Infidelidad V: Un amor fugaz
Una entrega más de esta serie, en donde cuento ahora la breve historia de un tórrido romance..
Lucy era la asistente del director en el trabajo de mi nueva ciudad, sí, en el mismo donde tuve el romance con la secretaria. La verdad es que llegó un momento en que en verdad me sentía el todas mías, y ser me hacía muy fácil coquetear con quien se dejara para ver qué lograba.
En mi casa la cosa estaba en un punto muerto, mi esposa y yo estábamos cada quién en su rollo, cada quién hacía lo que quería y no nos metíamos el uno con el otro, obvio siempre con discreción. Y la aventura con Belén había tomado una pausa…
Bueno, volviendo a Lucy, una mujer en sus 30´s, ósea más o menos de mi edad, ya con 6 años de matrimonio a cuestas, sin hijos, llenita sin llegar a ser gordita, con un par de tetas que aunque colgadas se veían muy antójales, y también unas nalgas algo gordas pero muy ricas.
El primer par de años nada pasó, solo un poco de coqueteo pero sin llegar a nada, obvio yo aprovechaba cada que podía para ver su escote o ver esas nalgas moverse cuando traía pantalón muy entallado.
Nos fuimos haciendo cercanos, nos quedábamos a trabajar hasta tarde aprovechábamos para platicar, hablamos del bache en nuestros matrimonios, ella me contaba que podían pasar hasta 4 meses sin sexo y eso fue haciendo que las platicas se fueran haciendo más intimas e intensas. En una reunión con otros compañeros estuvimos bebiendo y poco aumentando la temperatura del momento aumento, empezamos a hablarnos en doble sentido y a rozarnos discimuladamente, hasta que la llevé a su casa y ahí nos besamos por primera vez.
Después de eso ella me dijo que no volvería a pasar y marcó un poco la distancia, ya no se quedaba hasta tarde en la oficina, pero notamos que algo nos hacia falta, nos necesitábamos, empezábamos a enamorarnos, y después de mucho resistirse, accedió a ir un día a platicar. Fuimos a un café, estuvimos un rato charlando hasta que sacamos el tema del beso, y empezamos a confesar nuestro enamoramiento, terminamos besándonos otra vez, pero esta vez fue un beso más intenso, nos apretábamos el uno al otro, yo la dejaba sentir mi erección en todo su esplendor, y ella respiraba muy agitada y me dijo:
Detente por favor porque no voy a poder contenerme
No te contengas por favor, te necesito – le dije
Vamos a otro lado – respondió
Nos fuimos en mi carro a un motel que estaba cerca de ahí, entramos a la habitación y me dijo que quería conocer tus habilidades en el sexo oral, ya que en nuestras pláticas yo le presumía eso. Así que mientras nos besábamos le fui quitando el pantalón, después le quise bajar su panty pero se resistía un poco, yo se la jalaba y ella no cedía, así que me hinqué frente a ella y empecé a lamer su vagina sobre sus pantis, era delicioso el olor que desprendía y ella poco a poco fue cediendo hasta que me dejó bajarla por completo, y me dejó ver una mata de bello que se notaba solía rasurar pero tenía rato de no hacerlo.
La recosté en la cama y estuve haciéndole oral por algunos minutos, estaba empapada entre mi saliva y sus flujos, yo incluso metía mi nariz en su vagina y ella apretaba mi cabeza hacia ella. Después de un rato, me levanté, me desabroché el cinturón y pantalón, me saqué la verga y sin preguntar, se la metí, de tan mojada que estaba resbaló sin problema y ella dejó escapar un gran gemido, como estaba acostada, se sentó y me abrazó mientras yo la penetraba, quise empezar a mover mi cadera para bombear, pero no me dejó, solo me apretaba hacia ella mientras movía un poco sus caderas, duró unos segundos cuando empezó a gemir hasta llegar al estallido, se acostó de nuevo bañada en sudor, pero me aventó lejos.
Yo quería seguir pero me dijo que no, que era todo por esa noche, que la disculpara pero estaba haciendo mal, se subió las pantis y el pantalón y me pidió que la llevara donde habíamos dejado su carro.
La fui a dejar, casi no hablamos en el camino y cuando llegamos se bajó y se fue. Después de eso otra vez se apartó, pero después empezamos a chatear, poco a poco fuimos hablando más y me pidió disculpas por dejarme así ese día, pero que se dejó llevar por el placer, y cuando tuvo su orgasmo le cayó el 20 y quiso irse enseguida. La verdad no me molestó, fue agradable ayudarle a una mujer a desquitar las ganas, me confesó que ya hasta había perdido la cuenta de cuanto llevaba sin sexo.
