Jimmy, nuestra aventura
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por graciela80.
Hola, de nuevo yo… aún en el preámbulo de mis nupcias, he tenido alguna que otra experiencia, que hasta yo me he sorprendido.
Bien, tengo algo que contarles; algo que nunca pensé que en mi “modesta” vida sexual, me sucediera. Pues tengo que decirles que he continuado con mi vida social y de soltería, y tuve una nueva amistad laboral… una chica 6 años mayor que yo y que tiene un hijo… no contaré más acerca de ella (por obvias razones). Este joven, al cual tuve el “gusto” de conocer, desafortunadamente padece Síndrome de Down… no quiero que me malinterpreten pensando que soy racista o abusiva… el chico tiene “lo suyo”. (Dejémoslo ahí, ¿vale?).
Pues no hace mucho, mi amiga, con quien congeniamos de inmediato convirtiéndonos hasta en confidentes, conoció a un “galán”, y ha intentado salir adelante en su vida romántica y sentimental; ella es madura y muy atractiva, pero está sola. Un día en la oficina me platicó de una invitación que le hizo su amigo para salir, por un día en fin de semana de la ciudad, cosa que yo le dije que ni lo pensara, a lo que ella me confió, que “ardía” de ganas por ir, sólo que no tenía con quien dejar a su hijo. El jovencito ya tiene los 16 cumplidos, pero debido a su naturaleza, no puede estar solo. Mi corazoncito se partió… ¡bien sé lo que es estar “caliente” y no poder! Sin pensarlo me sentí generosa y le dije que no se preocupara, que fuese y que yo me quedaría a cuidar a su hijo… La calentura en nosotras las mujeres es algo infrenable, así que no dudó en aceptar mi ofrecimiento. Comenzó de inmediato, no sin agradecérmelo infinitamente, en los cuidados para con él. Teníamos cuatro días para que él se acostumbrara un poco más a mí, así que, a pesar de ciertos problemillas con mi novio, pasé más tiempo con ellos.
Pues se llegó el gran día de mi amiga y me dio las últimas indicaciones… ¡por lo que más quieras, me dijo, bajo ninguna circunstancia, le toques la nariz!; eso lo pone como loco… (Nunca imaginé de qué forma “lo ponía” como loco). Ella tiene una casa amplia y viven solos, así que me sentí a mis anchas; la despedimos, y Jimmy, ya acostumbrado, más o menos a mí, la vimos partir muy alegre. Encarecidamente me pidió no llevar a nadie más, ya que Jimmy no estaba acostumbrado a extraños en su casa (territorio), muchísimo menos la presencia de otro hombre. Mi novio, algo molesto porque no nos veríamos en casi 36 horas, me comentó: “ten cuidado, he sabido que esos chicos son muy “calientes”, y pues ya está grandecito como para hacer de las suyas… y tú no te quedas atrás de jariosa”. (Si hubiese sabido eso antes…). En fin, me instalé en su casa dispuesta a tragarme mis propias palabras… una cosa es el apoyo y otra cumplir. Jimmy se comportaba “normal”; entre sus juegos y su mundo, yo me iba arrepintiendo de mi promesa, pero ya estaba ahí y tenía que cuidarlo. Me traía de aquí para allá enseñándome una y mil cosas sin darme tiempo a nada más. Las primeras horas, entre él y las constantes llamadas de mi novio, me hicieron casi enloquecer. Llegó la noche y la hora de su estricta cena; primero debía de cambiarlo y ponerle su pijama… fuimos a su recamara… (Cada vez me arrepentía más de mi promesa). Mientras lo desvestía, un gran e insospechado bulto asomó por entre su entrepierna… Sacudí mi cabeza… (Una es mujer, al fin y al cabo)… No pude sino observarlo… M,m,m… Sí, me lo imaginé por un momento, no les voy a mentir; al ponerle su ropa de cama, me atreví a rozarle su aparato furtivamente… ¡Wow! ¡Que cosota reposaba ahí!
