FUI INFIEL CON MI CUÑADITO

Lo hice con el hermanito de 14 de mi marido.
SOY INFIEL CON MI CUÑADITO (Capitulo 1 )

Estoy desconcertada y mi siento culpable de haber cometido adulterio y con alguien con quien jamás lo hubiera pensado.

Mi nombre es Pura (Puri, para mis amigos), tengo 35 años, arquitecta  y felizmente casada hace cuatro, con Alberto, con quien estamos buscando sin éxito aun, aumentar la familia.

Me case, casi virgen, porque a pesar de mi edad, no fueron muchas mis experiencias sexuales y lo máximo que he experimentado, fueron mis masturbaciones en la cuales he probado todos mis agujeritos gracias a mi consolador, al cual deseche luego de mi matrimonio.

Además esta su hermanito Emiliano, quien vive con nosotros, pues sus padres fallecieron en un accidente.

Desde que estamos juntos con mi esposo, Emi formo parte de nuestra existencia, ya que desde muy pequeño lo tuvo  a su cargo y yo acepte de buen grado que sea parte de nuestra casa, pues adoro a los niños y rápidamente me encariñe con el como si fuera su madre.

Todo este amor fue reciproco con el niño, quien me consideraba su madre y a medida que fue creciendo, me fui haciendo cargo de todo lo que precisaba, lo cual hacía con gusto,  como si fuera mi hijo.

A partir que fue entrando en su adolescencia, se convirtió en una parte fundamental de mi vida, dado que Alberto, por su profesión de consultor informático, debía ausentarse mucho tiempo por sus continuos viajes, lo cual no me molestaba pues siempre nos hemos llevado muy bien y cuando regresaba nuestras sesiones de sexo compensaban largamente su falta, además la educación de Emi y mi actividad no me dejaban mucho tiempo libre.

Al principio lo bañaba, pasándole la esponja por todos los lugares y le tocaba sin ninguna malicia su pene, aun pequeño, pero a medida que fue creciendo en edad (y tamaño), me di cuenta que ya no era ese pequeñito al que podía lavar a voluntad, y en el momento que note que tenía una erección, le explique que de ahí en más debía arreglarse solo.

Nuestra relación era muy estrecha y cuando estábamos en casa, aun en presencia de Alberto, solía usar ropa muy suelta que a veces dejaban mis tetas y mi culo sin cubrirlos demasiado y más de una vez vi que mi cuñadito miraba con atención, que por supuesto sabía que por sus hormonas, era absolutamente normal y a veces  al pasar por su habitación escuchaba gemidos  que hacían evidente que se estaba masturbando.

Allí reflexione que Emi ya no era el niñito a quien crie como un hijo, sino que ya tenía catorce años, con todo lo que eso implicaba en sus deseos sexuales y decidí comentárselo a Alberto, el cual se rio y me dijo:

• Puri, es totalmente normal, yo a esa edad me pajeaba una o dos veces por día, hasta que encontré a una compañerita, la cual tenía la misma calentura que yo y lo hicimos sin complejos, así que todo seguirá su curso, sin que tengas que hacer nada.

Me quede pensando, dejando que siga con sus miradas furtivas y sus masturbaciones, aunque debo reconocer que sentía curiosidad del tamaño  de su pene y mis cavilaciones  avanzaban un poco mas allá, hasta llevarme  a acariciarme y llegar a un orgasmo increíble, que me dejaba con culpa pues lo consideraba como a un hijo, y muchas veces  mientras tenia sexo con mi marido pensaba en Emi.

Creía que todo estaba bajo control, pues mi vida diaria seguía normal, pero algo en mi interior estaba cambiando, ya que hasta que regresaba mi marido y me daba el pene que necesitaba, el resto del tiempo pensaba demasiado en mi cuñadito, más aun cuando un día que necesitaba algo, entré en su cuarto y lo vi con su aparato en la mano, haciéndose una paja, al verme, pego un salto y se cubrió con la sabana.

• Perdón Emi, atine a susurrar, es mi culpa ya que me metí sin golpear.

Se tomo su cara y comenzó a sollozar, dado que la vergüenza que sentía era evidente.

Tome valor y me acerque.

• No te preocupes a tu edad es absolutamente normal, soy yo la está en falta, al ingresar de esta manera.

Salí, rápidamente, pero de ahí en más algo cambio en mi interior, había visto lo que me desvelaba, y a pesar de lo rápido, pude vislumbrar un tamaño considerable, en su aparato que nada tenía que ver con el niñito al que lavaba.

Empecé a ser muy zafada en mi vestimenta, ya no me importo que me viera en ropa interior, o dejase al descubierto mis tetas, como si fuera un descuido, mientras Emi me miraba asombrado, aunque notaba un bulto considerable en su entrepierna.

