Jugando con fuego, sexo con una adolescente!
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Soy Daniel de 34 años, casado hace tres años, con un hijo. Mi complexión es delgada, de 1.78 mt de estatura, fogoso en el amor, me encanta el sexo anal y lo he practicado con cuanta novia tuve y ahora con mi esposa Perla. Por la situación económica imperante, además de dar clases en algunas preparatorias, desde hace un año decidí también dar clases particulares.
Asi fue como conocí a Rosaura, una preciosa adolescente de 15 años (aunque con su cuerpo bastante desarrollado parecía de unos 18), cabello castaño claro, algo rellenita, tez blanca, ojos verde oscuro, lindas piernas menuditas. Rosaura venía de una familia bastante solvente económicamente. Rosaura era de tan bello rostro que creo que mi esposa tuvo algo de celos solo de verla. Nadie podía imaginar que detrás de esa carita bonita existía una ardiente adolescente.
Iniciamos las clases, a ella la atendía de 5 a 6 de la tarde, en un curso que solo le daba a ella. Casi siempre vestía de corto, es decir, faldas o vestidos cortos, sus piernas menudas era atractivas, con pantorrillas gruesas y un lindo y parado trasero. A pesar que debía comportarme con seriedad, con Rosaura me costaba hacerlo, ya que ella era muy amigable, simpática y extrovertida. Además con ese cuerpo de pecado, no tardaba en erectarse mi amigo que estaba debajo de mi trusa.
Durante las clases particulares, entablábamos conversaciones con temas como música, moda, novios y últimamente de sexo, que era un tema que, era evidente, que a Rosaura le atraía mucho. Las semanas previas, yo notaba un interés de ella hacia mi y hacia mi vida. Preguntas como -Oye profe, estas casado felizmente?-, -Profe, le gusta como me queda este vestido?-, -Profe? Ha pensado en mi?- -Profe, ayer lo soñé, sabe como?-.
Este tipo de insinuaciones fue poco a poco despertando el morbo en mi, aunque luego yo mismo me corregía, diciéndome que no me metiera con una menor, porque lo lamentaría.
Sin embargo, cierto día al finalizar la asesoría, Rosaura me dijo que los días sábado acostumbraba ir a la discoteca con sus amigos, pero su novio no iba a estar, me preguntó si podría ser su pareja esa noche. Yo casi temblaba para responderle, en un alarde de valor le dije que si, pero que como hacía ella para entrar en una discoteca, si era menor, ella me dijo que el dueño era amigo de la familia y que no había problema por eso. Asi que quedé con ella ese sábado.
Estuve nervioso los días previos. Y si algo salía mal?, y si mi esposa se enteraba?, Si alguien me veía alli con ella?. Esas dudas me estresaban. Nunca había hecho algo semejante. Le había dicho a mi esposa que iría a jugar naipes con mis amigos, en la casa de uno de ellos. Así que salí casi a la hora fijada. Llevaba unos jeans ajustados, para no parecer fuera de moda, una camisa tipo polo y pasé comprando unos condones a una farmacia por si acaso.
Llegué a la discoteca, había ruido estruendoso de la música, definitivamente me sentía extraño, era otra generación diferente a la mia. Entré y me ubiqué en la barra, pedí una cerveza, las luces centellantes no me dejaba ver bien y buscar a Rosaura. Por fin la vi en una mesa, acompañada de otras dos chavalas y un joven. Llegué y saludé a todos, Rosaura se paró y me dio un beso casi en la boca, lo cual me hizo sonrojar un poco. Me tomó de la mano y me llevó de una vez a la pista de baile. Para mi suerte había música salsa y merengue, que son dos tipos de música que sé bailar casi bien.
Mientras bailábamos, pude ver a Rosaura, estaba muy bien pintada de la cara, con una sombra azul en sus ojos, una blusa pegada a su torso, con un escote que hacía lucir sus dos lindos senos juveniles. Su falda era una mini tipo jeans color celeste, sus zapatos de poco tacón eran sin taloneras. Se veía más bella que de costumbre. Mientras yo la abrazaba para darle vueltas y bailar, pude por primera vez tocar su piel y apretarla contra mi pecho, sentí sus duros senos estrujarse contra mi. Mi pene estaba despertando y amenazaba con endurecerse en mis pantalones. En cierto momento, quedé abrazado a ella por detrás, mi paquete se pegó a su generoso trasero y ella se frotó contra el. Yo la abracé por debajo de sus senos y por la diferencias de estatura, pude ver casi todos sus senos, Rosaura no llevaba sujetadores. Mi pene se erectó sin remedio. Era imposible que ella no lo sintiera en sus nalgas.