Comencé a sentirme mojada (como buena hembra que soy), pero me repuse, subiéndole de inmediato su pijama y salí de inmediato de su habitación diciéndole que la cena estaba servida. En verdad me costó trabajo (después de mis noches con Walter) el hacerme la desentendida ante una verga de ese calibre. He leído acerca de las “deficiencias” físicas de ellos (a partir de esta experiencia)… pero créanme, ¡él no adolece de ello! Lo senté en la cocina y le serví su cena. Me esmeraba en hacer todo lo que mi amiga me había indicado, pero Jimmy, apenas sentándose y supongo, extrañando a su madre, hizo un berrinche y se batió de pies a cabeza, derramándose el cereal y un litro de leche encima… créanme, en ese momento se me olvidó todo; suspiré controlando mi enojo y lo llevé al baño para cambiarlo de ropa… de la cabeza a los pies estaba hecho una sopa. Jimmy me seguía sin chistar.
Comencé a desvestirlo… todo iba bien hasta que comencé a bajarle el pantalón… me hinqué ante él para facilitarle el cambio; instintivamente mis ojos se clavaron nuevamente en su bulto: ¡lo tenía frente de mí y a escasos centímetros!… dudé en quitarle la truza, mas esta estaba empapada de leche… no podía dejarlo así… comencé a sacársela… ¡Wow! ¡Un rechoncho miembro viril en reposo se me mostró tímido! Me mordí los labios imaginándome cómo se vería erecto… ¡M,m,m… papito! Bien sabía que estábamos solos, así que, haciéndome la loca, le dediqué un buen tiempo devorándomelo con la vista. Lo dejé completamente desnudo mientras continuaba de rodillas ante él… mi vagina comenzó a lubricarse con deleite ante su blanco (perdón), inocente (después supe algo contradictorio en cuanto a ello y que al final de este relato confiaré) y relleno cuerpo que despedía brillos por la leche derramada… comencé a palpar secando la piel de sus caderas, acercándolo peligrosamente a mi cara y estas se sentían pegajosas por el azúcar del cereal; no pude sino probar su piel pasando lasciva mi lengua… ¡M,m,m un dulce manjar! Mi mente comenzó a nublarse de excitación mientras él seguía en su mundo de juguete, sin saber (¿?) cómo podía calentar a una hembra… yo luchaba interiormente… podrán decir que estaba loca, que era una abusiva zorra (en eso tienen razón), una mala amiga, una despreciable e indigna puta en quien no deben confiar, ¡pero mujer, hembra caliente y ponedora por precoz naturaleza!; al fin y al cabo, nunca “he negado la cruz de mi parroquia”.
Resbalé mis manos por su cadera empapándome también, hasta que mis manos se detuvieron sobre sus velludos y abultados testículos… Jimmy se tensó instintivamente (luego supe la razón) volteando su mirada hacia mí; se los separé de las cerradas piernas y comencé a palparlo… ¡Nunca había sentido piel tan tersa! Mis dedos corrieron a su miembro bajándole de un tirón el prepucio… cosa que me sorprendió, ya que he sabido de la dificultad en las “maniobras” sobre un miembro virgen, pero este bajó sin esfuerzo, dejando salir un descomunal y atrayentemente oloroso glande pegajoso. Su aroma de “leche y miel”, de “Macho”, me hizo temblar, haciendo que mi aún cerrada “cosita” destilara instintivamente mi sabroso jugo. Comencé a masajearle levemente, “arriba y abajo” su aparato, perdida en ensueños, olvidando su condición, anonadada ante un hermoso y gordo falo como nunca había visto en vivo… mi cabeza se inclinó más hacia él… mis labios sin remedio lo tocaron reposándose momentáneamente en él con un calido beso… se la levanté y mi lengua salió disparada al sentir esa tersa piel y me lo hundí sin pensar en mi boca paladeándolo golosamente. Para serles honesta, ¡nunca había tenido una verga de ese calibre!
