INFIDELIDAD DE MAMÁ
Una tarde pude observar a mi madre cuando empalada por dos tipos al mismo tiempo, al parecer para vengarse de una supuesta infidelidad de mi padre, cosa que dudo mucho..
Hola a todos, soy Sandra nuevamente, ya muchos de ustedes me conocen por mis relatos ya publicados, que hacen parte de mis vivencias reales y absolutamente acaecidas en mi vida, a lo mejor no escritas con toda la lírica de una persona profesional, pero, con la mejor intención de desahogarme y a lo mejor sanar un poco eso que llevo en mi corazón y que por ratos me atormenta o alimenta esa ansiedad por el sexo un tanto desordenado, si es que eso existe.
Tengo 35 años, casada, sin hijos, 1,60 estatura, 57 kilogramos de peso, contextura delgada, con unas tetas medianas, unas nalgas redonditas y paradas, las que llaman mucho la atención al caminar.
Recuerdo que estaba cursando el segundo año de estudios secundarios, hacia el año 2001 en el Colegio de propiedad del estado, yo era una persona que ellos consideraban responsable y por ende tenía llaves de la casa, se me confiaban muchas responsabilidades, salir sola a cualquier parte de la ciudad, montar en bus sola y hacía mandados de ir al mercado a comprar cualquier cosa que faltara, ya no estaba mi tío Federico que me llevara o acompañara. Para quienes no lo saben, mi tío Federico fue la persona que me entregó su amor desde mi tierna edad.
En vacaciones de mitad de año mis padres iniciaron una guerra matrimonial difícil, sin cuartel, sin diálogo, sin compartir ningún espacio juntos, todo ello debido a que mi padre llegó con la camisa untada de labial en la parte de la nuca como si una chica lo hubiera abrazado por detrás, marcándole un beso a propósito o sin intención, no se sabe, eso motivo suficiente para detonar una serie de gritos, insultos, llanto y cosas desagradables entre ellos, que hizo que mi padre no llegara tempano a dormir, lo hacía una hora después de que era nuestra costumbre hacerlo, se quedaba en una cama de huéspedes en otra habitación, la cena se la dejaban en la mesa para que la calentara, típico de muchos hogares, en la nevera reposaba una taza con el almuerzo del día siguiente, para que lo llevara al trabajo.
Aprovechando la situación, la falta de control de mi padre en el hogar, obviamente por su ausencia durante sus horas de trabajo, pedí a mi madre permiso para que después del almuerzo me dejara ir toda la tarde a donde unas amigas a hacer unas tareas pendientes, comer un helado y compartir unas galletas que íbamos a hacer entre todas, ella como ese día no trabajaba en arreglo de casas que era su empleo, me dio permiso, en su cara se notaba un semblante, un tanto triste debido a la pelea con mi padre.
Salí a eso de las dos de la tarde con la promesa de llegar antes de las ocho de la noche para cenar y dormir, mis amigas vivían en la misma zona por lo que el desplazamiento era a pie, unos 10 – 15 minutos, cuando me pidieron la cuota para la compra de ingredientes de las galletas no había llevado dinero, se me quedó en la casa, por lo cual, opté por llamar a mi madre para ver qué solución me daba, pero el teléfono no servía, o no sé, ya que repicaba pero nadie lo tomó, me devolví rápido a mi casa para recoger mi cartera con el dinero y ver qué pasaba.
Al entrar escuché voces, risas y ruidos, que salían de la recámara de mis padres en el segundo piso, extrañada y asustada me dirigí muy pacito, disimulando mis pasos, ya desde la escalera pude ver a unos cuerpos desnudos, que iban y venían.
Bien agachada y amparada en una baranda de madera, que tenía unas toallas secando, de esas que están en uso, me sirvieron de escondite para apreciar la película de sexo que estaba protagonizando mi madre y dos de sus amigos.
Mi madre, era una mujer de unos 33 años en esa época, muy bajita, 1,58 metros, 53 0 54 kg de peso, algo trigueña su piel, ojos negros, unas tetas talla 34 b de copa, en fin, siempre viste bien recatada y tapa la mayor parte de piel posible y dice que así la enseño mi abuela, sus dos compañeros de cama eran mucho más jóvenes que ella, algo atléticos, bien dotados de unas vergas bien firmes, las mismas que mi madre degustaba a su antojo, jamás me imaginé ver y vivir esa situación tan fuerte para cualquier persona, sabiendo que mi padre no participaba de esa fiesta.
