Intercambio de esposas, cuernos y bisexualidad. III parte.
Íbamos a intercambiar nuestras esposas y terminamos mariconeando los maridos. .
Tras ese maravilloso polvo que echamos en el salón los dos matrimonios intercambiados, nuestras mujeres se dieron cuenta del verdadero poder que tenían sobre nosotros, y decidieron llevar la situación mucho más allá.
Seguíamos en el salón, en el cual habíamos estado follando y decidimos irnos a la piscina, que había en el patio de la casa de campo que habíamos alquilado. Nuestras mujeres se fueron a cambiar y a ponerse el bikini y nos pidieron que preparásemos un aperitivo. Javier y yo fuimos a la cocina y preparamos unas cervezas y un picoteo rápidamente. Allí, en la cocina, Javier me confesó que estaba disfrutando mucho y que le había gustado mucho ese desliz bisexual, que se había desarrollado esta mañana en el salón de la casa, en el cual los dos habíamos terminado saboreando nuestras respectivas cargas de semen.
Me parece oportuno recordar que en el anterior relato cuento como Javier se corría en la boca de mi esposa mientras yo penetraba a la suya sentada sobre mi polla, llevándola al orgasmo. Irene, la esposa de Javier no contenta con eso, cogió de la mano a su esposo y lo acercó a mi cuerpo obligándole a ponerse de rodillas. Ni corta ni perezosa cogió mi verga con una mano y con la otra, acercó la cabeza de su esposo a mi polla y le obligó a chupármela.
Isabel, mi esposa, miraba sorprendida la escena y yo no pude aguantar mucho la vergüenza que me dio de verme excitado mientras mi amigo me comía la polla, por lo que no tardé en correrme como un poseo. Isabel al ver eso me obligó a comerle el coño, que aun lo tenía lleno del semen de mi amigo, haciéndome tragar toda su lefa.
Tras este feedback aclaratorio nuestras mujeres ya estaban en la piscina con sus bikinis puestos y nosotros llegamos con las bandejas y nos sentamos los cuatro en un sofá de mimbre, que allí había a modo de chill-out. Ellas nos habían traído nuestros bañadores, ya que los dos seguíamos sólo con los slips puestos. Tomamos las cervezas y brindamos los cuatro muy contentos por el fin de semana tan espléndido que estábamos pasando. Ellas enseguida empezaron a hacer preguntas interesadas es saber cómo nos habíamos conocido nosotros dos, sentían curiosidad por cómo había comenzado nuestra amistad.
Rompí el hielo yo contándolas que nos habíamos conocido a través de una página de relatos eróticos. Les dije que los dos comentamos un relato de cuernos e infidelidades diciendo que nos había encantado y de ahí cogimos nuestros correos electrónicos. Javier continuó con la narración y les confesó que no tardamos en compartir fotos de ellas y que nos excitaba mucho mirar esas fotos en nuestros teléfonos uno delante del otro.
Isabel, mi esposa me miró y me dijo: “ así que lo de ver el partido era mentira, te ibas a enseñarle fotos de tu mujer a tu amigo, ibas a ponérsela dura, ¿verdad?”.
Sus palabras me excitaron aún más. Irene se dirigió a su esposo y le dijo: “abre el teléfono, quiero ver las fotos mías que le has enseñado a tu amigo”. Javier desbloqueó el móvil y abrió la carpeta con las fotos de su esposa. Irene fue pasando una a una viendo fotos de sus piernas, sus pechos, su culo, de su cara. Miró a su marido y le dijo: “¿Te ha gustado mostrarme así a tu amigo? ¿Te empalmabas haciéndolo?”. Javier asintió con la cabeza.
La situación era humillante para nosotros y más lo fue aun cuando Javier confesó que nos metíamos en el coche a oler las bragas usadas de ellas y a hacernos pajas allí dentro. De repente las dos se miraron y se guiñaron el ojo sonriendo. Se pusieron de pie y nos pidieron que no nos moviéramos de allí. Entraron riéndose en la casa y no tardaron ni un minuto en volver. Cuando llegaron vimos que traían sus bragas usadas de la noche anterior, y que se habían quitado para ponerse el bikini. Le habíamos dado una idea sin querer, contándole las cosas que hicimos a solas Javier y yo.
Fue Isabel, mi esposa la que dijo: “Poneros de pie los dos”, sentándose las dos mujeres en el sofá. Javier y yo estábamos allí de pie frente a ellas totalmente empalmados y con nuestros slips a punto de reventar. Isabel tomó de nuevo la palabra diciendo: “quitaros los slips y quedaros desnudos delante de nosotras”.
Javier y yo bajamos los slips y nos quedamos desnudos ante ellas. Los dos teníamos una enorme erección. Me resultó muy excitante estar así de empalmado delante de nuestras mujeres y sobre todo que Javier me viese así, con mi polla tan dura. A él la polla le iba a reventar, la tenía totalmente descapullada y erecta, mirando al cielo, y una gota de líquido preseminal asomaba por su glande. Cosa que me resultaba muy morbosa.
Nuestras esposas, con sus bragas sucias en la mano nos miraban fijamente. Se levantaron al unísono y se acercaron a nosotros, cada una a su marido. Isabel se puso delante de mí y me cogió la polla. Comenzó a bajarme la piel hacia atrás muy despacio, pero llegando muy abajo. Me apretaba el miembro con su mano y me bajaba la piel hasta el fondo apretando para estirarla al máximo.
Irene hizo lo mismo con Javier bajando bruscamente su piel hasta el límite posible. Isabel me masturbaba lenta pero intensamente mirándome a los ojos. Su mirada lasciva me ponía a cien y la paja que me hacía me estaba martirizando de gusto. De repente me dijo: “Toma cornudo, coge mis bragas”. Las cogí y ella soltó mi polla dándome un tirón que me hizo bastante daño. A su vez Irene le entregó a su esposo sus bragas y repitió el tirón de polla lo que hizo que Javier exclamara de dolor.