Comencé a mamársela con dificultad… retrocedí instantáneamente a mi infancia, ¡a la primera vez que mi tío me hizo que se la mamara! ¡No podía acomodármela bien en la boca por lo ancho que la tenía!, hasta que mi mandíbula se abrió lo suficiente para “comérmela” como sé que les gusta a mis hombres. Jimmy no se movía… entonces, al sentir un cambio “normal” en su grosor, volvieron a mí las palabras de mi novio: “…ten cuidado, he sabido que esos chicos son muy calientes…”. Yo ya estaba mamándosela al “cien”, pegada y toda clavada hasta mi laringe (como me encanta hacerlo), entonces me la saqué (llena de culpa) por lo que y a quien se lo estaba haciendo; Jimmy me tomó por la cabeza lloriqueando en un claro esfuerzo para que continuara con mi “masaje”, le estaba gustando… saqué la lengua para pasársela por todo su aparato, incluyendo sus huevotes y (de mala gana), me separé de él poniéndome de pie. Para eso, yo ya destilaba “litros” de jugo por mi entrepierna… yo no sabía de lo “sensibles” que son, porque comenzó a olfatearme, desde las orejas y nuca, pasando y deteniéndose en mis axilas, tratando de abrirme la blusa y buscar mis senos, hasta que se hincó para clavárseme en la entrepierna… ¡yo me abandoné ante sus pesquisas tomándole de la cabeza, abriéndome instintivamente y hundiéndolo justo ahí para disfrutarlo! Después de un par de minutos (sé lo puerca que me vi), lo separé con dificultad, abriendo la regadera. Su pene comenzaba a erectarse en forma adorable… M,m,m… me contuve y lo metí al agua… esta (algo fría), cumplió su cometido, bajándole la incipiente excitación, en tanto él (con sus palabras), quería continuar con el juego, ¿? (En verdad no sé si sabía lo que le había hecho). Al sentir el agua más calida comenzó a tranquilizarse y jugueteó como un niño; le decía que se lavara, pero no hacía más que jugar, salpicándome también. Tuve que meter medio cuerpo a la ducha para lavarlo… mi blusa ya estaba empapada, dificultándome la labor, así que me la saqué, quedándome en brassier; Jimmy lo notó porque clavó su vista en mi pecho diciendo: “¿teta, teta?”. Haciéndome la desentendida le respondí que sí, que se apresurara a lavarse bien. Tomé una esponja y el jabón para bañarlo; con medio cuerpo dentro de la bañera, se me dificultaba la labor… el agua salpicaba fuera, mojando el piso exterior, así que lo arrimé lo más cerca de la orilla; comencé a tallarle la espalda y le enjaboné el pecho; mi mirada volvió a posarse en su gorda verga… ¡que delicia! Sin más miramientos se la enjaboné bajándole nuevamente el prepucio; después de toqueteársela al lavarlo, esta se empezó a endurecer… ¡Wow y mil veces wow! Se le paraba muy rico y yo continué prácticamente masturbándolo ya, en “toda la extensión” de la palabra, para ver hasta dónde le llegaría, so pretexto de lavarlo a conciencia. ¡Que hermosa “herramienta” se mostró! ¡Cinco centímetros por encima de su ombligo, y anchísima!
Con una mano subía y bajaba, mientras que con la otra le estrujaba deliciosamente sus también gordos testículos, dándome un rico placer… no soporté más; sin quitarle la vista de encima al ver cómo el agua le quitaba el jabón y dejaba reluciente esa enorme manguera de carne, comencé a desvestirme ansiosa; una vez desnuda, me metí con él a la regadera. Lo abracé por la espalda y le pegué mi caliente y deseoso cuerpo hasta volver a tener su vergota parada y bien pelada entre mis manos, recibiendo el agua en la cara. Yo explotaba ya deseo, quería tenerlo dentro de mí. Lo volteé y me hinqué… Jimmy permanecía quietecito haciéndose el occiso mientras el agua nos caía con delicia; volví a tomarle la verga y me la hundí golosa en la boca… me le pegué mamándosela ardientemente… ¡Que ricura de verga me estaba tragando! Después de casi cinco minutos de comérmelo me lo saqué dispuesta a que me penetrara ahí mismo en la ducha. Yo escurría litros de jugo y mi vagina ya estaba abierta, lubricadísima y lista para que me la dejara caer toditita… bueno, eso creía; ya que nunca imaginé el doloroso pero muy placentero acto de copular con él. Pues me puse de pie y le tomé las manos para ponérselas en mis tetas que ardían pidiendo a gritos ser tocadas y chupadas. Jimmy sonrió al palpármelas con torpeza; le bajé la cabeza y le puse una