La cocinera y la sobrina. Sexo en la Granja.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Soy de 34 años.
Hace un poco más de un año separado de mi esposa, aunque no divorciado todavía.
Soy agrónomo y por herencia de mi padre tengo una granja en donde tengo crianza de animales y cultivos anuales.
Por razones que no quiero comentar me separé de mi esposa y ella se marchó a la ciudad con mis dos hijos, dejándome solo.
Puse un anuncio para solicitar ayuda doméstica, como limpiar y cocinar y solo recibí una visita, era una mujer de aproximadamente 30 años, de tez morena prieta, bastante mal arreglada y vestida, en la entrevista casi me rogó que la contratara, me dijo que sabía cocinar muy bien y que su marido se había ido al norte hace como cinco años y que desde ese día vive con sus suegros y que no los aguanta más.
Como no tenía alternativa pues nadie más contestó el aviso, le dije que le daría un mes de prueba.
Y que viniera desde el siguiente lunes con sus cosas, pues se quedaría a vivir en la casa y los fines de semana tendría libre.
Llegó el lunes y la señora, que llamaré Alicia, se presentó, ya iba mejor vestida y arreglada, vi una mujer madura, con una silueta buena, senos medianos parados, como buena prieta, anchas caderas y un trasero prominente macizo de buen ver.
Ella iba acompañada de su sobrina, una pequeña de unos 14 años, también prieta, delgaducha, tenía dos tetitas pequeñas, pero con forma de volcáncitos, se notaba en su blusa sin sostén que llevaba, piernas largas delgadas.
Vi que ella me ocultaba algo, pues se notaba nerviosa, le pregunté si tenía alguna cosa que debiera saber yo.
Me dijo, "es que mi suegros no me darán permiso de trabajar para ud si no permanece conmigo mi sobrina Alberta, no se que dirá ud?-.
Tragué un poco de aire, mi intención en ese momento era no aceptarlas, pero vi la necesidad de tener una casa limpia y con comida caliente, asi que acepté a ambas.
Una cocinaría y a la pequeña más adelante le ofrecí un poco de dinero por tener la casa limpia, después de ir a la escuela.
Cada mes, Alicia se vestía mejor (después de pagarle), fui notando que tenía un espectacular cuerpo moreno, solo había estado mal arreglada.
Pero quien era mera promiscua era la sobrina Alberta, quien siempre su charla la basaba en el aspecto sexual, además usaba una falda del colegio muy corta, cuando se agachaba por limpiar o cualquier cosa, yo le miraba su braguita y traserito compacto, claro que no tenía un gran cuerpo, era flaca y piernas largas, pero como yo no había tenido sexo en muchos meses, se me paraba la verga solo de verle su braguita y su culito parado.
Fui tomando confianza con ambas mujeres.
Les dije que compartieramos la mesa y la sala, que no era solo para mi.
Las trataba bien y ellas tomaron mucha confianza conmigo, pero siempre me decían patrón.
La relación parecía más de amistad que de subordinación.
Como solo había una tv en la casa y estaba en mi recamara, Alberta me pedía permiso para entrar a ver películas.
Yo le ayudaba muchas veces a hacer sus tareas Ellas se quedaban de lunes a viernes y se iban el fin de semana, Alicia me dejaba cocinado para el fin de semana.
Ellas dormian en la misma habitación.
Un día, regresé muy tarde de trabajar y al entrar a mi habitación, estaba durmiendo Alberta, dormía de lado, y se le había subido la corta falda de la escuela y le podía ver bien su raído calzón, metido en su rayita y sus nalguitas apretadas.
Vi que no estuviera Alicia y me subí a la cama, para verle mejor sus paradas nalguitas, nada mal pensé, que duritas y apretaditas nalgas se carga la pequeña Alberta.
Me agaché y olí su panochita, me estaba empezando a empalar.
Oi que alguien venía, Alicia tocó mi puerta y me dijo que ya era hora de dormir y que disculpara a Alberta por quedarse dormida en mi cama, -no te preocupes, seguro fue un día duro en la escuela y luego a limpiar, déjala un rato, ya se despertará y la mando contigo-, entonces ella se retiró.