Mi madre se puso en cuatro patas y saboreaba una buena verga entre sus labios, su amigo le ayudaba a meter y sacar apoyando su cabeza con una de sus manos, el otro amigo estaba dándole con fiereza por su raja que pude observar sin depilar, más adelante sabría que era la moda de las mujeres de antes y ella aún conservaba eso,
De vez en cuando, se le escapaban gritos de placer, ayyy que rico, sigue así, dame más duro, eso mientras no tenía la boca llena. Algo pensó o sintió algo porque no escuché nada, ella se agachó y cambió de lado, puso sus nalgas a quien antes mamaba y boca al otro amigo quien se apresuró a hacérselo tragar hasta el fondo, ella parecía gozar de verdad, tampoco tener sentimientos de culpa, pues en su cara había una sonrisa permanente, así permanecieron otro lapso de tiempo, algo murmuraban, mi mamá les suplicaba por el culo no, el hecho es que uno de ellos se acostó boca arriba y la obligaron a sentarse encima, empezar a galopar, la inclinaron contra el pecho de ese tipo quien la abrazó fuerte, se fundieron en un beso y el otro se le acercó por detrás pajeando su verga con la mano, para hacerla más fuerte o talvez le untaba algún lubricante, nunca lo supe, ella decía no por favor, por ahí no, nunca lo hecho, ellos la tranquilizaban y reían como malditos aprovechados, burlándose de mi madre, el hecho es que se la arrimo y mi madre quedó como en espera de algo terrible, seguramente se la empezaron a enterrar en ese culo, ya que ella empezó a gritar pacito, ay ay ay, no más, no grite más que ya la tiene toda adentro, los tipos no paraban de reír y tranquilizarla.
De ahí en adelante los gritos fueron desapareciendo, cada vez era menos su dolor, más su placer y gozo, parecían estar acoplados como un relojito, como una máquina del sexo, deshicieron ese nudo humano, la pusieron a mamar una y otra, alternando esas vergas, los pude observar sudando sus cuerpos, manteniendo una sonrisa de oreja a oreja,
De pronto vi a mi madre escupiendo, la risa de ellos, la habían obligado a beber semen que llegó a su boca directamente, en esa mamada a uno de ellos, el otro también le levantó la cara obligándola a meter su verga en su boca y recibir esa descarga de leche, ella estaba allí, tendida a sus pies, sin poder protestar, cuando terminó de escupir y limpiarse su cara con las manos, esos cuerpos sudorosos, se juntaron en un abrazo grupal, ahí permanecieron un poco de tiempo, luego, se dispusieron ir al bañar o algo, ya que empezaron a deambular por la habitación,
Para no ser descubierta, opté por escabullirme tal como entré, tomando mi monedero con dinero y reunirme con mis amigas.
Casi no vuelves, qué te pasó; creímos que no volverías, ya casi están las galletas, les conté que mi madre estaba un poco enferma y la estaba atendiendo con remedios caseros, se tragaron el cuento ya que no hubo más preguntas, solo los comentarios que siguieron, por aquí huele a cuca quemada, ellas se referían a las galletas, hay unas de ellas que se llaman cucas y se prestan para hacer bromas con su nombre, me percaté que mis pantys estaban totalmente mojados de la emoción de ver a mi madre empalada por esas dos buenas vergas,
De mi mente no se apartaban esas imágenes de esos tipos con mi madre, por momentos me ponía en sus zapatos y soñaba el puesto de mi madre recibiendo ese castigo placentero, me fui al baño y me quité mis pantys lavándolos totalmente, limpiando mi sexo que estaba muy caliente, húmedo y parecía palpitar, no tuve tiempo de una tocada debido a que mis amigas estaban esperándome, eso frustró un trabajo con manuelita, me desquité dejándome al aire libre mi costa el resto de la tarde.
Teresa me llamó a la cocina y me preguntó, qué tienes, en tu cara hay una expresión que no puedes disimular, esa sonrisa, esa emoción, estás rosadita, cuéntame, ¿Qué fue? Al no poder confesar la verdad, le dije, allí había una pareja teniendo sexo, tenían la ventana abierta, me quedé observando un momento y ellos me descubrieron, tengo mi estómago revuelto, ah, con razón esa carita, pero luego me cuentas con pelos y señales, también vamos a mirar donde fue eso.
Llegué a mi casa a la hora acordada, haciéndome la ingenua de lo que había visto esa tarde, al entrar mi madre me esperaba con una deliciosa y suculenta comida especial, la noté con una sonrisa de oreja a oreja, unos aires de felicidad que no le había visto nunca, y ¿por qué tan feliz mamá? ¿Y esta comida tan especial? ¿Qué celebramos mamá? Ay mijita, si supieras, vino el esposo de la señora Anita donde voy todas las semanas y trajo un amigo con un mercado grande, un dinero que me dieron, hasta pena me dio recibir y tener la casa un tanto desarreglada y sucia,
¿luego te dijeron algo? Pregunté yo, nada me dijeron, pero si noté que echaban ojo por todos lados, me imagino le dije, ella no sabía que me estaba contando quienes eran sus amigotes de cama, llevándome a pensar, mi madre celosa por una mancha en la camisa de mi papá y ella seguramente ya tenía cuento con esos hombres desde quien sabe cuánto tiempo atrás, pobre papá.
