Jugando con mi hermanita
No dejé que se moviera, mi cuerpo encima del suyo lo impedía, su coño era mío en aquel momento y lo iba a disfrutar hasta correrme dentro y vaciar hasta la última gota de semen..
Hacía dos años que no volvía a casa debido al máster que estaba haciendo en Boston. Cuando llegué a casa todos corrieron a abrazarme. Mi madre se había casado de segundas con un buen hombre que tenía una hija fruto de su anterior matrimonio. Susana, que así se llama mi hermanastra, había crecido y estaba hecha una mujer. Vestía como visten ahora las chicas jóvenes, top ajustado marcando tetas y unos shorts que dejaban ver parte de sus carnosos glúteos.
Después de cenar, mis padres se acostaron y mi hermana y yo nos quedamos viendo la tele en el sofá. Ella se giró hacia mi se tumbó poniendo las piernas encima de mis muslos. Tenía una piel suave y morena.
-Me han dicho que por allí se hacen unas fiestas universitarias que son bestiales.
-Bueno…. A veces se pasan bebiendo, sí.
Fui notando que su pierna izquierda se colocaba discretamente sobre mi paquete, con suavidad y disimulo.
-También me han dicho que hasta hay fiestas con orgías en el campus. ¿Has participado en alguna… mmm… hermanito?- Dijo mientras movía la pierna sobre mi paquete.
-No… no he visto ninguna, pero… ¿de dónde sacas eso?
-Lo he visto por internet. Mira.
Me dejó su móvil y pude ver un vídeo donde se veían universitarios en una fiesta en el campus bebiendo como cosacos y había un chico follándose a cuatro patas a un bellezón en el sofá mientras otros aplaudían y jaleaban.
-No sé… a lo mejor está preparado…
– ¿Tú crees?
Preguntó con picardía a la vez que movía sutilmente su pierna sobre mi paquete que ya estaba empezando a despertar. La miré sonriendo y vi que sus pezones querían romper la fina camiseta blanca.
-No te creas todo lo que ves en Internet.- Le puse la mano sobre su muslo y lo acaricié. Noté que ella abría un poco las piernas, como invitándome a subir más. Cosa que hice, pero sólo un poco más para después darle un cachete y decirle que me iba a la cama. Dejé su móvil sobre entre sus tetas y sin querer, al retirar la mano mis dedos tocaron sus duros pezones.
A media noche me levanté a la cocina a beber agua. Al volver me percaté de que en la habitación de mi hermana había una tenue luz. Me acerqué a la entrada y la vi con la mano dentro del short. Se estaba masturbando mientras veía un vídeo porno, seguramente uno de orgías universitarias. Enseguida se me puso como una piedra y no dudé en sacármela y darme placer mirándola. Levantaba su pubis mientras se metía los dedos y luego se frotaba fuerte el clítoris. Creo que uno de mis gemidos le advirtió que la estaba espiando, lo cual no pareció importarle, es más, la situación la puso más cachonda, pues se quitó el short dejando al descubierto su joven chochito depilado. Sus dedos lo abrían y jugaban en su interior. Luego cogió la almohada la puso entre sus piernas y se frotó el coño con ella. Se puso boca abajo restregándose el coño y enseñando su precioso culo de melocotón. No dejaba de mirar el vídeo frotando con furia su coño contra la almohada hasta que se corrió. Yo ya lo había hecho sobre mi mano, evitando que mi semen manchara el suelo.
A la mañana siguiente desayunamos todos juntos y mi madre me dijo que el domingo iríamos al campo con Adrián. Pregunté quién era y resultó que mi hermanita tenía novio. Un joven y fuertote chico bien, de buena familia.
Habíamos establecido el “campamento” cerca de un riachuelo. Susana y su novio fueron a dar una vuelta mientras nosotros nos quedábamos charlando. Pasado el rato mi madre me dijo que saliera a buscarles, pues se acercaba la hora de la comida. Anduve por la orilla del río unos veinte minutos cuando no muy lejos, detrás de un árbol intuí un par de personas. Me acerqué un poco y cuál fue mi sorpresa al verlos a los dos totalmente desnudos. Mi hermana con las manos apoyadas en el tronco de un árbol mientras Adrián se la estaba follando por detrás. Giré un poco a la izquierda y me acerqué más. Ella me vio y sonrió mostrándome su cara de placer. Él estaba absorto mirando su polla entrando y saliendo de su húmedo chochito a la vez que la sujetaba de las caderas. Ella arqueó un poco la espalda agarrándose las tetas y pasándose la lengua por los labios clavó su mirada en mí fijamente, con esa mirada de deseo, de puta ardiendo, me puso tan cachondo que volví a masturbarme para ella. Miraba mi polla erecta, dura, relamiéndose otra vez los labios, deseosa de tenerla en la boca, de saborearla hasta llenársela de mi leche calentita. Cuando me corrí le hice un gesto de que era hora de volver. Me quedé un instante observando aquel cuerpo musculoso embistiendo como una bestia el coño de mi hermana. Pensé que si tenía la polla como los bíceps la iba a reventar.
