Gracias a FBook II
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Crisbis.
Un par de semanas después me llamó Raúl a la escuela donde trabajo, me dijo que iba a hacer una breve escala en Buenos Aires para un trasbordo, a ver si podíamos vernos para un café.
Coincidía con mi horario de psicóloga, así que le avisé que no iba para ver a mi amante, estuvo de acuerdo, ya que ella me apoyó en su momento con la decisión que había tomado.
Fui a Aeroparque, estuvimos charlando, volvió a decirme que estaba enamorado de mí y estuvimos besándonos y acariciándonos hasta que tuvo que embarcar.
Me dijo que iba a estar en Buenos Aires por trabajo uno o dos días por semana durante dos meses.
Cada vez que venía me avisaba, y en lugar de ir al gym me encontraba con él para ir a un telo.
Nos dimos unas cogidas memorables, y me fui haciendo adicta al sexo y a su pija, ya no disfrutaba con el cornudo, pero seguía cojiendo con él para que no sospechara.
A los dos meses me dijo Raúl que iba a estar fuera por un tiempo, pero que cuando volviera iba a tratar de estar el fin de semana.
Quedé extrañándolo, esperando su llamada que llegó casi dos semanas después.
Iba a llegar el Sábado a la mañana y un compañero le prestó el departamento, cerca de Aeroparque.
Me dijo que ese fin de semana iba a debutar.
Le dije al cornudo que el fin de semana iba a ir con M, un de mis cómplices, a Cardales a darle una mano con unas cosas.
El Sábado pasó a buscarme M y me llevó a Aeroparque, fui vestida común, para no levantar sospechas en casa.
Llegó Raúl, nos besamos y fuimos al departamento, amplio y cómodo.
El compañero nos había dejado algo liviano para comer y una botella de champagne.
Fuimos al dormitorio y nos desvestimos rápido, Raúl me acarició sobre la tanga y se dio cuenta que estaba húmeda, me dijo que estaba a punto de caramelo, yo acaricié su bulto sobre el boxer, siempre listo para la acción.
Se lo sacó y me bajó la tanga, me recorrió con la lengua desde la concha hasta el cuello y me aupó sobre la cómoda, me fue bajando sobre su verga, la sentí entrar, grande, potente.
Me estuvo bombeando un rato y me llevó empalada hasta la cama.
Cuando la sacó para recostarme me sentí vacía, pero enseguida estuvo de nuevo adentro.
Siguió con su vaivén, yo sentía su pija deslizarse, aceleró sus movimientos, me agarró de las nalgas y acabó, yo con él.
Nos quedamos haciéndonos mimos y fuimos al living a tomar algo.
Él se sirvió un whisky, le pedí licor de café, pero me dijo que mejor algo más espirituoso y me dio cognac.
Sentí un calorcito agradable cuando lo tomé, no estoy acostumbrada.
Entonces me dijo si quería un poco más de acción y que había que despertar al amigo, volvimos al dormitorio, se apoyó en la cómoda, me arrodillé, lo miré a los ojos como le gusta y empecé a chuparle la pija, recorriéndola con la lengua, acariciando sus huevos.
Me sobresaltó el ruido de la puerta, me dijo que era su compañero, pero que no pasaba nada, que iba a la otra habitación y en un rato volvía a salir.
Seguí con lo mío, y cuando volví a oir la puerta me quedé tranquila.
Fuimos a la cama y nos enredamos en un 69 tremendo, yo arriba chupámdole la pija como una desesperada y el comiéndome la concha, mordisqueándome el clítoris y con un dedo jugaba en mi ano, acariciándolo y metiéndolo un poco.
Cuando estuvimos a punto, me puse sobre él y empecé a cabalgarlo, dejándome caer sobre su pija que se me enterraba hasta el fondo.
Me hizo arrodillar sobre la cama y agarrándome de las caderas me la volvió a meter, sentía su pelvis golpear mi culo.
Entonces la sacó, me besó las nalgas y me dio un beso en el ano.
Su lengua adentro mío me puso la piel de gallina, me lubicó bien con saliva y después apoyó la verga en mi ojete.