¿A qué horas se fueron los señores de la visita? Pregunté a mi madre, llegaron como a las cinco, mentira pensé, yo estuve a eso de las tres y ya estaban en su cuento, solo les preparé un café, se sentaron en la sala, hablaron y hablaron toda la tarde, se fueron cerca de las seis de la tarde, no supieron a qué horas se pasó tanto tiempo, según decían. Yo haciendo cuentas dije, la fiesta de mi mamá se prolongó más de lo que me imaginaba, si estuve a eso de las 3.00 de la tarde y ellos se fueron a las 6.00, hubo tiempo suficiente para volver a recargar baterías y repetir otra culiada de grandes dimensiones.
Terminamos de cenar y mi mamá se puso a preparar la cena de mi papá para dejarle lista, ¿por qué no dejaste de la misma comida que comimos nosotras? El que me la hace me la paga, fue su respuesta, aunque eso no opacó su sonrisa.
Mamá, ¿por qué no perdonas a mi papá? Mire que alguien pudo haberle dado ese beso por hacerle daño o por accidente, además ya te estás vengando con la comida, ella mi miró intrigada, por qué lo dices, dijo ella, pues como no le dejaste de nuestra comida, se quedó pensativa y callada, va a tocar perdonar al viejo ese, ha sido buena gente, además creo que ya pagó su error, dijo ella, voy a pedirle una comida de domicilio para que cene bien rico también, gracias mijita por decírmelo,
Mamá y de qué tanto hablaban con su visita esta tarde, pues esos sinvergüenzas hablaban de sus infidelidades, de las mentiras que les decían a las mujeres, pobre doña Anita, tiene más cachos que un venado, yo apenas me echaba cruces y decía, todos los hombres son iguales, contaron muchas historias cada uno, yo permanecí con la boca abierta todo el tiempo, asombrada de tanta cosa, me imagino le contesté riéndome, sabía cómo y por qué no podía cerrar su boca.
¿Mamá te acabas de bañar? Pues como la visita duró toda la tarde, hasta ahora me quedó tiempo, qué dirían ellos, yo toda desarreglada, imagínese, seguramente ellos no vieron eso, jajaja, dije yo entre risas,
Voy a arreglarme para esperar a su papá y hacer las paces con él, en todo caso ha sido un hombre muy responsable en todo sentido, no voy a dañar mi matrimonio por una buscona cualquiera, yo la escuchaba estupefacta, cuánto cinismo, descaro y mentira, yo sabía toda la verdad, la vi en vivo y en directo, obviamente no podía delatarme ni hacerla caer en su mentira, más bien le animé a volverse a duchar, perfumar y ponerse bonita para mi padre, otra culiada le espera esta noche, que aguante tiene, pensé en ese momento,
Me encerré en mi habitación y efectivamente al día siguiente amanecieron besándose, felices como un par de tortolitos, como si nunca hubieran tenido problemas.
Es de anotar que nunca había sabido de infidelidades de mi papá y las de mi mamá me acababa de enterar, viendo con mis propios ojos, me imaginaba pensando que seguramente sus trabajos en las casas de familia incluían servicios especiales de sexo, ya que esa visita no fue por casualidad, seguramente ya venían desde tiempo atrás, pues si se atrevió a estar con los dos al tiempo y dar su culo sin protestar demasiado, eso me comprobaba sus andanzas.
Vaya sorpresa me llevé ese día, aunque esas imágenes no se han ido de mi cabeza, cada vez son menos intensas, espero también que al ser contadas desaparezca ese sentimiento de culpa, pues he escuchado que un pecado confesado es medio pecado perdonado, aunque mi pecado fue no gritar lo que había visto, que se enterara todo el mundo en ese momento, pero eso había acabado con su matrimonio seguramente.
Mi madre nunca ha sabido ni le he contado lo que esa tarde vieron mis ojos, ha sido mi secreto que hoy hago público, ella seguirá sin conocer eso, siempre hemos sido buenas amigas, nos confiamos cosas, no sé si algún día le haga algún comentario al respecto, estoy indecisa.
Hasta aquí mi relato, soy Sandra, la zángana, esta es otra historia de mi vida real, espero te guste, puedas votar, comentar y disfrutar de este relato.
El solo hecho de que mi madre se asemeje a la descripción de tu madre me dejó durísima la verga, tambien eh sabido de infidelidades por parte de mi madre( conversaciones, fotos) hasta recuerdo que cuando venían mis tios por parte de padre me insistian a que me vaya al cyber.
Muy buen relato y que bien redactado está.
te creo, tu comentario no es imaginario, conozco algunas amigas que andan en el mismo cuento
Muy bue. Relato espero y sigas con más relatos
ya hay varias historias publicadas, solo debes encontrarlas, hay unas 10