Intimidad entre hermanas
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Con mi hermana tenemos un negocio de venta de pan y artículos variados en un pueblito cerca de Toledo.
Las dos somos casadas y vivimos en casa de nuestros padres, que es muy grande y todos estamos cómodos.
El marido de mi hermana y el mío trabajan juntos.
Tienen una pequeña empresa de pintura, reparaciones y albañilería.
Por suerte nuestras cosas van muy bien.
Cuando los clientes se van, siempre nos quedamos comentando algo sobre esa persona.
Pero hay un cliente que realmente nos atrae mucho a las dos.
Es un hombre mayor, 58 años nos dijo una mañana que vino por el pan y nos quedamos hablando.
Yo soy bajita, un metro sesenta, delgada, me conservo bien para mis 43 años.
Mi hermana tiene 40, pero parece mucho mayor que yo, es bastante gordita y muchas veces dicen que ella parece mi madre.
Cuando viene este señor nos quedamos mucho rato hablando, es un hombre fascinante, aparte de no aparentar sus 58 años.
Es argentino y yo siempre le digo que me encanta su acento al hablar.
Pelos largos, barbas largas por el pecho, lleno de tatuajes, pendientes en sus orejas y una tremenda moto.
«Cómo me gusta ese hombre», siempre le digo a mi hermana, porque realmente me gusta mucho, «a mi también me gusta mucho, me pongo tonta cuando viene», me dijo mi hermana.
«De buena gana me lo tiraría», le comenté a mi hermana, «Y yo, no te jode», dijo mi hermana riendo.
«Tiene que ser una bestia en la cama», le dije y reímos a carcajadas.
«La que se lo tire primero, le abre el camino a la otra», dijo mi hermana sin dejar de reír.
Pablo estuvo unos días sin venir, la verdad que lo extrañamos, hasta que por fin aparece y mi hermana y yo como dos tontas preguntando que le había pasado, que lo habíamos extrañado.
Él con su simpatía de siempre nos agradeció lo que le dijimos.
Yo soy más lanzada que mi hermana y le pregunté si tenía mujer y me dijo que no.
«Con lo guapo que eres y estás sólo?», le dije sonriendo.
« Pero seguro que no te han de faltar mujeres con lo atractivo que eres», dijo mi hermana.
Nos empezamos a reír los tres.
Pablo tiene muchos animales en su casa y nos mostró las fotos de algunos de ellos.
«Cuando me invitas a verlos?», le dije apostando fuerte.
«Y a mí cuando me invitas a una vuelta en tú moto?», dijo mi hermana sin perder tiempo.
Las dos queríamos ser la primera en tirarse a ese hombre.
«Yoli, alguna vez has engañado a tú marido?», me preguntó mi hermana.
«Engañado, engañado, nunca, tuve un tonteo una vez con un amigo, pero no pasó de unos besos, nada más.
Y tú?», le devolví la pregunta.
«No, jamás», me respondió.
Pero con Pablo era distinto, ese hombre atrae a la mujeres, su personalidad, su forma de ser, tiene algo que nos atrae.
Cada vez que viene al negocio, seguimos insistiendo cuando me lleva a ver sus animales y mi hermana a que la lleve a dar una vuelta en su moto.
«Mira, vamos a hacer una cosa, hagamos un sorteo y la que gane se va primero conmigo», nos dijo.
« Pero cuál de las dos te gusta más», le dije con toda la cara.
«Las dos están hermosas», nos dijo con su habitual simpatía.
Yo le rogué a mi hermana que me deje a mi primero, que ese hombre me pone muy cachonda.
Cuando viene a buscar el pan, le digo que la ganadora soy yo, que cuando podíamos ir, y me respondió, ya mismo.
Yo quedé sin saber que decir, estaba sin duchar, había estado haciendo cosas y me sentía sudada.
«Bueno, vamos Yoli», me dijo y empezamos a caminar rumbo a su casa, que vive muy cerca del negocio.
«Es que no me duché ni nada», no sé porqué dije eso.
«Mejor, así vas a tener sabor a mujer y no a gel de baño», me dijo riendo.
«Por que me dices eso?», le pregunté entrando a su casa.
«Vos te pensas que soy boludo, que no me di cuenta que tú hermana y vos quieren coger conmigo?», me dijo, abrazándome y besando mi boca.
A mi se me aflojaron las piernas cuándo me besó y metió su lengua en mi boca.
Me empezó a desabrochar el pantalón vaquero que llevaba puesto.
Me iba desnudando con una facilidad tremenda mientras me seguía comiendo la boca.
Era como que no podía reaccionar.
Reaccione cuando siento como sin dejar de besarme, me mete un dedo en el coño.
«Estas empapada», me dijo haciendo que me de vergüenza.
Fue todo tan rápido, tan inesperado, si bien sabía a lo que iba, pensé que me iba a seducir primero, pero fue algo tremendo y agradable, un hombre que va a lo que va.