A partir de allì, nuestros movimientos fueron provocativos. La cantidad enorme de gente en la pista de baile nos servía de cortina para esconder ese cachondeo. De allí vinieron las rolas románticas, ella se prendió de mi y su cabeza la puso en mi pecho, sentí sus senos, mis nerviosas manos la tomaron primero de la cintura debajo de la espalda. En un momento, ella despegó su cabeza de mi pecho y me susurró, aún con todo ese ruido, que yo le gustaba mucho, nuestras miradas se quedaron fijas, yo hice mi cabeza hacia abajo y ella hacia arriba, resultado, nuestros labios se unieron, primero apretándose uno al otro, pero luego fue ella la que deslizó la punta de su lengüita entre mis labios, no tardé más que un segundo en corresponderla, mi lengua se pegó a todo lo largo de su lengua. Nuestros labios se pegaron al máximo para darle más espacio a los apéndices bucales enardecidos.
Mis manos, casi por inercia y por lo caliente de la situación, las coloqué en la parte alta de sus glúteos, recorrí una parte con la punta de mis dedos, seguí bajando atrevidamente hasta casi tomar cada nalga con cada mano. A nuestro alrededor había varias parejas besándose o bien abrazados, nadie se fijaba, para mi suerte, en nosotros, pero había mucho riesgo. –Oye!, vamos a afuera un rato-. Ella estuvo de acuerdo, salimos y la llevé a mi automóvil, tipo sedan, vidrios polarizados. Nos metimos atrás, rápidamente seguimos besándonos como adentro en la pista de baile.
Puse mi mano derecha en sus senos, primero acariciando por encima de su blusa, pero en pocos minutos, la meti por debajo de su blusa y acaricie sus senos piel a piel. Eran tersos como la seda, sentí rapido el bultito de sus pezones ya erectos, los palpé con la punta de mis dedos una y otra vez. Ella emitía respiros muy profundos, la chavala se estaba excitando. Levanté su blusa y movi mis labios hacia sus senos, los besé varias veces y luego los fui apretujando por parte con mis labios, hasta llegar a sus ahora voluminosos pezones. La luz que nos daba de los postes del alumbrado era suficiente para ver toda su hermosura juvenil.
Si bien es cierto que Rosaura estaba muy excitada, lo podía oir por sus gemidos y su respiración acelerada, yo también estaba con una erección que me empezaba a mojar la trusa y me estaba volviendo loco. Mientras me comía sus dos deliciosas montañas de carne, esa misma mano que había utilizado para acariciarlas, la puse en sus carnosos muslos y sin miseria acaricie su chuchita sobre su braguita. Creí que ella se molestaría por eso o algo asi, pero Rosaura abrió sus piernas para permitir que mis dedos tocaran toda su vulva por arriba de su braga. Noté de inmediato que estaba mojada la tela de su ropita interior, el líquido era viscoso, no había duda que eran sus líquidos vaginales que lubricaban sus chuchita.
Dejé de mamar sus senos y regresé mis labios a su ávida boca, metí mis dedos dentro de su braguita y luego entre sus labios vaginales, quedé sorprendido de la cantidad de lubricante vaginal que ella ya había echado. Me mojó todos los dedos, se antojaba introducirle un dedo en su chuchita, así lo hice, nunca había metido un dedo en un sexo tan caliente como el de Rosaura. Sus gemidos aumentaron de volumen. Ella me tomó con su mano la mía, y fue ella la que llevó el ritmo de la dedeada que yo le daba a su cuquita. Incluso la emoción me hizo insertarle otro dedo a la par del primero en su candente vagina. Ella gimió fuerte y exhaló aire cuando sintió mi otra falange en su interior.
-Vamos a otro lado- me dijo Rosaura entre susurros excitados.
Sin salir del automóvil, solo me brinque hacia el sitio del conductor y a toda velocidad salí a la autopista buscando el motel más cercano. Al cabo de cinco minutos, por fin lo encontré, era de aquellos auto-moteles, donde puedes entrar a la habitación con todo y auto y bajas las persianas eléctricas y quedas dentro. Bajamos del automóvil, luego de pagar en una ventanilla, subimos unas gradas, que terminaban en una puerta, la habitación estaba totalmente alfombrada, tenía jacuzzi, espejos por doquier y en el centro una enorme cama.
