La comadre se cansó de mi compadre
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Mi comadre que llamaré Elisa, es una morena casi prieta de unos 32 años, tiene dos buenos senos y un trasero respingón, durito y muy deseable. Con mi esposa somos padrinos de su única hija. No somos de esos compadres que nos vemos todos los días o cada semana, sino cuando hay alguna celebración familiar, o cumpleaños de nuestra ahijada es que nos vemos, asi que sabemos de ellos cada cierto tiempo.
En la última reunión, yo vi a la comadre muy entrona conmigo, además vestía una blusa con un escote que hacia lucir sus dos lindas tetas, me agarró varias veces viendole su escote y sus dos magníficos ejemplares, y ella solo me sonrió y nunca se tapó, es más yo veía que se acercaba a mi y me ponía sus dos senos muy cerca. Cuando nos despedimos, yo la busqué en un lugar y no había gente, ella me dio un abrazó muy sensual, me acarició la espalda y su otra mano casi apretó mis nalgas. Me pidió mi número de teléfono, cosa que nunca había hecho. Me dijo que estaría solita en su casa, pues su marido iba a hacer un viaje y que como mi trabajo queda muy cerca de donde vive que me iba invitar a comer, para agradecerme el regalito que le habiamos hecho a su hija (lo que sonó más a insinuación).
MI esposa me comentó que Elisa, mi comadre, le había confesado en esa reunión, que estaba cansada de su marido, pues tenía tiempo que no dejaba de beber y no tenía un empleo formal, además casi ni la tocaba en la intimidad. Yo ahora le encontré sentido a su comportamiento tan especial conmigo y la invitación. Pero aún asi yo no lo busqué, pero a los pocos días recibí una llamada de Elisa, en donde me invitaba almorzar a su casa. Normalmente yo almuerzo fuera de casa en los días de trabajo, asi que no fue dificil ir a su casa. Al recibirme, me di cuenta que no estaba mi ahijada, ella estaba solita, me recibió otra vez con un abrazo muy efusivo que yo correspondí. Mi comadre tenía puesta una blusa con un amplio escote de nuevo, que fue casi imposible no fijarse, pues la mitad de sus ricas tetas estaban al descubierto, comimos y ella me llenó de elogios, sobre todo a mi figura, pues yo cuido mucho mi peso y mi apariencia, todo lo contrario de mi compadre. Yo también le dije a mi comadre que estaba muy linda, que los años no pasaban por ella y cosas asi que fueron calentando la atmosfera entre ella y yo. En ese momento yo supe que podía terminar en la cama con la comadre esa tarde.
Comimos y era el momento de despedirme, si algo iba a haber con ella debía ser en este momento, nos abrazamos y los dos nos pusimos de acuerdo y quedamos abrazados, y le besé el cuello y ella se dejó, luego mis manos atraparon su lindo culo sobre el pantalón, las apreté y las acaricie sin que ella dijera nada, seguia abrazada a mi, luego mis besos recorrieron su cuello, ella volteó su rostro hacia mi y empezamos a besarnos como si fueramos novios que se despedían para un largo viaje. Sus labios y los mios sonaban delicioso, su lengua quería enredarse en la mía. Luego fui desabotonando su blusa, su sostén era de media copa, lo cual facilitó sacar sus tetas y mamarlas con mis labios. Elisa gemía ante cada chupada de pezones que le daba, sus pezones eran como dedos, duros y parados, los tomaba con los dientes sin hacerle daño y los mamaba con deseo. A ella le gustaba como se los mamaba. -Ayy compadre, que rico se come mis pechos, ya no me acordaba como se sentía eso..!!- dijo ella. -Comadre, si yo fuera el compadre le chuparia las tetas todos los días!-, le contesté yo. -Que va, mejor ud compadre chupeme lo que quiera-.
