Infidelidad VI: Mi gordita favorita
Con esta historia llegamos al final de la serie de infidelidades, al menos por ahora, quizá en un futuro regresemos..
Karla era una chava de 24 años más o menos, tenía poco de haber salido de la escuela e incursionaba en la vida laboral, una chava de cara bonita, facciones dulces, gordita y cachetoncita, aunque siempre usaba ropa un poco floja, se alcanzaba a notar que tenía buenas nalgas. Yo por mi parte, ya con 33 años, ya cierta posición en la compañía y bastante camino recorrido, la veía y me causaba ternura, aunque de vez en cuando si me la imaginaba en 4.
Era asistente de compras, pero de vez en cuando me apoyaba con algunas de mis cosas, así que empezamos a tener mucho trato, al principio me hablaba hasta con algo de miedo, pero poco a poco fue ganando confianza, y como comenté en otro capítulo, siempre me gustó ser atento con las mujeres, así que luego le llevaba un cafecito, o un detalle, lo que se notaba le encantaba. Después de semanas de trato empezamos a platicar cosas personales, supe que era de otra ciudad y se había ido con el novio a vivir ahí pero no les iba muy bien, además que era medio patán con ella. Una vez la encontré a un par de cuadras de la oficina, llorando esperando el camión, le dije que se subiera al carro y la llevé a su casa. Resultó que el novio que tenía que ir por ella se fue con los amigos y la dejó ahí, yo me cansaba de decirle que lo dejara, que no le convenía y que ella estaba muy bonita y era muy linda y merecía a alguien mejor, y poco a poco se la fue creyendo y un día me dio la noticia que se iba a regresar a su tierra, ya tenía otro trabajo e iba a dejar a este patán.
Después que se fue, empezamos a tener mucho contacto por mensajes, me contaba como le iba y yo a ella, y un día tuvimos una platica que no esperaba tener con ella:
Te puedo preguntar algo muy personal? – me dijo
Claro que sí, lo que gustes – le respondí
Circulaban muchos rumores en la oficina de que habías tenido varias aventuras, es cierto eso? – me preguntó
La verdad es que sí, no te voy a mentir – le dije
Han sido muchas las que has tenido? – sigo investigando
Pues sí algunas, eso te hace desilusionarte de mi? – Le pregunté
No, cada quien. Y has tenido algunas vez una aventura con una mujer gordita como yo? – me preguntó de repente
Sí, me gusta mucho las mujeres con el físico como el tuyo. Por qué? – le dije, me empezaba a gustar la dirección que tomaba la conversación.
Me preguntaba si yo te parezco atractiva, si tendrías algo conmigo? – me respondió
Claro que me encantaría tener algo contigo, siempre me gustaste mucho, por qué lo preguntas? – nuevamente pregunté
Es que con mi exnovio tuve muy pocas veces sexo, aunque vivíamos juntos casi nunca lo hacíamos, y a veces me trataba de vestir sexy para él, y ni así – me dijo mandándome caritas tristes
Pues que pendejo la verdad, no cabe duda que no supo a aprovechar esa linda mujer que tenía – le dije
Después de un buen rato de charlar sobre el tema, donde me dijo que le había pegado mucho en el autoestima esa situación, que sentía que nadie la podría desear, etc etc, yo le estuve tratando de levantar el ánimo, le decía que yo estaría encantado de estar con ella y cosas así, hasta que me dijo que tenía planeada una visita para ver unos amigos, y que le gustaría que nos viéramos. Y le pregunté si solo vernos o quería algo más, a lo que respondió que ya veríamos…
Llegó el día de su visita, y me mandó la ubicación del hotel y me dijo:
Ahí me voy a quedar – me dijo
Ok, ahí llego, una pregunta, puedo quedarme también? – le dije a modo de broma y mandé unas caritas riendo
Pues si quieres, solo que es habitación sencilla, solo tiene una cama – me respondió
Ah entonces si te molestaría dormir conmigo no – le dije
Al contrario, a mi me gustaría, pero a lo mejor a ti no, pero si no te molesta claro que podemos dormir juntos – me dijo
Y así le hicimos, yo dije que saldría de viaje de trabajo y saliendo del trabajo me fui al hotel donde se iba a hospedar. Ya me esperaba, tenía un short de mezclilla pegadito y una playera blanca muy delgadita. Dejaba ver que había subido un poco más de peso, se le veían unas piernas gorditas pero antojables y se veía más nalgona y la pancita se le veía más abultada. Mi mente enseguida voló, nos sentamos en un silloncito a platicar un rato, luego empezó un jugueteo, le acariciaba las piernas, los pies, los brazos, ella se dejaba pero cuando quería agarrar más, se quitaba, nos dimos algunos besos, medio tímidos, se notaba que no había tenido mucha experiencia en eso. Después de un rato así, de jugueteo quise pasar a la acción bien, pero me dijo que ya no estaba segura, que le daba pena que la viera desnuda, que qué tal si no me atraía lo suficiente y se empezó a alterar un poco. Yo la calmé y le dije que no haríamos nada que no quisiera, nos recostamos y nos estuvimos besando y la estuve acariciando, como yo traía ropa de trabajo, le dije que me pondría cómodo, y me quité todo y solo me quedé en boxer. Cuando me vio así no pudo evitar ver mi erección, y se vé que eso la prendió, me preguntó que si de verdad estaba excitado por estar con ella, y le dije que sí, que me encantaría hacerle el amor en ese momento, la cargué y la lleve a la cama, la recosté y le desabroché el short y se lo fui quitando poco a poco, con un poco de resistencia al principio, pero terminó cediendo. Traía puesto un cachetero de encaje rosa, que se le veía muy lindo, yo quería ver más pero ella tímidamente cerraba las piernas, y subía las rodillas, no quería que viera su mata de pelo, me dijo después que no sabía si yo la prefería depilada, le dije que la prefería al natural, así que se relajó. Estuve un rato acariciándola toda, quise hacerle oral pero no se dejó, solo froté un rato mis dedos en su vagina y su clítoris, y cuando estuvo lo suficiente húmeda, me puse el condón y la penetré, me costó algo de trabajo porque no abría bien las piernas, estaba muy tensa y muy rígida, trataba de relajarla pero no se dejaba y solo me dijo “no tardes mucho por favor”, empecé a bombear y poco a poco le fue entrando mejor, estaba muy apretadita, era casi como desvirgar a alguien, y me vine. Fue rápido, un palo bastante normal, pero me causaba mucho morbo estar con alguien tan inexperta.
