Fui infiel por necesidad
madre tiene una aventura con su jefe.
Me llamo Aurora, vivo en Coquimbo (Chile). Tengo 55 años, casada con Manuel de 66 años quien está preso y tengo 2 hijos, un chico llamado Martin y una chica llamada Elena quien vive conmigo. Vamos al grano.
Yo era una mujer felizmente casada, amaba a mi esposo, pero mi vida dio un giro, cuando conocí a Andrés de 42 años quien me ofreció un empleo en su empresa de mensajería le dije que contratara a mi hija que tenía varios estudios, pero Andrés me dijo que él me entrenaba y así fue que al mes empecé a trabajar con él. Él siempre me miraba, cuando yo iba a su oficina a escribir lo que me dictaba o al llevarle documentos para que firmara, se fijaba mucho en mis pechos.
Siempre que iba a eventos sociales con Andrés me sentía un poco incomoda al llegar con una persona más joven que yo, pero a él no le importaba. Un día al salir de un evento social me invito a cenar a un restaurante de agente acomodada era la primera vez que iba a un sitio de esos y me volví a sentir incomoda, pero cenamos y luego hablamos de nuestras vidas, al salir de ahí me llevo en su auto a mi casa al llegar no sé qué pasaba conmigo.
Un buen día Andrés me dijo que si me podía quedar a trabajar horas extras que él me llevaba a casa así que llame a mi hija para que se preparara la cena, pero me dijo que salía de excursión con su novio y su familia, esa noche me llevo casa y lo invite.
Andrés entro a mi casa y sentía un poco de pena porque no tenía que ofrecerle así que llame a un restaurante a domicilio luego de cenar una cosa llevo a la otra nos empezamos a besar, luego lo lleve a la habitación cerré la puerta me quite el vestido y quede en un camisón transparente, Andrés también sé que quito la ropa y quedo con el bóxer le dije a Andrés que apagara la luz era la primera vez que iba a estar con otro hombre que no era mi marido así Andrés me dijo que no pasaba nada así que me senté en la cama nos empezamos a besar y él me quito el camisón y las pantaletas y metió su lengua en mi vagina y empezó a pasarla por todo los labios vaginales y me hacía soltar varios gemidos duro unos minutos era la primera vez que experimentaba eso.
Luego me dijo que de chupara le dije que ni a mi marido le hacía eso pero accedí porque estaba muy excitada así que puse su verga en mi boca y comencé a bombear suavemente de vez en cuando la sacaba de su boca y lo acariciaba y besaba el tronco de su verga hasta que me la metió hasta la garganta y me hizo hacer unas arcadas, luego la saco y seguí chupando su verga hasta que no aguanto más y eyaculo en mis senos.
Luego me puso en cuatro y al entrar su verga que era más grande que la de mi marido hacía mucho que no lo hacía pegue un grito de dolor, pero disfrutaba luego comenzó a moverse rápido mientras apretaba mis senos y me nalgueaba una y otra vez, luego me acostó de ladito y tomándome de mis senos me penetraba, era despacio y sensual, nos besábamos, el acariciaba mi clítoris y levantaba mi pierna para meter sus dedos en mi ano, eso me encanto, eso me hacía gritar y gemir duro varios minutos.
Pose a pose, metida a metida, Andrés me tenía loca, me cargaba y caminaba penetrándome, me estaba dando la cogida de mi vida. Nuevamente en la cama y ahora lo cabalgaba, me acariciaba la espalda y las nalgas, estaba fascinado con mi trasero, me daba de nalgadas y tomándome de la cadera más me empujaba a su dura verga era mejor sexo en años hasta ese momento, yo me movía como loca, ambos estábamos en el clímax, sentí como se estremecía y comencé a sentir una enrome cantidad de líquido dentro de mi vagina, era su semen, al cual recibía contenta y con mis movimientos logre correrme yo también. Ah, sí, dámela, lléname toda
Una vez que terminó de expulsar su semen, él se acostó y fui directamente a limpiarle su deliciosa verga.
Después de descansar nos fuimos a duchar y nuevamente volvimos a la cama me levante a tomar unas pastillas y cuando regrese Andrés la tenía dura de nuevo. Andrés y yo cogimos un rato más donde él expulsó su última gota en mi boca. Ambos nos quedamos dormidos y abrazados.
Al siguiente día nos bañamos, desayunamos y salimos para el trabajo cada uno por su lado para no levantar sospechas.
Ahí comenzó nuestra relación, hubo un par de veces que cogimos en la bodega de la oficina, en su carro, en su casa, es un buen amante.
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