Cerré la puerta con pasador y me quité la ropa me quedé en camiseta y trusa, me fui acercando por atras y le puse mi paquete ya casi erecto pegada a las nalguitas de Alberta, quien no se movió entonces me animé a bajarme la trusa y arrimándome puse mi verga en sus nalgas, la pasaba de un lado a otro en su traserito.
Alberta no se inmutó ni se movió de nuevo, yo estaba sumamente excitado y caliente, ya no estaba para medir consecuencias.
Asi que tomé la decisión de bajarle su braguita, que tenía flojito el elástico por lo viejo.
Le bajé su braguita poco a poco, hasta que descubrí sus nalguitas prietas y en medio su panochita con escasos pelitos, puse mi verga contra sus nalguitas y también entre sus nalguitas piel a piel.
Sentí los pelitos de su rajita contra mi hinchado glande.
En eso ella se despertó.
MI corazón latió a mil por hora por lo que estaba haciendo.
Me quité de inmediato y me cubrí hasta la cintura con las sabanas, ella despertó y se vio su braguita abajo e hizo lo que menos esperaba, sin subirse su braga, se metió entre las sabanas conmigo y me abrazó, sus manos sobre mi torso, y su cabeza en mi hombro, sus pequeñas manos acariciaban mi pecho y mi estomago, aún tenía la gran erección allá abajo.
Sus grandes ojos negros me miraban y yo la miraba a ella, su mirada me decía que quería algo conmigo.
-patrón, le gusta mi colita?- me dice la pequeña Alberta
-la tienes increible- le contesté, ella se río.
Su pequeña mano bajó por mi vientre y tomó mi verga con su mano, la envolvió y la empezó a masajear.
Lo hizo varios segundos.
Entonces bajando las sabanas, dejó al descubierto mi erección, ella se acercó y le dio algunos besitos en la punta y después al tronco.
Luego metió el glande entre su boca y comenzó a chuparla como si fuera una paleta de dulce.
Yo me retorcía de placer en la cama, la poca experiencia de la pequeña hacía esto más excitante.
Poco a poco la fue metiendo en su boca tratando de meterse lo máximo, sentí su tibia boca y yo la alentaba para que la chupara más profundo.
Mi erección no podía ser más dura y grande.
La pequeña me dio una deliciosa mamada de verga esa noche.
Luego la aparté y la puse acostada en la cama, le arranqué literalmente su braga y le abrí sus delgadas piernas y comencé a chuparle la panochita, no me importó que los primeros olores y sabores fueran de su orina, la limpié con la lengua y después me puse a comerle el botoncito de su clitoris y sus labios vaginales, la pequeña se retorcía en la cama como si fuera una lombriz, daba alaridos en vez de gemidos, yo la callaba cada poco, porque nos podría oír Alicia.
La llevé un bestial orgasmo a la pequeña Alberta que aulló toda su venida.
Ya se había calmado cuando inoportunamente tocaron la puerta, yo dejé de comerle su panocha y pregunté quien era, a pesar que solo eramos tres en la casa, era Alicia y me decía que venía por Alberta, que debía irse a dormir que ya era tarde.
La pequeña comenzó a buscar su braga y a pesar que yo la había roto, se la puso asi y me dijo buenas noches, abrió la puerta y alli la esperaba Alicia.
A pesar que yo la había gozado, me quedé sin coger esa noche, me tuve que hacer una paja.
El día siguiente, noté rara a Alicia la cocinera.
No me dirigía la palabra, pensé que se había dado cuenta de lo de anoche con su sobrina, asi que en la tarde ella estaba lavando platos, le intenté hablar, pero ella me contestaba con monosilabos, entonces ella me dijo -se lo que pasó anoche con Alberta!- me dijo.
Yo iba a disculparme y a pedirle perdón y que guardara silencio, pero ella habló de nuevo, -espero que no haya nada serio con ella?- me volvío a decir.
Oí un poco de celos en sus palabras y no tanto el hecho de seducir a su sobrinita.
Entonces me acerqué por atras, la abracé y le dije que entre Alberta y ella, mi consentida era ella.
Puse mi paquete en su prominente trasero.
Levanté su vestido y acaricie sus muslos por atras, -señor no por favor, hágaselo a Alberta-, pero sus palabras solo me animaban más, le acaricie con las manos su duro y parado trasero.
Le bajé sus bragas y ahora acaricie con mis dedos su peluda panocha, ella empezó a gemir y no hacía nada por evitar lo que le hacía.