Una tarde mientras merendábamos, me dijo:

• Puri, algo ha cambiado en tu forma de vestir, pero me gusta mucho lo que veo, no puedo negar que sos muy hermosa, y me gusta mucho que seas así conmigo.

La verdad, me descoloco un poco su comentario y respondí a las apuradas:

• Empezó el calor y trato de estar cómoda y como somos familia ya me viste en casa vistiendo ropa informal, así  que no he tomado mayores recaudos al respecto.
• Entonces puedo pedirte algo y por favor no lo tomes a mal. Nunca vi a una mujer desnuda y por la edad que tengo pasara mucho tiempo en que pueda hacerlo.

Balbuceó un poco, pero termino con lo que yo me imaginaba.

• Te desnudarías para mí ?

Sabía perfectamente que ese sería el momento del quiebre, siempre lo vi como mi hijo (hasta que vi su pija a tope), si accedía, estaba segura que las barreras iban a caer, de lo contrario, si mi respuesta era negativa con una reprimenda, las cosas debían volver a nuestra relación filial.

Lo mire asombrada por lo que me estaba pidiendo y supongo que esperaba que lo reprimiera con dureza ante su propuesta, todos los condicionamientos me vinieron a la cabeza y sabiendo que de ahí en más nada sería igual, me fui quitando la ropa hasta quedar en pelotas y lo mire fijamente, estaba totalmente sorprendido, con sus mejillas coloradas, pero con un bulto enorme que sobresalía de sus bermudas. Camine lentamente acariciando mis pezones, que estaban totalmente parados y moviendo mi culo aparatosamente, sentía una calentura que jamás me había ocurrido, mi vagina ardía, ante esta situación inesperada, pero ante la cual estaba rendida.

• Te gusta lo que vez ? Susurre

Emi, estaba atonito.

• Si Puri, es fantástico, siempre lo soñé, pero nunca me imagine que lo harías para mí.

Todo fue tan rápido, que ni siquiera lo pensé, puse mi mano en su bulto y le baje su vestimenta, su pija salto como un resorte, y quedo completamente erecta, su tamaño supero mis expectativas, así que me agache y lo lamí con pasión, ¡!!!! Que placer !!!!!! lo introduje en mi boca, no sin antes mirarlo, Emi, tenia los ojos cerrados y temblaba, allí comencé mi lento vaivén jugando con mi lengua en esa barra hirviendo que tenía a mi merced, ante tanto movimiento su pija se derretía ante mi presión, seguí lamiendo de arriba abajo en esa barra ardiente,  a la cual me costaba abarcar dentro mío    y muy pronto  estallo largando todo dentro de mi boca golosa, que lo recibió con enorme gusto y sin desperdiciar una gota.

Allí lo solté y me deje caer con una tremenda calentura, así que de inmediato me empecé a acariciar mi rajita que era una un volcán pronto a explotar, bastaron un par de movimientos, mi clítoris estaba duro y ardiente, hubiese querido alargar tanto placer pero me fue imposible,  y estalle sin freno, apoyando mis talones en el piso, me arquee y con un grito ahogado tuve el orgasmo mas impresionante de mi vida.

Me deje caer, para volver a recuperar  la calma, abrí mis ojos y lo vi a Emi, con su pija parada otra vez, la cual acariciaba lentamente  y  en su cara se notaba la sorpresa de todo lo que estaba  ocurriendo, ni yo misma entendía lo que pasaba y de cómo puse llegar a esta situación sin freno y que superaba todos los límites de una relación de respeto,  que había construido durante tanto tiempo.

Me levante, y me vestí nuevamente, y lo mismo hizo el y recuperando la cordura perdida, trate de recuperar  mis sentidos y le dije :

• Emi, no se lo que me paso, solo quería que vieras a una mujer de verdad y nada mas, pero no me pude contener y llegamos a esto que supero largamente lo que indica mi amor de madre a un hijo, al que siempre le di todos mis cuidados, aunque no seamos de la misma sangre, por tanto jamás se debe volver a repetir.

Contuve las lágrimas que intentaban salir, Emi se acercó y dijo.

• Puri, siempre te considere la madre que no tuve y te agradezco lo que has hecho por mi durante toda mi vida, ahora te doy las gracias dándome tanto placer, pues todo ha sido nuevo y haremos lo que vos quieras, para que nada pueda afectar la felicidad de mi hermano.

Me acerque y lo abrace sin ninguna otra connotación que la del cariño que sentía por el, le di un beso en la frente y mi fui a recostar, debía reflexionar de como reconstruiría mi relación de esposa fiel y encargada de la crianza de un adolescente de 14  años, en plena ebullición sexual. (CONTINUARA)