en la boca… M,m,m… comencé a sentir como empezó a mamármela y succionármela instintivamente, como si supiese lo que estaba haciendo. Yo me dedeaba al sentir como me comía la teta, poniéndole la otra también a su alcance. Él solito continuó devorándome las chichis mientras ansiosa le agarré la erectísima vergota para pasármela por mi mojada vagina, intentando metérmela… el agua que nos caía impedía la entrada, así que me volteé para que intentara metérmela por detrás. Parece que no le gustó el cambio porque comenzó a hacer otra vez berrinche, a lo que le decía morbosamente: “¡espera chiquito, espera; esto te va a gustar más, cuando entres en tu mamita!” Se la tomé por entre mis piernas dirigiéndosela directamente a mi desesperada vagina… después de varios infructuosos intentos de penetración, cosa que me había puesto al 100, cerré la regadera. Jimmy quería seguir mamándome las tetas, cosa que dejé que hiciera, mientras con desesperación lo secaba; le tomé una mano y me la puse en mi vagina; tomé uno de sus dedos y me lo metí, lanzando un rico gemido… y comencé a masturbarme con su dedo dentro de mí; le tomé la cara y lo besé apasionadamente, metiéndole la lengua. Jimmy se dejaba querer… cada vez creía más que ya sabía algo, ya que respondió, aunque torpemente, a mis candentes besos. Después de varios ardientes minutos pegada a su boca, me saqué el dedo, sólo para dárselo a beber… ¡pareció encantarle mi sabor de perrita en celo, ya que se lo chupó con ansias, buscándome la pucha ahora él solo! Salimos de la ducha y fuimos directamente a su recamara; su erección no bajaba, así que me lo llevé agarrándosela y jalándolo de su vara; Jimmy me seguía como perrito buscándome con insistencia la vagina… me tendí en la cama abriéndome de piernas, mostrándole el jugoso manjar que se comería. Él parecía no entender, así que le dije que se acostara a mi lado. Se sentó y fue directamente a mi lubricada vagina y volvió a meter su dedo… M,m,m… solito acercó la cara, me olió repetidamente y comenzó a devorarme en un santiamén… ¡Me sentía en el cielo! La morbosidad por estar haciéndolo con “alguien distinto” y sus ricas mamadas me tenían en éxtasis. Tuve mi primer orgasmo con su cara pegada a mi pucha, bebiéndose los jugos que salían con ardiente profusión de mi vagina.
Entonces lo recosté y me subí en él para hacernos un delicioso 69; me abrí de nalgas y se la planté de nuevo en la boca; al sentirme, me agarró la cadera y volvió a devorarme, esta vez intercalando sus lengüeteadas por toda la cola… M,m,m… ¡me hacía vibrar de deseo el pequeño! Yo me agaché y me comí su hinchada verga, haciéndola desaparecer entre mil mamadas en mi hambrienta boca. Poco a poco comenzó a sacar su rico presemen saladito, el cual me los bebía todos, loca de gozo… ya, había sido suficiente calentamiento. Me volteé; me coloqué su enorme estaca en la entrada de mi chorreante vagina y lo hice desaparecer de un solo sentón, haciendo que me llegara hasta el útero que se cimbró de placer al recibir aquella hermosura de vara carnosa y superbuena… de inmediato me vino mi segundo y explosivo orgasmo al sentir cómo me taladraba yo sola, montándolo como buena yegüita caliente… Jimmy comenzó a desesperarse moviéndose y tratando de que me quitara… pero se veía que estaba gozando; en eso, sin pensarlo le toqué la nariz… de un movimiento me aventó de lado; yo quedé parada bajo la cama… entonces se paró y se me colocó por detrás y me dobló, dejándole a su gusto todo mi culo expuesto… volvió a comerme la cola, entonces ¡tuve toda una revelación!: Se me pegó a la cola e inició unos instintivos y torpes movimientos cóitales, tratando de enchufarme su babosa y gorda vergota por cualquiera de mis hoyitos… m,m,m… que rico estaba sintiendo… entonces de golpe me atinó, me abrió la vagina de una certera estocada y me la dejó caer hasta el fondo, sacándome un fuerte y rico grito… entonces, sintiendo el calor y la humedad de mi vagina, ¡comenzó a culiarme a un ritmo endiablado el desgraciadito! Entraba y salía goloso, dejándomela caer completamente, ¡hasta el tope!, moviéndose pegado a mi culo… ¡carajos, que verguiza me estaba poniendo de pie! En eso sonó en mi celular la melodía que indicaba una llamada de mi novio… y no lo tenía a mi alcance.