Nos empezamos a besar y ella nuevamente entre susurros me decía que le hiciera el amor. La cargué en mis brazos y la acosté en la orilla de la cama y siguieron los besos húmedos, alli tendida le quité la blusa, sus senos juveniles eran perfectos, los mamé lentamente, quería disfrutar al máximo mi primera infidelidad, Rosaura gozaba al màximo cada caricia con mi boca y lengua que yo le daba en sus blancos senos y en sus rosados pezones. Mis manos también trabajaban en recorrer sus piernas, llegaba a sus muslos y hurgaban su cuquita sobre su braguita. Con una mano y con su ayuda le fui quitando su braguita, al fin salio por sus pies, o sea que solo me quedaba su minifalda.
Mi boca bajó de sus senos a su vientre, le hice unos círculos con la lengua en su ombligo, Rosaura volvió a gemir. Mis labios chupando todo a su paso siguió bajando, en eso pude sentir sus primeros vellos púbicos depilados, que eran pequeñas astillas en mi lengua, lamí todo a mi paso, abrí sus piernas, ella ayudó también, seguì bajando y ahora pude sentir el olor a hembra mojada y caliente, la punta de mi lengua se colocó encima del botoncito de su clítoris y le di pequeños toques, la pequeña se retorció en la cama y tomando de los cabellos me quiso quitar de su vulva, pero su fuerza era mìnima.
Mi lengua no se detuvo, siguió bajando por su entrepierna y se metió por entre sus labios vaginales, alli estaba húmedo y caliente, sus líquidos viscosos fueron limpiados por la saliva de mi lengua. Rosaura dijo algunos monosílabos en sus gemidos y quiso cerrar sus piernas con mi cabeza en medio. Ahora yo use mis manos para separar de nuevo sus muslos. Luego metí mis manos debajo de sus nalgas, para levantarle su chuchita varios centímetros sobre la superficie de la cama, con ello tuve mejor acceso a su cuquita mojada por mi saliva y de paso ahora mis lenguetazos podían llegar hasta el hoyito de su culo. Cuando le toque con la punta de la lengua su orificio anal ella se retorció en la cama y más que gemido emitió un quejido de excitación.
Palpé lo arrugado de su ano, le hice también pequeños círculos como lo había hecho con su ombligo, subí un poco la vista para verla retorcerse en la cama y la vi como con sus manos apretaba las sabanas y como mordía con sus dientes su labio inferior de su boca. La chavala estaba gozando a plenitud su primer orgasmo.
Le seguí comiendo su chuchita por otros minutos más, hasta que ella rompió el encanto pidiéndome que la penetrara. Pero yo tenía otros planes. Me quité la ropa completamente, incluyendo los calcetines. Le terminé de quitar su mini, quedando como dios nos trajo al mundo. Ella aún estaba acostada, subi a la cama de rodillas y con la verga apuntando el techo de la habitación, le dije que quería que me lo mamara primero, ella acomodándose de lado acercó su boca sin usar las manos y con una sonrisa en sus labios comenzó a lamer lo largo de mi tronco, lo hacía con mucha gracia y me miraba con sus traviesos ojos claros. Luego abrió su boca al máximo y engulló una buena de mi verga. Ahora ella me hizo temblar cuando sacaba y metía mi nabo en su boquita, al parecer a ella le gustó hacerme gemir y me comenzó a hacer una deliciosa mamada de verga. Se notaba que tenía cierta experiencia en esos menesteres. Tanto que estuvo a punto de hacerme pasar del punto de no regreso, pero interrumpí su rica chupada, ella sabía que lo que yo quería ahora era cogerla.
Rosaura se acomodó de nuevo boca arriba y me abrió las piernas invitándome a poseerla ya, me fui acomodando entre sus piernas, las levanté con mis brazos y guiando mi verga la puse en su chuchita y se la dejé ir. Ella gimió y sus manos me tomaron por los costados, no dejó de arañarme en la acción, mi pene erecto se iba metiendo en su lubricada gruta, iba abriendo las paredes calientes de su intimidad, ella me jaló hacia sus labios y la última parte de mi verga se la metí con nuestras lenguas retozando en mi boca. Luego vino el rico mete-saca, primero lento, dándole tiempo para que se dilatara por dentro su cuquita, la fricción de su vagina con mi verga era deliciosa, me hacía gozar lo indescriptible. Nuestros gemidos armonizaban mientras nos hundíamos en el más rico placer carnal. No tardó ella en alcanzar su clímax, lo pude sentir por la forma en que me apretó con sus uñitas y cerrando los ojos emitió un par de largos chillidos.
Después de coger rico de esa forma por varios minutos, la estuve variando, es decir, le levantaba una pierna sobre mi hombro o bien me levantaba para cogerla casi hincado con sus piernas en mi torso, esta última me permitía ver como entraba y salía mi duro tronco de su chuchita colorada, la cual ya estaba dilatada y completamente impregnada de sus líquidos vaginales y claro de algunos lubricantes pre-seminales mios. En eso veo que Rosaura comienza como a tener como ataques y se retuerce en las sabanas, la chavala rápidamente llegó a su segunda corrida.
