiga de mi mujer
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por zoosex5.
Ella es guapa, alta, piernas largas, castaña, un muy buen cuerpo, yo calculo que 120 de pecho, un bonito culo respingón, alegre, divertida y de mente abierta. La llamaré A
Desde hace poco más de un año hacía acá, he empezado a verla más que una amiga, se ha convertido en la amante de mis sueños y de mis fantasías más pervertidas.
Todo ocurrió una noche que fuimos a cenar a su casa, un par de meses después de dar a luz a su segunda hija, y creo recordar que como todavía tenía molestias, se puso un culotte para ir más cómoda, lo cual hacía que realzaran más las curvas de cintura para abajo. Esa imagen, a parte de otras muchas en la piscina, etc., la llevo recordando desde entonces, y de hay que prácticamente tenga fantasías con ella todas las noches.
He aquí una de mis fantasías:
Es un día de verano, estamos en su casa, ya que debido a la amistad que une a mi mujer y a A, vamos muy seguido. Nos tiramos todos a la piscina, ella lleva un bikini blanco, el cual es muy sexy y además hace que sus voluptuosos senos se realcen más todavía. Después de comer, entro en la casa para echarme una siestecita en el sofá, al rato ella entra al baño a darse una ducha y luego se sube a la habitación. Después de un breve periodo de tiempo, empiezo a escuchar leves gemidos, por lo que me levanto y sin hacer el menor ruido posible, me acerco hasta la puerta de la habitación para asomarme, y cuando miro, veo un momento de ensueño para mí.
Allí está ella, desnuda, tumbada en la cama con los ojos cerrados y fantaseando mientras se toca los pechos y se masturba. A simple vista ya se ve que tiene los pezones duros, me acerco con sigilo, saco la punta de mi lengua y empiezo a lamerle los pezones. Como no se lo espera, abre los ojos sobresaltada, se resiste un poco al principio, pero acaba cediendo debido a la excitación que le ha producido el roce de mi lengua. Empiezo a besarle la nuca, le mordisqueo la oreja, sigo bajando lentamente besándole el cuello, sintiendo a cada momento como su corazón palpita mas rápido, como su piel se eriza con cada escalofrío producido por mis besos en su cuello, paso a besarle la mejilla hasta detenerme en sus labios, tan suaves y carnosos que dan ganas de no dejar de besarlos nunca. Cada beso que me da, me produce un electrizante escalofrío que me excita más y más, decido seguir bajando para continuar explorando su cuerpo, me detengo un instante en sus senos firmes y duros, los masajeo mientras mi lengua se entretiene lamiendo nuevamente sus pezones cada vez más duros, notando como su respiración aumenta cada vez má rápido, continuo con mi descenso cm a cm d su suave cuerpo pasando por su ombligo, su vientre, sus caderas hasta llegar al lugar más recóndito de su ser, tan deseado por mi. Le separo lenta y suavemente las piernas para dejar a vistas ese manjar tan delicioso. Es suave ya que lo lleva rasurado, está caliente y muy húmedo, le paso lentamente la lengua para degustar la delicatessen de su néctar, es más dulce que incluso el más dulce de los bombones de chocolate.
Decido sumergir mi lengua en las profundidades de su abismo, ella me coge brevemente las manos para luego soltarlas y cogerme suavemente de la cabeza, hundiéndome aun más en el fondo de su rajita. Poco a poco me voy retirando para poder subir mi lengua hasta su clítoris y así poder dejar que mis dedos continúen el trabajo empezado por mi lengua. Mis dedos empiezan a penetrar lentamente la rajita de mi dulce amante, cada vez jadea más rápido, necesita respirar más seguido y con cada movimiento de mis dedos, hago que se estremezca de placer. Su cintura se mueve más y más rápido, sus piernas se tensan cada vez más, las paredes de su vagina se contraen con mayor rapidez y mayor fuerza, está a punto de experimentar el primero de muchos orgasmos que va a tener antes de penetrarla, cada orgasmo que tiene es más intenso que el anterior hasta llegar a un clímax que jamás había experimentado, y es cuando, ya sin aguantar más, y temblándole las piernas, lanza un grito ahogado por la almohada corriéndose eyaculando chorros de dulces flujos vaginales.
Al poco rato, me lanza encima de la cama, me desnuda lentamente mientras me besa, su mano se desliza por mi peludo pecho llegando a la altura de mi pene, lo acaricia y masajea por encima de los boxers, lo nota cada vez más duro, mi corazón palpita rápido y excitado, lo mordisquea un poco, lo besa después, para quitarme lentamente los boxers. Una vez mi pene ya fuera, decide hacerme un pequeño masaje con sus manos para luego lamerlo y metérselo en la boca. A medida que entra y sale muy lento de su húmeda boca, mi excitación crece, ella lo nota ya que cada vez la siente más dura, eso le gusta y la excita aun más, así que aumenta el ritmo del masajeo hasta que se da cuenta de que estoy a punto de explotar, y para que el juego no se acabe tan rápido, decide parar. Me dice que me quede tumbado, ella se levanta, coge un sombrero que tiene de cowboy, se lo pone y lentamente se sienta encima de mí metiéndose mi pene hasta el fondo de su chochito, y comienza a cabalgarme como si de un caballo salvaje se tratara. Al cabo de un rato, ya habiéndome domado, me dice que sea su misionero, por lo que me pongo encima, coloco sus largas piernas en mis hombros y así poder penetrarla a mi antojo. A medida que avanzamos en la misión, le separo las piernas colocando mis brazos por la parte de detrás de sus rodillas para así poder profundizar más, lo cual la hace enloquecer más todavía y acaba pidiéndome que se lo haga más fuerte y más rápido. Una vez acabado el recorrido de la misión, pasamos a la postura que tanto nos fascina a los dos, nuestra preferida, la del perrito. Me pide y me exige que se la meta, que la embista, y así lo hago ya que es su deseo. En cada embestida mis huevos chapotean en la humedad de su coño, eso la excita mucho más. Ya he perdido la cuenta de los orgasmos que ha tenido ella, por lo que cuando vuelvo a notar que sus paredes se vuelven a contraer, decido retirarme para así poder lamerle por última vez su rajita hasta correrse de nuevo.
Se da la vuelta, se tumba en la cama, me ordena que me arrodille a su lado, me la coge y me masturba hasta hacer que me corra en sus pechos. Nos damos un buen beso, me confiesa que lo estaba deseando y también que desea iniciarse en otras prácticas, como el anal, etc., (pero eso será otro día), nos aseamos un poco y bajamos como si nada hubiese pasado.
Espero que os guste y os invito a que dejéis vuestros comentarios. Y si alguna chica cambiaría alguna parte que me lo diga
Seguiré con alguna más
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