Como pude y con Jimmy taladrándome las entrañas, me moví hasta mi bolso que estaba en la cocina… Jimmy se aferraba caprichoso con sus dos brazos a mi cintura con tal de no sacármela, que por lo largo de su tamaño, pude, entre la cogidota, dar pasitos, disfrutándolo ardientemente. Recordaba la desesperación de Jet por seguirme cogiendo cuando me le levantaba… eso me arrancó mi tercer y delicioso orgasmo. ¡Uff! El celular dejó de sonar cuando estaba por entrar a la cocina, entonces me doblé hasta tocar con mis manos el piso, dejándole nuevamente el camino libre, sólo para sentir cómo Jimmy lo aprovechó y arreció su cogida. Volvió a sonar mi teléfono… tenía que contestar, sino mi novio sospecharía. Como pude me levanté y tomé el celular… trataba de controlar mis calientes jadeos… “…¿Sí, amor? M,m,m… ¡No, no! Todo bien… ¿Qué? ¡Ayyyyyy! (Jimmy comenzó a golpearme sonoramente las nalgas pegándome con sus huevotes y cuerpo mi masacrada y ya muy sensible vagina)… ¡Estás loco… m,m,m… ouch… sí, sí, así… (Me perdía en la entrecortada charla y por el gustoso placer que me estaba procurando Jimmy en ese caliente momento). ¡Te estoy hablando a ti, amor!… no, no… cómo crees… es que Jimmy está de travieso y no quiere cenar… bien. ¿Qué está cenando? Ohhh, si supieras… ¡le preparé algo muy rico! (Le decía jadeando descaradamente a mi novio). Nunca lo creerías… ¿Qué por qué hablo así? Pues es que le estoy dando de cenar a Jimmy… y ya sabes, son como niños… pero más grandes, ¡en verdad MÁS G-R-A-N-D-E-S-S-S-SSSSSSSS! ¿Sabes, amor?, tengo que colgar… sino este va hacer un batidillo aquí… sí, sí… m,m,m… yo te llamo cuando termine… ¡Ayyyyyy Jimmy!…”. Tuve que colgar al sentir una profusa descarga de candente esperma inundar mi útero… el Jimmy se estaba viniendo a chorros dentro de mí, haciéndome volver a correrme de forma explosiva junto con él… “¡Sí, sí, así papito; dale toda tu lechita a tu mami! Le decía al borde del colapso. ¡Dámela toda en mi puchita… así, así rico, rico! ¡Ay, te amo, papi-to! ¡Nadie me había cogido así de fuerte y rico! ¡Eres un bárbaro… que cogidota me has metido!”… Le decía saboreándome las ricas contracciones uterinas que me llegaban en oleadas de puro placer. Sentí en mi entrepierna cómo corrían cayendo “ríos” de semen, los cuales trataba de recoger con mis manos para bebérmelos… Jimmy al fin se separó de mí haciendo un delicioso chasquito y se sentó jadeante en una silla, devorándome con la mirada y con su vergota temblando todavía parada y sacando más esperma. ¡Un verdadero espectáculo verlo así! “…papito rico, se ve que hace mucho no te venías… ¿no te ha ordeñado últimamente tu mami?”. Al decirle eso, no pude sino dejarme caer rendida sobre él para tragarme como perra su pitote y sus últimos chorros de esperma.
Al sentir que ya no le sacaba nada, me levanté y terminé con medio torso recargado sobre la mesa, con el culo parado, paladeando la leche de Jimmy y tomando aire. Pasaron sólo unos minutos en los cuales retomé la respiración mínimamente, ¡porque sentí cómo se me volvió a montar por detrás Jimmy con la verga aún pelada, mojada y al 100! ¡El chico parecía estar más que listo para seguir cogiéndome a su antojo! ¡Me sorprendió porque en ningún momento se le bajó la erección!… así, con el culo “en flor”, volvió a darme deliciosamente otra vez por atrás, haciendo que mi vagina comenzara a sacar espuma por la fricción y el semen que ya me había inyectado. Pegado a mi culo se volvió a venir dentro de mí, dándome otra muy buena lechada… se me separó y curioso me abrió la cola viendo cómo se me salían sus mocos de mi vagina… metió sus dedos riendo al verlos salir empapados y pegajosos por nuestros fluidos… estaba casi satisfecha y muy agotada por las cogidotas que me había dado, así que me levanté dispuesta a ducharme, lavarle la verga a Jimmy y vestirnos para dormir, ya era un poco tarde. Jimmy me siguió al baño… comencé a recoger nuestras ropas que estaban todas tiradas y cometí “otro” grandísimo (pero rico) error: me le enculé despreocupada, creyendo que él también ya estaba satisfecho, pero ¡no!; volvió a enchufarme con una aún tremenda erección, como si no se hubiese vaciado ya, agarrándome de las caderas. ¡Ya ni mi novio, ni Walter, ni mi tío ni ninguno con quien me hubiese cogido antes, había aguantado tres palos al hilo, sin descanso y sin que se bajara!, ¡incluyendo a Jet!, con quien por cierto, me da hasta cuatro veces (con sus respectivos descansos), en cada sesión.
