La amiga de mi mujer era bien putita
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Mi esposa y yo de 24 y 25 años respectivamente, nos trasladamos a vivir a una ciudad grande hace dos años. Mi mujer pertenece ahora a un grupo de amigas de alta sociedad, y yo he creído siempre que las mujeres casadas o no, que alli se desenvuelven son de doble moral.
En una invitación que le hicieran a mi esposa, para celebrar el cumpleaños de una de ellas, en un restaurante de lujo de la ciudad, me pidió que la acompañara ya que la celebración sería en parejas. Yo al inicio había dicho que no iba, pero las esposas saben como convencer casi siempre a su pareja. Fuimos a ese restaurante!.
Éramos cinco parejas, no recuerdo sus nombres, pero estuvimos más tiempo platicando con Raúl y Paula, ella es una mujer no gorda pero si llenita, de cabello corto, regular estatura, dos buenos senos y una gran culo, sería de unos 25 años. Yo platicaba con su marido y mi esposa con ella. Sin embargo, yo notaba que ella me miraba de reojo y me sonreía conmigo todo el tiempo. Yo no soy un adonis, pero me defiendo, tengo un cuerpo bien desarrollado por el ejercicio que hago y visto siempre a la moda.
Hubo un momento en que yo me levanté de la mesa, para ir a los baños o sanitarios, la bebida ha hecho efecto, ingreso, orino y cuando me doy la vuelta alli esta frente a mi Paula quien me ha seguido. Yo me quedé un poco mudo, pero ella me dice -Me gustas mucho!-, luego me jala y me da un fuerte beso de lenguita. Yo un poco contrariado, no me resisto, la abrazo y le devuelvo el beso también con lenguita.
Ya más calmado, sé que debemos de hacerlo rapido, tenemos pocos minutos, ya que una mujer en el baño de hombres no es muy común y podría ser un escándalo; la abrazo mientras la beso y le aprieto sus grandes nalgas y luego la conduzco a uno de los sanitarios que tienen puerta, ya adentro cierro la puerta y la coloco contra la pared dándome la espalda, le subo la falda y como no tengo mucho tiempo, lo más practico fue romperle su delgada tanguita que apenas cubre una pequeña parte de sus nalgas, meto una de mis manos entre sus nalgas para tocarle su raja, la chica esta mojadisima, mientras le froto mis dedos en su coñito, meto uno de mis dedos en su vagina, uyy esta calientisimo alli adentro, la pajeo un rato con ese dedo, mientras yo saco mi verga erecta por la excitación, luego le empiezo a frotar sus labios vaginales con mi glande hinchado, lo hago varias veces, ella gime reprimidamente para no hacer ruido, ya es tiempo!; y sin más se la empujo adentro de su vagina y se la ensarto hasta el fondo, su vagina ya se encontraba muy lubricada. Ella gime y jadea cuando se siente penetrada. Luego la tomo por la cintura y la empiezo a pistonearla con fuerza. Su vagina a pesar de todo, es bastante estrecha lo que me proporciona un placer adicional, el riesgo y el peligro de este encuentro insólito y prohibido me tiene muy excitado.
En eso, se oye que alguien entra al cuarto de baño, por el ruido de la puerta, donde estamos. En ese momento detengo el bombeo de mi verga dentro de su vagina, una voz me dice
• Oye Carlos, estas bien?- -por que a mi creo que me cayo mal el Brandy con la comida, -es Raul!! el esposo de Paula!, solo la puerta del sanitario nos separa de él. Le hago señas con el dedo en la boca a Paula, para que guarde silencio. Aun tengo la verga dentro del coño de su esposa, quien está a m lado oyendo y viviendo todo. Me anime a contestar:
• -Sí Raúl, creo que algo no esta bien en mi estomago-.
En esos segundos siguientes, en que Raúl comienza a orinar en un mingitorio. El hecho de estar allí cogiendome a Paola, su mujer, y por lo prohibido y el temor del momento, me calienta la sangre como nunca, y creo que a ella también, poco a poco sigo pistoneando suavemente mi falo dentro de la vagina de Paola, quien también mueve su gran culo con mi verga adentro, sin embargo, tiene cara de asustada, pero ella está disfrutando el momento también. Asi también, meto mi mano debajo de su blusa para acariciar y apretar sus grandes tetas. Aprieto sus pezones entre mis dedos. Pasan los segundos.. Seguimos follando despacio muy despacio.