Nuevamente me detuve y no quise venirme, utilizando como pretexto el cambio de posiciones en la cama, tuve tiempo para que mi verga no pasara el punto de no retorno, también gané tiempo besándola en los labios, ella correspondió. Puse una mano en su chuchita y era exagerado la cantidad de líquidos vaginales que tenían sus labios vaginales y el interior de su vagina. No me costó meter uno y dos dedos en su cuquita con tanta lubricación. No pude aguantar la curiosidad y al sacar los dedos de su vagina los llevé a mi boca y saboree el más íntimo y sabroso de los néctares de este mundo, el sabor agridulce de las corridas de una mujer.
Le pedi que se pusiera en la posición perruna o sea en cuatro, pero sosteniéndose en la parte frontal por sus codos y no por sus manos (que es la forma personal que me gusta), de esta forma su lindo trasero blanco y en forma de corazón quedaba empinado. La chavala tenía un rico culo, no cabía duda de eso, fue difícil no darle una lluvia de besos y lamidas antes de cogerla, asi que le comí sus dos nalgotas, las abri y lamí de nuevo el circulo de su culito, no era mi afición lamer culos, pero ese en particular era un sabroso platillo.
Luego de comerle su trasero, me coloqué atrás como corresponde y la penetré, de dos empujones mi verga quedó metida hasta lo más profundo de su vagina. Ella gimió cuando se sintió penetrada. Luego la tomé de sus caderas y me dispuse a cogerla bombeando mi verga en su interior. Creo que esta pose me gusta por que además de penetrarla, tiene acceso a tocar y apretar sus nalgas, y a su tersa espalda y puedes hurgarle su orificio anal. Y eso hice, con la punta de mis dedos le acariciaba su ano mientras le bombeaba mi verga.
Su ano se fue dilatando poco a poco, luego de pocos minutos podía meterle la punta de mi dedo en su culito, otros pocos minutos más ya le entraba medio dedo y Rosaura contoneaba sus caderas como cogiendo mi dedo en su ano. Eso me animó a cambiar de dedo y le puse el dedo medio de mi mano y se lo clavé en el interior de su culito, ella también lo recibió con contoneos y gimiendo. Eso me hizo dudar sobre la virginidad de su culito. Me animé a meterle también el dedo índice a la par de dedo medio y ella lo aceptó entre gemidos y movimiento de su trasero.
Asi que sacando mi verga de su vagina, con suficientes líquidos vaginales viscosos, me empiné un poco más sobre el trasero de ella y poniendo la punta de mi nabo en su esfínter empujé fuerte y el cabezón de mi glande abrió de par en par su bello ano, ella se quejó más no hizo nada por detenerme. Mi verga abrió su recto lentamente, sentí lo apretado de su caverna sobre mi tronco, como si lo estuviera ahorcando. Finalmente ya no seguí empujando porque casi la totalidad de mi verga estaba en su recto. Lo rico de coger por el culo, es que no necesitas bombearlo mucho, lo apretado de su interior te da placer sin siquiera moverte. Pero, como buen varón, siempre queremos más la empecé a culear lentamente primero y rápidamente después. Rosaura ahora mordía las sabanas con sus dientes y ante la venida de su orgasmo se dejó caer en la cama de bruces, al parecer estaba excitada o fatigada.
Tuve que bajarme hacia ella, quedando de una posición perruna a una posición invertida del misionero, es decir sobre ella, pero boca abajo. La culié un rato más ahora con el objetivo de correrme, le martillé duro mi verga en su recto y luego de unos tres minutos dándole, por fin mi esperma se liberó y salió con fuerza, rápidamente de la hendidura de su ano salió mi leche blanca, la cual bajó por la raya entre sus nalgas, como pequeños ríos de semen.
Luego de descansar y asearnos, abandonamos el motel rumbo de nuevo a la discoteca, habrían pasado unas dos horas y media desde que salimos de allí. Rosaura se reunió con su amigos y yo me despedí de ella con un rico beso.
Esa fue la primera vez infiel. Ella siguió llegando a mi casa por sus clases particulares y aprovechaba cualquier momento solos para darme algún beso húmedo. Tardamos exactamente tres semanas para volver a vernos fuera de la casa y volvernos a entregar en un motel. Yo sé que estoy jugando con fuego, ella es una menor, soy casado, tengo un prestigio que cuidar, pero por el otro lado que rica esta esa chiquilla, me vuelve loco en la cama.
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