Después nos acostamos, seguimos platicando, y nos dormimos desnudos. A media noche, algo me despertó, Karla con una mano me estaba masturbando y con la otra me acariciaba el pecho, vio que desperté y me preguntó si se podía subir en mí, a lo que le dije que sí. Se subió y me empezó a montar, primero lento y poco a poco fue subiendo la velocidad, yo le agarraba sus nalgotas y se las apretaba, eso la calentaba, cuando se las solté para agarrarle las tetas, me dijo que se las siguiera apretando, yo lo hice y guiaba sus movimientos hacia arriba y hacia abajo, hasta que de repente se quedó estática, tiesa, y gemía mientras me enterraba las uñas en el pecho, estaba tendiendo su primer orgasmo (al menos eso me dijo). Según ella había estado cerca de uno pero nunca lo había logrado tener.
Ya ni me dejó a mi terminar de nuevo, me dijo que quería solo dormir a mi lado, y así lo hicimos, nos acurrucamos y nos dormimos el resto de la noche.
Después de eso seguimos con nuestra relación por mensajes, platicábamos mucho, la fui convenciendo poco a poco de que me mandara fotos en ropa interior, me decía que le daba pena por sus estrías y celulitis, pero poco a poco la convencí de que eso me gustaba mucho.
La siguiente vez que nos vimos, yo fui por parte del trabajo a su ciudad y ahora fue su turno de quedarse conmigo en el hotel. Primero no quería porque estaba en sus días, pero como eran pocas las veces que teníamos chance, aprovechamos. No sé si era por estar en sus días, pero tenía unas ganas que hasta la desconocí, la niña tierna y tímida llegó y enseguida se me montó, nos encueramos y se fue directo a hacerlo como la vez pasada, me montó mientras apretaba sus nalgotas hacía mi hasta que tuvo un orgasmo, que fue bastante rápido, y cuando terminó me dijo que podía de premio por aceptar hacerlo en esos días me podía venir dentro de ella, y si lo hice.
De ahí se empezaron a hacer más frecuentes mis viajes a su ciudad, aunque no siempre nos podíamos ver. Pero hubo una vez que me dijo que en su casa diría que estaría de viaje de trabajo y se fue a quedar conmigo toda la semana, ahí empezamos con lo rico. En nuestros chats le decía cosas que se me antojaba hacer y ella a mí, aunque ella era muy simple en sus antojos, como hacerlo en el sillón o cosas así, entonces esa semana dijimos que haríamos todos nuestros antojos. De entrada se compro y yo le compré varias tangas, ya que no le gustaba usar, pero yo quería ver esas nalgotas en tanga, y se me hizo, me modelo de varios colores y estilos, y poco a poco se fue acostumbrando a usarlas.
Logré que me dejara hacerle sexo oral, ya que no me dejaba, aunque sigue sin dejarme mucho, de vez en cuando acepta, también me fue dejando venirme encima de ella, ya que al principio decía que le daba cosa el semen, pero luego ya hasta me decía “ahora no me los vas a echar en mi traserito?” ya que de mis cosas favoritas es cogérmela de perrito y echárselos en el culo.
Cada vez nos veíamos menos, la pandemia tampoco ayudó, pero después de que terminara el cerco sanitario, una vez viajé a otra ciudad y le dije que si no iba conmigo, pensé que diría que no, pero dijo que tenía vacaciones pendientes de tomar, y se fue casi dos semanas conmigo. Aunque por fuera sigue siendo esa niña gordita, más gordita esta vez, linda, tierna, en la cama es una mujer ya mucho más desinhibida, que sabe lo que quiere, no hay vez que me deje en paz hasta que no tiene al menos un orgasmo, y que de igual forma sabe como hacerme tener los míos. Ahora ya sabe que debe llegar ya con sus tangas, o conjuntos listos para la acción. Poco a poco la he ido convenciendo de cosas como que me deje terminar en sus tetas, solo no me deja en la cara, tampoco he logrado convencerla del sexo oral, pero si un poco del anal.
Y hasta el día de hoy, aprovechamos cada que voy a su ciudad o tengo otro viaje y ella puede ir conmigo, nos la pasamos bien, nos desquitamos y pasamos algunos meses con relación por mensaje hasta que nos podemos volver a ver.
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