¡El tremendo chiquillo volvió a cogerme dándome palo, palo y más palo, jadeante como desesperado! ¡Vaya fortaleza de escuincle!… y volvió a eyacular de forma potente en mi ya rosada vagina… esperé a que se me desmontara, pero no, seguía taladrándome sin piedad y sin sentir que disminuyera su erección, ¡estaba como loco cogiéndome por todo el baño!
Traté de sacármelo, pero Jimmy me tenía bien agarrada y ensartada, y seguía dándome con todo. No podía hacer nada para que me soltara… y volví a recordar lo que me había dicho mi novio… ¡Y tenía razón: en verdad son extremadamente calientes! Nuestros fluidos hacían más espuma y tenía las piernas chorreando; sin despegárseme, Jimmy volvió a venirse (esta vez con menos descarga) y al fin me la sacó con un sonoro chasquido como de descorche diciéndome: “Chela rica… Jimmy rico, rico… gusta, gusta… gusta más que mami”. Sorprendida y con los ojos igual de abiertos como mi masacrada vagina, le pregunté descaradamente: “¿Mami juega así como yo?; y él me respondió riendo, agarrándose su todavía parada verga: sí… da besitos aquí… mami juega con Jimmy… a veces… se sienta aquí, rico, rico… pero mejor Chela…”. Me tumbé anonadada sobre el escusado… ¡con razón sabía bien cómo hacerlo! Se borró de mí cualquier cargo de conciencia… Jimmy me volvió a buscar… se me acercó con la verga pelada y al 100, sin que se le bajara ni tantito… “Jimmy quiere jugar más con Chela… rico, rico ¿sí?”. Yo ya estaba “out”, ¡ya no podía!, pero al verle su enorme y rica verdura, comencé a mamársela otra vez, masturbándolo y comiéndome sus huevos impregnados de su semen y mis fluidos… Jimmy comenzó a culiarme ahora la cara como si fuese mi cola y no lo podía soportar así con su tremendo grosor y fuerza… ¡me llegaba hasta el estomago! Me la saqué ante el berrinche de Jimmy quien deseaba seguir metiéndomela en la boca, pero se tranquilizó al ponérsela entre mis chichis para hacerle una “rusa”… sintiendo mi caliente y sudado pecho rodearle su pito, volvió a tranquilizarse cogiéndome las tetas, ¡y se volvió a correr en ellas, lanzándome su caliente esperma en la cara, haciéndome un ardiente facial! Se la limpié con la boca, tragándome la leche que le salió al final; entonces, por fortuna, y mientras se la terminaba de chupar, sentí como al fin se le bajó…
Ya tranquilo, nos metimos a la regadera y nos bañamos… ¡no daba crédito al ver todos los “mocos” que me seguían saliendo!
Lo llevé a su cama y lo acosté, esperando hasta que se durmiera. No fue mucho, ya que ambos estábamos muy cansados. Me fui a la recamara de mi amiga dispuesta a hacer lo mismo, pero no podía conciliar el sueño; esta experiencia me tenía super “mojada”; el pensar en su vergota, en que también mi amiga se lo cogía, lo caliente que resultó Jimmy y la advertencia de mi novio, los cinco consecutivos palos que me dio, el semen que me seguía saliendo empapando mis bragas y saber que ese mismo día por la noche mi novio querría cogerme también y yo continuaría secretando esperma de Jimmy y que mi novio empieza siempre con sexo oral, me volvieron a calentar, haciendo que me masturbara hasta alcanzar un delicioso orgasmo. Pensé que ahora sí descansaría… eran ya las dos de la mañana y yo sólo daba vueltas en la cama con mi cola ardiendo de deseo… me levanté, so pretexto de revisar si Jimmy estaba bien, y lo encontré bien dormido… salí de su habitación; regresé… lo miré; sacudí la cabeza despejando mi mente; cerré la puerta… di dos pasos y sentí nuevamente la humedad en mi entrepierna… m,m,m… regresé y me acurruqué al lado de Jimmy, quien descansaba placenteramente… me pegué a su cuerpo… me desnudé… le tomé cuidadosamente una mano y comencé a masturbarme con ella… Jimmy roncaba… me levanté dispuesta a salir, ¡pero me ganó la calentura! Siendo una noche cálida, lo descobijé y comencé a palparle la verga encima de su pijama… ¡Hummm, papito lindo! Recordé