Cuando regresaron, mi hermana y yo intercambiamos miradas de complicidad y terminamos de pasar el domingo en familia. A la vuelta dejamos a Adrián en su casa y nosotros a la nuestra.
Dos días después ella me acompañó a la universidad a hacer unas gestiones. A la vuelta conduje por la autopista y al ver que chateaba le pregunté si estaba hablando con su novio.
-Es que te quieres masturbar mientras hablo con él?- Y soltó una risa traviesa.
-¿Quieres que te traiga una almohada?- Dije riendo. Ella me soltó un “¡¡Oye!!” seguido de una leve bofetada en el hombro.
Luego dejó el móvil y se quedó mirando un camión al que estaba adelantando. Cuando quise mirar de nuevo la vi con el top bajado enseñando las tetas al camionero que sonreía gratamente.
-Pero, ¿qué haces? ¿Estás loca?
Ella me miró riendo y puso los pies encima del salpicadero del coche. Miró al camionero y se acarició el clítoris por dentro del short mientras con la otra mano se agarraba una teta y jugaba con el pezón.
-Hay que darles una alegría, hermanito, los pobres se pasan tantas horas al volante…- Sin decir más se acercó a mí, me bajó la cremallera, sacó mi polla y comenzó a chuparla. El camionero miraba y me cercioré de ir a la misma velocidad para que contemplará la escena.
Aquello me puso realmente a mil, así que en la siguiente área de descanso paré el coche, me bajé, abrí la puerta del copiloto, agarré la cabeza de mi hermana y le follé la boca a placer. Cuando noté que iba a correrme paré. Me arrodillé y la abrí de piernas para lamerle el coño, la muy zorra lo tenía súper húmedo. Le metí la lengua hasta que no pude más y la movía dentro de su coño. Ella gritaba de placer apretando sus manos contra mi cabeza para que no parase. Después la saqué del coche e hice que se reclinara sobre el asiento, tenía medio cuerpo fuera y medio dentro del coche. La azoté el culo un par de veces y se la clavé hasta los huevos arrancándole un grito de placer que se convirtió en gemidos. Mientras la follaba veía los coches pasar, algunos miraban intuyendo que allí había alguien follando y eso me excitaba aún más. Luego pasamos al asiento trasero y me cabalgó como una puta. Su coño estaba hambriento de polla y yo la complací gustosamente. Mi boca se llenó de sus pechos que chupé hasta saciarme. Se corrió gimiendo como una loca. Apretando su coño contra mi polla hasta que no pudo más. La saqué del coche y la puse mirando a la autopista, ella se reclinó y me ofreció de nuevo su coñito que volví a follar sin contemplaciones a la vista de todos los coches que pasaban y quisieran mirar cómo se folla a una buena puta. Me corrí dentro de su chorreante chocho y al sacarla se giró y me la relamió con la lengua hasta dejarla limpia. Luego se levantó, me miró sonriendo y me llevó de vuelta al coche donde ya nos fuimos a casa.
No dijimos nada de lo sucedido durante el trayecto. Hablamos como si nada, con naturalidad.
Una noche regresó tarde pues había ido de fiesta. Esperé a que se cambiara y apagara la luz. Después me levanté y fui a su habitación. Estaba boca abajo, sólo llevaba puesto el tanga. Me acerqué sigilosamente y al notar que se lo estaba bajando exclamó con sorpresa y en voz baja:
-¡¡¿Qué haces?!! ¡Mi padre podría levantarse y pillarnos!
-Sí, y eso lo hace más morboso y excitante, ¿no crees?
Antes de que pudiera contestar ya había hundido mi dura polla en su estrecho coñito.
-¿Has follado con él hoy?- Le pregunté mientras la follaba.
-Mmmm….no…mmmm…fóllame….no pares, joder.
-Sí, zorrita, así, mmm para que pienses en mí cuando tengas su polla dentro de ti, mmmm, puta!
No dejé que se moviera, mi cuerpo encima del suyo lo impedía, su coño era mío en aquel momento y lo iba a disfrutar hasta correrme dentro y vaciar hasta la última gota de semen. Empujaba la polla en su interior haciendo palanca hacia arriba lo cual le hacía gemir de placer que tenía que silenciar mordiendo la almohada.
-¡Hijo puta! ¿Así te follas a las americanas? Mmmm… Ohhhh…Dale…dale….mmmm, que me corro cabronazo…mmmm….
Y así corrieron nuestros encuentros hasta que volví a la universidad. Ya ardo en deseos de regresar y que me dé una buena bienvenida. Me dijo que su culo ya no era virgen y que me estaba esperando… La muy zorra me contó que por fin había ido a una de esas fiestas universitarias con una amiga y que a las dos las follaron como bestias en una de las habitaciones delante de un montón de gente que jaleaban sin parar mientras otros se masturbaban mirando. A las dos les hicieron una doble penetración y cuando los tíos se corrían se iban intercambiando sin parar de follarlas como putas. Acabaron con el coño ardiendo y el culo dolorido, pero me dijo que mereció la pena, fue una experiencia increíble.
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