La misma comadre Elisa tomo sus tetas con sus manos y me las ofrecía para mamarlas por turnos. Luego de mamarle sus tetas, ella me tomó de la mano y me fue llevando a su recamara, alli nos comimos a besos al pie de la cama y fuimos cayendo encima de ella sin despegarnos de la boca. Seguimos besándonos uno al lado del otro, yo abrí de nuevo su blusa y volví a mamar sus ricas tetas, tomé sus pezones con los labios y los apreté con los labios un poco duro y la comadre cerraba los ojos de gusto. Una de mis manos desabotonó su pantalón de mezclilla y pude meter mi mano dentro de braga y le acaricie su panochita, mis dedos pasaron entre sus labios vaginales y pude sentir que Elisa estaba mojadita, eso hirvió mi sangre y soltando sus tetas le saqué su pantalón completamente, luego volví a su boca, luego lami sus senos y fui bajando a su vientre, lo besé varias veces y seguí bajando hasta la altura de braguita, la corrí a un lado y sus labios vaginales salieron y se mostraron, eran oscuros pero brillaban por los jugos íntimos de Elisa, me removí mi pantalón también y me fui colocando lateralmente, buscando hacer una 69 de lado con ella, Elisa entendió mi intención y colaboró, asi quedé entre sus muslos de lado y ella con mi verga frente a su rostro. Comencé a darle buenos lenguetazos a su panocha y sentí como se tragaba mi verga y la succionaba rico.
Mi lengua llegaba hasta la redondez de su ano y volvía, lamía la entrada de su vagina y luego subía a lamer su clitoris, Elisa gemía aún con mi verga en la boca, sentí como su lengua bajó hasta mis huevos y los lamió completitos, entonces yo le puse un dedo en su ano y el otro en su raja y comencé a pajearlos, el dedo que le puse en la panocha entraba y salía sin dificultad, pero el otro dedo entraba despacio, pero entraba completo y salía despacio también, la hice correrse como una perra, pues empezó a gritar y a patalear en la cama. Fue una memorable 69.
Luego, antes que me hiciera correrme, deshice la 69, la puse abajo y subiendome la ensarté sin mucho preambulo, comencé a darle tremenda follada, se la metía al fondo, ella estaba bien lubricada y sacaba mi verga para volverla a meter con furia, ella gritaba y me pedía que la siguiera cogiendo asi de rico, yo le daba duro y ella respondía moviendo su pelvis y abrazandome para que mi verga le entrara hasta los huevos, fue una cogida tipo salvaje y que en pocos minutos eyaculé sin detenerme y ella también se corrió de nueva cuenta, mi verga aún rigida. Solo cambiamos de posición dando la vuelta, ahora yo abajo y ella arriba, Elisa me cabalgó la verga como una jinete profesional, se notaba que la comadre tenía tiempo que la cogian, pues estaba como loca, nuestros dos sexos se mantenían pegados sin desprenderse. Yo me senté un rato solo para besarla, casi me muerde los labios, estaba muy excitada, entonces mejor me puse a chuparle los pezones, los apretaba con los labios muy fuerte y ella daba de quejidos de gusto.
Seguimos asi otro buen rato y de nuevo mi verga comenzó a convulsionar, soltó varios latigazos más de semen dentro de su vagina, y luego ella siguió otro par de minutos y provocó su tercera corrida, que fue sonora, gimió y gritó -qué rico, qué rico compadre..!!- Terminamos agotados y sudados, pero satisfechos de un rico palo.
Me comencé a vestir mientras ella entró al sanitario. Al salir, me dijo -compadrito, que cantidad de lechita me echó en mi panochita, me tuve que lavar bien-, ese comentario me hizo sentir bien a mis 41 años. Pero cuando vio que me estaba poniendo la ropa, ella se acercó y quitándome el pantalón de las manos me dijo, -como? compadre, no se puede ir todavia, quédese un ratito más, a poco no le gusto el revolcon que nos dimos?-
Yo le respondí -como cree comadre, yo la gocé mucho, tiene un cuerpo de diosa, pero debo llegar a trabajar, no avisé nada y mi jefe puede enojarse-
-llámelo compadre e invente que se puso enfermo o algo asi, pero quedese un rato mas, por favorcito!- se notaba que la comadre seguía caliente.