la noche en la que mi novio hizo que me cogiera frente a él a Walter mientras dormía borracho… le bajé la pijama y Jimmy se movió acomodándose bocarriba, facilitándome la faena. Yo echaba fuego por mis orificios… volví a tocarle cuidadosamente la verga mientras me masturbaba; le saqué el bóxer… Jimmy seguía perdido… me la metí en la boca, mamándosela con deleite… ¡que rica piel… que delicia de pene! Comenzó a endurecérsele ante mis infalibles caricias, haciendo que se le parara completamente sólo para darme nuevamente gusto con su descomunal pito… ¡sí, comencé a “chaqueteársela” a entero mi gusto, tragándomela toda!… su presemen volvió a fluir en mi garganta, que los recibió gustosa… ¡elixir del Parnaso! Jimmy, inmutable… Una vez lista, pelada y completamente erecta, con cuidado, me la metí en mi chorreante vagina… ¡Hummm, hasta el fondo! En cuclillas, de espaldas, comencé a cabalgarlo ardientemente como se lo había hecho a Walter… me vino mi primer orgasmo ensartada por “mi bello durmiente”… ¡Ahora yo quería más! Me la saqué, no sin sentir deliciosos calosfríos recorrer toda mi humanidad de hembra caliente, sintiéndola excelentemente bien lubricada por mi fogosa venida… con parte de ella y un poco de saliva, mojé mi culo… ¡Sí! ¡Quería, deseaba, ardía en ganas el ser penetrada con la verga de Jimmy por mi culo! ¡Sabía que no sería fácil, que me dolería, que podía partírmelo en dos, pero mi culo, acostumbrado a recibir verga, estaba listo para comérselo! Me lubriqué bien mi hoyito, volví a mamársela, ensalivándole bien toda la manguera y me la puse en el botón de mi culo.
Me abrí más las nalgas y presioné poco a poco sobre su duro falo, sintiendo maravillas al percibir golosamente cómo se me abría el culo al resbalarse, centímetro a centímetro, su gruesa verga en mis entrañas anales. Inmediatamente tuve otro orgasmo… mis esfínteres se expandían amables al recibir aquella dura y venosa carne durmiente que me perforaba. La hice desaparecer completamente en mi recto dándome pasivos sentones… sentí sus manos tomar mis caderas y sus movimientos cóitales, pero seguía durmiente, balbuceando, sonriendo y ahora él cogiéndome el culo. Mis piernas comenzaron a flaquear por la posición y el esfuerzo; me sostuve a buen nivel, apoyándome con mis brazos hacia atrás mientras mi durmiente Jimmy arreciaba solito la cogida. Comencé a sudar profusamente; ¡me estaba partiendo en dos el culo el recibirlo de esa forma, pero gozaba como perrita en celo! Jadeaba al sentir sus cada vez más profundas estocadas, al sentir cómo se me arrepegaba hundiéndomela TODA, ¡dejándomela unos instantes adentro para sacarla un poco y volver a meterla hasta el tope! ¡Que rica cogida me estaba dando nuevamente, implacable, portentoso, enorme, titánico! ¡Su manguera de semen comenzó a palpitar en lo más profundo de mi ser bañándome de nuevo con su espeso y caliente esperma, arrancándome uno de mis más gloriosos y expresivos orgasmos! ¡Me le pegaba todo lo posible para ordeñarle completamente el pito y su deliciosa “descarga blanca” que me inundaban, entre mis ardientes espasmos rectales le apretaba con mis esfínteres toda su vara para procurarle todo el mejor placer posible con mi desflorado ano que continuaba cimbrándose ante sus profundas embestidas, moviéndole el culo, haciéndole “chocolate-molinillo”…