Nos fuimos a su habitación, yo iba semi desnuda, me tendió en su cama y me terminó de desnudar.
Ahora me acariciaba toda.
Temblaba de cachonda que me había echo poner.
Pablo se desnudó y se arrodilló frente a mi cara con su polla bien dura.
No es una polla larga, pero si gruesa.
Lo miré y sin decir nada le empecé a chupar la polla mientras él me acariciaba las tetas y metía sus dedos en mi coño.
Yo no quería que Pablo me chupe a mi, me sentía sucia, sudada, aparte un rato antes había ido al baño.
Pablo sacó su polla de mi boca y me empezó a chupar las tetas, a besar mi tripa, «cariño, la quiero seguir chupando», le dije ya que no quería que él me chupe a mi y también porque me gustó chupar su polla.
Me siguio acariciando, metiendo sus dedos que cada vez me hacían poner más cachondos y se le seguí chupando.
En un momento Pablo sacó su polla de mi boca y sin que pudiera evitarlo, se metió entre mis piernas chupando mi coño.
Es un hombre tan impredecible, que no me dio tiempo a nada, solo a empezar a gemir de placer.
Pérdida por perdida, abrí bien mis piernas para que me haga disfrutar chupando mi coño.
Sentí su lengua pasar por todos lados, por mi clítoris, cómo lamia mi coño por dentro, cómo se arrodilló entre mis piernas abiertas, las levantó y me metió toda su polla haciendo que grite de placer al sentirme penetrada así, de esa forma hasta violenta, pero deliciosa.
Sentía con la fuerza que me estaba follando.
A cada embestida que daba, mis tetas iban para un lado y para otro.
Mi marido jamás me había follado así, tan fuerte.
Me encanta la forma que tiene Pablo de follar, estaba en las nubes gozando.
Me saca la polla del coño y me pone boca abajo, levantando mis caderas y haciendo que mi culo quede salido.
Me horrorice cuando siento que me abre las nalgas y me empieza a lamer el ano.
Muy desagradable no estaría cuando estuvo un buen rato comiendo mi culo, haciendo que me olvide de todo y grite de placer.
Mi marido me había follado algunas veces por el culo, pero su polla es larga y delgada, la de Pablo no es tan larga, pero si mucho más gruesa.
Siento que la apoya contra mi culo y empiezo a quejarme a medida que me la iba metiendo.
Sentía como se abría mi ojete y su polla entraba.
Poco a poco me la metió toda.
Que ganas de ir al baño me vinieron, pero Pablo no me hizo caso y me siguió follando el culo.
Despacio y con cuidado que no se salga, nos fuimos sentando en el borde de la cama.
Yo estaba sentada sobre él y sentía su polla bien adentro del culo.
Me empezó a morder la nuca, me acariciaba las tetas, me las apretaba, con la otra mano me acariciaba el coño, metía sus dedos haciendo que grite de placer y yo sola empiece a mover mi cintura en círculos.
Iba camino del segundo orgasmo, primera vez en mi vida, que me venía dos veces casi juntas.
Yo torcia mi cuello buscando su boca con la mía.
Mientras él me acariciaba toda, lo que atine a hacer con mis manos, fue abrir mis nalgas y seguir gimiendo.
Cuando me vino el segundo orgasmo, grité de placer, me temblaba todo el cuerpo, sentí que me desmayaba.
Pablo me bajo de encima de él, haciendo que quede de rodillas y el muy guarro metió su polla en mi boca.
O la guarra fui yo, ya que no hice nada por que no la meta y se la empecé a chupar, hasta que sentí los chorros de leche salir de su polla.
Era la primera vez que se venían en mi boca.
Era tanta la leche que la tragaba sin querer, no sabía como retenerla en la boca.
Hasta que se fue haciendo menos fuerte.
Me dijo que la limpie con mi lengua, sin saber porqué lo hice, hasta puedo decir que me gustó que se viniera en mi boca.
Mil veces me lo había pedido mi marido y siempre le dije que no, pero con Pablo vale todo.
Nos quedamos acostados un rato y me dijo que después que se folle a mi hermana, quería follarnos a las dos juntas.
No dije nada sobre eso.
Me vestí y me fui al negocio.
Pablo quiso acompañarme pero le dije que no, que podía estar mi marido.
Le conté todo a mi hermana, que Pablo se había dado cuenta que estamos que nos meamos por él.
Le conté como me había follado, por donde, que me hizo venir dos veces y que él se vino en mi boca, que tragué toda su leche y que le había limpiado la polla con la lengua.
Que después que la folle a ella, nos quería follar a las dos juntas.
Pero tanto a mí como a mi hermana, esa idea no nos atraía nada, vernos desnudas, bueno, pero follar juntas, eso ya es otra cosa.
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