Uno de mis dedos se hundió en su raja y ella pegó un gemido, el dedo se lo bombee en su interior.
Luego saqué mi verga del pantalón, ya la tenía paradisima, la puse entre sus nalgas y la froté entre ellas, que rico se sentía, estaba muy caliente.
Luego la puse en la entrada de su panocha y la empujé suavemente mientras le acariciaba sus hombros y sus senos por encima de su blusa.
la penetré, ella pegó un grito, -no por favor patrón-, me decía solo por inercia, pues ella gozaba cada bombeo que le daba en su gruta negra.
La tomé de la cintura para metersela lo más profundo que podía en esa posición de pie.
Metí mis manos entre su blusa y apreté sus buenas tetas y sus pezones.
Ella llegó pronto a una corrida y yo aceleré para acompañarla, comencé a explotar y saqué mi verga de su raja y acabé sobre sus nalgas.
Un exquisito y rápido palo.
Me compuse el pantalón y le dije que esperaba que quedara claro que ella era mi preferida.
No le dije que sería la única.
Esa noche quería terminar con lo que quedó a medias con Alberta, la invité a ver tv en la noche conmigo, ella aceptó gustosamente.
Cerré la puerta con llave y luego nos acostamos, ella se puso en mi hombro y me abrazó.
Empezamos a ver una peli, pero nadie creo estaba viéndola, entonces le dije -me gustaría que me hicieras lo de anoche-.
-Patrón le gusto lo que le hice anoche?- me preguntó ella.
-Me encantó, puedes?- le contesté.
Ella me bajó el boxer y nuevamente comenzó a comerse mi verga, muy rico, ahora mejor que ayer.
La chupó toda, la cabeza y el tronco con su lengua, me la puso como piedra en pocos minutos.
Luego de nuevo la puse acostada y le abrí las piernas, sabía que ahora no habría interrupciones, me comí su panocha tierna y la hice acabar como anoche, entre gritos y quejidos, a ella le gusta el sexo oral, lo disfruta y se corre al poco tiempo.
Por fin, me puse encima de ella, tomé mi verga con la mano la llevé hasta su panochita y empujando un poco la penetré, ella gritó y me clavó sus uñitas en mi espalda, pero eso no impidió que yo empujara más fuerte y metiera mi verga completa dentro de su vagina.
Ella gritó todo el tiempo hasta que me detuve.
Luego empecé a bombear, la pequeña se aferraba a mi cuello abrazándolo mientras mi verga no dejaba de entrar y salir de su panocha, los gritos se volvieron chillidos, -ayy no, ayy nooo- la pequeña estaba teniendo un orgasmo, aceleré para que lo gozara más, Alberta no se si lloró o no pero sus quejidos parecían lloriqueos.
Luego me quité de encima y ahora la puse encima de mi, dejé que ella misma tomara mi pene y lo pusiera en su panochita, luego se sentó encima y ella misma se lo metió en su vagina.
Luego le dije que se moviera, lo hizo defectuosamente, entonces la tomé de la cintura y le enseñé como hacerlo, luego como buena alumna me cabalgó de lo lindo, yo sentía los jugos que bajaban de su panocha y mojaban mi verga y mis huevos, es poco común que una chica se moje tanto al coger, pero siguió moviéndose encima de mi verga y ella se provocó su siguiente corrida y me sacó la leche, no pude quitarla de encima a tiempo y parte de mi eyaculación se quedó dentro de su vagina.
Un error, lo sé, pero no tuvo consecuencias.
A los dos días, yo estaba calentón con mis dos hembritas de la casa.
Asi que le dije a Alicia que la invitaba a salir a comer, que se pusiera sus mejores vestidos.
Al principio me dijo que tenía miedo que su sobrina dijera algo a sus suegros.
Le dije que no habría problema, que diríamos que fuimos a limpiar una casa que me pertenece en la ciudad.
Me la llevé a un restaurante normal, pero para ella era todo emocionante.
En la conversación salió el tema de su marido, ella me contó que los primeros dos años él enviaba dinero a sus suegros y que eso ayudaba a mantener la casa, pero en los últimos años él dejó de enviar dinero y dejó de escribirle, -entonces ya fui una carga para mis suegros, por eso aceptaron que trabajara, pero con muchas condiciones-.