Empujó mientras yo hacía fuerza para abrir el esfínter como me explicó y de golpe sentí un dolor, una punzada intensa y como que se me desgarraba el culo, le dije que me dolía, que la sacara y me contestó que espere, que enseguida cuando me acostumbre se iba a pasar.
Tenía razón, cuando me fui dilatando aflojó el dolor, y entonces empezó un suave vaiven.
Con cada empujoncito iba un poco más adentro, hasta que no entró más.
Llevé la mano atrás, todavía quedaba algo de pija afuera.
Empezó a meter y sacar más fuerte, mis tetas se bamboleaban.
Nos dimos vuelta, él acostado y yo arriba con su verga en mi culo, empezó a acariciarme las tetas y el clítoris, estaba gozando como nunca cuando la empujó bien adentro , me agarró fuerte las manos y dijo ahora.
Creí que estaba por acabar, pero sentí un movimiento y un roce en mi concha que me hizo abrir los ojos.
El compañero estaba en bolas y con la mano apoyó su pija en mi concha, traté de zafar, quise gritar que no, que no quería pero el compañero me tapó la boca con la mano.
Mientras el tipo me forzaba, Raúl me dijo al oído "shhhh, vas a ver que es lindo".
Se me escaparon lágrimas de impotencia, me sentía engañada, usada, humillada.
Entonces empezaron a moverse, sincronizados, acompasadamente, se ve que no era la primera vez que lo hacían.
Sentía el bombeo de esos dos pistones adentro mío, uno, el otro, los dos.
No se en qué momento, sin darme cuenta, empecé a mover las caderas acompañando su vaiven.
Cuando se dieron cuenta, el compañero dejó de taparme la boca y Raúl me soltó las manos, volvió a amasarme las tetas, pellizcando y retorciendo suavemente mis pezones, duros como piedras.
El otro buscó mi boca, sentí su lengua jugando con la mía y respondí a su beso, agarrando sus nalgas para empujarlo más adentro.
Empecé a gemir, a pedir más, que me cojieran más fuerte.
El compañero en un momento dijo ahí va, empujó bien adentro y sentí como su pija latía mientras se derramaba adentro mío.
Eso hizo acabar a Raúl, sentí el calor de su leche y exploté en un orgasmo increíble, grité, le clavé las uñas en la espalda al compañero.
Quedé sin fuerzas, con los dos adentro mío, sintiendo cómo se iban achicando hasta que salieron.
Me di vuelta y abracé a Raúl, me acariciaron suavecito.
Raúl me preguntó si me había gustado mi debut.
Claro que me gustó, debut anal, doble penetración, sentirme sometida, dominada, forzada.
fue increíble y lo gocé muchísimo.
Cuando nos levantamos sentí la leche chorreando por mis muslos desde los dos agujeros.
Comimos algo y nos dormimos abrazados.
Al otro día nos duchamos los tres juntos, le chupe la verga a los dos y me volvieron a hacer el amor, turnándose para penetrarme.
A la tarde me volví a duchar para llegar sin olor a sexo, teníamos que volver a Aeroparque.
El compañero bajó con nosotros, me dijo que había sido un gusto y que esperaba volver a verme.
Bajé la vista, le dije que eso no dependía de mí y le pregunté el nombre.
Jorge, me dijo.
Cuando despedí a Raúl en Aeroparque me besó, me acarició la concha sobre el pantalón, me dijo cuanto me quería y antes de pasar el control, me dijo al oído que yo iba a ser su puta porteña.
M pasó a buscarme, mientras me llevaba de vuelta a casa me quedé pensando en lo que me dijo Raúl y sentí un cosquilleo en la entrepierna.
Llegué a casa, el cornudo tenía casi lista la cena.
Comimos y nos fuimos a la cama, el Lunes hay que arrancar temprano.
Me buscó, y le di la sorpresa de su vida.
Me di vuelta y agarrando su verguita la apoyé en mi culo.
Se sorprendió, nunca se lo quise dar, cuando me la metió ni me molestó, comparando con la que me había comido.
Meneé un poco la cadera y lo hice acabar enseguida.
Me dormí pensando en las palabras de Raúl y esperando su próxima visita
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