Después de eso había mucho coqueteo, usaba más escote y procuraba que yo lo viera, o cada que podía pasaba muy pegadita a mi o yo a ella, o nos escribíamos mensajes cachondos, pero por alguna razón u otra no nos podíamos ver a solas otra vez, hasta que pasó un hecho muy fortuito. La compañía me mandó a USA a un evento, en teoría iría con el director, pero por diferentes razones él no pudo ir y mandaron a Lucy en su lugar, no podía creer mi suerte…
Yo me fui primero porque haría otras cosas, y ella llegó unos días después, el día que llegó fui por ella al aeropuerto y le pregunté si quería ir a conocer algún lugar aunque dentro de mi quería irme al hotel para hacerla mía, y así fue, me dijo que estaba cansada y que prefería irse al hotel. Ya ahí, me dijo que le dieron una habitación super chiquita y sencilla, yo como viajaba mucho, me habían dado una mejor habitación, y le dije que si quería se la cambiaba, y me pidió verla, fue a mi habitación, se la empecé a mostrar pero después la atraje hacia mi y la empecé a besar, ella no opuso la más mínima resistencia, llevaba puesto un vestido por lo que solo se lo levanté, me arrodillé delta de ella y empecé otra vez a hacerle oral, esta vez si llevaba depilada la panocha, aunque honestamente le prefería peluda. Bueno, nuevamente, después de unos minutos de tenerme de rodillas ante ella haciéndole oral, me llevó a la cama, se abrió completamente de piernas y dejó que me saciara con sus jugos vaginales, mientras lamía su vagina juegueteaba con un dedo con su clítoris lo que aumentaba su placer, ella se retorcía hasta que tuvo un orgasmo, me apretaba la cara contra su vagina y se frotaba como desesperada, casi hace que me ahogue, pero después que terminó, me dejó levantarla, le quité el vestido y el brasier, y al fin pude ver ese par de tetas hermosas, las empecé a lamer y a juguetear con ellas como desesperado, no había tenido unas tan grandes entre mis manos.
Después de un rato entretenerme en esas tetas, quise entrar pero me pidió ponerme condón.
Afortunadamente iba preparado, aunque yo prefería entrar sin nada, pero no quise discutir ahí, me puse el condón y estuve un rato bombeando, ella acostada en la cama y yo parado a lado de la cama, sosteniendo sus piernas y ella jugaba con sus tentas. Después de unos minutos me pidió quitarme el condón, le pregunté si estaba segura y me dijo que si, pero solamente me pidió que no terminara adentro. Yo encantado me lo quité y le pedí que se pusiera de perrito, ella accedió de inmediato, abrí sus nalgotas y la penetré, poco a poco fui entrando y ella movía la cadera de manera circular mientras lo hacía, estuve bombeando mientras se movía así hasta que sentí que me venía, me salí y llené esas nalgas de leche.
Estuvimos un buen rato acostados, desnudos, acariciándonos, besándonos, platicando, me dijo que su esposo estaba muy gordo, y las pocas veces que tenían sexo, casi no se le paraba la verga, o duraba muy poco, y me dijo textualmente “hace muchos años que no tenía una verga dura dentro de mi”, a lo que le respondí que se notaba, ambos reímos. También me dijo que no se estaba cuidando, como casi no cogía con el esposo, no lo veía necesario, por eso me pidió que usara condón, pero que le gustaba sentir mi verga al natural, por eso me pidió quitármelo después, solo me pidió no venirme dentro y todo estaría bien. Íbamos a estar juntos una semana, dijimos que le daríamos rienda suelta a nuestros deseos en esa semana y regresando, haríamos de cuenta que nada pasó.
Ese día cogimos dos veces más, cada una más intensa que la otra, fue perdiendo la pena, me pedía que la nalgueara, que le hablara sucio, que le dijera “puta”, que “me diera el culo”, que me “mamara la verga”.
A ella es a la única que le he dado beso negro, me acuerdo que le dije que quería darle por el culo y me dijo “te dejo solo si me lo lames” y se empino y se abrió las nalgas dejándome ver ese culito apretado y depilado, sin pensarlo, me abalancé sobre él y se lo lamí hasta que me dijo “ya metemelo, está listo” y se la metí hasta llenárselo de leche.
Tampoco dejé de pasar la oportunidad para hacerme varias rusas en esas tetoras y llenárselas de leche, después se las lamía para limpiar todo el semen en ellas. Hacíamos todo lo que se nos antojaba, incluso, en una de esas que me hacía sexo oral, me dijo que quería meterme el dedo por el culo, a lo que accedí, y mientras me la mamaba, me metía el dedo y me hizo tener una corrida monumental, no podía dejar de sacar leche, fue mi primer vez con ese tipo de orgasmos.
Fue una semana de ensueño, en la que solo esperábamos que terminara la jornada laboral para ir al hotel a coger, conforme pasaban los días, empezábamos a hablar de divorciarnos, de irnos juntos, de vivir eso todos los días sin necesidad escondernos. Ya el penúltimo día falté a la promesa de no venirme dentro, aunque me había dicho que ya estaba a pocos días de su periodo, y sabíamos que el riesgo era bajo, en el momento de pasión le dije que no aguantaba más, quería vaciarme dentro, llenarla de mi leche y si se embarazaba, sería el motivo para estar juntos, ella no dijo nada, me dejó ser y lo hice, la impregné de mi semen, aunque nunca pasó nada, los días posteriores había una mezcla de nerviosismo, pero también cierta ilusión.
Después de eso, regresamos, estuvimos un tiempo muy cercanos, íbamos a comer juntos, buscábamos cualquier momento para estar a solas, nos dábamos algunos besos de contrabando, salimos algunas veces, aunque solo unas dos fuimos a coger, ya que le daba miedo que la cachara su esposo. Hasta que pasó lo inevitable, era muy obvio que estaba pasando algo entre nosotros, y Belén buscó la manera de contarle que ella y yo habíamos tenido un romance, y que seguía sintiendo algo por mí, obvio Lucy lo tomó muy mal, me dejó de hablar y me pidió que no la volviera a buscar, y a las pocas semanas, buscó otro trabajo y se fue, me eliminó de todas sus redes, bloqueó mi teléfono y nunca más volví a saber de ella, ni ella de mí.
Y así terminó el romance más arrebatador y apasionado que he tenido, y fue la única vez que en verdad pensé en divorciarme para irme con alguien más.
Después de un tiempo estar enojado con Belén por lo que hizo, y ella conmigo, retomé la aventura, a final de cuentas, era sexo seguro y sabía que no llegaría a más, como con Lucy.
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