Infieles
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Como dije mi nombre es Gloria, (claro lo he cambiado), mido 1.72 mt y tengo un bonito cuerpo, mi cabello es castaño natural, pero yo lo aclaro màs, soy de piel trigueña, tengo ojos claros, figura curvilinea y me encanta el sexo, pero solo lo habìa tenido con mi novio y ahora marido.
Cuando supe lo de la segunda infidelidad de mi marido, en tan solo 3 años de casados, me deprimì, al punto que estaba llorando en mi escritorio y no vi venir a mi jefe, el me llamò a su oficina y me preguntò que me pasaba, debo decir que llevò trabajando desde soltera en esa empresa, asi que existe la suficiente confianza con mi jefe, ademàs el siempre quiso tener algo conmigo, me hizo varias insinuaciones para acostarse conmigo de soltera y alguna vez despuès de casada. Yo que me sentìa tan mal, le confesè lo que me ocurrìa. El me contemplò, me trajò agua y me escuchò un buen rato.
Ya era la tarde y era la hora de salida. El se acercò muy atento y me preguntò que querìa hacer, se dije que no querìa regresar todavìa a la casa y que no sabìa a donde ir, èl me pidiò que lo esperara, entrò a su oficina, hizo una llamada y al regresar me dijo que un amigo suyo le habìa prestado un apartamento y que con mucho gusto lo prestaba ese dìa. Yo veìa que sus ojos brillaban, pero no tenìa otra alternativa, asi que me fui con èl. Era una casa de campo, a las afueras de la ciudad, tenìa una pequeña piscina bajo techo en la entrada y luego una casa pequeña pero còmoda y muy bien equipada. Mi jefe que le llamarè Boris, un hombre de unos 40 años, fortachon pero sin estomago, practica mucho deporte y eso lo ayuda a mantenerse en buenas condiciones, la calvicie le esta entrando y ahora tiene mucha frente.
Me sirviò un whisky, que traguè casi como desesperada, me sirviò otro. Platicamos y el me decìa que no deshiciera mi matrimonio que eran cosas que pasaban, que solo tenìa que equilibrar el matrimonio.
Fue entrando la noche y los whiskys me fueron calmando, pero notaba que mi jefe se me pegaba màs y màs a mi cuerpo, en ocasiones tocaba mis piernas por un instante y quitaba la mano. Yo estaba ya sin inhibiciones, por un momento pasò por mi cabeza pagarle a mi marido con la misma moneda, y mi jefe se miraba que era el candidato del momento y la verdad no estaba mal parecido. En un momento mi jefe puso su mano en mi pierna y ya no la quitò al ver que yo no decìa nada, la fue moviendo hacia arriba, subia un poco y me acariciaba la piel. Mientras hablabamos su mano se fue metiendo debajo de mi vestido acariciandome.
El al ver que yo no me oponía, me acercó sus labios y me besó, su mano inmediatamente llegó a mi braguita y sus dedos acariciaron mi panochita sobre la tela delgada de mi ropita interior. Su beso se fue haciendo mojadito, su lengua intentó entrar en mi boca, al principio no lo dejè, pero cuando me fui excitando por sus cariciar a mi panocha, deje que su lengua entrara y se entrelazaron con furia, su mano se metio debajo de mi braguita y acarició mis labios vaginales, normalmente yo ando depilada de mi cuquita, y eso encendió todo.
Sus dedos no tardaron en meterse en mi panochita, eran gruesos y me moje al solo sentirlos dentro de mi cuquita. Sus labios bajaron por mi cuello lamiendo todo a su paso, yo nunca habia sido tan facil para los hombres, pero no cabe duda que la situaciòn y los whiskys hicieron su efecto. Boris me dabotonò mi blusa de trabajo y me la quitò, besò mis hombros y mi cuello nuevamente, luego me quitò el sosten y comenzò a mamar mis pezones que se pusieron rigidos al sentir sus labios calientes. Ahora yo le quitè su camisa, su torso era musculoso como a mi me gustan los hombres. Bajo el cierre lateral de mi falda y me la quitò, yo estaba solo con braga y zapatos. Nos volvimos a sumergir en otro humedo beso de lenguas y sus dedos no dejaban quieta mi panochita ya mojadita.
Luego se arrodilló en el suelo y me abrió las piernas, hizo a un lado mi braga y comenzó a chuparme la panocha, en mis años soltera, tuve sexo con mis dos novios anteriores a mi marido, pero ni ellos ni mi marido hacen el sexo oral como me lo hizo Boris, su lengua parecía tener la habilidad de tocar todo, en ocasiones sentía tenerla dentro de mi vagina, como algo caliente y viscoso que me erizó la piel y me hizo correrme como una mujer que no tiene sexo en años. Mi cuerpo se tensó cuando el orgasmo me abrazaba, Boris metió dos dedos en mi gruta para potenciar más mi corrida, fue algo enorme.
Boris me tomó en sus brazos y me llevó a una recamara a pocos pasos de alli, la cama era enorme, me acostó y me quitó mi braga y mis zapatos, ahora si estaba en cueros. Nos hizo colocar en una 69 pero de lado cada quien, metió su cabeza entre mis muslos y comenzó de nuevo a comerse mi almejita que ya estaba colorada de la anterior mamada. Yo pude ver bien ahora su miembro, mi jefecito estaba bien dotado, una verga gorda y larga, con un glande enorme puro sombrero encima de su tronco. Me lo metì a la boca y su carne estaba calientita agradable, pude sentir lo duro de su miembro, parecìa de caucho, la lami su cabezòn y luego me traguè su tronco y los chupé como si fuera un sorbete.
