La cartera 3
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
El domingo cuando me fui de casa de Eduardo, me fui muy satisfecha, pero llena de dudas.
Cuando llegué a mi casa, no había nadie aún, me fui a mi dormitorio, me desnude y me quedé mirando al espejo.
No me veía mal para tener la edad que tengo, me veía atractiva, y entonces por que no atraigo a mi marido y si atraje a otro hombre.
Un hombre que es todo lo opuesto a como me gustan a mi, él usa el cabello largo, pañuelo en la cabeza, barba hasta mas abajo del pecho, tatuajes, aretes en las orejas, motero, yo jamás me sentí atraída por ese tipo de hombre, pero Eduardno no solo me atrae mucho, sino que no me lo puedo sacar de la cabeza.
Fue el hombre que enseño a ser mujer, a disfrutar del sexo sin límites, me enseño a disfrutar del sexo anal, cosa que con mi marido no lo pude hacer desde las dos o tres veces que lo hicimos cuando recién nos casamos, me hizo doler hasta hacerme llorar de dolor, pero con Eduardo es distinto, disfruto sintiendo como su polla me abre el ano y se mete toda dentro dentro de mi culo, sentir mis nalgas aplastadas contra su cuerpo, de pedirle yo misma que me folle el culo, de sentir su deliciosa leche llenar mi boca cuando le chupo la polla, y cuando se la tragué a mi marido vomité, tocar el cielo con las manos cuando siento como Eduardo se corre en mi coño, sentir su leche desbordando mi vagina y con mi marido siento un uffffff, por fin termino.
Puse un espejo de mano en el suelo y me puse de forma que se me vea el ano, y me sentía bien, no sentía ningún remordimiento al ver lo abierto que tengo el ano.
Sin decirle nada, chupar su polla y luego subirme sobre él y hacer que me entre toda en el coño, sintiendo el mayor placer del mundo al tenerlo dentro mío, sentirme mojada con solo una caricia suya, cosa que con mi marido deje de sentir eso hacía ya mucho tiempo.
Cumpliendo por obligación mi rol de mujer en la cama, para luego sentirme sucia, usada, y sin embargo con Eduardo me sentía amada, quedaba feliz tendida sobre su cama, sintiendo su leche salir de donde me la había dejado, en el coño o en el ano.
Me fui a duchar, no quería pensar mas en ese hombre, quería olvidarme de él, me sentía confundida.
Me duché, salí del baño y me puse mi pijama de entre casa.
Miré mis pies, mi marido nunca me los había besado y Eduardo no solo los besó, sino que me hace gritar de placer lamiendo los dedos, la planta de mi pie y su polla entrando y saliendo de mi culo.
Que me hizo ese hombre, que siento realmente?.
Cuando llega mi marido, me saluda con dos besos en las mejillas, Eduardo siempre que me hizo pasar a su casa me beso la boca, "hola Lola, como pasaste el fin de semana", me dijo, dejando una bolsa llena de peces que había traído, ni me había mirado, nada, "aburrida", le metí, "bueno, ahí tienes para que te entretengas, puedes limpiar el pescado si quieres", me dijo, y se fue al baño
.
Yo me sentí tan humillada, que quise tirarle los pescados por la cabeza, irme.
Deje la bolsa donde estaba, "limpia tú si quieres los pescados, no soy tu sirvienta", le dije, enfadada, abriendo la puerta del baño y me fui a mi habitación a llorar de impotencia, "pero joder, que te ocurre?", me dijo, saliendo del baño desnudo, yo lo miré y no dije nada, seguí en la cama llorando.
Al día siguiente me fui a trabajar como siempre, no quería ver a Eduardo hasta no centrar bien mis ideas, estaba muy confundida, una amiga me pregunta que me pasaba y en un arrebato de locura y confianza desmedida le conté todo, ella me abraza para que llore en su hombro, "Lola, habla con tu marido, no hagas esas locuras, ya se de quien me hablas, tienes una familia, un hogar, no puedes tirar tantos años de matrimonio a la basura", me aconsejaba mi amiga.
Me quedé pensando en lo que me dijo, y decidí hablar con mi marido, sin contarle que le había metido los cuernos por supuesto.
Cuando estuvimos hablando, él me miraba con cara de no poder creer lo que le decía.
Se levantó, me miraba de una forma extraña y solo me dijo, "jilipollas", antes de irse y cerrar la puerta de casa con un fuerte golpe.
Yo me sentí completamente derrumbada, ahora si que no sabía que hacer, quise hablar con mis hijos y ellos me dijeron que eran problemas nuestros, que ellos no se metían.
Mi marido casi no me dirigía la palabra, me sentía la mujer mas sola del mundo.
Al otro día le conté a mi amiga lo que me había ocurrido, y solo me dijo que aguante, que tenga paciencia.
Sin saber que hacer me fui a casa de Eduardo, como siempre me besa los labios cuando entro, le conté todo lo que me había pasado, lo que me estaba pasando.