Raúl termina de orinar, se lava lentamente las manos y prende la maquina de secado que emite su tradicional ruido. Mientras eso está ocurriendo, he sacado la verga de su vagina y me agacho, casi hincándome, ahora tengo de frente sus grandes nalgas blancas y comienzo a comérmelas a besos y chupones, sigo la raya de sus nalgas con mi lengua y le busco su hoyito del culo y lo lamo varias veces con fuerza. Paola ahora esta tapándose la boca aguantándose para no emitir ningún gemido que nos pudiera delatar en ese momento.
Raúl, su esposo, termina de secarse las manos y se retira, se oye el golpe de la puerta al salir. En ese instante, recupero la posición de pie, le doy vuelta a Paula, quien ahora esta frente a mi, le bajó los tirantes de su blusa y comienzo a mamar con grandes chupones sus tetas, ella se recuesta un poco sobre el deposito de agua del sanitario, y la vuelvo a penetrar de un solo golpe por la vagina, le agrego velocidad al mete-saca tratando de terminar lo más pronto posible, ya que es posible que nos echen de menos en la mesa. Paula me dice -Carlos, me avisas cuando vayas a terminar-, a lo que respondí -Esta bien!-, al principio pensé que me lo decía por qué ella no usaba ningún método de anticonceptivo. Seguí cogiendola al menos otro par de minutos más, hasta que sentí que me corría -Me córro!- avisé. Paula se desprende de mi y se arrodilla y mete mi verga en su boca, en ese momento mi verga empieza a lanzar chorros de esperma y ella se traga todita mi esperma, ante mi asombro. Me limpió toda la verga, asi también me lamió mis cojones. Luego, ella se compone su ropa, excepto su tanguita que está rota en el piso, la recoge y la hecha en bote de papeles sucios. Me da un beso en la boca y me dice que ha estado fantástico.
Salgo yo primero del baño, para ver que no haya personas cerca y le aviso a Paula, para nuestra suerte el restaurante esta casi vacío por la hora, el reloj marca las 11:20 horas de la noche. Paola sale y se integra al grupo, dos minutos más tarde hago lo mismo. Nadie se ha dado cuenta, ni mi mujer. Además he comprobado mi teoría inicial personalmente, de que varias de las mujeres de la alta sociedad son bien putas.
Para terminar la historia, Paula me llama varios días después por teléfono disculpándose, me indicaba que no sabia porque lo había hecho, que posiblemente por el licor, que había perdido la cabeza, que amaba a su esposo, me dijo una sarta de mentiras y excusas para disculparse. Yo tranquilamente la escuché, luego le dije que era una mujer muy bella, que tenía un culo estupendo y que yo la había pasado super y que deseaba verla pronto para que se repitiera lo antes posible. Ella al oir eso se quedó sin habla por un momento, luego con voz cambiada me dijo -Mi esposo se va al extranjero por unos días la semana entrante, llámame a este numero!- yo lo apunte, ella colgó.
Basta decir con que la volví a ver, la llevé en mi auto a un motel de lujo y ahora con más tiempo la ensarté hasta el cansancio por todos sus agujeros posibles, ella gemía y bramaba de placer, fue realmente caliente y genial. Verla completamente desnuda fue algo delicioso y penetrarla en varias posiciones por su vagina y por su culo fue muy excitante, también el haberme hecho una cubana con sus grandes melones. Realmente Paula gasta mucho dinero para cuidar su cuerpo y yo estoy agradecido por eso, tiene la piel suave, su pies muy arregladitos, su cabellera es divina, es un poco regordeta, pero su enorme culo le da el perdón. La tercera vez lo hicimos en su propia casa y en su cama matrimonial. Paula es bien putita y ahora quiere presentarme a otras amigas de la alta sociedad. Yo, completamente feliz.
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