Se volvieron a sentar e Isabel, que era la que llevaba la voz cantante me dijo: “poneros uno frente al otro y acercaros”. Lo hicimos quedando Javier y yo frente el uno del otro, los dos completamente desnudos empalmados a tope. Allí estábamos los dos excitados y humillados por nuestras esposas.
Ellas se habían levantado y se habían puesto detrás de cada marido y cogieron nuestras pollas, cada una con una mano, comenzando de nuevo, a masturbarnos muy despacio. De repente Irene le dijo a su masturbado esposo: “Anda cornudo, enséñame como le refriegas mis bragas a Javier por la boca, hazlo y pídele que me las huela y que me las lama”. Javier llevó su mano a mi boca y me refregó las bragas de su esposa por los labios y por la nariz. Las dos esposas empujaron hacia adelante nuestros cuerpos para acercarnos el máximo posible. A su vez, Isabel me pidió lo mismo y levanté mi mano pidiéndole a mi amigo. “Abre la boca Javier”. La abrió y le metí las bragas de mi mujer dentro de ella además de dos dedos míos. “Esto es lo que hacíais a escondidas, ¿verdad cornudos?”, dijo mi esposa.
Javier tenía las bragas de su esposa cogidas de tal forma que la parte que estuvo pegando a su vagina la tenía delante de mi boca y me decía: “Lámelas Jose, lámele las bragas a mi esposa, huélelas como lo hacías en el coche”. Mi esposa me miraba lamiéndolas. Se estaban ensañando con nosotros. A nosotros nos estaba matando mostrar eso a nuestras mujeres, que nos viesen lamer las bragas de la esposa del otro.
De repente me ordenó que sacara sus bragas de la boca de Javier y me dijo que las llevara a su polla. Bajé mi mano rodeando la polla de Javier con las bragas de mi mujer e Isabel me ordenó que lo masturbara, que le hiciera una paja a mi amigo.
Irene excitada por lo que estaba viendo ordenó a su esposo hacer lo mismo. Javier rodeaba mi verga con su mano y con las bragas de la mujer enrolladas en ella y me daba fuertes tirones hacia abajo que me producían mucho placer y cierto dolor.
Yo tenía cogida la dura polla de mi amigo, rodeándola con las bragas de mi esposa y continué masturbándolo. Sentía como la tenía muy dura y caliente y notar eso en mis manos me excitó muchísimo.
Javier me daba unos tirones tan fuertes de la piel que sabía que no podría reprimir por mucho más tiempo el orgasmo. Mi esposa empezó a acariciarme los huevos mientras me decía: ¿Te gusta cabrón, te gusta que Javier te masturbe, te lo hace bien cabrón?”.
Al oír a mi esposa hablarme así comencé a correrme dando gritos de placer y Javier aumentó la fuerza con la que bajaba mi piel. Comencé a echarle todo mi semen encima de su vientre, de su polla y de huevos. Me daban convulsiones a cada hito del orgasmo tan intenso que estaba disfrutando. Mi mujer tuvo que sujetarme para no caerme al suelo. Mi semen chorreaba por los huevos de mi amigo. Tuve que rogarle a Javier que parase de masturbarme: “para por favor, para Javier, me estás matando de gusto, paraaaaa”.
De repente la mujer Javier demostrando no tener compasión le dijo a Isabel: “Ponlo de rodillas cariño, arrodíllalo delante de mi esposo, se ha corrido como un cerdo y ahora vas a ver lo que es capaz de hacer, arrodíllalo”,
Isabel me empujó hacia el suelo doblándome las rodillas y poniéndome frente a la polla de Javier. De repente Irene dijo: “abre la boca cornudo”. Irene quitó las bragas de mi esposa de la polla de su marido y metió la cabezota de la misma dentro de mi boca abierta. Comenzó a masturbarlo aún más enérgicamente. Javier tenía su vergota dentro de mi boca y debo decir que su cabezota era impresionante, me refiero su tamaño y grosor. Mi esposa mirándome desde arriba no paraba de decirme: “eso es cornudo, chúpale la polla a tu amigo, así maricón chúpasela, eso es trágate la verga de Javier.”
Irene no tardó en conseguir que Javier se corriera abundantemente dentro de mi boca. Os juro que me costó no atragantarme y que me dieron náuseas de la cantidad de lefa espesa que soltó mi amigo. La polla de Javier no paraba de echar enormes chorros de semen. Fueron cinco o seis latigazos de semen que golpearon en mi garganta llenándome la boca por completo. Javier, de alguna manera me estaba devolviendo la jugada de esta mañana. Reconozco que es impresionante sentir como tiembla el cuerpo de un hombre cuando se corre. Javier sacó su polla de su boca y le colgaba un hilo de semen desde la punta de su glande hacia abajo. Mi esposa me obligó a comérmelo y a lamerle los huevos. Hasta que Javier imploró clemencia y le rogó a nuestras mujeres que parasen de martirizarlo.
Nuestras respectivas nos habían dado una lección. No les bastó con hacernos cornudos, sino que nos iniciaron en el mundo bisexual de un golpe. Ese plan no estaba contemplado en lo que debería haber pasado ese fin de semana, pero pasó. El escarmiento no había hecho más que empezar, aún quedaba la noche del sábado y estábamos seguros los cuatro que sería muy interesante para todos.
Espero que os guste cómo va el desarrollo del fin de semana, lo que iba a ser un intercambio de parejas estaba virando de forma insospechada para todos.
Espero que os haya gustado…….
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