Joven y Hermosa Esposa le es Infiel a su Marido por Primera Vez
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Silene trabajaba en el área de Finanzas de una gran empresa donde yo era uno de los directivos.
Era amigable, platicadora e inteligente.
Pero se destacaba por su bello rostro, largo cabello cobrizo y un cuerpo impresionante: era alta, delgada, pero con grandes pechos y sobre todo unas nalgas redondas, paradas y muy firmes.
Era imposible no notarlas.
Muchos la invitaban, pero ella solo aceptaba en plan de amigos pues estaba casada recientemente y amaba a su joven marido.
No obstante, empezó a mandarme correos electrónicos primero amigables y luego aparentemente coquetos.
Yo pensé que estaba imaginando de más y no hice ningún intento por invitarla.
Igualmente yo estaba casado y ella era unos 20 años menor que yo (aunque me mantengo en perfecta forma física) por lo que decidí no darle importancia.
Un día sin embargo, me manda un correo y me invita a una reunión con otros compañeros de trabajo en un restaurante cercano .
Acepte por curiosidad y cuando llegue se sentó junto a mi y platicamos y reímos buen rato.
Al final de la reunión la invite un café y aceptó sonriendo.
Estuvimos nuevamente platicando muy a gusto y como a mi me gusta volar avionetas la invite el fin de semana siguiente.
Ella aceptó encantada.
El día del vuelo llego al aeródromo con su marido y una amiga, por lo que me dije: "andas echando a volar la imaginación demasiado".
me encogí de hombros y decidí pasarla bien.
Comencé a cargar combustible cuando Silene me dijo que si me ayudaba.
Le pase el bidón y ella se subió a la pequeña escalera para vaciar el contenido.
En esa posición sus nalgotas se veían impresionantemente hermosas entalladas en un ajustadisimo pantalón de mezclilla.
Cuando volteo, veo que su amiga me estaba viendo por lo que me quedo viendo a la amiga hasta que retira la mirada.
Pero me cuido de no volver a ser tan obvio.
El día pasa rápido y nos divertimos volando todos.
El lunes me busca al final del trabajo y nos vamos a un café nuevamente.
La química entre ambos iba en aumento y termine besándola en la boca y ella correspondió cerrando los ojos.
Durante las siguientes semanas nos quedamos platicando en mi auto frecuentemente, porque ella no quería ser vista ya que "estaba casada y otros podrían decir algo".
Con las semanas pasamos de los besos a los fajes, Luego a semi-desnudarla en el auto, a masturbarla y finalmente ella empezó a mamarme la verga y tragarse el semen.
Era super sensual ver ese hermoso rostro abriendo la boca al máximo y ver como se comía mi verga con ansia.
También me excitaba bajarle los calzones y dedearla en el auto hasta que llegaba casi gritando.
Era muy caliente.
Aunque ella se excitaba mucho, insistía que no queria cruzar la linea de tener sexo porque "estaba casada" y por lo mismo siempre me dejaba prendido.
Un día la invite a mi departamento cercano y ya ahí le dije que quería verla totalmente desnuda.
Ella acepto ser desvestida pero insistiendo que no pasaría nada mas porque "estaba casada".
La lleve a la recámara, la desnude totalmente y no pude menos de maravillarme al ver su magnifico cuerpo.
Parecía escultura, tetas grandes como toronjas, cintura estrecha, bello rostro y sus preciosas nalgas respingadas, redondas y blancas.
Me sentí afortunado de tener a esa preciosa joven mujer casada totalmente desnuda enfrente de mi.
Me desnude igualmente y empece a besarla fogosamente y chupar sus tetas y manosear su firme trasero.
Le abrí las piernas y comencé a hacerle sexo oral y me prendió oirla gemir: "Ayy, ayy".
Finalmente me senté a la orilla de la cama y a ella la senté frente a mi, sentada sobre mis piernas.
Me volvió a decir: "no me penetres, estoy casada".
Así que le dije que no lo haría, solo que tocaría su clítoris con mi verga parada.
Ella dijo que estaba bien.
Durante unos cinco minutos le chupe las tetas, le sobe las nalgas y frote la cabeza de mi verga contra su clítoris que se había puesto muy húmedo.
Ella gemía mas y mas y yo estaba por explotar.
Sin decir nada acomode la punta de mi verga a la entrada de su vagina y sentí como sus jugos calientitos empapaban el tronco de mi miembro.
En ese momento decidí penetrarla y se la deje ir toda hasta dentro, con un movimiento de cadera.
Yo estaba duro como hierro.
Silene, al sentir la verga hasta adentro abrió los ojos como platos, me volteo a ver a los ojos y dijo en voz alta: "Noooo, estoy casadaaa!!".
No dije nada.
Tampoco le saque la verga.
Nos quedamos quitos por unos segundos y entonces siento como ella empieza a mover sus caderas suavecito para sentir mi verga mas adentro, me abraza con fuerza y comienza a gemir y a decir: "Ayy no, estoy casada, estoy casada".
Lo que me enciende aún más, porque me daba cuenta de la tremenda lucha que se pelea en su mente, por un lado su conciencia le pide parar, pero por otro lado su pasión le pide seguir.
Continué sentandomela mas fuerte cada vez mas hasta que la recosté sobre la cama, le abrí las piernas al máximo y empece a penetrarla muy fuerte.
Ella seguia alternando sus grititos de "Ayy, ayy que rico", con los de "no, estoy casada".
Le subí las piernas hasta sus pies tocaban la pared y le sacaba la verga hasta que solo la punta estaba adentro de ella y luego con vigorosos movimientos la penetraba para que la sintiera hasta la garganta.
Su vagina casi totalmente depilada se veía hermosa abierta por mi verga gorda.
Finalmente la pongo a gatas y durante un buen rato la tengo bien agarrada de las nalgas mientras la penetro con todo lo que tengo, mientras ella continua con su lucha interna.
En eso ella me dice firmemente: "No, detente!.
, Estoy casada".
Y aunque ninguno de los dos hemos alcanzado el clímax, saco mi miembro.
Teníamos mas de media hora cogiendo y aunque estaba por explotar, entendí su angustia y me detuve.
Nos vestimos, ella tomo su auto y se fue.
Al día siguiente no me dirigió la palabra, pero no la busque.
Sabia que tenia que resolver ella sola su dilema.
Tras un par de días fue a mi oficina y me dijo sin demasiado preámbulo: "Quiero hacerlo todo ahora si".
Durante el siguiente año fue mi amante.
Tuvimos un romance fogoso y a veces salíamos con nuestras parejas en la noche, después de haber cogido como leones en la tarde.
Me sorprendía ver como ella se portaba como la inocente, amorosa esposa con su marido, apenas horas después que me había dado las nalgas y mamado la verga.
A la fecha la recuerdo.
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