-No se comadre, no me gusta mentir en mi trabajo- le dije a Elisa.
la comadre se acercó y me acarició la verga y agregó -compadre, si se queda, me la puede meter donde quiera-, diciendo ella eso y se tocó las nalgas. Me estaba insinuando que me la podía coger por su bello culo.
Tomé el teléfono movil y llamé a mi jefe, le explique y le inventé algo, que no quiero decir. Mientras hablaba, Elisa se hinco en el piso, yo estaba sentado en la cama, tomó mi verga y se puso a mamarla como si fuera una becerrita, tratando de poner mi verga dura de nuevo rápidamente. Mamaba y lamía el tronco de mi verga, luego lamía mis huevos, de nuevo me puso a tope, me acostó y ella se fue subiendo, crei que me iba cabalgar la verga de nuevo, pero no fue asi, ella se subió y me puso su panocha en la boca, prácticamente se sentó en mi rostro, yo saqué mi lengua y me puse a lamerle toda la vagina, por el peso que ella ponía sobre mi boca, mi lengua con mucha presión se frotaba contra sus labios vaginales y la punta de mi lengua hasta un poco le entraba en su panochita, comencé a oir los gemidos que pegaba mi comadre que se movía encima de mi boca, como si jineteara sobre mis labios y lengua. Luego de unos minutos sentí el sabor agridulce de sus jugos íntimos cuando ella se corrió encima de mi boca, luego ella se dejó caer sobre la cama, mi bigote quedó llenó de sus jugos vaginales.
A todo esto mi verga ya estaba dura para otro palo, a pesar que ella estaba algo cansada por la corrida y por la jineteada, la puse en cuatro, le lamí su culo varias veces para usar mi saliva como lubricante y para poder comerle ese precioso agujero que se me ofrecía, -compadre, métemela despacio!-, puse el cabezón de mi verga en su arrugado agujero y comencé a metersela, me fui despacio, la oi gritar cuando mi glande entro en su orto, ella bajó la cabeza sobre la cama, me aferré de sus caderas y la enfundé otro poco, me movi, es decir bombee mi verga en su culo, con eso fui dilatando su culo, con el mete saca, pude meterle un poco más de la mitad de mi verga en su ano, luego me puse a culearla despacio, que apretadito y rico tenía la condenada comadre, hasta después de cinco o diez minutos la escuché gemir y decir -que rico compadre..le gusta cogerme por el culo..que rico siento su verga en mi culo!- y cosas como esas, la comadre era de esas mujeres que les gusta hablar bastante durante el acto sexual, y eso, al menos a mi me excita más.
La estuve cogiendo por el culo un buen rato. Cuando sentía que me iba a correr, me detenía, la cambiaba de posición, la puse de lado con la pierna levantadita, acostada con las piernas en mis hombros, en todas la penetré por el culo, le daba duro hasta que no podía más, ella gemía y gozaba muy bien ensartada por el culo. Hasta que no pude más y eyaculé en su orto, la saqué hasta que me salió la última gota de semen. Aún nos quedamos un rato sobre la cama, charlando y dandonos algunas tocaditas. Finalmente me vestí y ella todavía me fue a despedir a la puerta solo con una bata puesta, sin nada abajo. En la puerta nos besamos por última vez, meti la mano debajo de la bata y le apreté una de sus nalgas, le dije que quería repetirlo y ella me dijo que también quería.
La semana siguiente, ella me llamó al movil, me dijo que su marido no estaría en casa y que me invitaba a almorzar, nuevamente llegué, ella tenía puesta la misma bata de la tarde anterior, sin nada abajo, no probé alilmentos esa tarde, solo probé sus tetas, su panocha y su culito, almuerzo completo!!. Esto empezó hace unos cuatro meses y medio, y aún me tiro a la comadre, ahora no es cada semana, pero cada vez que ella la pasa sola yo la acompaño para almorzarmela.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!