Los dos paramos todo movimiento… yo me desvanecí sudorosa y exhausta sobre sus piernas, parándole y abriéndole más el culo, aún clavada por las nalgas, disfrutando como puerca de los “eléctricos shocks” que recorrían todo mi cuerpo. Su verga aún latía erecta y firmemente hundida en mi recto cuando traté (en vano) de levantarme para sacármela, ya Jimmy, que al sentir que se me salía, reinició vigoroso su “mete-saca”, afianzándome de nuevo por las caderas. ¡Ya, ya había sido suficiente! ¡Ya no lo aguantaba un minuto más en mi culo! ¡Me estaba comenzando a lastimar!… me le zafé con un rápido movimiento y salté (como pude) fuera de su alcance. De inmediato me sentí el ano… ¡tremendo boquete me había dejado el chiquillo! Me puse la mano para recoger el abundante esperma que comenzó a fluir incontrolable fuera de mí y que no podía detener, ya que mis esfínteres estaban completamente dilatados… sin mucho esfuerzo pude “calibrar los daños” cuando alcancé a meter ¡mi mano en él! ¡Bárbaro! Entonces Jimmy comenzó a lloriquear… como pude corrí al baño y tomé papel para ponérmelo en la cola que no dejaba de sacar su leche… Jimmy, ya despierto y llorando, con su verga completamente parada (ya lo sabía), demandaba atención… me recosté junto a él para tranquilizarlo… ¡Demonios! ¡Su enorme verga continuaba palpitando! Se la agarré sobándosela… eso pareció confortarlo, ya que dejó de llorar. Era más que obvio que no se le bajaría si continuaba tocándosela, y yo, caliente por naturaleza, volví a mamársela… bueno, no quise encontrar mejor forma de limpiarlo, y ahí me pegué como buena becerrita otra vez. Me tomó de la cabeza y comenzó contento a culiarme la cara… ¡que sabroso! No me importaba la hora, yo estaba mame y mame su adorable pitote y tenía que aprovechar, porque al mediodía regresaría mi “queridísima” amiga. Después de casi veinte minutos de mamársela, ya me dolía (ahora) la mandíbula… Jimmy comenzó a llorar otra vez… ¡le estaba encantando… o estaba acostumbrado a que mi amiga se lo hiciera todas las noches! Ya no podía soportar esa varota de carne en mi hinchada boquita, así que le di la espalda; retiré la compresa de papel y acomodé su pene entre los labios de mi mojada vagina; de inmediato me la dejó ir hasta el fondo, pegándose a mi cuerpo… y sólo así pude “descansar” unas horas, ensartada por su siempre erecto pene… ¡sí, sé que suena casi imposible el que alguien pueda mantener tanto tiempo una erección, pero créanme, él sí puede!
De vez en vez, y con mucho agrado, sentía como continuaba dormido, pero sin dejar de cogerme a su gusto toda la noche el “angelito”… en uno de sus arrimones me la sacó, sólo para metérmela certeramente de nuevo por mi aún dilatado culo… ¡Hummm! Me arrancó un doloroso grito, ¡pero me encantó!, así que le correspondí moviéndole el culo, deleitándome con su verga hasta que perdí el conocimiento por el cansancio.
Desperté “de ladito” aún ensartada en el culo por él, quien al desperezarse y sentirme, comenzó a culiarme otra vez. ¡Hummm, el mañanero! Arrecié la cogida dispuesta a “desayunar” más lechita… Jimmy respondió como buen macho afianzándose fuerte de mis caderas hasta que sentí su inminente venida; me le zafé, y como dije, estaba dispuesta a desayunar “leche”, hice que se vaciara completamente en mi boca… ¡Hummm, ay-que-rico! ¡Me tragué todo su esperma haciendo desaparecer su manguera en mi garganta! Una vez terminando de “desayunar”, se la limpié bien con la boca y de inmediato nos duchamos, donde también me la volvió a meter sin lograr venirse, yo sí… creo que ya lo había dejado “seco-meco”.
Mientras Jimmy desayunaba, yo saqué a lavar la ropa de cama que estaba manchada de nuestros fluidos y muy olorosa a sexo… y nos dispusimos a esperar la llegada de mi amiga, quien llegó “radiante” y a la hora indicada. Me preguntó cómo se había portado Jimmy y le respondí que era un “hermoso” y muy bien portado jovencito. Me agradeció el haberlo cuidado y le comenté que en cualquier momento que se le ofreciese, podía volver a “cuidarlo”. ¡Claro que con mucho gusto!
Nos despedimos y me marché, quedando de vernos en el trabajo y que ya me contaría cómo le fue con su pretendiente.
¡Wow! ¡No podía creer lo que tanto me había hecho gozar Jimmy esa noche!… me volví a mojar… me palpé mis partes y estas aún olían a sexo y secretaban su semen… ¡y ese domingo tenía que coger con mi novio! ¡Oops!
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