Él estaba sentado en el sillón del salón y yo en una silla, me estira los brazos, yo me siento en sus piernas, "que hago cariño?", le dije, dejando que me bese los labios, "no le digas mas nada, deja que pase el tiempo a ver que te dice y que hace", me dijo, pasando su mano por mis tetas, "es que temo enamorarme de ti", le dije, dejando que me abra la camisa y me saque las tetas del sujetador, metiendo uno de los pezones en su boca, haciendo que gima de placer al sentir la lengua de Eduardo en mis tetas, "cariño, tú me haces olvidar todos los problemas", le dije, acariciando su cabeza mientras me chupaba las tetas, "desnúdate para mi", me dijo, dejando que me ponga en pie, y haciendo movimientos lo mas sensuales que podía, me fui desnudando bajo la atenta mirada de mi amante hasta quedar completamente desnuda frente a sus ojos, "como ese imbécil no ve la mujer que sos", me dijo, acariciando mis nalgas, haciendo que me acueste atravesada sobre sus piernas con el culo para arriba, acariciando mis nalgas, las abre, acaricia mi ano, siento que me mete un dedo, me hace gemir de placer, "te amo cariño", le dije, cuando Eduardo estaba metiendo otro dedo en mi culo, "estando a tu lado me olvido de todos los problemas", le dije, gimiendo a medida que Eduardo movía sus dedos dentro de mi culo, "que buena que estas", me decía, acariciando mi espalda y no dejaba de mover sus dedos, "te gusto?", le dije entre gemidos, "claro que me gustas", me dijo, sacando los dedos y haciendo que me ponga en pie, y cogidos de la mano, él vestido y yo desuda nos fuimos a su habitación.
Yo me siento en el borde de la cama, esperando que Eduardo se desnude, nos mirábamos sin decirnos nada, me coge de un brazo y me hace poner en pie y me besa la boca metiendo su lengua, me abraza fuerte, mis tetas se aplastaban contra su pecho, su polla dura estaba pegada a mi coño que lo sentía empapado, "ámame, hazme tuya", le dije besando los labios de ese hombre que me había echo perder la cabeza.
Así como nos estábamos besando nos fuimos dejando caer en la cama, empezamos a dar vueltas sin soltarnos, hasta que Eduardo quedó sobre mi, yo lo miré y abrí mis piernas sintiendo como su polla se ajustaba contra mi coño, y dando un grito de placer, sentía como me entraba, hasta tenerla toda dentro, "soy tuya mi amor, te amo", le decía con mis labios pegados a los suyos y sintiendo como su polla entraba y salía de mi coño.
"Que sientes por mi?", le dije, cuando él me levantaba las piernas y me la empezaba a meter por el culo, cogiendo uno de mis pies y llevándolo a su boca, haciendo que de un gemido muy fuerte y retuerza mi cuerpo al sentir su polla ahora follando mi culo y su lengua lamiendo mi pie, "me gustas mucho, te quiero", me dijo, sacando su polla de mi culo y la vuelve a meter con fuerza, haciendo que grite de placer, me sentía emocionada por lo que me había dicho.
Yo cogí una de mis tetas y me empecé a chupar yo misma el pezón mientras el lamía mi pie, me follaba el culo y con su dedo me acariciaba el clítoris, haciendo que grite de placer, que como siempre me hace correr.
Me saca la polla del culo, me hace poner en cuatro en el borde de la cama, yo me abro las nalgas, "ahí tienes el culo de tu mujer", le dije, sintiendo como se acomodaba detrás mío y me volvía a meter su polla, haciendo que por la fuerza que me la metió me tire un pedo, y grite de placer, "si cariño, si, acá está tu mujer para hacerte disfrutar, folla mi culo todo lo que quieras", le gritaba sin dejar de abrir mis nalgas y sentía como su polla entraba y salía abriendo bien mi ojete, "Lola, deja a tu marido y venite conmigo", me dijo, haciendo que no pueda creer lo que me decía, me había echo emocionar tanto que hasta me puse a llorar de felicidad mientras él me seguía follando el culo, "de verdad me lo dices mi vida?", le pregunté porque no podía creer lo que me dijo, me sentía tan feliz, era la mujer mas feliz del mundo en ese momento, "claro que te lo digo en serio", me dijo, follando mi culo mas rápido y fuerte, yo de feliz que estaba me empecé a correr entre gritos de placer, hasta que siento como mi hombre empieza a temblar detrás mío, a gemir y su polla palpitando dentro de mi culo, la felicidad era inmensa, Eduardo me dijo que me vaya con él, me había corrido como tres veces y sentía como mi hombre me estaba llenando el culo de leche, "quiero ser tu mujer para siempre, quiero ser solo yo a la que le des toda tu leche", le gritaba, tirando mi cuerpo para atrás, haciendo que la polla de Eduardo este bien adentro de mi culo.
Nos calmamos, Eduardo no me había sacado la polla del culo, nuestras respiraciones seguían agitadas, lentamente, siento como Eduardo me iba sacando la polla del culo, nos acostamos y nos abrazamos, los besos no paraban, "ahora cuando llegue a casa, le voy a decir a mi marido que me quiero divorciar, así me vengo contigo lo antes posible, estas de acuerdo amor?", le dije besando su boca, feliz como jamás lo había estado.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!