Cenamos y bebimos un par de cervezas, ella no bebe, pero se tomó las dos cervezas.
Luego me la llevé sin preguntarle, a un motel, le dije que alli estaríamos a solas y tranquilos y que ella me gustaba mucho.
Ella entró al baño, yo me quité la ropa y me metí en las sabanas, al salir Alicia se había puesto una ropa interior minúscula, que cuerpazo se le veía a Alicia, con pechos grandes, anchas caderas y una colita provocativa.
Se subió a la cama y empezamos a besarnos, le dije que su esposo era un tonto al dejar semejante mujer tan bella, ella me besó más fuerte después que le dije eso.
La puse a mamar mi verga y lo hacía como una diosa, se comió literalmente mi verga y mis huevos, succionaba como una aspiradora.
Me dejó al borde de eyacular, tuve que decirle que parara.
Le quité su ropa interior, y comencé a comerle la larga panocha peluda, mientras le comía la raja le metí dos dedos en su vagina y la masturbé, la hice correrse como una puta pidiendo más y más.
Luego me subí encima y la clavé, le metí toda mi verga y luego me puse a cogerla salvajemente con duras y profundas embestidas, como un toro, Alicia gemía mucho y parecía ahogarse, pero era solo la excitación y un nuevo orgasmo.
Más adelante, no perdí la oportunidad de ponerla en cuatro y apreciar por atras su enorme culo y sus nalgas morenas.
La penetré al estilo perruno y sentí por primera vez sus músculos vaginales apretar mi verga, nunca lo había sentido en alguna mujer con la que tuve sexo.
Es algo singular.
Es doblemente delicioso, las paredes de su panocha me ahorcaban la verga cada vez que la sacaba y me daba un placer extra.
Me hizo llegar a un enorme orgasmo, le pregunté si podía acabar adentro y me dijo que no tomaba nada, asi que se la saqué y eyaculé sobre sus nalgas y en la espalda baja.
Regresamos a la granja como a las once de la noche.
Se despidió de un beso y me dijo.
-solo estamos unidos, nunca me casé con él- refiriéndose a su pareja que se había marchado al norte.
Asi inició esta historia sexual entre tres.
Actualmente tengo sexo con ambas, ellas no pelean entre si por eso.
Tengo más sexo (más veces) con Alicia que con Alberta, a pesar que a la pequeña se le esta poniendo cuerpo de pecado y es cachonda.
Alicia ya me entregó su colita, y estoy ahora con juguete nuevo, porque ahora solo quiero cogerla por alli, es increible el placer que me da su recto, aprieta mi verga delicioso y me saca la leche en pocos minutos, además es lo más sensual que he probado.
También he querido coger a Alberta por ese orificio, pero lo tiene demasiado estrecho y no he podido, no quiero lastimarle su tierno culito.
Pero un amigo me ha comentado que venden unas cremas que dilatan y son analgésicas para ese tipo de relaciones y la voy a adquirir, no quiero dejar ir ese culito juvenil.
Cuando mi exmujer llega con mis hijos tanto Alicia como Alberta no se meten en nada y son muy discretas.
Antes de terminar, quiero relatar que tuve un gran susto, hubo un mes, hace ya meses atras, en que a ambas se les retraso la menstruación, al mismo tiempo!!, las llevé con un ginecólogo amigo mio y solo fue un retraso natural, pensé que las había preñado, ya que aveces estoy tan emocionado en la cama que he eyaculado dentro de sus panochas.
Gracias a dios no hubo nada.
Pero desde ese día mi amigo las inyecta para que no ovulen por tres meses, y ahora me doy el placer de eyacular en sus vaginas cuando quiero, sin pena.
Los suegros han querido que Alicia renuncie, porque la han visto mejor, más radiante, mejor vestida y mejor comida, pero ella les ha dicho que de ninguna manera, que necesita el dinero y que se siente a gusto trabajar en mi granja.
En el caso de Alberta, yo le pago sus gastos escolares y le doy un salario por la limpieza de la casa, ese dinero se lo quitan los suegros de Alicia, pero yo le doy un extra más para ella, para que compre ropita, calzoncitos y otras cositas de mujer.
Por eso sigue llegando a la casa y según los suegros de Alicia, para que la controle de los hombres.
jeje
Espero les haya gustado, para seguir contando algunas anécdotas que han pasado.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!