Por turnos gemimos alli en esa posiciòn invertida, por ratos yo gemìa mientras el se comía mi panochita, me metía un dedo en la cuca y me lamía mi clitoris, eso me ponía loca de excitación. Luego lamía mi cuca y metía un dedo en mi culito, para eso era un experto mi jefe. Después yo le daba chupones en su verga o le chupaba las bolas, eso lo hacía tiritar de gusto.
Luego de eso, me puso abajo y se subió sobre mi, me hundió su miembro hasta el fondo, a pesar de su gran tamaño y diametro me ingresó rapido por la alta lubricación que ya tenìa mi panocha. Mientras me pistoneaba buscó mi boca y mientras me cogía nos besamos con pasión, su cuerpo se movia divinamente, me estaba llevando a otro climax, le mordí su labio mientras mi cuerpo se contraía y nuevos jugos inundaban mi vagina, gemì y cerré los ojos para gozar mi corrida, el mientras siguió cogiendome duro. Luego me puso sobre èl me puso a cabalgarle la verga, mi panocha se la tragaba toda, me moví mientras el apretaba mis senos, luego entramos en una cabalgata desenfenada, uno de sus dedos lo puso en mi culo y eso aceleró otra corrida, como veran yo la estaba gozando, en ese momento no me acordaba de la infidelidad de mi marido ni la mia, me estaba dando una tremenda cogida y yo estaba gozàndola con todo.
Ya estaba cansada, pero Boris todavia querìa màs, me puso en cuatro sobre la cama, se puso atras y comenzò a lamer mi panocha y mi culito al mismo tiempo, su lengua bajaba de mi culito hasta mi cuca, chupaba todo y como dije era un experto mamador, rapido me puso de nuevo cachonda, y de mi boca salio -papi cojeme ya!-, solo que no contaba que mi jefe lo que quería era culiarme, se puso atras y poniendo su verga en mi culo comenzó a frotarla. El sexo anal no era cosa nueva para mi, pero nunca con un hombre con una verga tan gorda. Pero su miembro se fue abriendo paso lentamente dentro de mi colita, Boris sabia tomar su tiempo, tuvo paciencia y poco a poco fue gozando mi orificio, sentí su verga entrar en mi recto, también me besaba rico la espalda, hasta que la fue deslizando y me la tenía casi toda en mi agujerito. Debo decir que el sexo anal siempre me parecido disfrute de los hombres que de las mujeres, pero no se que tenía el miembro de Boris, pero debo confesar que la gocé toda, sus manos me abrazaron solo para estimularme la panocha, me posaron en mi clitoris y luego de unos diez minutos de entrar y salir de mi ano y estimular mi clitoris, tuve un orgasmo inolvidable, grité y le pedí más verga, estaba descontrolada y él se puso como loco a entrar y salir de mi recto, yo primero y luego él nos corrimos, pude sentir su semen caliente en mi ano, fue una suciedad deliciosa.
Yo me quedé como muerta en la cama, me levanté después de quince minutos, fui a lavarme la panocha y mi culito, Boris aún estaba acostado sin moverse. Me vestí y me despedí, el se ofreció a llevarme, pero yo le insistí que no era conveniente y me pidió un taxi, regersé a la casa.
A los días siguientes perdoné a mi marido y seguimos siendo pareja, pero todo cambió. Que cambió?
Desde ese día ya no me incomoda que me sea infiel, y es que me ha sido ya varias veces desde ese día. La diferencia es que ahora yo también lo soy. He vuelto a cojer con mi jefe, con Boris, el es un gran amante y me deja muerta cada vez que me posee.
Pero también en una ocasión, era fiesta de disfraces, yo fui con el traje de jane (de tarzan) y vi un hombre de unos 35 muy apuesto, el iba disfrazado de motorista, chaqueta y pantalòn de cuero, cadenas y otras boberias. Creo que la atracción fue mutua, me lo presentaron y a la mitad de la fiesta, le pidieron a él que trajera más hielo de una de las casas vecinas, le dieron la llave, yo me ofrecí acompañarlo, mi marido estaba en otro grupo ya con varios tragos de más, nos fuimos a esa casa, en la cocina nos empezamos a besar, el metía su mano en mi braguita y me acarició mi almejita y me puso mojada, en la mesa central de la cocina me puso en cuatro y me chupò las nalgas, el culo y la vagina, me metio dos y tres dedos, dos en la vagina y uno en el culo, me hizo correrme solo con sus dedos que se movian como endiablados en mis orificios, luego el se subiò y en cuatro me la metió duro, menos mal que la mesa era fundida al suelo, asi resistió las embestidas que medaba ese hombre, de mi panocha ponia su dura verga en mi culo y luego la sacaba para metermela de nuevo en la panocha, yo le dije que se apurara porque podían hecharnos de menos en la fiesta, el me dió duros bombeos y nos corrimos como salvajes, apenas terminó nos arreglamos y salimos de alli, todavía en la fiesta sentía su semen en mi pancoha y salian y quedaban impregnados en mi braguita. Fue muy aventurado y riesgoso, pero salio rico.
Ahora nuestra vida es mejor, en el fondo el sabe que le soy infiel, aún no sabe con quienes, pero en el fondo lo sabe y esta de acuerdo porque el es asi también.
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