Hice que fuera cornudo mi amigo de infancia
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
El (mi amigo de infancia) se llama Reynaldo, tiene 30, lo volví a ver en una entrevista de trabajo, su familia ha sido adinerada y eran vecinos nuestros (de mis padres).
Asi que comencé a trabajar para él.
Me trataba con confianza en ocasiones y me invitó a cenar a su casa.
Una casa lujosa.
Pero lo mejor de todo fue su esposa, de 27 años, de origen canadiense, pero criada en latinoamerica (no digo país para que no me vinculen en nada).
Una mujer sumamente bella, de cabello castaño muy claro, ojos verdes, tez muy blanca, lindos senos pequeños y linda colita.
En la cena me di cuenta que mi amigo de infancia trataba muy mal a su mujer, en ocasiones la avergonzó frente a mi.
Yo con una mujer asi de bella, la consentiría, pensé.
Tener en la cama a una hembra como esa sería un sueño, pensé.
Y los sueños se dan en ocasiones.
Con Reynaldo teniamos cosas en común, le vamos al mismo equipo de futbol, nos gusta libar, aunque a él se le iba la mano.
Total que me invitaba los sabados a su casa a ver el futbol, mientras tomabamos cerveza y luego nos cambiabamos a Whiskey, pero él era malo para aguantar, rápido se ponía borracho y se noqueaba, tal vez la mezcla de ambas bebidas, en mi caso yo estaba bien y con su mujer que llamaré Nataly, lo llevamos a acostar, era temprano aún, como las 9 de la noche.
Luego me iba, pero no esa noche.
Nataly me pidió que me quedara un rato más, con ella teníamos mucho en común y nos quedamos charlando y salió el tema de Reynaldo, le dije que siendo muy hermosa, de buena familia, como le aguantaba a él sus groserías y humillaciones.
Se le llenaron sus ojos de lagrimas y me djio que sus papás y los Reynaldo eran grandes amigos y no quería causar ningún ´problema.
Fuimos charlando, pero poco a poco nos fuimos pegando más, hasta que la abracé, ella se dejó y busque sus labios y le di un beso suave de labios, ella no hizo el menor esfuerzo por esquivarlo.
Solo se sonrojó.
Eso me dio animos para volver a hacerlo minutos después, esta vez ya fue con más tiempo, probé sus labios y luego pasé mi lengua por ellos, ella aún no correspondía completamente, lo intenté varias veces hasta que por fin nos metímos en un rico beso de lengua de al menos unos diez minutos, yo chupaba su lengua y ella la mía, su boquita era perfecta, pequeña y de labios carnosos.
Yo ya estaba empalado.
En eso se recostó en mis brazos como si fuera un bebe, con su cabeza en mi pecho, y sentada en mis piernas, ella usaba una falda a las rodillas, le acaricie sus piernas mientras empezábamos otro colosal beso de lenguita.
Por ratos se arrepentía y me decía que ya no, pero yo la animaba a seguir y comenzábamos de nuevo.
Le fui abriendo su blusita de botones y me encontré un sostén de encaje, fácil para bajarlo y sacar libres sus senos, los besé uno por uno y luego mamé sus pezones, chupaba uno y pasaba al otro, ella gemía suave, se estaba excitando.
Mis manos entraron en su falda y acariciaron su entrepierna.
Al llegar a su braguita muy delgada.
Ella se quiso quitar y dijo -mi esposo, si me ve me mata!-.
La tranquilicé y le dije que se calmara, que yo iría a ver a la habitación, ya que nosotros estábamos en un sofá en la sala.
Reynaldo seguía durmiendo a pierna suelta.
Regresé a la sala y le comenté a Nataly lo que había visto.
Me senté a su lado, crei que se había roto el momento, pero no, no besamos de nuevo.
La fui haciendo para atras hasta semiacostarla en el sofá, pues aún sus piernas estaban en el suelo.
Volví a desabotonarle la blusa, pues ya se la había arreglado, volví a sacar sus tetitas y las mamé de nueva cuenta, sus pezones se pusieron duros y paraditos.
Mientras le comía sus tetitas, le fui bajando sus braguitas, y me fui colocando atrás de ella, acostados en el sofá.
Saqué mi verga y levantando sus piernas, le froté mi verga dura contra su chuchita, ella gimió, estaba mojadita deliciosa para penetrarla pronto.
No la hice esperar, fui hundiendo mi verga en su cavidad vaginal, ella se quejó y gimió de placer.
Yo se la fui metiendo lentamente en su rico agujerito húmedo, ella gimió mucho hasta que me detuve, se la tenía toda adentro, ahora levanté más su pierna y comencé a cogerla ritmicamente, yo quedé atras, le besé el cuello y sus hombros, mientras no dejaba de entrar y salir de su vagina.
La linda Nataly gemía y pujaba cada vez que le ponía la verga en lo más profundo de su chuchita.
Ella llegó a un orgasmo, tardó en correrse, tal vez por los nervios, pero de alli en adelante le sobrevinieron muchos más.
Yo me corrí y lo hice sobre sus nalgas, luego le esparcí mi esperma como si fuera un bloqueador solar.
Como una mujer asi hay que gozarla, y más en la primera vez.
Se la saqué y me puse entre sus piernas, deseaba comerle su chuchita mojada, quería comérsela toda.
Lamí sus labios vaginales y su clitoris, ella comenzó de nuevo a gemir y yo le abría las piernas al máximo para meterla la punta de mi lengua dentro de su vagina, ella se retorcía en el sofá y en ocasiones me jalaba el cabello y en otras me oprimía el rostro contra su vulva, sentí sus dulces jugos amargos bajar por su vagina y ser recibido por mi lengua y mis labios, Nataly se corría nuevamente.
Aún teniendo su orgasmo, me subí sobre ella y la penetré de nuevo al estilo normal, yo encima de ella, dándole duro, mis huevos rebotaban en sus nalgas.
La ensarté profundo y me puse a follarla duro.
Estábamos tan pegados uno del otro, que me mordió el hombro, al tiempo que anunciaba entre gritos y gemidos su nueva corrida.
Yo esta vez le llené su chuchita de lechita tibia.
La chica era muy caliente.
Como es posible que mi amigo no la gozara, estaba hecha para cogerla y chuparle todo su cuerpecito.
Estando agotados, todavía la puse en cuatro sobre el sofá con su linda colita hacia afuera.
La penetré con mi verga semidura, aún asi le entró bien y conforme la iba cogiendo se fue poniendo dura, me la cogí lento para dar tiempo a reponernos, ella bajó su rostro y su colita se abrió, le metí un dedo en el culo mientras seguía pistonenado mi verga en su chuchita, luego de varios minutos, nos venimos de nuevo, más leche para su chuchita.
Antes de irme, me dijo que -ya le hacía falta una buena cogida como la de hoy".
-quieres repetirlo? le pregunté
-me encantaría, pero no aqui en casa- me respondió
Una semana después, Nataly y yo entrabamos a un autohotel a coger como locos.
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